243Dentro de la cárcel, la vida para Maximiliano se volvía una montaña rusa de desafíos constantes. No solo eran los enfrentamientos físicos los que ponían a prueba su fortaleza; el aislamiento emocional y la constante incertidumbre también lo consumían. Había aprendido rápido que confiar en alguien podía costarle caro, pero incluso en ese entorno, algunas alianzas eran inevitables. Kenny, quien se había convertido en algo cercano a un mentor, le enseñaba las reglas no escritas de la prisión.—Escucha, Max. Aquí no se trata solo de sobrevivir, se trata de cómo sobrevives. Cada decisión que tomes, cada palabra que digas, importa —dijo Kenny una noche mientras compartían una comida escasa en el comedor— hay que usar el cerebro.Maximiliano asintió, observando su entorno. Había grupos bien definidos en la prisión: los que lideraban con fuerza, los que se escondían en las sombras, y los que, como él, intentaban encontrar un equilibrio. Pero sabía que mantenerse neutral no era una op
244Julieta estaba revisando unos papeles en su oficina, su mirada fija y concentrada mientras el murmullo de las llamadas y teclados en la oficina apenas lograban penetrar su burbuja de concentración. Los socios habían optado por mantenerse al margen desde que la crisis había comenzado, dejando a Julieta manejar el peso de Hawks Holdings prácticamente sola.El sonido de la puerta abriéndose la sacó de su trance. Era Matteo, su asistente, quien entró con pasos cautelosos. Julieta levantó la vista, y la línea de su ceño se hundió ligeramente al notar la gota de sudor que se formaba en la frente del joven. La tensión en la oficina era palpable desde que Maximiliano Hawks había sido encarcelado. Julieta, conocida por su frialdad, parecía haberse vuelto más implacable. Su aura gélida intimidaba incluso a los más audaces.—¿Qué sucede, Mateo? —preguntó con un tono que no invitaba a la dilación.—Señora Beaumont, hay alguien afuera… no tiene cita, pero insiste en verla —respondió, su voz te
245Julieta observaba al hombre frente a ella, deseando poder eliminarlo de su vida.—Señor Sebastián, tiene coraje —admitió Julieta—. ¿Qué quiere? Déjese de rodeos.—Me gustaría decir que lo que quiero está disponible —la miró a los ojos sin titubear—. Por ahora, solo la ayudaré.—¿Cuánto me costará esa “ayuda”? —preguntó Julieta, levantando una ceja.Estaba nerviosa; comenzó a jugar con un bolígrafo sin dejar de mirar a Sebastián Deveroux.—Necesita enfocarse en la empresa. Nuestro trato no puede verse afectado por la situación de Maximiliano; es una distracción. Déjeme deshacerme de esa distracción —ofreció, como si propusiera ayudar a una anciana a cruzar la calle.—Qué magnánimo eres, Sebastián —lo tuteó—. Pero créeme, matar a Maximiliano no hará que me concentre más o menos; podría provocar que cosas malas te sucedan.La amenaza, apenas velada, sorprendió a Sebastián; no esperaba que ella manejara las cosas de esa manera.—No puede sola, señorita Beaumont. Es bueno que aceptes a
246En la casaJulieta, trashablar con Marcelo al llegar, se dirigió a su habitación, pero antes de retirarse a su habitación, se volvió hacia Marcelo con una preocupación evidente en su rostro.—¿Le has conseguido un abogado a Isabel? No quiero que permanezca más tiempo en esa celda, y me inquieta que la trasladen a una cárcel de mujeres —expresó Julieta, dejando entrever su angustia.Marcelo, consciente de la carga emocional que Julieta llevaba, asintió con firmeza.—Sí, señora. Ya hemos asignado a un abogado para su caso y he dado instrucciones para pagar la fianza que se le imponga, asegurándonos de traerla aquí lo antes posible —respondió, intentando transmitir calma.Julieta esbozó una leve sonrisa, mostrando el aprecio que sentía por Marcelo, casi como si fuera un hermano.—Gracias, Marcí —dijo con afecto.Marcelo continuó, compartiendo una información delicada.—Ella está embarazada, señora. No podemos permitir que permanezca allí; además, el señor Callum no nos lo perdonaría
1 POV Julieta Mi respiración estaba atascada en mi garganta mientras él bombeaba sin descanso dentro de mí, una explosión se acumulaba en mi vientre bajo ya familiar para mí. Miré sus hermosos ojos de azules que me devolvían la mirada de manera cálida. Era el único momento que teníamos donde no era como el hombre de las nieves, frío y distante. Siempre era tan frío en el trabajo, que me siento privilegiada cuando la calidez entra en su mirada y solo es para mí, compaginando con su cuerpo caliente. Sus musculosos brazos sostenían todo su peso me besaba de manera ardorosa mordiendo mis labios casi con saña. Me entrego sin vergüenza al único hombre que he amado siempre. Llegamos a nuestro clímax casi al mismo tiempo y me siento en las nubes. Como cada vez. Aún mi sudor no se había secado cuando él ya estaba levantándose de la cama y metiéndose al baño. Suspiré un poco triste, pero ya acostumbrada porque nunca fue el tipo de hombre que se acurruca y se queda horas hablando o simpl
2POV JulietaLos murmullos en la oficina empezaron a crecer en toda la oficina, sus compañeros de trabajo eran bastantes chismosos y amaban regarlo en los demás pisos de la compañía.—Pensé que salía con Julieta, juraba que era su amante —dijo un hombre al que la misma Julieta había rechazado con educación en varias ocasiones.—Liliane es más bonita, mírala —dijo alguien más— toda la clase y la belleza que tiene la chica, no como ella que se cree la gran cosa.—Liliane siempre ha hecho gran pareja con el señor Maximiliano, no sé porque no se casaron hace cinco años —dijo una mujer cerca de Julieta.La madre de Max la favorecía frente a su hijo y de mí misma siempre que podía, para que él no se olvide de ella. No sé por qué Max no admite que tenemos una relación, así su madre lo dejaría en paz, sería lo más fácil.—Lamento tener que decepcionarlas —dijo Max Hawks sin pizca de arrepentimiento en su voz o su rostro—. Tengo una videoconferencia…—En cinco minutos con la gente de S
3POV JulietaMe tuve que quedar hoy viernes hasta tarde para hacer unos pendientes que se retrasaron por nuestra escapada al hotel y la videoconferencia de Shanghái, él se había ido hace mucho rato.Eran las nueve de la noche cuando salí de la oficina y estaba totalmente solitario y oscuro, los demás se habían ido y me fui caminando sola hasta llegar a la estación del metro, que quedaba al menos unas ocho cuadras de Hawks Holdings. Sin embargo, era mi rutina diaria y mi único ejercicio, no importaba qué tan tarde saliera me gustaba tomar transporte público me hacía sentir menos sola.Cuando llegué a mi casa sintiendo mi alma apesumbrada, sola, vi a mi alrededor. Solo tenía alumbrada la cocina; todo lo demás estaba a oscuras. Nadie me esperaba, nadie me abrazaba. Tenía al menos cinco años sin ver a mi familia simplemente porque no quería regresar.—Que sola me veo en el futuro —solo el eco era mi compañía. Ni siquiera me atrevía a tener una mascota porque a Max no le gustaba el p
4 POV Julieta Así que, como dijo Michelle Hawks, pues simplemente me quedé y la vi alejarse para mezclarse con los invitados que de vez en cuando me lanzaban miradas furtivas preguntándose quien era yo. Así era yo, tenía poca fuerza de voluntad cuando de la familia Hawks se trataba. —¿Qué haces aquí todavía? —pregunta la señora Brigitte en cuanto me ve con desprecio. —Su hija me dijo que podía quedarme —le respondí sinceramente, sin verla a los ojos porque no le gustaba— así que eso hice. Ni siquiera tomé una copa de champán porque sabía que eso los enfurecería, la simple asistente no podía tomarse su costoso champán. —Ay, qué raro, Michelle haciendo caridad —dijo, mirándome como si fuera la cosa más asquerosa que había salido de la alcantarilla. Me tragué el cúmulo de emociones que tenía en la garganta y seguí parada en una esquina cuando la mamá de Max se fue al ver que no me inmutaba con sus palabras crueles. Solo unos minutos más y me voy, quiero cumplir e irme de es