CAPÍTULO 33.

MAËL 2.

Año 2020, Braga.

Recordar fue la razón por la cual le pedí a Joao que me diera un chance antes de encontrarme con él. Le exigí calma en la espera para poder venirme a las oficinas de mi padre.

Me senté en el sofá más grande de la sala de espera, en la parte superior. Tomé una botella de cerveza de mi Six Pack y la destapé, dándole un buen trago a la bebida.

Las oficinas de la casa por fin fueron alquiladas, y si Carlos no hubiese metido las narices en el espacio, de igual manera nos hubiésemos quedado sin sitio para vernos.

Recordar, quería recordar una y otra vez todo, cada cosa, como si darle a la llaga fuese el mejor remedio para mi dolor.

Observé lo que me rodeaba. De noche, estos consultorios cerraban sus puertas, pero gracias a la amistad que mi padre tenía con el doctor Peñera, podía entrar cuántas veces quisiera.

El silencio sepulcral me ayudaba a pensar en mis próximos pasos y en ella, por supuesto, en Delu. Mi rabia era tan descomunal, tan asquerosa… ¿Cómo pude permi
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