En su despacho, Kogan reflexionaba sobre cómo explicarle la situación a Cristal sin hacerla sentir en peligro. 2 días habían pasado y su habitación estaba hecha pedazos. Su pareja había destruido todos los muebles, incluyendo su ropa. Kogan al ingresar a su habitación, Cristal, inmediatamente iniciaba a gritarle y arrojarles todo lo que tenía a mano. Su luna se negaba a escucharlo, y tanto él como su lobo anhelaban estar cerca de ella.Les resultaba imposible contener sus instintos de apareamiento al percibir el exquisito aroma de su pareja impregnado en toda la mansión. Ansiaban con fuerza dominarla y que ella se mostrará aún más descarada que en su primera noche juntos. Kogan suspiró, comprendiendo que la conducta de su pareja de aquella noche, había sido influenciada por la orden de Rax. Ella no estaba completamente consciente de sus acciones debido al extraño vínculo que los unía.La manada de Kogan había sido testigo del intento de su luna de marcharse, así como de los golpes qu
— ¡LOS CENTINELAS NO SE DIERON CUENTA! — Kogan golpeó con fuerza el escritorio al enterarse de que su luna había logrado burlar la seguridad que habían mejorado hace dos días.— Roland y un grupo de guerreros la persiguen por el bosque — informó Clair a su alfa.— ¿Está en el bosque? — preguntó con asombro. — ¡¿Cómo llegó tan lejos?! — exclamó enojado, mirando a su beta.Clair, siendo la tercera al mando, había sido dejada a cargo de su luna debido a su inteligencia y fortaleza. Se había ganado su lugar al derrotar a varios de los mejores lobos. Otra razón por la que fue elegida como beta fue que nunca había mostrado lujuria hacia su alfa como lo hacían otras lobas. Muchas deseaban ocupar el lugar de la media luna, ya que se pensaba que la pareja de Kogan estaba muerta. No era normal que un licántropo alfa estuviera sin pareja durante siglos, y había muchas ansiosas por ocupar ese lugar.Kogan y Clair no tardaron en llegar hasta donde Roland tenía a Cristal acorralada. Al ver que su lu
— Ya están cambiando todos los muebles de tu habitación. Ordené poner jarrones más grandes y resistentes, para que la luna te los pueda arrojar varias veces — comentó Roland, mientras caminaba al lado de Kogan por el pasillo.Kogan se detuvo en seco, girando la cabeza para mirar a Roland con una expresión seria.— ¡Me alegra que te estés divirtiendo! — dijo con sarcasmo, antes de retomar su marcha hacia el despacho.— ¡Es lo mejor que he visto en los nueve siglos que llevo contigo! — le mencionó Roland con un tono de burla y una gran sonrisa en sus labios.Ambos entraron al despacho y Roland, su primer beta y amigo, le inició a informar cómo su luna había podido salir sin ser detectada.— La descubrieron porque tiene tu aroma, por eso pudo salir de la mansión sin problemas — informó Roland.— ¡Sé que tiene mi aroma! Rax se encargó de dejarlo en todo su cuerpo — le respondió.— ¡Kogan llegó hasta el bosque, porque pensaron que estaba marcada! Los centinelas que rodean la mansión sintier
7 días habían transcurrido. Cristal no sabía nada de sus hijos, y la incertidumbre la consumía, incrementando su enojo y preocupación cada día. Le habían despojado de todos los medios para comunicarse con ellos.Había escondido bien su IPad, pero no se atrevía a usarlo, esperando el momento correcto. En los últimos días, recorrió la mansión, habló con los sirvientes y exploró los alrededores. Su intención era hacer creer a todos que ya no intentaba escapar. En sus recorridos, encontró una gran habitación que inmediatamente supo que era un garaje con una colección de autos de lujo y motos. Eso era lo que necesitaba para atravesar el bosque. Sus hermanos le habían enseñado a encender autos y motos sin llave, utilizando los cables correctos.Las personas ya no la miraban con repudio. Había hablado con muchos de los lugareños, quienes la llamaban “luna”, sin entender por qué. Ella aceptaba el apodo con una gran sonrisa falsa. Cristal siempre estaba acompañada de Clair y un grupo de escolta
— ¡Cómo logró escapar esta vez! — espetó Kogan, su voz estaba cargada de furia contenida.— Los centinelas me informaron que la luna les ordenó entrar a la mansión — respondió Rolando.— ¿No vieron la moto? — preguntó Clair, su voz reflejando incredulidad.— ¡Lo hizo a través del enlace! — informó Roland, sorprendido.— ¿Es humana? ¿Cómo puede usarlo? — preguntó Clair asombrada. Kogan también se lo preguntaba lo mismo, cada día, acumulando más dudas que respuestas sobre su pareja humana.— Los centinelas pensaron que le había ocurrido algo a la luna y dejaron su posición. Ya le avisé a Sam que la hallara; él estaba por llegar a la entrada de los dominios — explicó Roland rápidamente.— ¿Y los centinelas que custodiaban la muralla? — preguntó Clair.— Creyeron que el alfa le había permitido salir — respondió Roland, con evidente frustración.Kogan controló su enojo antes de preguntar:— ¿Por qué ninguno de los lobos que están patrullando la detuvo? —.— Mi luna tiene tu aroma. Todos pie
Cristal había logrado llegar a la ciudad. Dejando la moto abandonada en un callejón, comenzó a caminar sintiendo malestar en todo su cuerpo y, extrañamente, una molestia en su cuello.Por muy extraño que pareciera, Cristal tenía deseos de volver a ese extraño poblado. No comprendía por qué se sentía de esa manera; porque deseaba ver y estar con sus hijos. Se había arriesgado hasta casi ser atropellada para volver junto a ellos, y no iba a permitir que nadie los alejara de sus tesoros. Había hecho tantos sacrificios para darles una buena vida, para que ahora un loco deseara tenerla como su trofeo o esclava.Mientras caminaba sin saber a dónde ir, Cristal observaba cómo las personas a su alrededor la miraban extrañamente, lo cual era de esperar: estaba cubierta de polvo, su camisa rasgada, despeinada, con un fuerte golpe en el hombro y una herida en el tobillo.Cristal con mucho temor buscaba un transporte para dirigirse al aeropuerto, y en su búsqueda se encontró con un oficial de polic
— ¡No saben dónde se encuentra nuestra luna! — informó Roland, mirando a su alfa. Los ojos de Kogan, con iris y globos oculares rojos, eran una clara señal de su enojo. — Clair está revisando todas las cámaras de seguridad del sector — añadió el primer beta, intentando calmar a Kogan. — El delta a cargo de la policía de esta zona va a castigar a esos humanos que se atrevieron a faltarle el respeto — indicó Sam, quien había llegado hacía unos minutos al bazar donde le habían perdido el rastro.Después del alboroto que Cristal había ocasionado, unos oficiales de policía se presentaron para buscar al responsable del desastre. Cuando Kogan y sus betas llegaron al bazar, los oficiales no les permitieron pasar, a pesar de que Roland había mostrado su insignia dorada con la silueta de un lobo, un emblema que durante décadas se les había enseñado a los humanos que debían respetar y temer.Estos humanos estuvieron a punto de morir en manos de Rax, pero se salvaron al ver a Sam. Muchos de los o
El viaje en el avión duró aproximadamente una hora y media. Durante la mayor parte del tiempo, Cristal intentó dormir, pero el fuerte dolor en su cuello se lo impedía. Masajeó sus hombros para relajarse, creyendo que el dolor se debía al estrés de la semana y a todo lo que tuvo que hacer ese día para poder escapar.Después de un par de minutos, el avión aterrizó. Antes de desembarcar, Cristal revisó el itinerario de su próximo vuelo; Tenía un par de horas para revisar la herida en su tobillo y conseguir alimentos sin temor de que la comida contuviera algún tipo de sustancia.Cristal caminaba lentamente por el pasillo hacia el área internacional cuando unos encargados del aeropuerto le impidieron continuar.— Nos informaron que tiene una herida y hemos llamado a un médico para que la atienda — le dijo uno de los hombres.— Fue un accidente que tuve mientras me dirigía al aeropuerto — respondió Cristal. — Yo puedo encargarme —.— No podemos permitir que deambule por el aeropuerto en esas