REGRISTRO DERECHOS AUTOR INDAUTOR: 072413020500-14 REGISTRO DERECHOS DE AUTOR SAFECRATIVE: 2211032551134 Alejandra Sanromán es una rica heredera californiana, que parece tenerlo todo en la vida. A sus veintidós años, dirige su empresa con éxito y va a casarse con el hombre que ama. Sim embargo a pocas horas de la boda, Alejandra escucha a su esposo Alberto Mejía, nada menos que planeando matarla, así que no le queda más opción que fingir su muerte y escapar. Un año después Alejandra regresará con una nueva identidad y una sola misión: destruir a las personas que la traicionaron. Pero si quiere lograrlo y recuperar su fortuna, entonces debe conseguir el apoyo del único hombre al que Alberto le teme: el implacable Scott Hamilton. Ese hombre no es cosa de juego. Todos dicen lo mismo sobre él: despiadado, feroz, horrible... ¡y Alejandra ha regresado para conquistar a ese ogro! ¿El problema? Él es una bomba y ella tiene una habilidad especial para hacerlo explotar cada cinco minutos. ¿Qué pasará entonces cuando no tenga más remedio que casarse con ella?
Ler maisUGPEM. CAPÍTULO 31. Júrame que estás bienEl silencio en la habitación fue sepulcral, tal como la expresión de sorpresa en el rostro de aquel hombre muerto. En el mismo instante en que el tacón lleno de sangre salió de esa oreja se escuchó el rugido de Liam, levantándose con silla y todo y lanzándose hacia atrás con todas sus fuerzas. Su cuerpazo cayó sobre el hombre tras él, aplastándolo, mientras Max le daba un violento cabezazo al que tenía detrás, rompiéndole la nariz.Rodó por el suelo, pasando las manos atadas bajo sus piernas y pateando al tipo de la nariz rota lejos de ella mientras corría hacia la pistola.El otro hombre intentaba asfixiar a Liam, pero la silla se había roto y Max lo vio levantarse lleno de rabia, golpeando brutalmente a su agresor con la misma madera que todavía llevaba pegada a las manos.Él se volvió cuando escuchó el primer disparo y vio el arma en las manos de Max. Un tipo corría fuera de la habitación y de repente ella corrió hacia él, lanzándose sobre
UGPEM. CAPÍTULO 30. ¡Suéltala, no la toques!"Todavía" y "Última marca".Parecían palabras simples pero para Marquet y Saínz, los dos exmarines que estaban en aquella camioneta, representaban mucho."Todavía" significaba que la teniente Jhonson no les daba permiso aun para intervenir."Última marca" significaba que debían seguirla de cerca y actuar cuando no tuvieran más remedio, esperando su última señal.Y por encima de todo, esas palabras significaban que estaba drogada pero no incapacitada, así que Marquet se puso al volante y siguió a la camioneta en la que se los llevaban, mientras Saínz preparaba todo el equipo de asalto.Salieron de la ciudad por una autopista bastante concurrida, pero una hora después se desviaron por un camino de tierra en el bosque.Max se desperezó con el rebote de la camioneta sobre los baches del camino, pero no abrió los ojos para no alertar a sus secuestradores. Relajó el cuerpo cuando la sacaron y la sentaron en una silla, atándole las manos a la espa
UGPEM. CAPÍTULO 29. “Mi esposa”Con un gruñido bajo, Liam levantó a Max en sus brazos, apretando su cuerpo contra el suyo mientras profundizaba el beso. Ella podía sentir su excitación endureciéndose contra su vientre mientras se besaban, sus lenguas bailando juntas entre la lujuria y la contención.Cuando finalmente se separaron con un suspiro de satisfacción, se miraron por un largo segundo y él sonrió.—¿Quieres que te traiga una pastilla para el dolor de cabeza? —preguntó con amabilidad.—Pero no me duele la cabeza...—¡Entonces ya te imaginas lo que te voy a hacer esta noche! ¡Quiero sexo salvaje!—Pero...—¡Sexo salvaje, dije! —exclamó Liam y ella se echó a reír mientras lo besaba de nuevo.El resto de la noche fue muy movida, Max se encargaba de coleccionar cheques de donación, pero no le quitaba la vista de encina a Liam. Por lo general siempre estaban su padre o Alexis junto a él, pero si Max esperaba que los enemigos de Garret le dieran problemas, otro muy diferente fue el q
UGPEM. CAPÍTULO 28. Una galaSi algo le sobraba a Maxine Jhonson, eran las ganas de ayudar a los demás. En aquel mar de mentiras en que nadaba para poder mantener su coartada frente a Liam, había muchas verdades, y que había crecido en un orfanato era una de ellas. Por desgracia para las personas que crecían en orfanatos solo había dos posibles caminos: el distanciamiento o la responsabilidad, y Max había elegido la segunda.Crecer sin padres era duro, pero había tenido gente buena alrededor para ayudarla a encaminarse, por eso sentía que retribuir un poco de lo que había recibido era lo correcto.La semana que siguió fue agitada, Max cambió sus tacones por botas de tacón bajo y Liam se molestó porque aun así sus ejecutivos no dejaban de babear por ella.Se dedicaron por entero a organizar aquella gala benéfica antes de que saliera el primer carguero y él se sorprendió de ver que aquella mujer tenía la capacidad de orden de un general en campaña, por donde se movía la gente corría a o
UGPEM. CAPÍTULO 27. ¡Tacones fuera!—¡No, espera, me gusta mi cartelito! —lo atajó Max antes de que lo lanzara a la basura.—Pues te dejo el cartelito pero le quitamos lo de Asistente... ¡y te conseguimos una asistente! ¡Que otro busque café! ¡Tú no puedes estar haciendo eso en tu estado! —gruñó Liam.—¿Qué estado? —se asustó Garret.—¡Tuvo neumonía! —respondió Liam—. ¡Tuvo neumonía por caerse al mar, porque le pegó una jaula de pesca que venía directo a mí y ella me sacó del camino!—Tampoco fue para tanto...—¿Esto no es para tanto? —replicó Liam subiéndole la blusa sobre el abdomen.El viejo Garret hizo un gesto de "auch" al ver los hematomas y Max le pegó a Liam en la nuca.—¡Tarado! ¡Tu padre no tiene por qué verme encuerada! —le espetó, pero cuando volvió a mirar a Garret, solo había un mudo pero sincero agradecimiento en los ojos del hombre.—Voy por mi maletín y ya nos vamos —sentenció Liam y apenas se quedaron solos Garret se giró hacia ella.—¿Necesitas un médico? —le pregun
UGPEM. CAPÍTULO 26. La empleada soy yoMax estaba más preocupada de lo que aparentaba. Mientras conducía hacia la casa, intentaba determinar qué tanta fuerza había recuperado después de pasar por una enfermedad que la había tenido en cama por varios días. Todavía le dolían los músculos, pero tenía la adrenalina a tope y eso definitivamente ayudaba.Dejó el auto fuera de la propiedad y rastreó el punto por donde habían activado la alarma silenciosa. Sacó su arma y entró en la casa, viendo que apenas se notaba la cerradura forzada del cuarto de lavado.Avanzó en silencio, reconociendo cada habitación, cuando al entrar a una sintió el golpe sobre sus brazos desde arriba, haciendo caer su arma. Sintió una mano sobre su nuca, demasiado grande para ser de una mujer, y la fuerza con que la empujaron contra la pared le confirmó que era de un hombre.Max se quedó completamente inmóvil, tratando de concentrarse en lo que podía ver y escuchar. Algo brillaba sobre ella, y rápidamente lo identific
CAPÍTULO 25. Un beso de verdadEsa noche Liam pasó de la silla a la cama. Max no tuvo fiebre, así que la abrazó bajo las mantas y descansó a su lado como no había descansado en meses.Al día siguiente Max estaba más animada, y dos días después Liam regresó de una de sus citas con el capitán Webster para encontrársela vestida y con ganas de salir.—No no no no no...—Sí sí sí sí sí —le dijo el médico antes de que Liam protestara más—. No puede quedarse para siempre en cama. Hoy hay sol y ella lo necesita, así que deberían salir.Liam accedió ya que eran indicaciones del doctor y estuvieron un rato caminando por los alrededores del pequeño pueblito.No pasó mucho hasta que llegaron a un lugar histórico, y en la placa de afuera se leía: Palacio del Conde. Eran unas hermosas ruinas de lo que había sido un palacio en 1570, y Liam y Max lo recorrieron, leyendo la historia de aquel lugar en cada una de las placas.Para él solo era un monumento más, pero algo en esas ruinas llamó la atención
UGPEM. CAPÍTULO 24. No vuelvas a hacerloMax sonrió suavemente, como si no pudiera creer que el playboy Liam Grissom estuviera pidiéndole algo como aquello.—¿Que todos los besos que te he dado hasta ahora han sido de mentira? —se rio ella.—Pues... no lo sé —respondió él—. Supongo que lo sabré cuando me lo des.Max negó con condescendencia y si hubiera tenido fuerzas para sobresaltarse, lo habría hecho cuando Liam se inclinó sobre ella... y le dio un beso en la mejilla.—Descansa —le dijo—. Yo voy a estar aquí cuidándote.La verdad era que Max no tenía ni idea de si Liam era un ser humano apto para cuidar de otro ser humano, pero estaba tan agotada y adolorida que no le quedó más remedio que cerrar los ojos.Los días que siguieron fueron pacíficos, pero no precisamente cómodos. Cuando en el pueblito se enteraron de que Liam inyectaría dos millones de dólares a la economía local y varios puestos de trabajo, todos se aseguraron de ayudarlo aún más.Liam se ocupaba de los trámites de li
UGPEL. CAPÍTULO 23. Un intercambio justoLiam asintió y se acostó junto a ella en la cama, acurrucándola tanto como podía sin lastimarla. No la sintió reaccionar hasta un par de horas después, cuando además de abrir los ojos, su estómago rugió como una pequeña leoncita hambrienta.—Hola, preciosa.Max abrió los ojos.—¡Ay Diosito, ya me morí! —murmuró y Liam se apoyó en un codo para levantarse junto a ella.—No te moriste pero casi. Me diste el peor susto de mi vida, y te juro que si lo haces de nuevo te voy a castigar como no te ha castigado nadie en tu vida.Max sonrió con cansancio al darse cuenta de que él estaba bien, porque tenía ánimos para amenazar.—¡Uy! ¿Qué tipo de castigo? ¿Sexual?—¡Max...!—¡Castígame entonces, nalguéame, flagélame, muérdeme...!—El señor doctor está al otro lado.—¡Aaaahaah! —gritó Max girándose y viendo al médico sentado en una silla—. ¡Ay qué vergüenza, Dios mío, lo siento! ¡Lo siento mucho!El doctor rio y se puso de pie.—Ya que la señora Grissom se