Capítulo 18

Rosario apoyaba su cabeza en la ventanilla del camión de Alberto. Su mirada, se perdía en el horizonte. Sus ojos tristes imaginaban, entre medio del costado de esa ruta interminable, a sus hijos correr « Los amo mucho, donde quieran que estén» En su mente, los recordaba, aunque de una forma diferente a la que quizás habían crecido. « Barbarita debe tener el pelo tan largo, ojalá que limpio, no como la tuve atendidita yo, casi toda su vida. ¡Ay! Ojalá el negrito y Cachi estén bien unidos, como familia. Se van a peliá, pero ellos se quieren» Se respondía continuamente.

   En cada tramo, en cada pueblo, en cada carga y descarga que realizaba junto a Alberto, pensaba en todo lo que tuvo y en todo lo que perdió. Su alma lloraba, su corazón se partía. Las grandes distancias la acorralaban y le demostraban que si antes se sentía débil e incap
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