Rachel Ward se había convertido en la obsesión de Ludwig Reeves. Desde el momento en que la vio, juró que aquella mujer iba a ser suya. La chica mojigata de mirada profunda y perturbadora, labios sensuales y rostro angelical; se convirtió en un reto que no estaba dispuesto a rechazar, aún y cuando, su inocencia y timidez fueran un gran obstáculo para un hombre tan perverso. Después de aquella noche, en la que tuvo una probada del fruto de la tentación, del olor a inocencia, del ángel caído del cielo; decidió ir tras ella y satisfacer sus deseos más oscuros y prohibidos, sin saber que, aquel reto, se convertiría en su perdición; en la manzana prohibida de su propio paraíso. Una chica inocente y angelical entrará en un mundo oscuro y lleno de depravación que cambiará toda su vida de la noche a la mañana. Su ingenuidad será el motivo de sus desgracias y la causa por la que dos hombres se obsesionarán con ella y estarán dispuestos a hacerlo todo para tenerla. Un enfrentamiento que provocará terribles consecuencias y en la que solo uno será el gran vencedor. Reeves, hará lo que sea para quitar de su camino a todo lo que se interponga en sus planes de hacerla suya. El destino de Rachel estará en las manos del hombre más oscuro y peligroso, uno capaz de llegar hasta las últimas instancias para obtener lo que quiere, un hombre al que todos llaman… Amo de la perversión. Reeves, está aquí y ahora la quiere a ella. Identificador 2108259036837 Fecha de registro agosto-2021 © Todos los Derechos Reservados
Leer másSus hermosos ojos violetas por fin se abren de par en par.―Hola, preciosa, bienvenida.Sonrío feliz y la beso en los labios.―Hola.Me dice con la voz cansada.―¿Dónde están nuestros hijos?Después de un parto tan agotador y complicado, cayó rendida por un par de horas. Me sentí profundamente orgulloso de ella cuando la vi pujar con todas sus fuerzas para traer al mundo a nuestros dos preciosos bebés. Mantuve su mano sujeta en todo momento, dándole fuerzas y aliento durante cada segundo que duró la mágica y maravillosa travesía que vivimos juntos. Fue un momento único y especial que atesoraré para toda mi vida. Resultó toda una gran sorpresa para nosotros cuando el médico nos comunicó que tendríamos mellizos. Al principio sentí temor de no ser capaz de ser un buen padre para mis hijos, pero una vez que oí los latidos fuertes y poderosos de sus corazoncitos, supe que daría mi vida para protegerlos. Los amé desde el primer momento. Mi adorada esposa rechazó la cesárea, porque quiso expe
Tiemblo de pavor al recordar que estuve a punto de perder a mi familia cuando ese asesino quiso llevarse a mi mujer de mi lado. Disfruté con placer cuando ese hijo de puta suplicaba, aterrorizado, para que les quitara a los puercos de encima. No aparté mis ojos de él mientras observaba la manera en que era devorado vivo por ellos.Beso el rostro de mi mujer mientras permanece dormida. La observo durante largos minutos y, le agradezco a Dios, por devolverla a mis brazos. Cierro los ojos y suspiro profundo. Afortunadamente, la vida me dio una nueva oportunidad que no pienso desperdiciar. Ella me ha cambiado, ha renovado mi fe y mis esperanzas y me ha convertido en un hombre nuevo. Uno que está loco y enamorado de la mujer de su vida.―Sabes que puedo oírte, aunque no menciones ni una palabra.Abre sus impresionantes ojos violetas y pone a palpitar mi corazón a la velocidad de la luz. Alzo una ceja y sonrío divertido antes de tirar de su cuerpo y acurrucarla contra mi pecho. Me relamo los
Mantengo la mirada fija sobre el dispositivo que, Massimo, lleva en su mano. En él podemos ver la ubicación en la que ella se encuentra. Estoy impaciente, necesitamos llegar a Rachel, antes de que se encuentre con ese maldito. Gracias a la tecnología que posee en su guarida secreta, el especialista pudo acceder al teléfono de Anika y clonarlo. Pudimos leer todos los mensajes que, mi esposa y ese maldito, se escribieron desde el instante en que hicieron contacto y cada uno de los que han intercambiado hasta este momento. Así descubrimos la hora y la dirección del lugar en el que se iban a encontrar.―Estamos cerca ―nos alerta a mí y a Robert―. No podemos dejarnos ver hasta que Rachel se encuentre fuera de peligro.Ambos asentimos en respuesta. Acaricio la pistola que llevo guardada en la pretina de mi pantalón.―Jacob entrará en posición una vez que nos detengamos cerca del lugar en el que van a verse ―les explico a Robert y a Massimo―. Es un tirador experto. Si tiene el blanco disponib
Nunca antes sentí tanto miedo como ahora. La vida de mi mujer y la de mi hijo, penden de un hilo.―¿Qué m****a, Ludwig? ―pregunta, Massimo, con el mismo tono de desesperación que usé con Victoria, segundos atrás―. ¿Qué es lo que está pasando con Rachel?Sin necesidad de que se lo diga, Robert comprende la situación.―Iré a llevar a mi esposa, a su habitación. Voy a pedir que preparen un té para ella, está muy alterada. Me reuniré con ustedes en unos minutos.Ambos asentimos en respuesta. Espero a que ellos se alejen para tenderle la nota a Massimo.―Léelo por ti mismo ―le digo con un tono de voz sombrío que augura el infierno que está por venir. Voy a mover cielo y tierra hasta encontrarla―. Pero hazlo rápido, Massimo, porque iré ahora mismo a buscar a mi mujer y nada ni nadie podrá detenerme.Desdobla la hoja y lee su contenido. Apenas termina de leerla, eleva su cara y me mira a los ojos con determinación.―Prepararé al equipo e iremos por ella ―me dice determinado―. Pero antes neces
Tiemblo de pies a cabeza cuando escucho que el teléfono repica. Inhalo profundo, antes de responder.―Dígame, reverendo.Respondo segura.―Qué bueno es oírte de nuevo, preciosura ―siento repulsión tan solo al escuchar su voz―. Me gusta que seas una chica obediente, Rachel.Cierro los ojos y los aprieto con fuerza. Sé que pronto terminaré con esto, solo debo soportarlo hasta que llegue el momento oportuno. Convencerlo de que me tiene bajo su control.―Escucho sus instrucciones, padre Graham.Hasta ahora le he hecho pensar que soy la misma chica tonta e ingenua que conoció en otrora. Que puede manipularme a su antojo.―Por fin ha llegado el día de estar juntos, cariño ―expresa con orgullo―. De ser felices para siempre.Tiemblo de pies a cabeza. Lo único en lo que pienso es en el momento en que hunda mi daga en el fondo de su estómago. Vengar la muerte de mi madre y matarlo antes de que le haga daño al hombre que amo.―Muero por reunirme con usted, reverendo. Lo he esperado durante todo e
La señal recibida desde el rastreador de la pequeña, nos lleva a un barrio de los suburbios situado muy cerca de la zona en la que está ubicada la residencia De Luca.―Muy apropiado para ese maldito hijo de puta.Espeto, plagado de ira.―Todo fue planeado meticulosamente ―comenta Massimo en el mismo tono―. Es así como supo cada uno de nuestros movimientos y el momento preciso para actuar.Estoy deseoso por poner mis manos sobre él y acabar con su miserable vida.―Estamos llegando.Anuncia Jacob al estacionarse a un lado del paraje abandonado.―¿Qué lugar es este?Pregunta, Robert, sorprendido por el estado de abandono en el que se encuentra el lugar. Esta vez es Antonio el que responde.―La guarida perfecta para alguien que no quiere ser encontrado.Eso es justamente lo que pensé. Massimo les da las instrucciones a sus hombres para que rodeen la casa y estén atentos a cualquier movimiento. Los cinco nos preparamos para asaltar la cabaña, con la esperanza de salvar la vida de la pequeña
Estoy nerviosa. No sé si pueda quedarme tranquila sabiendo que todas las personas que me importan corren peligro.―Prométeme que volverás. Se inclina y me besa en los labios al cubrirme con la sábana.―Nada ni nadie me va a impedir volver a ti, cariño ―me vuelve a besar y se pone de pie―. Descansa, por favor, ha sido demasiado estrés para ti durante las últimas veinticuatro horas. Piensa en nuestro hijo. Él te necesita más que nunca.Asiento en respuesta, pero, por más que me lo pida, no voy a poder quedarme tranquila hasta que regrese a mí. Después de esperar a que se cambie de ropa y salga de la habitación, me pongo de pie. Me acerco a la ventana y los observo, mientras se preparan para salir a cazar a ese asesino. No sé por qué siento una extraña sensación de angustia. Media hora después, veo salir a Lud, junto a Robert y Jacob, sus inseparables compañeros de aventura. Al menos eso me deja un poco tranquila, porque sé que ellos no permitirán que nada le pase al padre de mi hijo. An
―Lo siento ―indica, Massimo, antes de levantar a la chica como un saco de papas y arrojarla sobre su hombro―. La fiebre la está haciendo desvariar.Todos miramos, desconcertados, la escena.―¿Qué estás haciendo, bruto? No estoy desvariando ―se queja la chica al volar por los aires―. Nunca he hablado más serio en toda mi vida.Massimo ignora sus reclamos, mientras abandonan la habitación.―Te prometo que te amarraré a la cama si no dejas de decir tonterías.La escena me parece surreal. ¿Qué acaba de pasar entre esos dos? Vuelvo a poner mi atención en mi mujer.―Señores, ¿pueden, por favor, dejarme a solas con mi mujer?Robert se acerca a Dee-Dee y se hace cargo de ella.―Ven conmigo, Anika. Te prometo que, esta misma noche, vamos a resolver lo de tu pequeña.Rachel y yo mantenemos nuestras miradas fusionadas, mientras el resto de las personas se encarga de sus asuntos. Después de que todos salen, me acerco a mi mujer.―¿Qué idea tan absurda se le ha ocurrido a esa cabecita?Baja la mira
Ese mismo día, en la madrugadaDespués de la media noche, Ludwig, Robert, Jacob, Antonio y yo, nos dirigimos al escondite en donde tenemos oculto a ese puto senador. Después de dos horas de torturas dolorosas, a las que ningún ser humano podría resistirse, no logramos sacarle ninguna información importante a ese maldito hijo de puta.―¿A quién se la vendiste?Abre el único ojo que, hasta ahora, le sirve.―No… No lo sé ―gime adolorido―. El comprador fue anónimo. Nunca nos interesamos en su identidad.Le doy un puñetazo en el costado que le hace crujir los huesos.―¿Vas a dejarme alguna parte que sirva? ―comenta Robert, en tono irónico―. ¿Piensas quitarme la diversión?Inhalo profundo y me separo de ese miserable.―Ya no me sirve de nada ―expreso afligido―. Es todo tuyo.Hay un dolor insoportable presionando dentro de mi pecho. He perdido las esperanzas de encontrar a mi hermana. Es como buscar una puta aguja en un pajar. Ninguno de los libros que ese miserable escondía en los archivos q