244Julieta estaba revisando unos papeles en su oficina, su mirada fija y concentrada mientras el murmullo de las llamadas y teclados en la oficina apenas lograban penetrar su burbuja de concentración. Los socios habían optado por mantenerse al margen desde que la crisis había comenzado, dejando a Julieta manejar el peso de Hawks Holdings prácticamente sola.El sonido de la puerta abriéndose la sacó de su trance. Era Matteo, su asistente, quien entró con pasos cautelosos. Julieta levantó la vista, y la línea de su ceño se hundió ligeramente al notar la gota de sudor que se formaba en la frente del joven. La tensión en la oficina era palpable desde que Maximiliano Hawks había sido encarcelado. Julieta, conocida por su frialdad, parecía haberse vuelto más implacable. Su aura gélida intimidaba incluso a los más audaces.—¿Qué sucede, Mateo? —preguntó con un tono que no invitaba a la dilación.—Señora Beaumont, hay alguien afuera… no tiene cita, pero insiste en verla —respondió, su voz te
245Julieta observaba al hombre frente a ella, deseando poder eliminarlo de su vida.—Señor Sebastián, tiene coraje —admitió Julieta—. ¿Qué quiere? Déjese de rodeos.—Me gustaría decir que lo que quiero está disponible —la miró a los ojos sin titubear—. Por ahora, solo la ayudaré.—¿Cuánto me costará esa “ayuda”? —preguntó Julieta, levantando una ceja.Estaba nerviosa; comenzó a jugar con un bolígrafo sin dejar de mirar a Sebastián Deveroux.—Necesita enfocarse en la empresa. Nuestro trato no puede verse afectado por la situación de Maximiliano; es una distracción. Déjeme deshacerme de esa distracción —ofreció, como si propusiera ayudar a una anciana a cruzar la calle.—Qué magnánimo eres, Sebastián —lo tuteó—. Pero créeme, matar a Maximiliano no hará que me concentre más o menos; podría provocar que cosas malas te sucedan.La amenaza, apenas velada, sorprendió a Sebastián; no esperaba que ella manejara las cosas de esa manera.—No puede sola, señorita Beaumont. Es bueno que aceptes a
246En la casaJulieta, trashablar con Marcelo al llegar, se dirigió a su habitación, pero antes de retirarse a su habitación, se volvió hacia Marcelo con una preocupación evidente en su rostro.—¿Le has conseguido un abogado a Isabel? No quiero que permanezca más tiempo en esa celda, y me inquieta que la trasladen a una cárcel de mujeres —expresó Julieta, dejando entrever su angustia.Marcelo, consciente de la carga emocional que Julieta llevaba, asintió con firmeza.—Sí, señora. Ya hemos asignado a un abogado para su caso y he dado instrucciones para pagar la fianza que se le imponga, asegurándonos de traerla aquí lo antes posible —respondió, intentando transmitir calma.Julieta esbozó una leve sonrisa, mostrando el aprecio que sentía por Marcelo, casi como si fuera un hermano.—Gracias, Marcí —dijo con afecto.Marcelo continuó, compartiendo una información delicada.—Ella está embarazada, señora. No podemos permitir que permanezca allí; además, el señor Callum no nos lo perdonaría
247Tomás estaba sentado viendo las noticias, con la preocupación plasmada en su rostro.—Cariño, debes descansar. Vámonos a casa —dijo su novio.—No puedo descansar mientras Julieta está en esta situación —respondió Tomás, visiblemente preocupado—. Y que no me deje acercarme a ella…—Sabes por qué lo hizo; es por tu bien —dijo él pacientemente, Fabricio le recordaba tranquilamente.Tomás suspiró, sintiendo la impotencia de no poder ayudar a su amiga en estos momentos difíciles. Sabía que Julieta estaba lidiando con problemas graves y que su decisión de mantenerlo alejado era para protegerlo, pero ella no podía pasar por esto sola y era lo que le molestaba.Julieta no quería meterlo en el ojo publico mientras lidiaba con Max siendo apresado por herir a su madre.—Entiendo sus razones, pero me duele no poder estar ahí para ella —confesó Tomás, bajando la mirada.—Lo sé, amor. Pero a veces, la mejor manera de ayudar es respetar el espacio que nos piden. Podemos estar disponibles
248Un policía y su compañero tocaron la puerta. Un hombre rubio la abrió con una sonrisa en los labios, pero ésta se congeló en cuanto los vio.—Me tenías preocupa… —sus pupilas se dilataron— ¿En qué puedo ayudarlos? —preguntó, intentando mantener la calma, aunque la creciente tensión en su pecho era evidente.—¿Es usted familiar o conocido de Tomás Weaver? —inquirió uno de los oficiales, su voz grave.Fabricio tembló de pies a cabeza. Su mente quedó en blanco. —S-sí, soy… soy su novio —dijo débilmente, sintiendo cómo sus piernas se volvían de gelatina.—Hemos encontrado un Maybach gris y las placas coinciden con un tal Tomás Weaver, estaba en la autopista 44, el auto estaba destrozado —informó el oficial— me puede decir que relación tiene usted con Tomás Weaver?—¿Qué? ¿Cómo está él? ¿En qué hospital? —Las manos de Fabricio temblaban incontrolablemente, su voz apenas un susurro, se dio la vuelta para buscar sus llaves—Señor… no había nadie en el auto. Por eso vinimos. ¿Sabe
1 POV Julieta Mi respiración estaba atascada en mi garganta mientras él bombeaba sin descanso dentro de mí, una explosión se acumulaba en mi vientre bajo ya familiar para mí. Miré sus hermosos ojos de azules que me devolvían la mirada de manera cálida. Era el único momento que teníamos donde no era como el hombre de las nieves, frío y distante. Siempre era tan frío en el trabajo, que me siento privilegiada cuando la calidez entra en su mirada y solo es para mí, compaginando con su cuerpo caliente. Sus musculosos brazos sostenían todo su peso me besaba de manera ardorosa mordiendo mis labios casi con saña. Me entrego sin vergüenza al único hombre que he amado siempre. Llegamos a nuestro clímax casi al mismo tiempo y me siento en las nubes. Como cada vez. Aún mi sudor no se había secado cuando él ya estaba levantándose de la cama y metiéndose al baño. Suspiré un poco triste, pero ya acostumbrada porque nunca fue el tipo de hombre que se acurruca y se queda horas hablando o simpl
2POV JulietaLos murmullos en la oficina empezaron a crecer en toda la oficina, sus compañeros de trabajo eran bastantes chismosos y amaban regarlo en los demás pisos de la compañía.—Pensé que salía con Julieta, juraba que era su amante —dijo un hombre al que la misma Julieta había rechazado con educación en varias ocasiones.—Liliane es más bonita, mírala —dijo alguien más— toda la clase y la belleza que tiene la chica, no como ella que se cree la gran cosa.—Liliane siempre ha hecho gran pareja con el señor Maximiliano, no sé porque no se casaron hace cinco años —dijo una mujer cerca de Julieta.La madre de Max la favorecía frente a su hijo y de mí misma siempre que podía, para que él no se olvide de ella. No sé por qué Max no admite que tenemos una relación, así su madre lo dejaría en paz, sería lo más fácil.—Lamento tener que decepcionarlas —dijo Max Hawks sin pizca de arrepentimiento en su voz o su rostro—. Tengo una videoconferencia…—En cinco minutos con la gente de S
3POV JulietaMe tuve que quedar hoy viernes hasta tarde para hacer unos pendientes que se retrasaron por nuestra escapada al hotel y la videoconferencia de Shanghái, él se había ido hace mucho rato.Eran las nueve de la noche cuando salí de la oficina y estaba totalmente solitario y oscuro, los demás se habían ido y me fui caminando sola hasta llegar a la estación del metro, que quedaba al menos unas ocho cuadras de Hawks Holdings. Sin embargo, era mi rutina diaria y mi único ejercicio, no importaba qué tan tarde saliera me gustaba tomar transporte público me hacía sentir menos sola.Cuando llegué a mi casa sintiendo mi alma apesumbrada, sola, vi a mi alrededor. Solo tenía alumbrada la cocina; todo lo demás estaba a oscuras. Nadie me esperaba, nadie me abrazaba. Tenía al menos cinco años sin ver a mi familia simplemente porque no quería regresar.—Que sola me veo en el futuro —solo el eco era mi compañía. Ni siquiera me atrevía a tener una mascota porque a Max no le gustaba el p