Capítulo 312
Mientras tanto, Cintia había seguido a Gabriela hasta su dormitorio.

Esos días hacía más frío; su pierna herida le dolía sutilmente.

—Cintia, —inquirió Gabriela de pronto—, ¿sabías que Álvaro tenía un hermano gemelo?

Cintia se sorprendió un segundo y luego asintió:

—Sí. Murió al nacer, ¿no?

—Ah…

Gabriela se quedó pensativa.

—¿Por qué preguntas por eso de repente? —Cintia, que había tomado un saquito térmico para aliviar el dolor, lo apartó y se acercó con curiosidad, bajando la voz—. Estás muy seria, ¿sucedió algo?

Gabriela no respondió enseguida, contemplando por la ventana los copos de nieve que caían con delicadeza.

—Simplemente nunca lo había escuchado, —confesó con la mirada perdida.

—Es normal, —Cintia se encogió de hombros—. En la familia Saavedra siempre se evitó hablar de ese tema, supuestamente por no entristecer a la señora Sofía… —Luego, con aire conspirativo, agregó—. Pero yo escuché otro rumor: que en realidad el bebé no murió. Nació con algún defecto, y ya sabes cómo es
Continue lendo este livro gratuitamente
Digitalize o código para baixar o App

Capítulos relacionados

Último capítulo

Explore e leia boas novelas gratuitamente
Acesso gratuito a um vasto número de boas novelas no aplicativo BueNovela. Baixe os livros que você gosta e leia em qualquer lugar e a qualquer hora.
Leia livros gratuitamente no aplicativo
Digitalize o código para ler no App