Se casó para salvar a su madre, pero, al enamorarse, se dio cuenta de que su esposo no la amaba. Un matrimonio por conveniencia la unió a la vida de Theo, un hombre que se refugió en el alcohol luego de la trágica muerte de su primera esposa. Luego de luchas para darle un lugar seguro a su esposo, Valeska es testigo de cómo el cariño de él, se desvía a otra mujer, la cual, es la hermana de su difunta esposa. Todo lo que ella creyó construir, fue arrebatado de un momento a otro. Vivió injusticias y decepciones hasta que su corazón no pudo más y decidió aferrarse a la palabra dada a su difunto suegro: «En tres años, serás libre de divorciarte». Pero, ¿qué pasará cuando Theo pierda a Valeska? ¿Luchará por su amor o ya será demasiado tarde? Lejos de Theo, Valeska solo quiere vivir tranquilamente con su hijo, pero se ve arrastrada a un torbellino aún más complejo a causa de Lisandro, el enemigo de su esposo. Cuando estos dos hombres le ofrezcan su corazón al mismo tiempo ¿A quién debería elegir Valeska?
Leer másLisandro observaba la expresión de Valeska con la misma intensidad con la que un hombre que ha estado al borde del abismo observa el primer rayo de luz en el horizonte. Su mirada observaba cada matiz en su rostro, cada pestañeo, cada ligera contracción de sus labios, temeroso de que en cualquier momento su agotamiento físico y la agitación emocional terminaran por quebrarla.Había sido una noche larga, cargada de enfrentamientos, de verdades a medias y de palabras que quizás nunca debieron decirse en público. Pero lo que más le preocupaba no era la opinión de los demás, ni la manera en que la sociedad interpretaría su defensa apasionada frente a Theo y sus seguidores, sino el peso que todo esto debía estar ejerciendo sobre los hombros de Valeska. ¿Cuánto más podría soportar antes de que su cuerpo y su mente pidieran una tregua?—No me mires así, Lisandro —susurró ella, con una media sonrisa cansada, apoyando la cabeza en el respaldo del sillón. La tela suave del vestido se arrugó lige
Su mirada se endureció al encontrar a Theo frente a ella, con los ojos cargados de emoción y el semblante de un hombre que había perdido todo. Como si fuera un pobre miserable y no el hombre que le arrebató las oportunidades de vivir un matrimonio feliz.—No hace falta que hagas esto —dijo con frialdad, deslizando la chaqueta por sus brazos para devolvérsela.Theo la detuvo con suavidad, pero manteniendo ese toque de firmeza. —Por favor, solo escúchame —rogó, su voz salió tensa por la emoción contenida—. Sé que no tengo derecho a pedir nada, pero necesito que me escuches, Valeska.Ella inspiró profundamente, tratando de contener su incomodidad. La imagen de Theo, que una vez fue un pilar en su vida, ahora se le hacía ajena. Pero la mirada de arrepentimiento en sus ojos la hizo dudar, aunque solo por un instante.—Después de que te fuiste… después de que me dejaste —continuó Theo, su voz se quebró un poco—, entendí muchas cosas. Me di cuenta de lo injusto que fui contigo, de lo cruel q
La fiesta en honor a Valeska había comenzado con un aire de elegancia y éxito. Lisandro, con su meticulosa planificación, no solo se había asegurado de que la celebración reflejara el esfuerzo y crecimiento profesional de Valeska, sino que también la rodeara de las personas adecuadas para abrirle puertas en el futuro. Empresarios de renombre, inversionistas con amplios capitales y figuras influyentes del mundo corporativo se encontraban entre los invitados, brindando y conversando con un aire de camaradería.Valeska sabía que esta fiesta no era solo para despedirla temporalmente de la empresa, sino también para establecer los cimientos de la nueva vida que Lisandro parecía querer que construyera.Sin embargo, había una pequeña espina clavada en su pecho que no la dejaba relajarse por completo. Entre los asistentes, había varios contactos cercanos a Theo, hombres y mujeres con los que él solía relacionarse en el mundo de los negocios. Su mera presencia la inquietaba.No podía evitar pr
La gran sala de conferencias estaba llena de inversores, arquitectos y directivos de las empresas más importantes del sector. Los ventanales de piso a techo dejaban entrar la luz del mediodía, reflejándose sobre la brillante mesa de cristal que presidía la sala. Había tensión en el ambiente, expectación por los resultados de la licitación, pero Valeska solo podía sentir el estruendo de su propio corazón latiendo en sus oídos.Este era el momento.Se había preparado para esto durante meses. Desde que Lisandro le había dado la responsabilidad de liderar el proyecto, había puesto cada fibra de su ser en asegurarse de que la presentación fuera impecable. No podía darse el lujo de fallar.Con una postura firme y la mirada enfocada, presentó cada punto con precisión. Habló de los materiales de construcción, la eficiencia del diseño, el impacto económico del proyecto y los beneficios a largo plazo. Su voz era clara y segura, y cada diapositiva en la pantalla reforzaba la solidez del plan.Cu
El eco de los pasos apresurados y las órdenes murmuradas se mezclaban con el sonido distante de monitores y susurros en la sala de emergencias. El aire tenía ese característico aroma estéril a desinfectante y medicamentos, una mezcla que a Valeska le resultaba inquietantemente familiar.No otra vez.Cada segundo que pasaba en esa camilla le recordaba con cruel precisión la última vez que había estado en una situación similar. Su cuerpo aún estaba temblando, su respiración entrecortada y la ansiedad se aferraba a su pecho como un peso insoportable. Pero, al menos esta vez, no estaba sola.Lisandro nunca se alejó de su lado.Su presencia era una constante silenciosa, una sombra firme y preocupada que no la dejó ni por un instante mientras los médicos la examinaban. No pronunció una sola palabra de queja, ni siquiera cuando los minutos se convirtieron en horas y las preocupaciones se apilaron en su mente como una avalancha de pensamientos caóticos.Cuando finalmente la llevaron en una si
La reunión de progreso sobre el nuevo proyecto se llevó a cabo en una de las salas más amplias y sofisticadas de la empresa. El ambiente, como siempre que Lisandro estaba presente, era tenso, meticulosamente estructurado y cargado de expectativas. Él no aceptaba nada menos que la excelencia, y cada persona en la sala lo sabía. Sin embargo, en esta ocasión, había algo diferente: Lisandro no estaba solo.Junto a él se encontraba un hombre de estatura media, cabello castaño claro, perfectamente peinado y una expresión afable que contrastaba con la mirada siempre severa de Lisandro. Se trataba de Marco D'Alessio, un inversionista de renombre, y uno de los socios con los que Fiore acababa de cerrar un acuerdo clave para el crecimiento del proyecto.D'Alessio, a diferencia de otros empresarios que se mantenían en una postura rígida y calculadora, irradiaba un carisma natural que hacía que todos a su alrededor se sintieran cómodos. Y, como era de esperarse, cuando Lisandro presentó a Valeska
Desde aquella noche en la que Lisandro estuvo a punto de confesar sus sentimientos, Valeska había sentido un torbellino emocional que no la dejaba tranquila. Su mente, siempre tan lógica y estructurada, ahora se veía inundada de preguntas sin respuestas claras. ¿Qué esperaba Lisandro de ella? ¿Por qué la había elegido precisamente a ella, cuando podía tener a cualquier mujer que quisiera? ¿Era su ego hablando, su deseo de venganza contra Theo, o acaso había algo más en todo esto?No quería pensar demasiado en ello, pero era imposible evitarlo cuando su propio cuerpo reaccionaba de manera involuntaria ante su presencia. Sentía su pecho apretarse cuando lo veía, su respiración se alteraba sin querer cuando sus miradas se cruzaban, y su mente divagaba con recuerdos de la intensidad de sus palabras. «Nunca he tenido una mujer cercana a mí. Tú eres la única excepción».No quería ser una excepción en la vida de un hombre como él.Por eso, hizo lo único que sabía hacer cuando algo la desesta
El interior del coche se volvió sofocante de repente, como si el aire se hubiera vuelto denso, pesado, incapaz de ser respirado con normalidad. Valeska sentía su propia temperatura elevarse, pero no por el calor del vehículo ni por la calefacción, sino por la intensidad de la pregunta que Lisandro acababa de hacerle.«Nunca he tenido una mujer cercana a mí. Tú eres la única excepción. ¿Nunca te has preguntado por qué?»Valeska abrió los labios, pero no logró articular sonido alguno. ¿Qué quería decir con eso? Su mente trabajaba a toda velocidad buscando una respuesta que pudiera encajar con lo que ya sabía de él. Sin embargo, lo único que encontraba era un vacío.Por supuesto que se había preguntado por qué Lisandro Fiore, un hombre que parecía no necesitar de nadie, la había mantenido cerca desde el principio. Pero nunca le había dado demasiadas vueltas al asunto, porque, después de todo, la respuesta parecía obvia.Finalmente, y con la voz más inestable de lo que habría querido, log
Valeska caminó por los pasillos de la empresa con la cabeza en alto y una postura que reflejaba seguridad, aunque por dentro una ligera inquietud se aferraba a su pecho. Sabía que enfrentarse a un equipo nuevo nunca era sencillo, mucho menos cuando llegabas en circunstancias especiales.El hecho de que Lisandro la hubiera elegido personalmente para liderar el proyecto la colocaba en una posición delicada. No era ajena a las habladurías de oficina ni a los prejuicios que muchos solían tener hacia aquellos que obtenían oportunidades por recomendación directa. Sin embargo, ella no era el tipo de persona que se escondía detrás de las sombras o permitía que la subestimaran. Iba a demostrarles a todos que estaba allí por méritos propios.Cuando llegó a la sala de reuniones, empujó la puerta con suavidad y se encontró con un grupo de cinco personas distribuidas alrededor de una mesa amplia, cubierta de documentos y laptops encendidas. En cuanto entró, todas las miradas se posaron sobre ella.