Capítulo 313
Álvaro guardó silencio. Se preguntaba si el malestar de Gabriela se debía a que había pedido ayuda a Oliver y Carmen para tramitar el divorcio, y ellos se lo habrían negado.

—No digas tonterías, —replicó en voz baja mientras le daba un golpecito en la cabeza—. Hoy vendrá tu médico a revisar tu pierna después de comer. No te vayas a largar por ahí.

—Ay, si te dije que estoy bien… ¿para qué tanto médico?

Aunque protestó con palabras, la sonrisa en el rostro de Cintia era inconfundible. Para alguien con su historia, un poco de preocupación y cariño resultaban un tesoro.

—Y procura comportarte con los abuelos, —añadió Álvaro—. Ya sabes cómo son.

—¡Tranquilo! Sé que, como su nieta, tengo que guardar las formas, —Cintia movió la cabeza con energía y se alejó cojeando.

Álvaro se quedó parado frente a la puerta de la habitación de Gabriela, dudó un instante, pero al final prefirió no entrar. Dio la vuelta hacia su propia alcoba, se cambió de ropa y bajó a la cocina para encargar un caldo nutri
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