Hiro, sentado en una limusina fuera del club, observaba a Elena moverse de manera seductora. Ella deslizaba sus manos, acariciando su cuerpo bien esculpido, mordiendo sus labios inferiores, resistiendo la tentación de tomarlo en ese lugar.— ¿Por qué hiciste eso? — preguntó Elena de forma seductora y emocionada.— ¡Te fuiste sin decirme! — le reclamó Hiro, molesto. — ¡Estoy enojado! ¿Por qué la trajiste a este lugar? — exigió saber, aunque ya conocía sus intenciones.— Perdóname — mencionó ella acercándose para besar sus labios. — Solo queríamos bailar un rato aquí, mmmm… es… es más divertido — mintió.Elena estaba muy excitada y, sin poder soportar más el calor entre sus piernas, comenzó a desabrochar el botón del pantalón de su pareja, para cumplir con su deber como luna como Hiro le había pedido, pero él solo la lamió para alejar a Elena de Cristal.— Sabes que tendré problemas con Kogan — recrimina Hiro, suspirando. Le había advertido a Elena que no debía hacer nada indebido, pero
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