Destino sin identidades.

Destino sin identidades.ES

Realista
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Resumen
Índice

Rosario, una madre adicta a las drogas que se prostituye para satisfacer sus vicios, lucha contra el abandono prematuro de sus hijos, su vergüenza y la pobreza extrema. Ramiro, Bárbara y Walter, tres hermanos que se escapan de su casa para buscar un destino alejado de todo lo malo que ya conocen. Sus vidas se separan intentando buscarse en un mundo lleno de peligros que atentan contra ellos mismos. Un drama social tan real como sorprendente, deja en evidencia una parte de nuestra sociedad que no nos permitimos ver.

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candelaria laurelli
Una historia muy fuerte e interesante. Donde realmente se refleja la realidad más cruda de la sociedades más bajas en muchos países latinoamericanos. Los personajes se vuelven tan reales que pareciera que estuvieras dentro de la historia.
2021-08-25 06:20:26
1
25 chapters
Capítulo 1
— ¡Ah, ah! – Gemía Rosario en su casilla mientras sus tres hijos, Bárbara de 5 años, Ramiro de 9 y Walter de 12 años se tapaban los oídos intentando no oír los placeres que le propinaba la reciente pareja de su madre — ¡Dale gato!, ¡Dale! — Gritaba sin importarle que entre ella y sus pequeños sólo los separara una chapa. La misma que unía el cuarto de los nenes, la cocina, el living y comedor.        — Cachi, ¿qué e eso?—  Le preguntaba Bárbara a Walter, su hermano mayor        — Tapate lo oídos— Le exigía, no sólo por autoridad, sino que también para evitar que ella se acerque al cuarto y sea salvajemente golpeada como le sucedió a él       —Cachi, ¿Quié
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Capítulo 2
     Habían pasado tres horas. Rosario caminaba por todos lados dentro de su casilla intentando pensar en donde estarían sus hijos. Comió desaforada las galletitas, hacía tiempo no pasaba. « ¿Dónde están?, ¡¿Dónde están?! »Se preguntaba una y otra vez cuando su cuerpo empezaba a sentir la abstinencia « Pensá en tus hijos Rosario» se tiró nuevamente en un rincón, lloraba y se golpeaba la cabeza con fuerza. Buscaba bloquear los pensamientos de consumir algo urgente « A la policía. Voy a llamar a la policía» comenzó a tomar sus cosas a moco tendido « No, no. A la policía no» Exclamaba en voz baja nerviosa y volvía a tirar todo. Entendía que posiblemente la llenarían de preguntas incomodas que no podría responder “¿Por qué sus hijos salen a esa hora
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Capítulo 3
Rosario recorrió todo el barrio preguntando, con vergüenza, si algún vecino podría haber visto a sus hijos. Cada tanto volvía a su casa, siempre por el mismo camino, pasando frente al almacén de Carlos. El hombre la miraba con sus treinta y largos años, al principio con sus ojos desafiantes. Sin embargo, con el pasar de las horas, entendía que esa mujer estaba desesperada.     Al rededor de las 20 horas, tal vez en uno de los últimos recorridos que se cruzarían, decidió hablarle.— Rosario, espera.— Intentó correr para cruzar la calle de barro, llena de cráteres.-¿Qué quere?— Respondió seca, agresiva, creyendo que podía volver a atacarla con sus palabras.-¿No sabe nada de lo nenes?— Sus parpados mostraron clemencia y tregua, aunque sea por ese instante.— No.— Exclamó firme, p
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Capítulo 4
Durante los siguientes cinco días Rosario estuvo encerrada en su casa. No estaba resignada a encontrar a sus hijos pero sí sabía que no podía volver a caer en las adicciones. Además, con la fuerte reacción que tuvo con Brian temía por su vida.   Carlos tomó consciencia y dejó de lado sus diferencias y le proveía de alguna que otra comida. Por supuesto, quien más se acercó fue Carmen. Ella entendía que Rosario no podía estar demasiado tiempo sola, además era una de las pocas que conocía el dolor de perder un hijo y de que esté pierda su familia por culpa de la droga. Lo entendía pero no lo aceptaba. Sabía que conformarse no era una opción válida para mejorar dentro de ese entorno.-¡ Rosario!— gritó Carlos cuando tocaba las palmas en la casilla de ella -¡Rosario!— gritó otra
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Capítulo 5
—Miren, no hubo mejoría pero tampoco empeoró— Les dijo la enfermera a Carlos y Carmen con voz delicada intentando poner las palabras justas— Es importante que pase esta noche, ¿sí?— Los miró compungida y se alejó lentamente esperando que alguno de los dos dijese algo. Sin embargo, esto no ocurrió.     Ambos se turnaron para volver un rato a sus casa para bañarse, cambiarse, comer algo y alejarse, aunque sea un rato de un ambiente que no les daba lindos  momentos.  Pasaron las horas, Carlos fue el primero en irse y volver. Se hicieron las doce y un minuto de la noche. Apoyó su cabeza en la pared, y su cuerpo en el respaldo del asiento de plástico y suspiró. Sintió que había soportado un día. Trató de pensar en otra cosa, en lo que le diría cuando se despierte <<te amo. Siempre te amé>&g
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Capítulo 6
La misma enfermera de siempre se acercaba, en esta oportunidad con una leve sonrisa.— Bueno, tenemos lindas noticias— Comenzó con sus manos en los bolsillos de la chaqueta verde— Rosario se despertó— Carlos y Carmen se abrazaron, sus lágrimas caían de alegría. El chancho moqueaba y con el puño de su buzo percudido secaba su nariz y sus ojos. Carmen prestaba atención a la enfermera y que debían esperar al horario de visita para verla. La enfermera hizo una reverencia con la cabeza y se alejó de ellos. La señora, la siguió a su ritmo—Disculpeme señorita…— Se puso al lado de ella-…¿puedo hacerle una pregunta?——Si— Afirmó poniéndose frente a ella—Mire… honestamente necesito saber que sucedió con la chica— Hablaba en voz baja mirando
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Capítulo 7
— ¡¿Quién so vo gordo pelotudo?!— Se acercaba un joven prepotente, altanero, con la frente en alto y moviendo sus brazos intentando cubrir mayor espacio— ¿Vos sos Brian hijo de puta?— Le preguntó Carlos, agresivo, descolocado-¿Qué quere gil?— Replicó riéndose casi cara a cara     Carlos tomó distancia, metió su mano bajo la remera, sacó un arma y le disparo tres veces. Los tiros retumbaron en el barrio, los perros comenzaron a ladrar. El joven se derrumbó a los gritos, con la boca abierta, pidiendo ayuda, con lo que le quedaba de aire. El chancho se quedó duro, con el arma todavía apuntando al baleado. Apenas comenzaron a salir las personas él se subió a la camioneta y salió a gran velocidad. Finalmente había cumplido su cometido     Pa
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Capítulo 8
Habían pasado poco más de un mes. Rosario había retornado a su precaria casa. Volvió a la búsqueda de sus hijos. Con más fuerza, pero con menos fortuna. Recorrió su barrio y los alrededores. Trataba de pasar desapercibida, para que ningún conocido de Brian la vea, aunque esto era imposible. Este tenía demasiados informantes alrededor. Sobre Carlos, no tenía noticias. Carmen, estaba cerca de ella, atenta, sabiendo que se encontraba en el medio de la tormenta si seguía cerca de la chica.   La joven, se propuso mantenerse lejos de las drogas. Sentía que todo lo vivido, previo, y dentro del hospital, le servía de aprendizaje. También entendía que era necesario conseguir un trabajo decente para subsistir.      — Su nombre es…— Una chica, bastante más joven que ella, miraba una planilla— Rosario Celestino, &iques
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Capítulo 9
Rosario estaba frustrada. La comida no le alcanzaba y no conseguía trabajo.     En una noche, donde la temperatura parecía bajar más rápido de lo normal, se encontraba débil, sin fuerzas y por sobre todas las cosas, vulnerable. Decidió irse de esas cuatro chapas que la encerraban. Comenzó a caminar y era consciente a donde ir. Recorrió varias cuadras, a la velocidad que pudo. Se puso en el frente de una casa de material, con dos ventanas al frente y tocó las palmas, alguien salió.     — Carmen, ¿tene algo de comer?— Le dijo desde la puerta de la casa, alrededor de las 9 de la noche.     — Nena, ¿Qué haces acá?— Se asomó, tapándose su cuerpo con un saco enorme y viejo.     — Tengo mucho hambre.— Respondió sin energía, agarrando
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Capítulo 10
      Rosario sin dudarlo abrió la puerta. Quedó frente a un escritorio, por demás destruido, con una señora con anteojos que sólo miraba su celular.     —Disculpe señora.— Se acercó tímida, Rosario. Quien estaba frente a ella no reaccionaba, continuaba en lo suyo.— Señora, disculpe-— Esta vez, le colocó su mano entremedio de su vista y el celular.     - ¿Qué haces nena?— Se sobresaltó y recogió su celular, guardándolo en su bolsillo.     — Disculpe, pero le etoy hablando.— Respondió Rosario, con una voz suave, tratando de demostrarle que no buscaba problemas.     —Esta bien, esta bien, ¿Qué necesitas?— Le preguntó, tomando una agenda y buscando la fecha de ese día.
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