Después de pasar los 700 años que es el límite dictado por la Diosa Lunar para encontrar su pareja, Kogan, un alfa de 950 años, vive sus días dedicado a su manada creyendo que su luna está muerta y que estará solo toda su vida. Un día su hermano le presenta a una humana y su lobo inmediatamente le informa que ella es su luna. Logrando llevarla a su territorio, Cristal cree que fue drogada, violada y secuestrada e intenta escapar de su captor. Kogan intenta decirle que es su compañero, pero ella no quiere escucharlo. Acompañen a este poderoso alfa de la manada más antigua de todas, a apoderarse de su luna humana y descubrir los misterios que la rodean.
Leer másQueridos lectores,En primer lugar, quiero agradecerles sinceramente por estar conmigo en este asombroso recorrido a través de las páginas de mi historia. Al empezar este proyecto, no sabía en qué me estaba metiendo. Creí que sería capaz de mantener el ritmo de la escritura sin dificultad, pero pronto me di cuenta de que redactar una historia compleja es un desafío exigente.Lamento mucho haber demorado en la publicación de los capítulos, pido disculpas sinceras. La vida, como muchos de ustedes ya saben, tiene una forma de complicar nuestros planes. Equilibrar mis responsabilidades como madre, en el trabajo y estudios ha sido un desafío mientras también me adentro en la escritura. Cada vez que veía sus comentarios, su entusiasmo y su apoyo incondicional, encontraba la motivación para continuar.Aún hay mucho que contar sobre Kogan y Cristal. Todavía hay muchos misterios que resolver. No tenía la intención de hacer una historia tan larga; Cuando empecé a escribir 'Apoderándose de mi lun
A unos metros de distancia de los líderes de la región de Roseliam, los betas, al fin relajados, disfrutaban de ese especial momento de paz. Ahir observaba con rostro tranquilo a los cachorros correr por todo el prado. Kalium se encontraba junto a su pareja. Sam y Xander se burlaban de Roland, quien, con semblante serio y de enojo, lidiaba con Acua, que no quería saber nada de él.Clair, ya con ropa adecuada, contemplaba el cielo, sintiendo cómo la brisa acariciaba lentamente su cabello. Notaba que el ocaso que sucedería en unos minutos iba a ser diferente. En ese momento, todos los cachorros que corrían alegremente por el prado se detuvieron y giraron la mirada en una dirección específica.Este comportamiento sorprendió a todos los presentes, que, al mirar en la misma dirección, cayeron en un gran silencio. La manada pudo contemplar la aparición inesperada de sus líderes.— ¡Luna! — exclamó Clair con emoción y felicidad, sin esperar su presencia.Todos comprendieron que su luna todaví
Con pasos lentos y cálidos, Kogan se adentraba en el espeso bosque, llevando a su luna entre sus brazos. Cristal, con sus brazos suavemente entrelazados alrededor de su cuello, disfrutando de la cercanía de su compañero. La unión de sus pieles era tan intensa y adictiva que ninguno de los dos deseaba separarse.Kogan desvió ligeramente la mirada para encontrarse con los ojos de Cristal. Ella lo observaba dulcemente, con la misma expresión que, hacía unos momentos, había logrado convencerlo de cumplir el pedido que le había hecho.Tras el último beso compartido, Kogan percibió el deseo de su luna de unirse a la manada. La mirada de Cristal se dirigió, con una precisión admirable, hacia la ventana, donde podía distinguir la ubicación donde todos se habían reunido. Este gesto sorprendió a Kogan, pero una ligera sonrisa se dibujó en su rostro al comprender que su luna, de alguna manera, podía sentir la presencia de los demás.Como pareja de un alfa, era natural que Cristal, como luna, sint
La brisa, con su poder único, se deslizaba hasta los rincones más estrechos, envolviendo a cada miembro de la manada en una sensación de profunda paz. Aquella tarde se distinguía de tantas otras; los rayos del sol se filtraban entre las ramas y hojas de los árboles con una cálida intensidad, infundiendo a todos una gran serenidad. Era como si la misma naturaleza estuviera anunciando buenas nuevas.La paz reina una vez más en la región de Roseliam, el territorio del gran alfa Kogan. El vínculo que une a cada uno de los miembros de la manada parecía resonar con la felicidad que emana de los miembros más importantes.Por primera vez desde que inició todo este infortunio, se sentía una paz palpable. Los cachorros, quienes se habían mantenido recluidos en la madriguera, salieron de su encierro.— Ahora, ¿quién los aguanta? — murmuró Xander, recostado sobre un árbol, dando grandes suspiros al ver a los cachorros correr como locos por todo el bosque, cargados de mucha energía.— Esto iba a su
Una hora transcurrió. Cristal recostada en la cama, con los ojos cristalizados y el rostro triste. A través de la ventana, contemplaba el inmenso bosque que se extendía ante ella, como un intento de evadirse del sufrimiento que había soportado. Su respiración seguía lenta, agotada tanto por el dolor tortuoso que había sentido como por el hecho de que Kogan y Rax deseaban rechazarla.Sentía que lo merecía. Ella había intentado rechazarlos primero, creyendo en aquellas mentiras. Ahora ya no quería estar allí. Deseaba irse lejos y dejarse consumir por el dolor.Elena y Lynn la observaban con impaciencia. Habían esperado pacientemente hasta que las lágrimas que surcaban su rostro cesarán. Luego, la ayudaron a ponerse de pie, cambiaron sus ropas manchadas de sangre y la recostaron de nuevo en la cama.Por momentos, sus lágrimas volvían a brotar. Elena y Lynn sabían que era inevitable; Cristal estaba sumergida en un mar de tristeza. También escucharon las disputas entre Kogan, Hiro y, por úl
Kalium estaba en la entrada del vestíbulo, su cuerpo tenso y sus puños crispados por la furia. Había pasado los últimos días junto al alfa Hiro, ayudando en todo lo referente a la manada, y ahora regresaban para informar a su alfa sobre la presencia de humanos en zonas prohibidas del territorio. Eso era un problema recurrente en ellos. Ya que dichas áreas del territorio son ricas en minerales y piedras preciosas. Estaban por llegar para informar al alfa las acciones que tomarían contra estos humanos, cuando una sensación les golpeó como un mazazo. Un presentimiento oscuro. Se detuvieron de golpe, tensos, comprendiendo con horror lo que Kogan estaba haciendo.Hiro y Kalium intercambiaron una mirada, y sin dudarlo, se precipitaron hacia donde se encontraba.Kalium se detuvo en el vestíbulo, con los puños crispados y un temblor de ira recorriéndole los brazos. Los gritos desgarradores de su luna retumbaban en el pasillo, cada alarido cargado de un dolor que le oprimía el pecho. Esperaba
Sam, Clair, Xander y Ahir estaban a unos kilómetros de la madriguera. En las últimas horas, habían avanzado con pasos ligeros, impulsados por la ansiedad de ver a su luna recuperada. El agotamiento pesaba en sus cuerpos, pero ninguno se detenía. No había tiempo para el descanso.De repente, Clair se detuvo bruscamente, dejando tras de sí un rastro de tierra removida. Su respiración se agitó y abrió los ojos con asombro, con una sensación punzante recorriéndole el pecho. El vínculo de la manada se estaba inestabilizando. Xander y Ahir sintieron el mismo impacto, un escalofrío que les recorrió la espina dorsal, y se detuvieron tras su camarada. Mientras tanto, Sam, distraído por la extraña presión en su interior, tropezó con una raíz y, al intentar recuperar el equilibrio, terminó estrellándose contra un árbol. Un golpe sordo resonó en el bosque cuando cayó al suelo, aturdido.— ¡¿Qué es esto?! — exclamó Xander con la voz temblorosa, observando sus propias manos estremecerse sin control
Cristal, sola en la habitación, espera con impaciencia. Sus pensamientos, al principio dispersos, terminan centrados en su pareja. Sabía que hablarle sería incómodo dadas las circunstancias, pero deseaba romper esa barrera. Cerró los ojos, tratando de sentir su vínculo, pero una oleada de nervios la invadió. La ansiedad se apoderó de su cuerpo cuando no percibió ninguna emoción de Kogan.¿Qué está pasando? ¿Por qué no puedo sentirlo?Cristal tamborilea sus piernas, inquieta por la ausencia de su conexión. Su mirada se desvía hacia la puerta, esperando verlo entrar, pero un repentino dolor en su hombro la distrae. Frunce el ceño y lleva la mano al lugar adolorido, recordando el golpe que se dio al intentar levantarse. No había sido gran cosa, pero ahora, con la tensión acumulada, la molestia parecía más intensa.Mientras acaricia la zona dolorida, una ráfaga de aire irrumpe de repente en la habitación, seguida de una voz exaltada.— ¡¿CÓMO TE LASTIMASTE?! — grita Kogan, con el ceño frun
La conversación con John se prolongó más de lo habitual debido a las numerosas y precisas preguntas que él formulaba. Lynn se esforzaba por explicarle con detalle, reconociendo en él un vasto conocimiento en medicina.Después de finalizar el intenso interrogatorio, John continuó conversando un poco más con Cristal. Había logrado convencerlo de que su falta de comunicación se debía al mucho trabajo y a un pequeño accidente. Antes de terminar la videollamada, acordaron volver a conectarse más tarde para que Jilyan y Torik pudieran hablar con ella.Cristal se recostó entre las almohadas con un suspiro pesado. Si hubiera mostrado alguna señal de duda o si Lynn no hubiera investigado, su hermano podría haber comenzado a dudar de sus palabras. La luna sabía que también tendría que enfrentarse a la difícil tarea de comunicarles a sus hermanos que debía quedarse a vivir en Kanis. Era consciente de que se enfrentarían a su decisión y necesitaba encontrar una forma de explicarles que su lugar e