Capítulo 494
De inmediato, el rostro del chico se tiñó de rojo. Había insistido en que lo reconociera como el número uno y, ahora que lo hacía, él se moría de vergüenza.

—Bueno… —murmuró—, así está mejor.

En el escenario, Hans había estado pendiente de Gabriela todo el tiempo, incluso cuando sus compañeros hacían sus solos. Le daba un poquito de celos verla tan concentrada con cada actuación. Un orgulloso leonino necesitaba sentir que su luz era única para la persona que le importaba.

Mientras charlaban, Hans notó la manera en que Cristóbal lo observaba. Esa mirada, normalmente sosegada, hoy parecía… ¿bondadosa?

—Oye, Cristóbal, ¿por qué me miras así? —preguntó Hans, un tanto incómodo.

Cristóbal avanzó un par de pasos y lo abrazó sin previo aviso:

—Nada, solo estoy orgulloso de ti, eso es todo.

Hans aún seguía confundido cuando subió con sus compañeros a la camioneta que los llevaría a la fiesta de celebración. Sacó el celular para revisar las redes y, con el corazón latiendo de expectación, buscó
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