A veces me pregunto: ¿Cuáles son los significados de nuestra vida y cuál es nuestro verdadero objetivo en ella? Llevo un largo período de tiempo tratando de encontrar un sentido a esa pregunta… Lamentablemente, todavía no he obtenido respuesta.
Durante la mayor parte del tiempo he caminado entre sombras, en caminos inciertos que me conducen a espejismos, en una supervivencia hueca e inactiva. A menudo he sentido la necesidad de tocar y sentir algo real, algo que me llene y me devuelva la paz; sin embargo, al ver a mi alrededor me doy cuenta de que la maldad es más sólida. En todos los lugares observo y oigo gritos de dolor; de nada sirve tener amor en el corazón cuando la oscuridad más profunda te consume y te lleva a caminos inesperados, un lugar que ni siquiera en tus sueños más oscuros has advertido e imaginado. Con solo tocarlo, podrá resquebrajar fácilmente lo que parece ineludible.
Todavía sigo intentando sobrevivir, con mi alma destrozada; contemplando cómo se pierde el sentido de la justicia. Aunque me oigo, por más que grite mi alma, tú no puedes oírme. ¡Estás muerta! Te has quedado en el pasado. El hecho de hablar sobre este tema es como hablar de una quimera, de una teoría que se extinguió hace mucho tiempo y que solo habita en la mente de unos cuantos. Este ardor que me abrasa por dentro es como una especie de esquizofrenia, una agonía incesante, historia de amor que jamás tuvo sitio y que únicamente dejó cicatrices en mi corazón que se han ido cerrando lentamente, pero que han dejado una marca indeleble y latente.
Las imágenes de mi pasado siguen apareciendo en mi mente, después de todo este tiempo nunca imaginé que continuaría sintiendo lo mismo; caería dormido solo con la esperanza de saber que todo fuese como antes, pero las noches así pasan fugazmente y desaparecen cuando la realidad se estrella contra el suelo.
No hay cabida para la debilidad, ahora mi misión es combatir la oscuridad. Todos nosotros, seres de la noche y cazadores, hemos sido manipulados; somos bestias controladas por la codicia y la maldad que habita en lo más hondo de nuestro ser, así como en nuestros líderes. Es una noche eterna de guerras ardientes entre el bien y el mal, una maldición que siempre ha estado presente, pero que nadie quería reconocer. No podemos vivir juntos, nos matamos unos a otros hasta que no quede nada.
Ahora que despertemos de este infierno, será muy tarde porque todo lo que conocimos ya no existirá. Al igual que un perro hace con un hueso, la despedazaremos y roeremos; aun de esta forma, yo estaré allí esperando a que aparezca ante mí y me libere de este Apocalipsis. Aún sueño con su vida… Estefanía, el rostro de mi pasado, la única mujer a quien amé profundamente, la que el destino y la oscuridad me arrebataron… y la que aún sigue teniendo una gran influencia en mis recuerdos y en lo que hago. Sigo abrazando su inmortal recuerdo, no pierdo la fe de encontrarla en uno de estos viajes eternos que llaman vida y muerte; albergo la esperanza de que mi inmortalidad me regalará la dicha de verla una vez más; reencontrar la luz que perdí, y con sus poderosos rayos me saquen y me alejen de todo este halo de horror.
Adrián.
Necesitaba caminar, deambular por la noche y unirme a todas las criaturas nocturnas en su vigilia, lugar al cual yo también pertenezco; al clan de los eternos que habitan en la soledad. Por ser un vampiro (hijo de la noche) podía oír la melodía de los espectros, ver los rostros pálidos de las criaturas que eran igual a mí, sonriéndole a la inmortalidad; sin embargo, yo a diferencia de ellos soñaba con la esperanza de encontrar un atisbo de luz en mis noches sin fin, aunque esa petición se había convertido en un deseo difícil de alcanzar. Aparque el coche en el margen de la carretera, en aquellas altas horas de la noche ya nadie transitaba, ni siquiera un alma. Me interné entre los densos árboles y matorrales que tapizaban las montañas de la desolada carretera; eso para mí era sumamente fácil, deslizarme bajo el amparo del sigilo, saltar hasta casi volar sin ser percibido. Nadie se hubiera atrevido a mirarme si me viera en ese instante. No era la forma en la que me elevaba por los
El avión ya había tocado tierra, mi corazón latía con fuerza; había estado cinco años fuera de mi país y todo había cambiado. Emily, Lucy, Rebeca, Abby y mis tíos llegaron a mi mente, sobre todo la voz de Abby, esta me hablaba: “Estaré en contacto contigo, estés donde estés.” —Ethan —susurré y saqué la foto que llevaba conmigo en mi bolso de mano, mi padre colocó su mano en mi hombro en señal de apoyo. Finalmente, estábamos bajando del avión, el trayecto me había hecho largo y no pude dormir en todo el trayecto. Mi padre era otra historia, había dormido como un bebé. Caminamos por los pasillos del aeropuerto después de mostrar los pasaportes y de ser revisados, salimos; mis lágrimas salieron con fuerza al oír el grito de Alexandra, giré y la vi con mi tío Andrés. Corrí hacia ellos para abrazarlos, mi tío me levantó entre sus brazos; siempre fue alto y de complexiones fuertes, parecía que levantara pesos todos los días, luego me bajó y me dio un gran beso en la frente. —¡Está
—¡Alexandra, tu tatuaje quedó hermoso! —declaré con toda la sinceridad del mundo, mientras acariciaba las líneas que lo conformaban.—Debías ver el rostro de mi mamá ¡Duro días sin hablarme!, pero luego se calmó —sonrío —. Y me temo que volverá a molestarse. —¿Por qué? —Por mi nuevo corte de cabello.—No entiendo, tienes el cabello hermoso y ya te lo vio y no te dijo nada.—Es porque lo he disimulado con los mechones de mi cabello largo, debo agradecer que tengo cabello abundante —puse cara de confusión.—Te lo mostraré —inmediatamente se apartó el cabello del lado izquierdo, dejando al descubierto la raya real de su pelo; mi querida prima llevaba el costado derecho semi rapado. A continuación, se observó en el espejo de la peinadora arreglándose el nuevo estilo, pero la raya ya no estaba en el medio, sino más baja, logrando que los mechones largos le cayeran en uno de sus ojos. —¿Qué te parece?—No me parece mal, es tu estilo, te ves guapa, solo falta el maquillaje.—Estamos en
¡Ven! —me dijo y la seguí por el amplio corredor dando tumbos hasta su “Guarida” como lo llamaba Alexandra. —Qué hermosa luna la que alumbra el cielo esta noche —manifestó al abrir la gran ventana. Los rayos de las estrellas se colaron en la amplia habitación impoluta, al detallarla con mayor precisión y a pesar de haber estado infinidades de veces cuando era niña, está vez encontré en ella similitudes al santuario de Eleonor. Aquella habitación donde reposaba un hermoso fogón antiguo era el santuario de mi abuela, podía sentir la energía de los centinelas en cada recoveco. En un estante vi algo que no me era ajeno, era el polvo brillante que ella me había enviado, lo reconocí de inmediato. —Creo que deberíamos comenzar por explicarte por qué te envié este polvo que estás observando. —Lo apreciaría —dije sinceramente. —Se trata de un preparado elaborado por los centinelas, y está especialmente diseñado para mantener activas todas las funciones orgánicas de tu naturaleza h
—No pensamos que hayas sido manipulada genéticamente como fue Ethan, creemos que Luthzer te engendró —las piernas comenzaron a debilitarse, mi mente se oscureció, Nahe fue rápidamente sobre mí para impedir mi caída. —¡Ustedes mienten! ¡Mi padre se llama Alberto!… Abuela dile… ¡No te quedes callada! —exclamé desesperadamente, no podía aceptar que el mal estuviera en mi sangre. —Victoria, tú tienes que ser fuerte. En tus venas también circula nuestra sangre —me recordó, dándome valor. —¡No entiendo nada! Ethan también tenía su herencia genética y lo dejaron morir, ¡No hicieron nada para salvarlo!, así haya sido manipulado genéticamente —sentía que estaba perdiendo la razón, un ataque de pánico se volvía dueño de mis actos. —Las cosas no son como las supones. —¿Entonces como son? Esto no tiene sentido para mí, ¡es una absoluta confusión sistemática! —Victoria cálmate —interfirió mi abuela. —No puedo ni quiero, siento como si me arrancaran el alma… ¿Mi madre era una centinela? —
Adrián. —Todo está ya decidido, y te prohíbo que intervengas —me advirtió mi padre. —¿Qué está tratando de decirme? —Por supuesto que estás comprendiendo esto. —¿Cuál será el resultado si no lo hago? ¿Y si mi deseo es enviarlo todo al infierno? —Me temo que no podemos vencer a Luthzer, y toda la espera habrá sido en vano —sus palabras me dejaron hundido en un incómodo silencio. —Esto nunca se ha tratado solo de ella, se trata de todos y de las mezclas que se han creado desde nuestra llegada a este mundo. Debemos proteger de los daños ocasionales y lidiar con las consecuencias. Piense con claridad, Adrián. —No pienso… —Su repentina intervención no me permitió terminar mi idea, interrumpiendo mi protesta. —Muchos vampiros han resurgido, pero, al igual que la nueva raza mixta que hemos generado, han estado manifestando diferentes mutaciones con inclinaciones hacia el bien y el mal. En la oscuridad también han existido ciertos comportamientos que Luthzer no ha tolerado en ab
Las piezas ya habían sido dispuestas en su sitio, encajaban a la perfección, y revelaban lo que realmente soy. Ahora que lo sé, no sé qué es peor: si continuar con la incredulidad en la que me mantenían o seguir adelante aceptando y enfrentando la maldición que corre por mi sangre. Finalmente, lo entendía todo, después de mucho tiempo comprendía qué significan mis sueños, de dónde proceden y por qué todo es como es. —Ya soy una mujer y no tengo miedo de conocerme a mí misma. En poco tiempo había aprendido mucho sobre mí. Cosas que antes ni siquiera sabía… En ese instante no pude evitar recordar las palabras de la Pitonisa: Llevo en mí la sangre oscura, soy la daga que el enemigo usa contra sus adversarios, fui creada como señuelo y para iniciar la guerra entre los dos bandos. Cerré los ojos y reflexioné minuciosamente sobre esas afirmaciones, decidí que yo no era eso que aseguraban. —Me encuentro aquí, pero siempre llego tarde al enfrentamiento… —. Yo portaba la sangre maldita
Subí a mi antigua habitación, mi padre la había reformado y en verdad lucía encantadora. Lo que más me había gustado de ella siempre fue la ventana con balcón que daba al jardín, así que corrí a abrirla y me asomé para contemplar el jardín. Ethan volvió a mi mente y sus recuerdos eran parte de mi vida, no quería que se perdieran. —Vicky, deberías descansar, te notificaré cuando esté listo la comida, tengo planeado un almuerzo agradable para dos aquí en la casa. —Está bien —asentí. Mientras mi padre se giraba para salir lo detuve nuevamente. —Papá, obtuve mi licencia de conducir en Canadá —le dije. —Si ya estoy al tanto de que posees una licencia y puedes manejar por un tiempo en el país, también puedes utilizar cualquiera de mis vehículos, pero sería mejor que tramitáramos la licencia local cuanto antes. —¿Podría prestárseme uno de los vehículos para dar una vuelta? ¿Sería muy arriesgado? —¿Hoy? —Su voz sonó confusa. —Si no hay problema —puse cara de niña inocente. —Vic