CAPÍTULO 06 «Cínico»

A la tarde siguiente, y ajeno a todo lo que estaba sucediendo en su matrimonio, Theo regresaba finalmente a casa. Una extraña sensación de inquietud lo invadía al recordar que, no sabía desde cuándo, pero cada vez que Valeska lo miraba, veía en sus ojos indiferencia y paciencia, como si ya no lo amara.

Pero luego pensó que no podría irse tan fácilmente. Ella era Valeska, la misma que cuando él estaba al borde de la desesperación y el alcohol, fue paciente, lo consoló, lo cuidó, y pasó noches enteras aprendiendo sobre la gestión de su empresa solo para hacerle una propuesta urgente. Ella fue la que, en un momento, se arrodilló ante él, rogándole que no se divorciaran. Esta vez, solo estaba intentando atraer su atención con algún truco.

Al principio, fue su padre quien lo amenazó con la herencia, forzándolo a casarse con una mujer desconocida. Nadie podía reemplazar el lugar que ocupaba su exesposa en su corazón. Para él, volver a enamorarse de otra persona parecía como una traición a su anterior esposa. Pero Celine era diferente, como su hermana, se parecía tanto a su exesposa.

Verla era como tener a su exesposa cerca de él nuevamente. No podía evitar sentir el impulso de cuidarla, y si su esposa estuviera viva, también le habría pedido que cuidara de Celine. Por eso, parecía natural que él la tratara bien.

Solo iría a casa, escucharía las quejas de Valeska, le prometería que no volvería a suceder, y así la tendría nuevamente comiendo de la palma de su mano. Eso era lo que pensaba hasta que entró a casa y el golpe de realidad parecía querer golpearlo, pero era tan testarudo que no lo notaba.

Apenas entró, notó de inmediato que algo había cambiado. Todo parecía vacío, el florero sobre la mesa ya no tenía flores, y las pinturas que Valeska había hecho a mano en las paredes ya no estaban. Parecía como si todas las huellas de ella hubieran desaparecido.

—¡Ya volví! ¿De qué querías hablar? —preguntó mientras detallaba lo que le rodeaba.

Sintió una creciente sensación de inquietud y un temor sutil que se comenzaba a instalar en su pecho.

»¿Valeska? —La llamó dejando pasar un trago de saliva del que no se percató.

Se acercó al salón mientras buscaba alguna señal de vida de su esposa; fue entonces cuando encontró el acuerdo de divorcio firmado por Valeska, en el que ella incluso tachó todas las compensaciones que él le había ofrecido.

El miedo rápidamente se convirtió en ira. ¿Acaso pensaba que él no se atrevería a firmarlo? ¿Qué se creía? Él debería ser quien le entregara ese acuerdo de divorcio.

Tomó su teléfono para llamarla, pero luego pensó que Valeska realmente había ido demasiado lejos, quizá era eso lo que ella quería, tenerlo detrás de ella. Si se atrevía a firmar el acuerdo, él le mostraría lo que significaba irse de su lado. En un par de días, ella estaría llorando y suplicándole que lo perdonara. Conocía muy bien a Valeska, ella lo amaba profundamente.

Tomó el acuerdo entre sus manos y con molestia lo hizo trizas. Pese a que lo había destruido, no se sentía para nada tranquilo, así que optó por llamar a unos amigos para ir a beber y calmar su enojo. Necesitaba despejar su mente.

Ya en el bar, sus amigos llegaron uno a uno, y Celine, no sabía cómo, pero también apareció a su lado. Sin embargo, en esa ocasión, Theo estaba tan preocupado por Valeska que no tenía tiempo para enfrentarse a los ojos de Celine. Había notado que parecían a punto de llenarse de lágrimas por su indiferencia.

—¿Qué te sucede, hermano? Tienes una cara de tragedia como si alguien hubiera muerto —cuestionó uno de sus amigos, rompiendo el silencio en el que Theo estaba sumido.

—¿Recuerdan que le pedí a Valeska un acuerdo de divorcio? —cuestionó con la mirada perdida en otro punto lejano de la habitación.

—Cómo olvidarlo, si casi se lo tiraste a la cara en esa ocasión y ella solo se limitaba a llorar para que no la dejaras —continuó el otro, quien  esbozaba una sonrisa traviesa—. ¿Necesitas que la obliguemos a firmarlo? —bromeó para ver la reacción de Theo.

—No es necesario, ella lo firmó —expuso para beber por completo toda su copa de alcohol.

—¿Hizo qué? —expuso en respuesta, sorprendido por la actitud de la chica.

—Felicidades, finalmente has salido del calvario. ¿No era ella la que siempre se negaba a divorciarse? Parece que al fin se ha dado cuenta —felicitó el amigo bromista con una radiante sonrisa mientras le daba un par de golpes en el hombro a Theo.

A diferencia de lo que algún otro podría imaginar, ese comentario solo llenó a Theo de una sensación de incomodidad. ¿Por qué sus amigos hablaban de Valeska como si fuera una carga de la que tenía que liberarse?

En ese momento todo se tornó una pequeña celebración en la que lo felicitaban por su «afortunado divorcio», provocando que el malestar del hombre se hiciera mucho más intensa.

—Ahora está bien, finalmente pueden estar juntos, de forma legítima— dijo una de las chicas, abrazando a Celine por el hombro, la cual sonreía con una aparente molestia y vergüenza.

—¿Por qué tendría que estar con Celine? —cuestionó confundido y notablemente en desacuerdo.

No importaba lo que pudieran decir, Celine era solo la hermana de su exesposa. Él hacía todo lo posible por cuidarla, protegerla, darle lo que quisiera, pero Valeska seguía siendo su esposa. ¿Cómo iba a dejar a su esposa por la hermana de su exesposa?

Todos se quedaron en un gran silencio, mientras intentaban procesar las palabras de Theo. Tanto Celine como su amiga, no esperaban esa respuesta.

—¿No es eso lo que siempre has querido, divorciarte de Valeska y estar con Celine? ¿O acaso no es eso lo que intentabas conseguir cuando la presionabas para que se divorciara? —La amiga no pudo convencerse en hacer la pregunta que ninguno se atrevía.

No respondió en el momento, sino que apartó la mirada, haciéndose el desentendido, sin querer ver los ojos de Celine, que estaban llenos de reproche y lágrimas.

¿Acaso él realmente había estado presionando a Valeska para que se divorciara?

Al principio, cuando Valeska se enojaba con él por Celine, él solo sentía irritación y se enfurecía pensando por qué Valeska no entendía sus dificultades. Pero, en algún momento, comenzó a darse cuenta de que Valeska parecía ya no importarle. No importaba cuántas veces se alejaba de su lado por Celine, ella simplemente lo veía irse en silencio. El cambio en Valeska lo inquietaba, por lo que empezó a hacer cosas cada vez más extremas, con la esperanza de recuperar su atención a través de la ira de ella. Hasta que se dio cuenta de que lo único que podía hacer perder el control a Valeska era el tema del divorcio. Entonces, él…

Solo quería que Valeska lo quisiera como antes. ¿Acaso eso estaba mal?

Mientras su mirada recorría distraídamente la multitud en el bar, para evitar responder, vio una figura familiar en la barra: era Valeska, y a su lado estaba un hombre alto, mostrando una cercanía que a sus ojos era inapropiada.

Aún no había aceptado el divorcio, y ella ya se estaba pegando a otro hombre. La ira de Theo casi lo desbordó. No logró contenerse, sino que, cuando menos pensó, ya estaba de camino en su dirección, su ira amenazaba con desbordarse.

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