— ¡No saben dónde se encuentra nuestra luna! — informó Roland, mirando a su alfa. Los ojos de Kogan, con iris y globos oculares rojos, eran una clara señal de su enojo. — Clair está revisando todas las cámaras de seguridad del sector — añadió el primer beta, intentando calmar a Kogan. — El delta a cargo de la policía de esta zona va a castigar a esos humanos que se atrevieron a faltarle el respeto — indicó Sam, quien había llegado hacía unos minutos al bazar donde le habían perdido el rastro.Después del alboroto que Cristal había ocasionado, unos oficiales de policía se presentaron para buscar al responsable del desastre. Cuando Kogan y sus betas llegaron al bazar, los oficiales no les permitieron pasar, a pesar de que Roland había mostrado su insignia dorada con la silueta de un lobo, un emblema que durante décadas se les había enseñado a los humanos que debían respetar y temer.Estos humanos estuvieron a punto de morir en manos de Rax, pero se salvaron al ver a Sam. Muchos de los o
El viaje en el avión duró aproximadamente una hora y media. Durante la mayor parte del tiempo, Cristal intentó dormir, pero el fuerte dolor en su cuello se lo impedía. Masajeó sus hombros para relajarse, creyendo que el dolor se debía al estrés de la semana y a todo lo que tuvo que hacer ese día para poder escapar.Después de un par de minutos, el avión aterrizó. Antes de desembarcar, Cristal revisó el itinerario de su próximo vuelo; Tenía un par de horas para revisar la herida en su tobillo y conseguir alimentos sin temor de que la comida contuviera algún tipo de sustancia.Cristal caminaba lentamente por el pasillo hacia el área internacional cuando unos encargados del aeropuerto le impidieron continuar.— Nos informaron que tiene una herida y hemos llamado a un médico para que la atienda — le dijo uno de los hombres.— Fue un accidente que tuve mientras me dirigía al aeropuerto — respondió Cristal. — Yo puedo encargarme —.— No podemos permitir que deambule por el aeropuerto en esas
El disparo realizado por Cristal había quebrantado una de las leyes de los licántropos. Kogan miró la expresión de enojo en los ojos de Tou; esto le indicaba que deseaba matarla. Sin embargo, la aparición de las lunas de sus hermanos dio un cambio inesperado.— ¿Elena, qué haces aquí? Te dije que esperarás en el Jet — le recrimina Hiro.— ¡No! — soltó Cristal con temor en su voz. — ¡Elena, tú también sabías de esto! — espetó con lágrimas en los ojos al reconocer la voz familiar de su amiga.— ¡Cristal! — gritó Elena, sorprendida de encontrarla en este lugar, con un arma en sus manos y los deltas de Tou rodeándola listos para atacar. — ¿Qué está pasando aquí? — exigió saber.— ¿También la conoces? — preguntó Tou, sorprendido de que Elena conociera a esa humana.La pareja de Hiro no tuvo que preguntar para deducir lo que estaba ocurriendo. Kogan no había devuelto a Cristal.— ¡Me dijiste que Kogan la iba a regresar! — le reclamó Elena a Hiro por haberle mentido.— Si logras convencerla d
En el jet de regreso al territorio de Kogan, Elena, Lynn y Tou esperaban explicaciones sobre los acontecimientos de esa semana. Sin embargo, Kogan estaba concentrado en su luna dormida y le pedía a Lynn que revisará los rasguños y golpes del cuerpo de Cristal.— Esto es lo que pasa cuando un lobo tonto no sabe cómo cuidar de su pareja adecuadamente — dijo una voz enojada.— ¡Nunca quise que estuviera asustada o lastimada! — enfatizó Kogan, mirando a cierta loba con ojos asesinos por su comentario.— ¡Debiste decirme! Yo hubiera conversado con ella — le reclamó Elena.— ¡Es mi luna! Le iba a decir a mi manera —.— ¡Eres un idiota, Kogan! De la manera que lo hiciste no funcionó y es imperdonable la condición de tu luna — le recriminó Elena.— ¡Ya basta! — intervino Hiro, frustrado, sabiendo que su pareja no se iba a quedar callada y señalando a Elena le dijo: — Tú en parte tienes la culpa de cómo se dieron los acontecimientos —.— ¡Yo no tuve nada que ver con el secuestro y la violación!
Cristal se encontraba rodeada por una densa oscuridad. Por más que caminaba, no encontraba un camino por donde seguir. No estaba asustada; sin embargo, sentía que debía hallar algo que le pertenecía.— ¡¿Dónde estás?! — se preguntó con mucha frustración. — ¡Por favor, ven a mí! — suplicaba ella.Cristal buscaba con desesperación en la oscuridad. De repente, vio unos iris dorados brillando en la penumbra. Con cautela, se acercó, y pronto distinguió la silueta de un imponente lobo.El hocico de aquel inmenso animal pasaba fácilmente sobre su cabeza. Cristal jamás había visto un lobo tan grande e imponente en su vida. Y por muy extraño que pareciera, no tuvo miedo y en ningún momento se sintió en peligro ante esta temible bestia.Aquel inmenso lobo, que mostraba gran poder, se acercó e inmediatamente se inclinó ante ella. Cristal podía sentir lo sumiso que estaba. Con un poco de recelo, estiró su mano para tocar su hermoso pelaje negro. El lobo inmediatamente comenzó a emitir un suave gru
El viaje de regreso al territorio de Kogan fue rápido, y al aterrizar, Kogan observó a Cristal junto con las parejas de sus hermanos subir a un transporte diferente.Kogan se sentía incómodo con esta decisión. Aunque había regresado a su territorio, deseaba estar cerca de su luna. Además, la idea de que en cualquier momento un grupo de pícaros o lobos de otras manadas pudiera atacarlos lo mantenía en constante alerta.Esta idea era claramente improbable, dado que estaban lejos de las fronteras de su territorio. Sin embargo, Kogan desconocía que este deseo de protección era parte de sus instintos tras haber encontrado a su pareja. Así que asignó a su mejor beta, Roland, como el chofer de su luna y, viendo alejarse el vehículo donde ella se encontraba, él y sus hermanos subieron a otro auto, manteniéndose muy cerca.— ¡Estoy harto de decir que te calmes! — le dijo Hiro, notando la preocupación evidente en su hermano mayor. — Nuestras lunas le van a explicar todo. Mientras Cristal no comp
En el otro vehículo, a pocos metros de donde se encontraban los alfas, Elena y Lynn le explicaban a Cristal la existencia de los licántropos, sorprendidas de que ella fuera la pareja de Kogan y del fuerte lazo que los unía.— ¿De veras creen que voy a creer lo que me dicen? — preguntó Cristal, desconcertada.— Sé que es difícil de entender, pero lo que te estamos diciendo es verdad, los licántropos existimos — aseguró Elena.— Si están inventando todo esto para justificar lo que Kogan me hizo, se equivocan... —.— ¡No lo estamos inventando! — espetó Lynn con firmeza, interrumpiendo a Cristal. — Tú eres la pareja de Kogan —.— ¡Ya te dije, no soy su...! — Cristal se cubrió la boca al percatarse de que no pudo terminar de hablar. Elena observó con curiosidad como Cristal tapaba su boca y se tocaba el cuello, intrigada por su extraño comportamiento. Le preguntó:— ¿Sientes algo cuando ves a Kogan o cuando te toca? —.— ¡No siento na...! — nuevamente, los labios de Cristal le impidieron te
Sam, quien iba al volante del vehículo en el que viajaban los alfas, mantenía una distancia considerable, pero lo suficientemente cerca del vehículo donde se encontraba su luna. Iba tranquilo, pensando que su luna ya debía haber comprendido que era la pareja de su alfa.“Roland, ¿cómo va todo?”, preguntó al primer beta por el enlace.“Mmm… Nuestra luna lo está comprendiendo”, respondió Roland con la misma tranquilidad, ya que había estado escuchando cómo las lunas Elena y Lynn le explicaban a Cristal sobre su mundo.“¡Excelente! Ya no tendremos que seguir persiguiéndola”, mencionó Sam, aunque su felicidad no duró mucho, pues pocos minutos después de preguntarle a Roland, el vehículo frente a él se detuvo abruptamente.— ¡¿Qué está pasando?! — preguntó Kogan, alarmado por lo que acababa de suceder.— ¡Es la luna! — dijo Sam de inmediato, mientras aparcaba el auto. Todos vieron cómo Cristal salía del vehículo muy alterada, corriendo hacia el inmenso bosque. Observaron a Elena correr tras