Cuando Arlette Schiaparelli se ve obligada a escapar de su casa para evitar que su padre la vendiese en un matrimonio de conveniencia, nunca imaginó que tendría que cambiar su identidad y tomar la de Luciano Fabbretti, y mucho menos que terminaría trabajando en una de las mejores agencias de publicidad de Italia, MediaCavalluci Inc., donde su sexi jefe es el nuevo CEO, Liam Cavalluci, reconocido por ser uno de los solteros más codiciados de los últimos años. Liam Cavalluci es un hombre agradable que siempre se ha caracterizado por estar rodeado de hermosas mujeres, pero cuando conoce a Luciano, algo en su delicado asistente llama su atención, de tal forma que hará todo por conquistarlo, incluso fingir un noviazgo con él. ¿Qué sucederá cuando Liam descubra la mentira de su nuevo asistente? ¿Cuáles sentimientos persistirán, los que siente por Luciano o por la desconocida Arlette? Una persona… diferentes identidades.
Leer másNarradorMeses despuésEn la oscuridad de la estancia, tres pares de ojos observan con el ceño fruncido como las manecillas del reloj se mueven lentamente anunciando que la dueña de la casa llegará tarde, algo nada habitual en ella y como si estuviesen coordinados, tres suspiros resuenan en las cuatro paredes de dicho lugar.—¿En verdad crees que es correcto hacer esto? —cuestionó uno de ellos al resto de sus acompañantes.—Claro que es lo correcto —aseguró el otro con tal determinación que casi convenció al primero de ellos.—Yo no estaría tan segura. ¿Y si se molesta? —inquirió con un leve susurro la otra persona.—¿Y por qué habría de enojarse? Solo estamos preocupados por ella.Después de ese pequeño intercambio de palabras, las tres personas guardaron silencio y, como si fuesen parte del mobiliario, permanecieron rectas en su asiento. Pasados algunos minutos, el ligero ronroneo de un auto al estacionarse en la entrada del hogar sacó de su ensimismamiento a las tres figuras, quien
ArlettePor segunda ocasión observo el enorme techo del quirófano y aunque hace algunos años me sentía demasiado ansiosa y temerosa, en este momento, sentir como la mano de Liam aprieta la mía, mientras murmura en mi oreja que todo saldrá bien, me tranquiliza. Es como si su voz tuviese ese poder de hacerme creer que a su lado nada malo sucederá.—Puja un poco más fuerte, Arlette —me pide Esmeray—, estamos a nada de darle la bienvenida a la segunda bebé —nos indica.Hago lo que me pide y cuando por tercera vez en mi vida escucho un pequeño llanto inundando todos mis sentidos, una enorme felicidad se extiende por mi pecho.—¿C-cómo están? —los cuestiono con la voz un poco rota. Levantando mi cabeza en un intento por ver a mis bebés.—Están muy bien —nos asegura Esmeray.Terminan de revisarlas y, cuando las envuelven en una manta ligera, le entregan una de las bebés a Liam, quien estira sus brazos sin dejar de sonreír.—¡Oh, por Dios! Son muy hermosas —musita, cargándola con mucho cuidad
Alessia A lo lejos escucho la voz de Luca y aunque intento abrir los ojos, estos me pesan tanto que me es imposible, por lo que decido concentrarme en ese suave susurro que escapa de los labios de mi esposo.—Solo porque mamá no está despierta, pero te aseguro que cuando veas sus ojos podrás darte cuenta de que todo lo que te he dicho es verdad. Sus hermosos ojos azules son tan magnéticos que te es imposible apartar la vista de ellos, es como si te hechizarán y solo pudieses pensar en ella.»Aún recuerdo cuando la vi por primera vez —musita, soltando un suspiro—, en ese momento me dije «Luca, esa mujer será la madre de tus hijos». Y al final se me cumplió. ¡Ah, pero no creas que fue tan fácil convencerla!»Mamá es alguien realmente difícil, no creyó que podría cambiar solo por ella. Durante doce años estuve cortejándola y la espera valió la pena —murmura con una pequeña risita—. Como lo escuchas, doce años tu mamá me tuvo sufriendo por ella.»Sé qué estarás pensando, pero ¿por qué do
Reyyan Meses después Como ya es habitual cada fin de semana nos reunimos ya sea en casa de Clarisse, Agnes o la mía y disfrutamos como la gran familia en la que nos hemos convertido.Sin dejar de consentir a nuestro pequeño Leandro, Agnes y yo le hacemos unos cuantos mimos cuando la voz de Gianluca nos interrumpe.—Mi amazona, ¿no te parece que esos tres actúan un poco extraños? —me cuestiona, mirando fijamente a los tres ojiazules que se encuentran a unos metros de nosotros.Dejo de jugar con Leandro, retiro mis lentes de Sol y cuando me percato de que los tres se mueven de un lado al otro, frunzo el ceño sin comprender a que se debe su actitud y solo hasta que observo como las tres mujeres, posan su mano en su espalda baja, lanzan un quejido y hacen unas cuantas muecas es que lo entiendo todo. Esos bebés están por nacer este día.Las tres comienzan a llamar a sus esposos y como si tuviese un déjà vu recuerdo una escena similar, con la única diferencia que esto pasó hace muchos año
Entre una charla ligera y pequeñas mentiras de mi parte para que Arlette no se dé cuenta a qué se debe todo esto, terminamos nuestra cena. Tomo su mano y con música ligera de fondo comenzamos a movernos lentamente.Recarga su cabeza en mi pecho y sin dejar de acariciar sus delicados hombros desnudos me aclaro un poco la garganta.—Me dijo mi hermana que la ayudarás con los preparativos de su boda.—Sí.—¿Y supongo que también ayudaras en los preparativos de Evelina?—Sí, me lo pidió y dado que no tiene más familia, acepté.—¡Hmm! —musito.—¿Qué significa eso? ¿No estás de acuerdo en qué les ayude? —me cuestiona, levantando su cabeza y mirándome con el ceño fruncido, ya que nunca le he prohibido hacer lo que le gusta.—No —respondo sin perder tiempo—, te quitará tiempo.—¿Quitarme tiempo en qué? —sisea, intentando apartarse de mí, pero dado que la abrazo con fuerza le es imposible moverse.—En cuidar de Leandro y consentirme a mí; además de preparar nuestra propia boda —recito con rapi
—¿Evelina, aceptas casarte conmigo? —la cuestiono con un poco de miedo, cuando me percato de que baja la mirada y guarda silencio—. Tal vez pienses que este anillo es muy poco comparado con todo lo que tú posees, pero…—No es poco, simplemente es p-perfecto —musita con la voz rota—, y sí, acepto.Extiende su mano y cuando levanta la mirada, veo como algunas lágrimas corren por sus mejillas, pero la enorme sonrisa que muestra en su rostro es la mejor prueba de que realmente está tan emocionada como yo.Estoy por deslizar el anillo en su dedo, pero debo detenerme cuando la señora Agnes se aclara la garganta, obligándome a girar mi rostro y mirarla un poco avergonzado.—Lo siento, señora Agnes, me emocione un poco en cuanto escuche su respuesta, ¿pero me concede la mano de Evelina? Le prometo que a mi lado nunca sufrirá de ninguna humillación o golpes, que la trataré con el respeto que se merece y que nunca estará un paso por detrás de mí, por el contrario, siempre estará a mi lado, cami
Luca Con el ceño fruncido observo los estuches que reposan sobre mi escritorio y sin poder decidirme por alguno en particular lanzo un quejido de frustración. —¿No le gusta ninguno? —me cuestiona el hombre con un poco de nerviosismo. —No es que no me gusten, solo que no puedo decidirme por alguno, siento que ninguno es suficiente para mi novia. Quiero algo tan hermoso como ella. —¿Le gustaría ver los que le dije que eran un poco más pequeños? No siempre una piedra más grande significa que sea mejor o más hermoso. —De acuerdo —refunfuño molesto. El hombre saca varias cajitas y cuando abre la última mis ojos captan un hermoso anillo con un delicado zafiro y varias incrustaciones de diamantes alrededor de la pieza. Estiro mi mano y cuando mis ojos detallan cada milímetro, sonrío satisfecho. Por donde se le mire me recuerda a los hermosos ojos de Alessia, chispeantes y capaces de hipnotizarte. —Tenía razón, no siempre algo más grande es lo mejor. Me quedo con este, estoy seguro de
—Deberías comprobar lo de las palmaditas —susurra Luca, sonriendo de lado.—No es nada, solo nos reímos del pobre de Fede —asevero, dando unas pequeñas palmaditas en su cabeza y como por obra del señor, Liam suaviza su expresión, toma mi mano y la lleva hasta sus labios para dejar un delicado beso en mi palma.—El abuelo suegro sí que tiene razón, bien dice que los caballos salvajes se calman con unas palmaditas en la cabeza —se burla y sin poder evitarlo, ambos soltamos una carcajada al tiempo que Luca acaricia la cabeza de su amigo.—¡¿Qué diantres te sucede?! —gruñe, apartándolo de un manotazo.—Creo que solo funciona cuando lo hace su yegua.—¿Cómo qué yegua, idiota?—¡¡Ustedes dos dejen de discutir o despertarán a mi nieto!! —los reprende mamá, apartando su vista del pobre de Fede, que aprovecha esa oportunidad y se pone de pie listo para huir de sus reproches—. ¿Y tú a dónde vas Federico? Aún no terminamos.—Pero señora Agnes…—Tú viniste primero a buscar mi ayuda, yo no fui a d
Después de algunos minutos Liam llega a la casa y casi al instante la señora Casandra nos informa que la cena está lista, por lo que los cinco nos dirigimos al comedor, donde ya nos esperan sus padres.Comenzamos a cenar y cuando estamos por terminar nuestros alimentos, el señor Alexandros se aclara la garganta llamando la atención de todos.—¿Qué sucede, papá? —preguntan al mismo tiempo Liam y Alessia.—Debido a los acontecimientos en los últimos días he decidido ponerte un guardaespaldas, Alessia —sentencia su padre dejándonos a todos sin habla.—¿A qué te refieres con lo que sucedió? —lo cuestiona su hija frunciendo el ceño y lanzándole una mirada de frialdad idéntica a la suya—. Además, eso me parece excesivo.—Crees que no nos enteramos de que gracias a la ley que estás impulsando en el senado, algunos tipos como el juez Barone han lanzado el grito en el cielo y estoy seguro de que no se quedarán de brazos cruzados.—¿Y solo por eso quieres ponerme un guardaespaldas? Lo siento, p