Llegué al apartamento. Dhumas despegó su cara de la laptop, vio mi cara y de inmediato notó que algo malo me había sucedido. Pero en vez de decirme algo, siguió observando su computadora. No bastó con las mil respiraciones que hice para calmarme después de aquel encuentro, y después de la conversación con Sandra. Ni siquiera fue suficiente el kilo de maquillaje que me eché para ocultar el enrojecimiento.Dejé mi bolso encima de la pequeña mesa al lado de la puerta y caminé lento hasta la sala, bañándome con la calidez de la calefacción y el olor a comida recién hecha. Mi esposo estaba sentado en medio del sofá de tres plazas, inclinado hacia delante dejando caer mechones de su cabello negro sobre la frente, serio. No apartó la mirada de allí ni siquiera estando de pie frente él. Ya era de tarde, casi de noche. Di vueltas sin sentido antes de llegar allí. La llamada con Sandra fue larga, eso también provocó que las horas se me fueran.Me senté a su lado y cuando vi el contenido de su
MAËL 6.Me costaba admitirlo, pero Delu tenía razón: esa falta de privacidad no era buena. Sin ella, hubiese disfrutado leer sobre mí en esa cuenta de Instagram con un enlace en la biografía que dirigía hacia una página web bastante conocida. Pero ella estuvo presente en aquella publicación, cabe destacar (debo saborearlo) conmigo y su eterna precaución encajando su punto con todas sus piezas.La chica no se trataba de una simple fanática, eso quedó claro. Y estuve haciendo varias llamadas para que me ayudaran a investigarle, recibiendo recomendaciones de que no me acercara a ella. Nos engañó con esa tez juvenil de escuela. Luego fui informado de que abandonó el hotel. No, tonta no era. —¿Pero de donde salió esa mujer? —le pregunté a Joao a través de una llamada.Escucharle suspirar me puso en alerta.—Te vas a molestar, pero no armes un show.—¿Qué sucede?—Al parecer esa chica fue pareja de tu primo. De Nikko.Hice silencio.—No me jodas. —Reaparecía como Delu, pero para mí ya Nikk
MAËL 7.—Dios mío, entonces… ¿allí fue que Delu y tú…?—No. Lo de Delu fue después de que le pidiera matrimonio el muy cabrón. —Sonreí ahora sin un gramo de diversión—. Él nunca me lo dijo, pero estoy seguro que ese mal nacido le pidió matrimonio únicamente por joderme el paso con ella.—Y por lo de Belinda, supongo.—Yeap. Resultó que entre los dos yo no era el único que odiaba allí. Nikko también me profesaba tales cariños. Lo que jamás supo mi primo fue que antes de regalarle el anillo a Delu en una cena familiar decembrina, ella y yo nos habíamos besado.—What?!—¿De verdad que nunca te conté eso?—No, jamás. Solo mencionabas a Delu como una ex que dejó huella, pero fuck… ella es mucho más.Moví las cejas y asentí, recostando mi espalda nuevamente en la silla.—Luego de eso todo se puso… todo fue…—¿Cuándo fue exactamente?—¿Qué cosa?—Que tú y Delu comenzaron.La melancolía haciendo huecos en mi psiquis.—El mismo día que Delu por fin dejó a Nikko.Se creó un silencio y me dejé l
Aún dentro de mí, sentados de frente. Los vellos de su pecho, algo nuevo y picante, nada engorroso o abundante, me decían que ya no era el joven de aquellos años. Mis yemas hacían dibujos entre ellos al ritmo de nuestra ya calmada respiración.Sus manos viajaron a mi cabello y a mi cara. Acarició lentamente mis pestañas, mis labios y mi nariz con los dedos y su boca. Nos miramos por largo rato, así, bien pegados y unidos, diciéndonos cosas en silencio, felices por estar juntos. Qué magnífico alivio, qué indescriptible sensación.—¿Ya te dije que te amo? —solté venerante.Sonrió ante mis palabras sin abandonar mi cuello, mientras mis manos correteaban por el extenso valle de su fuerte y preciosa espalda. Sus dedos no fueron nada ociosos, caminaron por los senderos de mi cuerpo entendiendo que ya los conocía.—También te amo. —Su voz rebotando por los rincones de nuestra intimidad. Rotación, cremosos círculos, el vaho del amor siendo nuestra cama.Sentí a Maël más experto y eso es mucho
«¡¿QUÉ?!»Llevé de inmediato las manos a mi boca.Atónita, vi como el famoso cantante portugués con su vestimenta relajada de siempre, sus tatuajes vistosos en los brazos y su cabello algo largo y suelto, se acercó con una sonrisa y guitarra en mano, arrimó una silla y se acomodó allí. Gregorio apareció de nuevo para bajar el nivel del micrófono y colocar otro frente a su instrumento.Miré a Maël.—Lo volviste a hacer.Él sonrió con un brillo especial en sus ojos.—Te lo mereces —susurró en mi oído. Tomó ligeramente mi nuca y unió sus labios con los míos.—Felicidades a los novios —dijo el cantante—. Me alegra muchísimo poder estar acá compartiendo este momento especial de sus vidas. Esto se llama “Tu e eu”, a petición de mi amigo Maël.Puse mis ojos como platos más asombrada que nunca y sentí la sequedad de mi lengua por mantener la boca abierta. Negué sonriendo y agarré la mano de mi prometido, apretándola fuerte y llevándola a mi pecho.Se o amor nos deixar… Cerré los ojos un cortís
Febrero 01, año 2020, Braga. Quinta da Mafalaia.Sandra pensaba que yo era mentirosa. O que, en esta estricta ocasión, todo lo que le estaba contando era una vil mentira.—Podrías decir algo —expresé, después del silencio que se generó entre nosotras.Sentadas bajo aquel árbol frondoso que tanto amaba, sombra hermosa del restaurante Quinta da Mafalaia, observé su rostro ovalado de piel morena clara y suave. Ella miraba con asombro y quizás con algo que me reprobaba.—Sería bueno que opinaras, Sandra, porque me había jurado que no le contaría esto a nadie —le dije—. Aunque ya existen personas que lo saben. —Bajé la cara un poco avergonzada por esa última información.La vi tragar grueso. Y es que la historia era algo que a muchos les podía suceder, pero no a mí. Estas cosas no debían ocurrirle a una simple mortal como yo, quien solía sentirse entera ante la vida. Contar algo así no era fácil, yo sabía que no.—Bueno —comenzó a decir—. Yo… Yo no… —Sí, ella se había quedado sin palabras—.
La familia de Nikko, mi novio, era bastante grande y vivían todos en un mismo complejo habitacional. Sus abuelos habían luchado día y noche para construir una urbanización entera donde los Saravias pudiesen vivir.Cuando aquello que tanto me ha costado contar comenzó, esa explosión en mente ajena, Nikko había convencido a sus padres para que yo pudiera quedarme a dormir allí, en su casa. Estábamos felices y excitados por esa novedad.Conocí a sus progenitores: Adelaida y Nicolás, también pude conocer a su hermano, Estéfano y a varios de sus primos: Eusebio y Harry, quienes eran hermanos y un solo año menores que mi novio. Conocí a Catalina, prima de todos ellos y un tanto contemporánea con Nikko, y a Marcelino, un chico de rostro dulce aunque físico imponente, quien era menor que todos nosotros.Mis nervios me atacaban con el pasar de las horas, y más cuando hicieron que me instalara en el cuarto de Nikko. Él era mayor no solo en edad, sino en… experiencia. Yo solo me había dado unos c
Año 2016.—¿Qué hacen los fantasmas merodeando por aquí?Las palabras de Maël hicieron que mi cara se arrugara y me girara hacia él. Por primera vez escuchaba la voz crecida del “niño”.Cuando pequeño, era juguetón y hasta tremendo con los mayores, pero conmigo se desvanecía, perdía la capacidad de hablar.Sabía que por alguna razón, o varias, los primos le molestaban, a veces eran crueles. A pesar de su comportamiento, siempre me pareció un niño muy inteligente.Pero esas burlas quedaron siete años atrás, cuando dejé de verlo por motivo de su viaje a la capital. Su regreso a Viana fue más que suficiente para recordar de sopetón aquella carita tersa y linda para que ahora, a comienzos del año 2016, mis ojos pudieran ver que ya no se trataba de un infante cualquiera, sino de un adolescente de quien ya más nunca nadie se burlaba.En esa actualidad pude sentir cómo se forma el carácter de un sujeto cuando crece demasiado pronto.Siempre me pregunté ¿qué sintió él cuando me vio después de