242Julieta arregló todo para que sus padres se llevaran a su hija Maxime fuera del país. Sabía que era lo mejor para la pequeña, y aunque su corazón estaba partido, no podía dejar de pensar en que lo hacía por ella. Julieta aún no podía moverse de allí sin sacar a Maximiliano de la cárcel; no pensaba dejarlo en ese lugar.—Gracias —dijo el padre de Maximiliano, con un tono que intentaba esconder la gratitud pero que no podía evitar.—No lo hago por usted, lo hago por él, señor Hawks —respondió Julieta, con firmeza, asegurándose de que sus palabras no se malinterpretaran.—Lo sé, y por eso gracias —contestó el anciano, antes de alejarse, sin decir más.Julieta se quedó un poco desconcertada, perdida en sus pensamientos. El ambiente se había vuelto pesado y silencioso, pero pronto, la voz de Anthony rompió ese silencio.—Él ha cambiado mucho, se ha aceptado a sí mismo últimamente —comentó el anciano, con un dejo de orgullo en la voz, mirando a su hijo.Julieta sabía lo que su pad
243Dentro de la cárcel, la vida para Maximiliano se volvía una montaña rusa de desafíos constantes. No solo eran los enfrentamientos físicos los que ponían a prueba su fortaleza; el aislamiento emocional y la constante incertidumbre también lo consumían. Había aprendido rápido que confiar en alguien podía costarle caro, pero incluso en ese entorno, algunas alianzas eran inevitables. Kenny, quien se había convertido en algo cercano a un mentor, le enseñaba las reglas no escritas de la prisión.—Escucha, Max. Aquí no se trata solo de sobrevivir, se trata de cómo sobrevives. Cada decisión que tomes, cada palabra que digas, importa —dijo Kenny una noche mientras compartían una comida escasa en el comedor— hay que usar el cerebro.Maximiliano asintió, observando su entorno. Había grupos bien definidos en la prisión: los que lideraban con fuerza, los que se escondían en las sombras, y los que, como él, intentaban encontrar un equilibrio. Pero sabía que mantenerse neutral no era una op
244Julieta estaba revisando unos papeles en su oficina, su mirada fija y concentrada mientras el murmullo de las llamadas y teclados en la oficina apenas lograban penetrar su burbuja de concentración. Los socios habían optado por mantenerse al margen desde que la crisis había comenzado, dejando a Julieta manejar el peso de Hawks Holdings prácticamente sola.El sonido de la puerta abriéndose la sacó de su trance. Era Matteo, su asistente, quien entró con pasos cautelosos. Julieta levantó la vista, y la línea de su ceño se hundió ligeramente al notar la gota de sudor que se formaba en la frente del joven. La tensión en la oficina era palpable desde que Maximiliano Hawks había sido encarcelado. Julieta, conocida por su frialdad, parecía haberse vuelto más implacable. Su aura gélida intimidaba incluso a los más audaces.—¿Qué sucede, Mateo? —preguntó con un tono que no invitaba a la dilación.—Señora Beaumont, hay alguien afuera… no tiene cita, pero insiste en verla —respondió, su voz te
1 POV Julieta Mi respiración estaba atascada en mi garganta mientras él bombeaba sin descanso dentro de mí, una explosión se acumulaba en mi vientre bajo ya familiar para mí. Miré sus hermosos ojos de azules que me devolvían la mirada de manera cálida. Era el único momento que teníamos donde no era como el hombre de las nieves, frío y distante. Siempre era tan frío en el trabajo, que me siento privilegiada cuando la calidez entra en su mirada y solo es para mí, compaginando con su cuerpo caliente. Sus musculosos brazos sostenían todo su peso me besaba de manera ardorosa mordiendo mis labios casi con saña. Me entrego sin vergüenza al único hombre que he amado siempre. Llegamos a nuestro clímax casi al mismo tiempo y me siento en las nubes. Como cada vez. Aún mi sudor no se había secado cuando él ya estaba levantándose de la cama y metiéndose al baño. Suspiré un poco triste, pero ya acostumbrada porque nunca fue el tipo de hombre que se acurruca y se queda horas hablando o simpl
2POV JulietaLos murmullos en la oficina empezaron a crecer en toda la oficina, sus compañeros de trabajo eran bastantes chismosos y amaban regarlo en los demás pisos de la compañía.—Pensé que salía con Julieta, juraba que era su amante —dijo un hombre al que la misma Julieta había rechazado con educación en varias ocasiones.—Liliane es más bonita, mírala —dijo alguien más— toda la clase y la belleza que tiene la chica, no como ella que se cree la gran cosa.—Liliane siempre ha hecho gran pareja con el señor Maximiliano, no sé porque no se casaron hace cinco años —dijo una mujer cerca de Julieta.La madre de Max la favorecía frente a su hijo y de mí misma siempre que podía, para que él no se olvide de ella. No sé por qué Max no admite que tenemos una relación, así su madre lo dejaría en paz, sería lo más fácil.—Lamento tener que decepcionarlas —dijo Max Hawks sin pizca de arrepentimiento en su voz o su rostro—. Tengo una videoconferencia…—En cinco minutos con la gente de S
3POV JulietaMe tuve que quedar hoy viernes hasta tarde para hacer unos pendientes que se retrasaron por nuestra escapada al hotel y la videoconferencia de Shanghái, él se había ido hace mucho rato.Eran las nueve de la noche cuando salí de la oficina y estaba totalmente solitario y oscuro, los demás se habían ido y me fui caminando sola hasta llegar a la estación del metro, que quedaba al menos unas ocho cuadras de Hawks Holdings. Sin embargo, era mi rutina diaria y mi único ejercicio, no importaba qué tan tarde saliera me gustaba tomar transporte público me hacía sentir menos sola.Cuando llegué a mi casa sintiendo mi alma apesumbrada, sola, vi a mi alrededor. Solo tenía alumbrada la cocina; todo lo demás estaba a oscuras. Nadie me esperaba, nadie me abrazaba. Tenía al menos cinco años sin ver a mi familia simplemente porque no quería regresar.—Que sola me veo en el futuro —solo el eco era mi compañía. Ni siquiera me atrevía a tener una mascota porque a Max no le gustaba el p
4 POV Julieta Así que, como dijo Michelle Hawks, pues simplemente me quedé y la vi alejarse para mezclarse con los invitados que de vez en cuando me lanzaban miradas furtivas preguntándose quien era yo. Así era yo, tenía poca fuerza de voluntad cuando de la familia Hawks se trataba. —¿Qué haces aquí todavía? —pregunta la señora Brigitte en cuanto me ve con desprecio. —Su hija me dijo que podía quedarme —le respondí sinceramente, sin verla a los ojos porque no le gustaba— así que eso hice. Ni siquiera tomé una copa de champán porque sabía que eso los enfurecería, la simple asistente no podía tomarse su costoso champán. —Ay, qué raro, Michelle haciendo caridad —dijo, mirándome como si fuera la cosa más asquerosa que había salido de la alcantarilla. Me tragué el cúmulo de emociones que tenía en la garganta y seguí parada en una esquina cuando la mamá de Max se fue al ver que no me inmutaba con sus palabras crueles. Solo unos minutos más y me voy, quiero cumplir e irme de es
5 Narrador omnipresenteJulieta trata de ignorarla, pero el ruido de desaprobación de su garganta le hizo contestar.—Que tenga buenas noches, señora Brigitte —habla de manera temblorosa, las primeras lágrimas cayendo por mis mejillas, gracias a Dios le daba la espalda.—Espero que esto te haga razonar y que te largues de una vez por todas de la vida de mi hijo, a mí no me engañas, sé cómo lo vez. Conozco a las de tu clase —me recrimina con desdén—. No perteneces a este lugar. No perteneces a Hawks Holding como tú piensas que lo haces. No seas ilusa, niña. No le llegas ni siquiera al cemento por el que pisa mi hijo.No tiene ni jodida idea de quien soy en verdad, pero está aquí como siempre para pisotearme.—Se equivoca —levanté el mentón con valentía por primera vez en tres años, sin importar mi deplorable estado—. Es su hijo el que no me llega a mí ni a los tacones. Buenas noches, Brigitte Hawks —y con eso me fui.La escuché gritar obscenidades a lo lejos, pero no me importó. S