En el jet de regreso al territorio de Kogan, Elena, Lynn y Tou esperaban explicaciones sobre los acontecimientos de esa semana. Sin embargo, Kogan estaba concentrado en su luna dormida y le pedía a Lynn que revisará los rasguños y golpes del cuerpo de Cristal.— Esto es lo que pasa cuando un lobo tonto no sabe cómo cuidar de su pareja adecuadamente — dijo una voz enojada.— ¡Nunca quise que estuviera asustada o lastimada! — enfatizó Kogan, mirando a cierta loba con ojos asesinos por su comentario.— ¡Debiste decirme! Yo hubiera conversado con ella — le reclamó Elena.— ¡Es mi luna! Le iba a decir a mi manera —.— ¡Eres un idiota, Kogan! De la manera que lo hiciste no funcionó y es imperdonable la condición de tu luna — le recriminó Elena.— ¡Ya basta! — intervino Hiro, frustrado, sabiendo que su pareja no se iba a quedar callada y señalando a Elena le dijo: — Tú en parte tienes la culpa de cómo se dieron los acontecimientos —.— ¡Yo no tuve nada que ver con el secuestro y la violación!
Cristal se encontraba rodeada por una densa oscuridad. Por más que caminaba, no encontraba un camino por donde seguir. No estaba asustada; sin embargo, sentía que debía hallar algo que le pertenecía.— ¡¿Dónde estás?! — se preguntó con mucha frustración. — ¡Por favor, ven a mí! — suplicaba ella.Cristal buscaba con desesperación en la oscuridad. De repente, vio unos iris dorados brillando en la penumbra. Con cautela, se acercó, y pronto distinguió la silueta de un imponente lobo.El hocico de aquel inmenso animal pasaba fácilmente sobre su cabeza. Cristal jamás había visto un lobo tan grande e imponente en su vida. Y por muy extraño que pareciera, no tuvo miedo y en ningún momento se sintió en peligro ante esta temible bestia.Aquel inmenso lobo, que mostraba gran poder, se acercó e inmediatamente se inclinó ante ella. Cristal podía sentir lo sumiso que estaba. Con un poco de recelo, estiró su mano para tocar su hermoso pelaje negro. El lobo inmediatamente comenzó a emitir un suave gru
El viaje de regreso al territorio de Kogan fue rápido, y al aterrizar, Kogan observó a Cristal junto con las parejas de sus hermanos subir a un transporte diferente.Kogan se sentía incómodo con esta decisión. Aunque había regresado a su territorio, deseaba estar cerca de su luna. Además, la idea de que en cualquier momento un grupo de pícaros o lobos de otras manadas pudiera atacarlos lo mantenía en constante alerta.Esta idea era claramente improbable, dado que estaban lejos de las fronteras de su territorio. Sin embargo, Kogan desconocía que este deseo de protección era parte de sus instintos tras haber encontrado a su pareja. Así que asignó a su mejor beta, Roland, como el chofer de su luna y, viendo alejarse el vehículo donde ella se encontraba, él y sus hermanos subieron a otro auto, manteniéndose muy cerca.— ¡Estoy harto de decir que te calmes! — le dijo Hiro, notando la preocupación evidente en su hermano mayor. — Nuestras lunas le van a explicar todo. Mientras Cristal no comp
En el otro vehículo, a pocos metros de donde se encontraban los alfas, Elena y Lynn le explicaban a Cristal la existencia de los licántropos, sorprendidas de que ella fuera la pareja de Kogan y del fuerte lazo que los unía.— ¿De veras creen que voy a creer lo que me dicen? — preguntó Cristal, desconcertada.— Sé que es difícil de entender, pero lo que te estamos diciendo es verdad, los licántropos existimos — aseguró Elena.— Si están inventando todo esto para justificar lo que Kogan me hizo, se equivocan... —.— ¡No lo estamos inventando! — espetó Lynn con firmeza, interrumpiendo a Cristal. — Tú eres la pareja de Kogan —.— ¡Ya te dije, no soy su...! — Cristal se cubrió la boca al percatarse de que no pudo terminar de hablar. Elena observó con curiosidad como Cristal tapaba su boca y se tocaba el cuello, intrigada por su extraño comportamiento. Le preguntó:— ¿Sientes algo cuando ves a Kogan o cuando te toca? —.— ¡No siento na...! — nuevamente, los labios de Cristal le impidieron te
Sam, quien iba al volante del vehículo en el que viajaban los alfas, mantenía una distancia considerable, pero lo suficientemente cerca del vehículo donde se encontraba su luna. Iba tranquilo, pensando que su luna ya debía haber comprendido que era la pareja de su alfa.“Roland, ¿cómo va todo?”, preguntó al primer beta por el enlace.“Mmm… Nuestra luna lo está comprendiendo”, respondió Roland con la misma tranquilidad, ya que había estado escuchando cómo las lunas Elena y Lynn le explicaban a Cristal sobre su mundo.“¡Excelente! Ya no tendremos que seguir persiguiéndola”, mencionó Sam, aunque su felicidad no duró mucho, pues pocos minutos después de preguntarle a Roland, el vehículo frente a él se detuvo abruptamente.— ¡¿Qué está pasando?! — preguntó Kogan, alarmado por lo que acababa de suceder.— ¡Es la luna! — dijo Sam de inmediato, mientras aparcaba el auto. Todos vieron cómo Cristal salía del vehículo muy alterada, corriendo hacia el inmenso bosque. Observaron a Elena correr tras
— ¿¡Qué fue eso!? — preguntó Elena, preocupada, al escuchar un árbol caer.Habían pasado varios minutos desde que Rax corrió detrás de Cristal.— ¿Crees que le hará daño? — preguntó Lynn.— No lo creo, es su compañera — respondió Tou. Todos esperaban pacientemente cerca de los vehículos a que Rax volviera con su luna fugitiva.— Tenía los ojos rojos; eso no es bueno. Nunca lo había visto así — dijo Elena, con una profunda preocupación en su rostro. Minutos después, se escuchó un fuerte grito. — Iré por ella —.— Es su luna; ellos deben resolver sus problemas — la detuvo Hiro, sujetando su brazo.— ¡Pero Cristal apenas lo está asimilando! ¿Acaso no la viste? ¡Estaba aterrada! Rax debe comprenderlo —.— Es decisión de ella creerles a las buenas o, en este caso, a las malas — mencionó Hiro.— Él no piensa rechazarla. Debemos hacer que lo acepte. Ya se apareó con ella; su lobo no resistirá mucho tiempo alejado de su pareja — informó Tou.— ¡Ha sido una semana agotadora! — espetó Roland, ll
Había pasado casi un día, y Cristal aún no despertaba. Kogan, acompañado de sus hermanos y sus lunas, permaneció toda la noche junto a ella, velando en silencio.Cristal había tenido algo de fiebre, pero nada que indicara que estuviera en peligro de muerte. Kogan se encontraba intranquilo, preocupado por su estado y molesto con su lobo.— ¡Definitivamente, es tu luna escogida por la Diosa! — mencionó Hiro, acompañando a su hermano mientras hacían un recorrido por la manada para calmar su angustia. — Si hubiera sido solo un capricho, ya estaría muerta —.Está prohibido marcar a las humanas porque la fuerza del vínculo con un licántropo es tan poderosa que ellas no sobreviven más de unas pocas horas.— La mordiste por la espalda, del lado incorrecto del cuello. Su herida va cicatrizando lentamente, y está tomando el color oscuro típico de la marca. Nunca dudé que ella fuera mi luna — afirmó Roland, quien caminaba a su derecha.— Hermano, sé que estás preocupado, pero debes estar tranquil
Cristal se encontraba nuevamente en ese sendero oscuro. En su búsqueda por encontrar la forma de salir de aquel extraño sitio, logró visualizar una cinta de color rojo brillante. La siguió, sabiendo que la guiaría a donde pertenecía. Mientras caminaba, alcanzó a ver el final de la cinta; al acercarse, distinguió que la cinta se detenía justo en el cuello de una silueta envuelta en oscuridad. Aquella silueta comenzó a avanzar, revelando a Kogan.El extremo de la cinta terminaba justamente en el cuello de él. Cristal buscó con la mirada al lobo que había visto antes, sin hallarlo. De repente, una fuerte brisa la sacudió, y vio cómo una especie de humo negro recorría el cuerpo de Kogan. En cuestión de segundos, el inmenso lobo negro se hizo presente.Cristal retrocedió con temor, recordando sus últimos encuentros con ese animal, él la perseguía como un cazador acechando a su presa. Recordó sus ojos rojos y la mordida en su cuello. Deseaba correr, pero se abstuvo al ver que la cinta roja r