Tras la muerte de Ethan Hudson y al descubrir que Adrián (El joven que la visitaba en sueños es real) Victoria Montesinos parte de regreso a su país para superar el dolor de su pérdida y descubrir quien es en realidad. Ella se dirige inadvertidamente hacia un destino incierto que la llevará a enfrentarse a nuevos miembros del clan Palacios, entre ellos el tercero anunciado en sus sueños, Tristán Palacios, quien la hará cuestionar sus sentimientos y le hará descubrir que siempre volvemos a amar. A pesar de que la familia Palacios no es desconocida para ella, la curiosidad que la joven mujer siente por las vidas de cada uno de los miembros de esta familia, que habitan la hacienda «El Renacer» antiguo castillo oculto en las montañas, la motivan a entrar más en los secretos de estas extrañas personas. Sin embargo, pronto descubre que los miembros de la familia aristocrática la han estado esperando desde épocas inmemoriales. A pesar de su elegancia, gran belleza y singularidad, un secreto familiar y un oscuro halo de misterio recae sobre ellos, especialmente en Victoria Montesinos, cuyos descubrimientos la dejarán sin aliento.
Leer más—Ya veo que no pierdes tiempo.—Nunca lo pierdo y eso que el tiempo es lo que me sobra. En fin, trata de contactarla, aunque te advierto: es peligroso, su cabeza tiene un precio muy alto, pero tú tienes inmunidad y Arantxa es muy buena peleando —Tristán sonrío.—Arturo va a enloquecer cuando las vea juntas, él culpa a Arantxa de traición porque fue ella quien insto a Estefanía a conectarse al libro de las sombras: su primer paso hacia la separación de él y la muerte. Ahora dime Victoria ¿Sabes cómo se manejan los poderes que tienes?—Me han explicado que el tercer ojo es muy poderoso, bueno y esas aberturas que salen en varias partes de mi cuerpo que se llaman rabihats quisiera hacerlas desaparecer, he notado que Adrián le salen esas protuberancias y se les borran.—Sé que Arturo también tiene esas mutaciones, recuerda que él nació de Luthzer y por eso las heredó, nadie lo contaminó; y a los contaminados no le salen, a decir verdad son poco lo que nos hereda la contaminación. Algunos
Victoria. Hundida en el sueño, volando hacia un lugar lejos de la realidad, me preguntaba: ¿Cuándo quemé el paraíso para escoger el infierno? Ya no quería seguir caminando en terrenos oscuros. Los rostros de todos los nuevos seres que se iban cruzando en mi camino llegaban sin ser invitados, lo que hizo que mi temor e inseguridad crecieran. Ya no sabía si podría con esta guerra, entonces en medio de tantas tinieblas recordé las palabras que muchas veces escuché de parte de mi familia: “Dios nunca nos da una prueba más grande de lo que podemos soportar, y nos concede siempre la gracia para superar toda prueba” Aun así, no veía la salida. No debía aferrarme a Adrián como mi tabla de salvación; aunque lo amara, él ya no vendría a socorrerme como los príncipes, a las débiles princesas. Esta guerra era mía y debía enfrentarla con mis propias manos. En medio de la oscuridad de mi inconsciencia, Arturo apareció, su mano se extendía hacia mí para tocarme. Lucia, como lo vi en mis visiones
Tristán.Cada vez que bebía de Victoria, me resultaba difícil parar, me superaba y, consecuentemente, la había debilitado hasta el punto de desmayarla. La llevé a mi departamento para supervisar su recuperación; una de las ventajas del linaje que poseía era que su sangre se regeneraba de manera rápida; no tenía que esperar mucho para que sus glóbulos rojos se renovaran.Me senté a su lado, me inquietaba que todavía no recuperaba la conciencia, examiné su pulso y tuve la sensación de que ya se estaba estabilizando. No pude resistir el deseo de acariciarle la cara, y posteriormente un suspiro se materializó. Victoria, tal como la mayoría de los humanos, sostenía que para ser amada e idolatrada, era necesario ser perfecta físicamente. Sin embargo, ella no comprendía a cabalidad lo que me hacía sentir. Mi opinión era distinta, ya que Victoria no tenía conocimiento acerca del poder de seducción que poseía.Me levanté del sofá y empecé a caminar por la habitación.—Se pondrían difíciles las
La música terminó y los aplausos no se hicieron esperar. Tristán me besó y me dio un tercer beso. Sentí y bebí todo el fuego que habíamos desprendido en la pista. Él me deseaba, lo había dejado muy claro y me sorprendí a mí misma sintiendo lo mismo. Yo también deseaba a Tristán Palacios.—A partir de ahora, esta canción será de mis favoritas —me dijo al oído, lo cual me hizo erizar. Mi sonrisa se desvaneció cuando oí la voz de Cristian en mi cabeza.—No tientes a la bestia —una vez más el miedo me invadió, destronando la calma que me había regalado el baile. Tristán me vio a la cara, sus ojos se volvieron oscuros.—¿Crees que cuando tengas a Arturo delante de ti, con tu odio, bastará para destruirlo? Puedo escuchar las advertencias de Cristian también —sentí inseguridad en sus palabras.—Es más que odio —le aseguré, dejando muy claro que no daría un paso atrás en el momento de terminar con Arturo.—Lo sé, es deseo —continuó con su repentino ataque de inseguridad.—No esa clase de dese
Me quedé atónita por la declaración de Tristán, aunque emanaba una sensualidad asombrosa, yo seguía teniendo el corazón puesto en otro lado, la cordura me frenaba (Malvada cordura).—Existen cosas que no tienen arreglos, cicatrices que nunca desaparecen. Muchas gracias por el ofrecimiento, pero no puedo aceptarlo —Tristán puso una expresión de decepción —¿Me trajiste aquí para esto? ¿Para seducirme?—Entre otras cosas.—Entonces perdiste el tiempo, pero casi lo lograste; eres un experto en la materia. Hice ademanes de levantarme, pero él me detuvo.—¿Te preocupa que alguien que no sea Adrián te muestre, que no todo de ti está dañado e inservible? No tengo temor alguno hacia tu persona, puesto que tengo la capacidad de lograr que tu espíritu se combine de nuevo.—¿Cómo puedes llevar a cabo eso, cuando el tuyo aún se encuentra en estado de desastre?—Tienes razón, mi existencia es un desastre; sin embargo, ahora tengo una motivación para intentarlo; cariño, amar es caminar hacia el fueg
El sonido tan intenso de la música me aturdía, los rayos de luces de diferentes colores de la discoteca amenazaban con dejarme ciega de un momento a otro; Tristán me tomó fuerte de la mano para inyectarme seguridad, giré a ver su cara risueña mientras sus ojos absorbían los colores de las luces discordantes.—Sentémonos un rato en este lugar —me pidió ya un poco lejos del bullicio, después me guio a un sitio exclusivo, era la sección VIP. Apenas nos sentamos, las miradas femeninas que se encontraban cerca de nuestra mesa se volvieron sobre él; la más insistente fue la de una mujer rubia de grandes pechos. La mujer cruzó las piernas deliberadamente para tentarlo. No se podía negar que la dama en cuestión tenía piernas torneadas y estaba en muy buena forma física, era evidente que dedicaba muchas horas entrenando en un gimnasio.—Creo que tienes dónde escoger —murmuré haciendo alusión al grupo de damas que se disputaban la atención de mi acompañante, Tristán hizo caso omiso a mi comenta
Ya habíamos abordado el coche de Tristán, después de entrar él colocó una música, puso Creep de Radiohead.—Qué conveniente —respondí en murmullos, él me dirigió una sonrisa, y luego su mirada se situó en mi cara, específicamente en dirección a mis ojos.—¿Qué sucede? —murmure, me sentía inestable cuando me miraba de esa manera.—Nada, simplemente que me gusta verte a los ojos. Dicen que son las ventanas del alma—rápidamente arrancó el coche y empezó a conducir. Contemplar a Tristán en la claridad del día era ineludible, ya que su cabellera ya no era tan oscura bajo el sol, sino que más bien era de un tono cobrizo claro. Su mejilla ya exhibían un tono saludable, la palidez ya no se encontraba presente.—Es incierto el mito de que el sol reduc
—Victoria, tienes una visita —me informó mi padre y su expresión no era muy amable. Luego comprendí el motivo de su molestia cuando vi quién venía a visitarme; se trataba de Tristán.—Te estoy vigilando, no creas que, porque esté haciendo negocios con él, me volveré sumiso, todo lo contrario —dijo casi en susurros, mientras yo pensaba: ¿Qué diablos quería Tristán? Aquella visita inesperada suscitaba más inquietudes. En la sala pude ver la presencia de mi visitante sorpresa, Tristán giró al sentirme y su sonrisa no se hizo esperar ¡Maldición que bien se veía!.—Eres letalmente especial —dijo mientras me sonreía, él me lo notifico a través de su mirada.—¿Qué demonios está haciendo aquí otra vez? —respondí, pero mi pregunta no tuvo respuesta, mi padre me sacó del trance.—Bienvenido Tristán, siéntete como en su hogar; los dejo para que hablen, yo estaré muy cerca —su voz sonó con un tono de advertencia y una sonrisa forzada salió de su rostro.—Muchas gracias, señor Montesinos, es usted
Por otro lado, en la otra cámara. —¿Con qué ustedes son los que llaman centinelas? Creo que mi recibimiento no fue el más cordial, pero ya pienso remediar eso —dijo Tristán con una sonrisa de oreja a oreja que irrito bastante a Cristian, luego agachó su tronco, hacia delante en señal de saludo y burla, seguidamente se irguió rápidamente hasta elevarse por los aires. El hijo de la noche comenzaba a jugar, saltaba y desaparecía para luego aparecer en otro lugar. Cristian por un momento no pudo seguirle el rastro, parecía un Ninja, manejaba muy bien la técnica del camuflaje y la agilidad, cuando nuevamente se hizo visible Cristian sintió un dolor ardoroso en la espalda. Se dio cuenta de que su contrincante lo había atacado con un Kusarigama luego le cortó la cara con u