Todos los capítulos de Apoderándome de mi luna humana: Capítulo 1 - Capítulo 10
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CAPÍTULO 1
Los humanos viven sus días pacíficamente, sin conocer todo a su alrededor. Son seres insignificantes; la realidad es que los hemos gobernado por siglos sin ellos saberlo. Nosotros, los licántropos, tenemos el mundo a nuestros pies.Soy Alfa Kogan. Mi lobo se llama Rax; él no suele hablar, pero cuando toma el control es mejor que no estés cerca, pues no le importa nada ni nadie. Solo nos inclinamos ante nuestros padres. Estoy orgulloso de pertenecer a la manada más fuerte de todas: “Real Blood”. Somos grandes, con una fuerza y destreza superior a las otras manadas. Ni siquiera piensan en estar en conflicto con nosotros, porque no quedará nada de ellos.Soy el mayor de 6 hermanos. No es normal que una pareja de licántropos haya concebido tantos hijos. Mi padre le rogó a nuestra Diosa tener una gran descendencia. Él era el último Alfa de nuestra manada y no permitiría que nuestra sangre se perdiera. A cada uno de nosotros nos entrenó y preparó para ser los mejores Alfas. Nos otorgó una pa
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CAPÍTULO 2
Kogan Había un olor embriagador, una mezcla de rosas y un fino chocolate amargo. “Mi favorito”, pensé al sentir que ese exquisito olor a rosas me apaciguaba y el olor a chocolate me excitaba. Controlaba mi inquietud, buscando la fuente del aroma que apenas se sentía en el ambiente, y después de unos minutos ¡Lo encontré! — ¿Cumplió con tus expectativas? — me preguntó Hiro, sacándome de mis pensamientos. — No tengo quejas — respondí, sin ver el diseño, al percatarme de que las grandes hojas del plano sobre la mesa tenían la exquisita esencia de mi pareja. — Fue hecho por uno de los arquitectos de la empresa MACRO —. — ¿Cuándo fuiste por ellos? — pregunté inmediatamente. — Esta mañana, lo retiré con sus firmas antes de ir por ti — me informó. — Me indicaste hace unos meses que les asignará este trabajo —. — Lo… recuerdo — dije pausadamente, recordando vagamente esa solicitud. “¿Por qué no había sentido este olor antes?”, Mi mente se llenó de dudas. No era la primera vez que te
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CAPÍTULO 3
Cristal caminaba en dirección a su cubículo, Después de llevar a sus hijos al instituto y asistir a una reunión con los docentes, Cristal se dirigió a su trabajo, sabiendo que le esperaba una pesada jornada laboral.— ¡AL FIN LLEGAS! — se escuchó el grito de su jefe, apenas la vio por el pasillo. — ¡Te están esperando desde hace horas! —.— ¿Quién espera por mí? — preguntó Cristal, confundida, ya que no recordaba ninguna cita programada para esa mañana.— ¡LOS HERMANOS REAL! — le informó molesto su jefe. — Quiero que te disculpes por tu error de ayer — este hombre obeso de 56 años siempre encontraba una excusa para gritarle a Cristal, a pesar de que ella era una de las mejores empleadas.La empresa MACRO no tenía muchos años en el negocio, y el señor Isaac Miller, nombrado jefe por los accionistas, no desaprovechaba la oportunidad para demostrar su poder.— Ya me disculpé con ellos. Pero me sorprende que hayan llegado temprano; ayer quedamos en reunirnos al mediodía — le respondió ella
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CAPÍTULO 4
— ¿Te encuentras bien? — preguntó su hijo con voz de preocupación al ver a su madre sentada en el suelo, recostada contra el sillón, toda sucia y tocándose los hombros por el cansancio.— ¡Estoy agotada! — exclamó Cristal, habiendo llegado a casa hace solo unos minutos. — Hoy tuve que hacer otras inspecciones, además de las mías — añadió, recordando que tuvo que revisar los proyectos del hijo de su estúpido jefe.— Trabajas mucho — dijo una voz dulce y preocupada desde la cocina. — Deberías tomarte unas vacaciones — mencionó su hija, consciente de todo el sacrificio que su madre había hecho por ellos en los últimos años.— Me encantaría que nos fuéramos de vacaciones, pero tengo muchas responsabilidades en estos momentos — agregó Cristal con tristeza.Cristal observó los rostros de sus hijos entristeciéndose. Anhelaba pasar más tiempo con ellos, pero su trabajo siempre le impedía regresar temprano a casa. Esa semana apenas los había visto, y ese día en particular planeaba llegar tempra
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CAPÍTULO 5
PAÍS DE KANIS (TERRITORIO DE LA MANADA REAL BLOOD).— ¿Cuándo piensas llevarla con la manada? Aceptó venir cuando se lo pediste, ya la puedes reclamar — mencionó Hiro, observando a su hermano revisar unos documentos. — ¿Por qué no estás en su habitación, follándola? — añadió sin tapujos.— Primero hablaré con ella, no quiero asustarla — indicó Kogan, calmado.Desde que llegaron a su territorio, la ansiedad de Kogan y Rax había disminuido. Al notar el semblante agotado de Cristal, Kogan decidió dejarla descansar y hablar con ella por la mañana.— ¿Qué? — preguntó Kogan al ver que su hermano lo miraba de manera extraña.— No me esperaba que fueras tan romántico — dijo Hiro con tono burlón. — Pensaba que al bajar del jet la meterías en el maletero del auto y la llevarías directamente con la manada —.— ¡Quise hacerlo! — confesó Kogan, golpeando el escritorio con frustración. — No sé si lo has notado, pero es la única humana que no ha intentado cortejarme —.— Los licántropos somos irresis
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CAPÍTULO 6
— ¡Elena! No vuelvas a hacer comentarios imprudentes — advirtió Hiro a su pareja.— ¡¿Por qué lo permitiste?! — espetó Elena, claramente molesta. — No debiste dejar que Kogan la pidiera —.— Él se lo solicitó formalmente a Logan — replicó Hiro, frustrado. No podía permitir que Elena complicara más la situación con Cristal, pues sabía que su hermano no podría controlar sus instintos por mucho tiempo.— ¿Desde cuándo complaces a tu hermano? — preguntó Elena, cruzando los brazos en señal de rechazo.No era común que los licántropos tomarán parejas humanas, y aunque a Elena no le importaba lo que Kogan hiciera, Cristal era diferente. La conocía, le agradaba, y no iba a permitir que la utilizaran.Hiro podía intuir los pensamientos de Elena. Sin embargo, ella desconocía que Cristal era la compañera de Kogan. Sabía que hasta que él no la presentara oficialmente como su luna, Elena haría lo imposible para evitar que Cristal aceptara la propuesta.Hiro suspiró, sin saber quién de los dos era m
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CAPÍTULO 7
El cuerpo de Cristal se estremeció al abrir sus ojos, observando con asombro cómo la pared a su costado se agrietaba por el fuerte golpe de Kogan."¡Rayos, no debí haber venido!", pensó ella con temor. — Lo siento... no volverá a suceder — se disculpó de inmediato, creyendo ciegamente que el gran enojo del hombre frente a ella se debía a que ella había abusado de su amabilidad.Cristal bajó la cabeza, sintiéndose avergonzada. Al hacerlo, se percató de la ropa que llevaba. Miró su cuerpo y notó cómo su piel quedaba expuesta entre el corsé y los pantalones, dejando al descubierto su vientre y caderas. También se dio cuenta de que sus senos mostraban más de lo que deseaba. Con un gesto sutil, acomodó su largo cabello para cubrirse un poco, mientras sus manos intentaban ocultar la piel desnuda de su abdomen.El rostro de Cristal se enrojeció y su ceño se frunció con una ligera molestia. No debió haber cedido ante las súplicas de Elena. Se encontraba en un viaje de trabajo y ahora Kogan est
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CAPÍTULO 8
Hiro, sentado en una limusina fuera del club, observaba a Elena moverse de manera seductora. Ella deslizaba sus manos, acariciando su cuerpo bien esculpido, mordiendo sus labios inferiores, resistiendo la tentación de tomarlo en ese lugar.— ¿Por qué hiciste eso? — preguntó Elena de forma seductora y emocionada.— ¡Te fuiste sin decirme! — le reclamó Hiro, molesto. — ¡Estoy enojado! ¿Por qué la trajiste a este lugar? — exigió saber, aunque ya conocía sus intenciones.— Perdóname — mencionó ella acercándose para besar sus labios. — Solo queríamos bailar un rato aquí, mmmm… es… es más divertido — mintió.Elena estaba muy excitada y, sin poder soportar más el calor entre sus piernas, comenzó a desabrochar el botón del pantalón de su pareja, para cumplir con su deber como luna como Hiro le había pedido, pero él solo la lamió para alejar a Elena de Cristal.— Sabes que tendré problemas con Kogan — recrimina Hiro, suspirando. Le había advertido a Elena que no debía hacer nada indebido, pero
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CAPÍTULO 9
KoganSus besos eran una fuente de placer; quería perderme en mis instintos, pero había algo que me lo impedía: era mi lobo. Rax había tomado el control de mi cuerpo y no me permitía hacerle lo que yo deseaba a mi luna.Podía sentir cómo las suaves manos de Cristal nos acariciaban con fuerza, alterándome con solo el roce de las yemas de sus dedos sobre mi espalda y todo el contorno de nuestro cuerpo. Entre ambos la despojamos de sus zapatos y pantalón, y nos detuvimos al ver su ropa interior, haciéndonos crecer la erección. Miré la piel descubierta de sus piernas, era exquisita; no soportaba las ganas de estar dentro de ella y de ver su cuerpo desnudo. Mi respiración se aceleró al verla deslizar sus dedos por todo su cuerpo de manera seductora, y contuve el aliento cuando apretó sus senos y luego deslizó la mano entre sus piernas.— ¿Qué le ordenaste que hiciera? — pregunté, al verla actuar de esa manera tan descarada, y Rax solo rio.Encerré a mi lobo en una parte de mi mente, para to
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CAPÍTULO 10
La respiración de Kogan era agitada; estaba cansado, pero nada que un licántropo alfa no pudiera soportar. Él y su lobo seguían peleando por el control. Ambos habían saciado su apetito sexual, llegando al clímax por tercera vez esa noche. Era la primera vez en sus 9 siglos y medio de vida que se sentía realmente satisfecho.Kogan había sido un desgraciado con las lobas con las que estuvo anteriormente: las trataba como objetos, llegaba al clímax, no obstante nunca se sentía satisfecho y luego las echaba de donde estuviera. Pero esa noche había comprendido algo: su pareja era y sería la única que podía llevarlo al borde de la locura. Se lamentaba y estaba enojado consigo mismo por no haber esperado a su añorada luna.Kogan nunca se encariñaba con ninguna loba, todo era solo una aventura de una noche. Se había convencido de que no necesitaba una pareja después de tantos intentos fallidos por encontrarla. Se forzó a pensar de esa manera al ver cómo sus hermanos menores encontraban uno a u
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