Nadia Carter escapó de un infierno solo para caer en las garras de otro. Sin dinero, sin un hogar y con un pasado que la persigue, su única opción es aceptar la oferta de Massimo D’Amato, un hombre tan peligroso como irresistible. Un contrato. Un trato que debería mantenerlos en control. Pero él no es un hombre que comparta el poder, y ella no está dispuesta a ser suya sin luchar. Lo que comenzó como un simple acuerdo pronto se convertirá en un juego peligroso, donde la sumisión y el deseo se entrelazan, y donde la línea entre la posesión y el amor se vuelve cada vez más difusa. Cuando el contrato llegue a su fin… ¿quién quedará realmente atrapado?
Leer másCapítulo 36 —El dueño de medio mundoNarrador:Nadia sintió su respiración entrecortada cuando el silencio se hizo denso en la habitación. Su piel todavía ardía, su mente seguía atrapada en el beso que acababan de compartir. No era solo el contacto, no era solo la boca de Massimo apretándose contra la suya con una posesión que jamás había experimentado, era el hecho de que él había sido el primero. Su primer beso. Y Dios, no podía haber sido de otra manera. Pero era un error.Lo sintió en la manera en que él la miró, en la forma en que su mandíbula se tensó antes de apartar la mirada. No iba a hablar de eso. No iba a reconocerlo. Era como si ambos supieran que si lo hacían, si lo nombraban, no habría vuelta atrás.Y no estaban listos para eso.Tragó saliva, sintiendo su cuerpo aún pegado al de él, la fuerza de su brazo envolviéndola, su aroma invadiendo cada rincón de su mente.—Massimo… —susurró, apenas un hilo de voz.Pero él no la dejó terminar. En un solo movimiento, la giró sobre
Capítulo 35 —Ladrón...Narrador:Nadia se abrazó a sí misma cuando la puerta se cerró detrás de Massimo. No entendía lo que acababa de pasar.Él la había abrazado… pero había sido diferente. No como cuando intentaba seducirla con sus susurros o sus caricias cargadas de intención. Esta vez la había sostenido como si quisiera darle algo que no supo identificar... protección, seguridad, calma...Y ella había correspondido. Por primera vez, había bajado la guardia y permitido que alguien la abrazara sin sentir miedo, sin tensarse como un resorte esperando lo peor. Y eso la aterraba.Subió las escaleras casi en piloto automático. Se cambió de ropa, se cepilló el cabello con nerviosismo y se metió en la cama. Pero no podía dormir. No con su piel todavía recordando la calidez de Massimo.Cerró los ojos con fuerza y se obligó a pensar en otra cosa. En cualquier cosa.Pero el teléfono sonó, rompiendo el silencio.Saltó en la cama, tomó el móvil con una respiración errática y, al ver el nombre
Capítulo 34 —El AbrazoNarrador:Nadia permaneció inmóvil en los brazos de Massimo, sintiendo su calor envolverla, su aroma masculino llenándole los sentidos. No supo cuánto tiempo estuvieron así, pero su corazón latía demasiado rápido, demasiado fuerte. No era el abrazo de un hombre reclamando a una mujer, no era posesivo ni provocador. Era… otra cosa.Y eso la aterraba más.Se obligó a reaccionar y separarse. Lo hizo con torpeza, con un movimiento brusco que traicionaba su aparente calma. Massimo la soltó sin resistencia, pero no se alejó demasiado. Sus ojos, profundos y analíticos, la recorrieron con una intensidad que la hizo contener la respiración.—¿Qué fue eso? —logró preguntar, su voz más inestable de lo que hubiera querido.Massimo esbozó una media sonrisa, pero no era burlona como de costumbre.—Un abrazo.Nadia frunció el ceño.—No eres de los que abrazan.—Tal vez tampoco soy el tipo de hombre que crees que soy.Las palabras la dejaron sin aire. Porque si era sincera cons
Capítulo 33 —No estaba tan solaNarrador:No podía decirle lo que había encontrado, no podía preguntarle sobre ello, no aún.Pero haría lo que fuera para asegurarse de que, por el resto de su vida, nadie más le hiciera daño. Y quien se atreviera a intentarlo… Bueno. Tendría que enfrentarse a él primero.Massimo respiró hondo, tratando de calmar la tormenta que se agitaba dentro de él. No podía quedarse ahí, oliendo su ropa, tocando sus cosas como un mal*dito enfermo. Así que cerró el bolso con brusquedad, agarró un par de prendas que sabía que ella necesitaría y salió de la habitación, todavía sintiendo el ardor de la ira recorriéndole el cuerpo.Se subió al coche y condujo de vuelta a la mansión sin poner música, sin encender la radio. Solo con el sonido del motor y sus pensamientos como compañía.Cuando llegó, no tardó en subir las escaleras hasta su habitación. Golpeó la puerta con suavidad y, sin esperar respuesta, entró.Nadia estaba de espaldas, revisándose en el espejo, inclina
Capítulo 32 —La fotografíaNarrador:Nadia se quedó mirando su reflejo en el espejo, con los dedos presionando la piel marcada de su cuello. La mancha morada se veía incluso más grande a la luz del día.—¡Mal*dito, mal*dito, mal*dito! —murmuró entre dientes, apretando los labios con furia.No había forma de ocultar eso. Ningún maquillaje lo disimularía del todo. Iba a matarlo. Iba a arrancarle la cabeza con sus propias manos.Tomó el teléfono y marcó el número de Massimo con tanta fuerza que casi rompe la pantalla.Él respondió al segundo tono, su voz profunda y relajada.—Hola, cariño.—¡No me llames cariño, desgraciado!Massimo soltó una carcajada.—¿A qué debo el honor de esta llamada matutina? ¿Extrañaste mi calor en la cama?Nadia sintió que la sangre le hervía.—¡Eres un mal*dito imbécil! ¿Qué demonios te pasa? ¿Tienes idea de lo que hiciste?—No tengo idea —respondió él, con un tono exageradamente inocente—. Pero ilumíname.Ella apretó el teléfono con tanta fuerza que sus nudil
Capítulo 31 —La camisetaNarrador:Massimo bajó las escaleras con paso tranquilo, pero su mente aún seguía atrapada en la imagen de Nadia dormida, con esa marca en su cuello.Apretó la mandíbula y exhaló con fuerza al llegar al comedor. Su abuela y Luca no estaban. Mejor. No tenía ganas de aguantar las preguntas inquisidoras de la vieja matriarca ni las burlas de su hermano.Pidió un café y un par de tostadas al servicio, pero antes de siquiera probar bocado, sintió la vibración de su teléfono en el bolsillo.Un mensaje.#Nadia para MASSIMO"Sube. Ahora."Frunció el ceño.No esperó para responderle. Se puso de pie de inmediato y subió las escaleras de dos en dos.Empujó la puerta del dormitorio sin anunciarse.Nadia estaba en el centro de la habitación, los brazos cruzados sobre su pecho, con el ceño fruncido y las mejillas ligeramente enrojecidas.—No tengo ropa.Massimo parpadeó.—¿Perdón?Ella rodó los ojos, dando un paso hacia él.—No voy a bajar a esta hora con el vestido de anoc
Capitulo 30 —VergüenzaNarrador:El amanecer apenas despuntaba cuando Massimo abrió los ojos. La habitación estaba en penumbras, iluminada solo por los primeros rayos de sol que se colaban por las cortinas.Pero él no miró la luz. Miró a Nadia. Ella dormía a su lado, con la respiración lenta y tranquila, su rostro relajado, con un mechón de cabello cubriéndole una mejilla. Era la primera vez que la veía así. Sin miedo, sin tensión, solo ella, vulnerable y hermosa, ajena a su mirada fija en cada uno de sus rasgos. Su mano se movió sola, le apartó el mechón de cabello con una caricia ligera, recorriendo la línea de su mejilla con la yema de los dedos, sintiendo la suavidad de su piel, no era suficiente, quería tocarla más. Así que su mano volvió a deslizarse por su rostro, delineando la curva de su mandíbula, bajando lentamente hasta la línea de su cuello.Nadia suspiró en sueños y se movió un poco, su cuerpo buscando inconscientemente algo más cálido. Él sonrió, no se resistió a la ten
Capítulo 29 —El pijamaNarrador:Massimo cerró la puerta del dormitorio con un suspiro pesado. Se pasó una mano por el cabello, tratando de procesar lo que acababa de ocurrir. Su abuela los había acorralado, dejándolos sin escapatoria.Nadia, en cambio, permanecía de pie en el centro de la habitación, con los brazos cruzados sobre su pecho en un intento inútil de cubrirse. Solo tenía puesto aquel vestido azul eléctrico que tanto lo había deslumbrado en la cena, y ahora, en la intimidad de su habitación, parecía aún más revelador.—Esto es una locura —murmuró ella, mirando alrededor con la incomodidad reflejada en cada fibra de su cuerpo.Massimo se giró hacia ella, con una expresión indescifrable.—Sí, pero no tenemos alternativa.Nadia lo miró fijamente, sintiendo que el aire se volvía denso entre ellos.—No tengo pijama —soltó en un murmullo.Él deslizó la mirada por su cuerpo de forma lenta y deliberada, como si estuviera saboreando cada curva oculta bajo la tela.—Yo tampoco.El r
Capítulo 28 —Solo era cuestión de tiempoNarrador:La cena había concluido y Luca se puso de pie con una sonrisa relajada, estirando los brazos.—Ha sido un placer conocerte un poco mejor, Nadia —dijo, con un tono inusualmente sincero.Nadia sonrió con cortesía, aún sintiendo la tensión en sus músculos después de toda la velada.—El placer ha sido mío, Luca.Massimo observó la interacción con una ceja levemente arqueada. Luca, quien había sido el primero en sugerir que alquilara una novia, ahora parecía genuinamente encantado con Nadia.—Bueno, nonna, yo me retiro. Mañana tengo cosas que hacer temprano —dijo Luca, inclinándose para besar la mejilla de la anciana.Doña Isabella le dedicó un gesto con la mano, con una sonrisa satisfecha.—Vete, vete. Pero no olvides que el domingo tenemos la reunión familiar.Luca puso los ojos en blanco antes de despedirse de Massimo y Nadia con un asentimiento.En cuanto él se fue, la abuela suspiró y se puso de pie con lentitud.—Voy un momento al to