El cuerpo de Cristal se estremeció al abrir sus ojos, observando con asombro cómo la pared a su costado se agrietaba por el fuerte golpe de Kogan."¡Rayos, no debí haber venido!", pensó ella con temor. — Lo siento... no volverá a suceder — se disculpó de inmediato, creyendo ciegamente que el gran enojo del hombre frente a ella se debía a que ella había abusado de su amabilidad.Cristal bajó la cabeza, sintiéndose avergonzada. Al hacerlo, se percató de la ropa que llevaba. Miró su cuerpo y notó cómo su piel quedaba expuesta entre el corsé y los pantalones, dejando al descubierto su vientre y caderas. También se dio cuenta de que sus senos mostraban más de lo que deseaba. Con un gesto sutil, acomodó su largo cabello para cubrirse un poco, mientras sus manos intentaban ocultar la piel desnuda de su abdomen.El rostro de Cristal se enrojeció y su ceño se frunció con una ligera molestia. No debió haber cedido ante las súplicas de Elena. Se encontraba en un viaje de trabajo y ahora Kogan est
Hiro, sentado en una limusina fuera del club, observaba a Elena moverse de manera seductora. Ella deslizaba sus manos, acariciando su cuerpo bien esculpido, mordiendo sus labios inferiores, resistiendo la tentación de tomarlo en ese lugar.— ¿Por qué hiciste eso? — preguntó Elena de forma seductora y emocionada.— ¡Te fuiste sin decirme! — le reclamó Hiro, molesto. — ¡Estoy enojado! ¿Por qué la trajiste a este lugar? — exigió saber, aunque ya conocía sus intenciones.— Perdóname — mencionó ella acercándose para besar sus labios. — Solo queríamos bailar un rato aquí, mmmm… es… es más divertido — mintió.Elena estaba muy excitada y, sin poder soportar más el calor entre sus piernas, comenzó a desabrochar el botón del pantalón de su pareja, para cumplir con su deber como luna como Hiro le había pedido, pero él solo la lamió para alejar a Elena de Cristal.— Sabes que tendré problemas con Kogan — recrimina Hiro, suspirando. Le había advertido a Elena que no debía hacer nada indebido, pero
KoganSus besos eran una fuente de placer; quería perderme en mis instintos, pero había algo que me lo impedía: era mi lobo. Rax había tomado el control de mi cuerpo y no me permitía hacerle lo que yo deseaba a mi luna.Podía sentir cómo las suaves manos de Cristal nos acariciaban con fuerza, alterándome con solo el roce de las yemas de sus dedos sobre mi espalda y todo el contorno de nuestro cuerpo. Entre ambos la despojamos de sus zapatos y pantalón, y nos detuvimos al ver su ropa interior, haciéndonos crecer la erección. Miré la piel descubierta de sus piernas, era exquisita; no soportaba las ganas de estar dentro de ella y de ver su cuerpo desnudo. Mi respiración se aceleró al verla deslizar sus dedos por todo su cuerpo de manera seductora, y contuve el aliento cuando apretó sus senos y luego deslizó la mano entre sus piernas.— ¿Qué le ordenaste que hiciera? — pregunté, al verla actuar de esa manera tan descarada, y Rax solo rio.Encerré a mi lobo en una parte de mi mente, para to
La respiración de Kogan era agitada; estaba cansado, pero nada que un licántropo alfa no pudiera soportar. Él y su lobo seguían peleando por el control. Ambos habían saciado su apetito sexual, llegando al clímax por tercera vez esa noche. Era la primera vez en sus 9 siglos y medio de vida que se sentía realmente satisfecho.Kogan había sido un desgraciado con las lobas con las que estuvo anteriormente: las trataba como objetos, llegaba al clímax, no obstante nunca se sentía satisfecho y luego las echaba de donde estuviera. Pero esa noche había comprendido algo: su pareja era y sería la única que podía llevarlo al borde de la locura. Se lamentaba y estaba enojado consigo mismo por no haber esperado a su añorada luna.Kogan nunca se encariñaba con ninguna loba, todo era solo una aventura de una noche. Se había convencido de que no necesitaba una pareja después de tantos intentos fallidos por encontrarla. Se forzó a pensar de esa manera al ver cómo sus hermanos menores encontraban uno a u
Cristal abría lentamente sus ojos después de estar en la oscuridad; la luz del sol molestaba su vista y se cubría con sus manos. Este ligero movimiento la hizo percatarse de que su cuerpo estaba cansado y adolorido.— ¿Por qué… tengo… tanto dolor? — balbuceó, sintiendo fuertes golpes y arañazos. — Tal vez sea el cansancio — se dijo, y decidió dormir un poco más.Al cerrar sus ojos, las imágenes invadieron su mente. Veía a Kogan; él la acariciaba, la besaba y ella le correspondía. De un momento a otro, ambos estaban sin ropa.— Mmmmmm… — gimió ella al recordar su lengua, lamer sus pezones y su miembro deslizándose en su vagina.— ¡Solo esto me faltaba! ¡Tener un sueño erótico con este sujeto! — espetó, frotando sus ojos, tratando de volver a la realidad según ella. Deseaba estar con él, pero ella no iba a ser una más del montón.— ¿Cómo llegué aquí? — se preguntó al ver la habitación donde se encontraba. Estaba analizando sus dolores, ese delicioso sueño y ahora la habitación. No se mo
Kogan caminaba por el pasillo, pensando en su pareja. Por primera vez en sus nueve y medios siglos de vida (950 años), había podido dormir sin preocupaciones. Tenerla en la seguridad de su manada y a su lado lo hacía sentir en tranquilidad. Después de pensar durante dos siglos y medios (250 años) que su compañera estaba muerta, en varias ocasiones abrió sus ojos. Debía reunirse con sus betas cada mañana, pero después de pasar la primera noche con su pareja y sentir su aroma que lo tranquilizaba, no deseaba despegarse de ella.— He traído a mi compañera, quiero que refuercen la seguridad por todo el territorio — declaró apenas llegó a una gran sala de reuniones donde sus betas lo esperaban. — Solo debemos preocuparnos por una frontera, pero la aparición de la luna de esta manada la hace el objetivo principal de nuestros enemigos —.Al ser Cristal una humana, Kogan la sentía más vulnerable que las parejas de sus hermanos.La manada “Real Blood” es extremadamente fuerte; sus lobos son más
En su despacho, Kogan reflexionaba sobre cómo explicarle la situación a Cristal sin hacerla sentir en peligro. 2 días habían pasado y su habitación estaba hecha pedazos. Su pareja había destruido todos los muebles, incluyendo su ropa. Kogan al ingresar a su habitación, Cristal, inmediatamente iniciaba a gritarle y arrojarles todo lo que tenía a mano. Su luna se negaba a escucharlo, y tanto él como su lobo anhelaban estar cerca de ella.Les resultaba imposible contener sus instintos de apareamiento al percibir el exquisito aroma de su pareja impregnado en toda la mansión. Ansiaban con fuerza dominarla y que ella se mostrará aún más descarada que en su primera noche juntos. Kogan suspiró, comprendiendo que la conducta de su pareja de aquella noche, había sido influenciada por la orden de Rax. Ella no estaba completamente consciente de sus acciones debido al extraño vínculo que los unía.La manada de Kogan había sido testigo del intento de su luna de marcharse, así como de los golpes qu
— ¡LOS CENTINELAS NO SE DIERON CUENTA! — Kogan golpeó con fuerza el escritorio al enterarse de que su luna había logrado burlar la seguridad que habían mejorado hace dos días.— Roland y un grupo de guerreros la persiguen por el bosque — informó Clair a su alfa.— ¿Está en el bosque? — preguntó con asombro. — ¡¿Cómo llegó tan lejos?! — exclamó enojado, mirando a su beta.Clair, siendo la tercera al mando, había sido dejada a cargo de su luna debido a su inteligencia y fortaleza. Se había ganado su lugar al derrotar a varios de los mejores lobos. Otra razón por la que fue elegida como beta fue que nunca había mostrado lujuria hacia su alfa como lo hacían otras lobas. Muchas deseaban ocupar el lugar de la media luna, ya que se pensaba que la pareja de Kogan estaba muerta. No era normal que un licántropo alfa estuviera sin pareja durante siglos, y había muchas ansiosas por ocupar ese lugar.Kogan y Clair no tardaron en llegar hasta donde Roland tenía a Cristal acorralada. Al ver que su lu