Bienvenidos al fin del mundo, bienvenidos a esta carrera contra el tiempo en este mundo en el que los Dioses de la nueva era de rigen en base a las emociones, un mundo en el que no todos los dioses son buenos, bienvenidos a esta carrera en la que Killian el Dios de la ira deberá correr contra el tiempo contra su hermano Lucel el Dios del odio, una carrera contra el tiempo en la que se decidirá si la raza humana sobrevivirá o será aniquilada por ser la raza débil ante los dioses.
Leer másLo que Nero comenzó a relatar era una purga de su pasado, una historia sobre aquel chico que lo tuvo todo y al final no tuvo nada.—Becca...Milán lo que hacía cada que quería ver en sus presas lo bueno, malo y el miedo más grande lo pasaba por fases, primero viendo desde lo bueno hasta recordarte lo peor y quebrarte.Su recuerdo era simple, todo comenzaba como un día común; él llegaba a la escuela mientras aparcaba la motocicleta, se quitaba el casco y se sacudía el cabello para pasar su mano y tratar de acomodarlo un poco, volteó a mirar su reloj y eran las 10:07, puso el pie de la moto y la dejó, vestía simple: unos jeans color azul petróleo, camisa blanca, una cazadora negra aunque para ser un simple outfit realmente lo resaltaba entre todos, para ser un chico de 17 años en aquel entonces estaba en demasiada forma, las mangas cortas en él quedaban chicas en sus brazos y en el pecho y en su cuerpo definido pero algo robusto, su cabello era algo rubio oscuro en ese entonces y lo que
Todos aquellos que estaban en el bosque corrieron al ver ese destello que iluminó todo el cielo por unos segundos.—Tristan, mierda.—Milán se volvió en si, y cuando menos se dieron cuenta la chica se había esfumado.—Detesto cuando se desaparece.—Tu si lo puedes hacer idiota.—Lucy sonó algo irritada.La entrada se avistaba y Tristan yacía recargado en un pilar que sostenía el pórtico de la entrada sosteniendo su brazo izquierdo.—Tris...—Porque... tardaron demasiado... hay alguien... que los espera... adentro... Todos pusieron una cara de extrañeza, pero Adelis salió corriendo, y en el pasillo estaba Milán recargada en una pared con los brazos cruzados.
Tristan camino en dirección a la habitación a ver a su hijo que yacía sobre la cama, la habitación se sentía fría y se sentía a la vez cálida, es una forma rara de describir la sensación pero había algo que lo hacía ponerse a pensar en esa situación. Avanzó hacia la cama y descubrió un poco el cuerpo, lo miro detenidamente, sonrió un poco y suspiro.—Sinceramente pensé que tú serías el primero que matarían pero creo que me equivoqué después de todo. Sabes... aún recuerdo la vez que te encontré a las afueras de aquella ciudad, estabas gritando y maldiciendo al cielo mientras provocabas una tormenta eléctrica debido a que te dejaste llevar por tus emociones. Bien lo decían y dicen chico, las emociones en un Dios son lo peor. Sabes…, nunca tuvimos un momento de padre e hijo. Jamás.—Tristan solo lo miraba atentamente.—Recuerdo aquella vez que te vi por primera vez, estabas destrozado, sin propósito o una razón más para
La doctora salió de la habitación, y miró en rededor suyo mientras se limpiaba las manos que tenían sangre todavía, los ojos de ella decían todo sin soltar una sola palabra, agacho la mirada y mientras caminaba en medio de ellos por fin soltó lo que todos imaginaban.—Lo siento.—Su voz sonó apagada, ella también sentía dolor aunque no lo demostrara, ella recordaba que solo Nanika y él eran los únicos que siempre sonreían felizmente en esa casa al igual que cuido de cada uno de ellos conforme llegaban y está noche vio apagarse no solo la llama de un Dios, sino más bien... apagarse un alma que irradiaba luz entre asesinos, vio apagarse la vida de Killian en sus manos. Atravesó la puerta y se detuvo por un momento para suspirar y luego seguir su camino.—¡TU!.—Milán puso a Adelis contra la pared tomándola del cuello con una mano y con la otra empuñando una pequeña daga. —¡Todo
Nero corrió apretando el paso aún más para llegar dentro, reconocia el lugar por las pocas veces que acudió a entrenar con Tristan. ¿Donde está Tristan?, ¿Donde está Milán, Nanika y Kendall?, ¿Donde estaba Caelena?, avistó la entrada y siguió su camino pero en ese trayecto también encontró a casi toda la familia de Killian, el cuerpo de Kendall estaba partido por la mitad y quien haya sido el que lo asesino se aseguró de que estuviera muerto regando todas sus visceras por el camino dejándolo con una expresión de terror en el rostro, el cuerpo de Caelena estaba incrustado en un pilar y parecía haber llorado hasta el último aliento ya que las lágrimas secas en su rostro lo reflejaban pero a pesar de seguir y por fin adentrarse en la casa, nunca vio el cuerpo de Tristan y Milán. Empezó a recorrer pasillos dentro gritando con la esperanza de que alguien siguiese por ahí vivo, alguien que estuviera escondido pero solo había silencio y el eco que resonaba dentr
Ambas se miraron y de ellas se desprendía una aura aterradora.Adelis comenzó a rugir más fuerte ahora y Yarenis soltó un grito igual de fuerte que el de ella.Flechas volaron hacia esa dirección y con una sutil movimiento todas cayeron al suelo. Ella se escondió también en la noche, y ahora Adelis no sabía a donde mirar. Primer golpe en la mejilla seguido de una barrida en la cual en la pequeña fracción de segundo en el que caía hacia atrás la tomó del brazo y arrojó al suelo para luego correr hacia Lucy y Nero, ella brincó y giró como una bailarina de ballet en el aire silenciosamente, estando en el piso de rodillas con un brazo alzado dejó ver las flechas que tenían a los chicos prisioneros. Ambos bajaron y se alejaron en direcciones opuestas para cauterizar sus heridas usando sus habilidades.—Uno vaya por Killian y el otro por la
Afuera el aire corría, y mecia el cabello de Killian suavemente mientras que él con los ojos cerrados imaginaba que era Adelis quien tenía su mano en su cabello y lo mecía suavemente, recordaba la vez que estaba con ella cuando todo había terminado esa vez, aquella en la que ella se acercó a él corriendo y lo abrazó fuertemente, donde lo miró a los ojos y el solo le sonreía a pesar de estar muy malherido, donde ella le decía que todo había acabado y que todo estaría bien ahora, recuerda esa delicada mano que él tomó y beso para después con su otra mano ella pasarla por cabello y reírse entre lágrimas y decirle que era un tonto, acercarse a él mientras un tierno beso le daba en la frente y perderse en ese momento. Recordaba por la brisa que lo acompañaba en ese momento cuando estaban en un campo y ella estaba sentada sobre el césped y llegó, se acostó a su lado y la sonrojó cuando le decía que era la chica más hermosa a la que quería mirar siempre, ella so
Las chicas regresaron al hotel y se acostaron sin mediar palabra con Killian y Nero. Simplemente entraron a su habitación y se acostaron, mientras Allison trataba de procesar todo y solo se culpaba porque por más que quería ayudar ella estaba molesta porque sabía que no podría hacer gran cosa como ellas dos, si fuera más fuerte podría haber entrado en batalla con ella y no solo tratar de evitar ciertos golpes atrapándolos con sus cadenas. Lucy por otra parte se levantó apenas se había acostado y salió al balcón y se perdió mirando las estrellas preguntándose si desde donde estuviera el y su hermana también pensarían tanto en ella como Lucy lo hacia. Por otra parte Adelis solo se preguntaba cómo terminaría todo esto, quien ganaría o si en dado caso perdieran que pasaría con el mundo como lo conoce, ella solo sabe que q
Lucy apretó la espada con fuerza y Adelis cargó con más fuerza y dejaron ver toda su fuerza elevando su aura a topes, mientras que él aura de Samara hacía presencia también esta solo miraba y reía descontroladamente a ambas chicas.—¿Lista?.—Siempre.—Su mirada estaba fija en ella.—¿Tienes un plan?. —¿Alguna vez fallas cuando disparas?.—Jamás.—Perfecto, ese es el plan.De un impulso saltó Lucy hacia ella y chocaron las espadas y Adelis corrió por un costado, lanzó la primera flecha y Samara volteó la mirada tomó a Lucy de un brazo y la usó para repeler la flecha que terminó por agrietar un poco la armadura pero esta no penetro en ella.—¡Carajo!.