240Arabella y las demás habían sido “atentas”, pero no era difícil notar la falta de opciones que me daban. Estaban controlando cada aspecto de mi estadía aquí.“Son unas arpías. Cada una con sus sonrisas falsas y sus intenciones ocultas.”Pasé una mano por mi rostro, tratando de calmar el creciente enojo que sentía. Pero había algo más urgente que mi propia situación: Isabel.“¿Qué será de nuestro hijo si Isabel es trasladada a la cárcel de mujeres?”La imagen de un bebé dentro de su vientre creciendo, pequeño e indefenso, apareció en mi mente. No podía permitirlo. Si Isabel terminaba en prisión, ¿Quién la sacará de allí? ¿No hay nadie que me ayude? Solo la idea me enfermaba.“¡No puedo permitirlo!”Me levanté de la cama, tambaleándome un poco al principio, pero me estabilicé. Tenía que encontrar una manera de salir de esta mansión. Si tenía que jugar su juego por un tiempo para ganar su confianza, lo haría. Pero no podía quedarme aquí mientras Isabel enfrentaba un destino que no me
241Liliane observaba su reflejo en el gran espejo de su habitación. Su mirada se endureció al recordar todo lo que había perdido, especialmente al pequeño que nunca conocería. Su mano, como un gesto automático, acarició su vientre plano. Había imaginado un futuro muy diferente: uno donde Alejandro se rendiría ante la idea de tener una familia juntos, y donde el poder y la fortuna de los Hawks serían suyas por derecho.Pero ahora... "Todo eso se desmoronó por culpa de ellos."Julieta, Maximiliano, Dimitri. Sus nombres se repetían en su mente como un mantra oscuro. Cada uno de ellos había jugado un papel en su desgracia, directa o indirectamente, y Liliane estaba decidida a que pagaran por ello.Alejandro le había confrontado a Liliane muchas veces:—Sal de esa casa, Liliane. Esa gente te destruirá —repetía las pocas veces que hablábamos.Pero ella no le había hecho caso. "Porque nunca escucho, porque siempre pienso que puedo manejarlo todo, y ahora perdí a mi hijo" se recriminó a
242Julieta arregló todo para que sus padres se llevaran a su hija Maxime fuera del país. Sabía que era lo mejor para la pequeña, y aunque su corazón estaba partido, no podía dejar de pensar en que lo hacía por ella. Julieta aún no podía moverse de allí sin sacar a Maximiliano de la cárcel; no pensaba dejarlo en ese lugar.—Gracias —dijo el padre de Maximiliano, con un tono que intentaba esconder la gratitud pero que no podía evitar.—No lo hago por usted, lo hago por él, señor Hawks —respondió Julieta, con firmeza, asegurándose de que sus palabras no se malinterpretaran.—Lo sé, y por eso gracias —contestó el anciano, antes de alejarse, sin decir más.Julieta se quedó un poco desconcertada, perdida en sus pensamientos. El ambiente se había vuelto pesado y silencioso, pero pronto, la voz de Anthony rompió ese silencio.—Él ha cambiado mucho, se ha aceptado a sí mismo últimamente —comentó el anciano, con un dejo de orgullo en la voz, mirando a su hijo.Julieta sabía lo que su pad
243Dentro de la cárcel, la vida para Maximiliano se volvía una montaña rusa de desafíos constantes. No solo eran los enfrentamientos físicos los que ponían a prueba su fortaleza; el aislamiento emocional y la constante incertidumbre también lo consumían. Había aprendido rápido que confiar en alguien podía costarle caro, pero incluso en ese entorno, algunas alianzas eran inevitables. Kenny, quien se había convertido en algo cercano a un mentor, le enseñaba las reglas no escritas de la prisión.—Escucha, Max. Aquí no se trata solo de sobrevivir, se trata de cómo sobrevives. Cada decisión que tomes, cada palabra que digas, importa —dijo Kenny una noche mientras compartían una comida escasa en el comedor— hay que usar el cerebro.Maximiliano asintió, observando su entorno. Había grupos bien definidos en la prisión: los que lideraban con fuerza, los que se escondían en las sombras, y los que, como él, intentaban encontrar un equilibrio. Pero sabía que mantenerse neutral no era una op
244Julieta estaba revisando unos papeles en su oficina, su mirada fija y concentrada mientras el murmullo de las llamadas y teclados en la oficina apenas lograban penetrar su burbuja de concentración. Los socios habían optado por mantenerse al margen desde que la crisis había comenzado, dejando a Julieta manejar el peso de Hawks Holdings prácticamente sola.El sonido de la puerta abriéndose la sacó de su trance. Era Matteo, su asistente, quien entró con pasos cautelosos. Julieta levantó la vista, y la línea de su ceño se hundió ligeramente al notar la gota de sudor que se formaba en la frente del joven. La tensión en la oficina era palpable desde que Maximiliano Hawks había sido encarcelado. Julieta, conocida por su frialdad, parecía haberse vuelto más implacable. Su aura gélida intimidaba incluso a los más audaces.—¿Qué sucede, Mateo? —preguntó con un tono que no invitaba a la dilación.—Señora Beaumont, hay alguien afuera… no tiene cita, pero insiste en verla —respondió, su voz te
1 POV Julieta Mi respiración estaba atascada en mi garganta mientras él bombeaba sin descanso dentro de mí, una explosión se acumulaba en mi vientre bajo ya familiar para mí. Miré sus hermosos ojos de azules que me devolvían la mirada de manera cálida. Era el único momento que teníamos donde no era como el hombre de las nieves, frío y distante. Siempre era tan frío en el trabajo, que me siento privilegiada cuando la calidez entra en su mirada y solo es para mí, compaginando con su cuerpo caliente. Sus musculosos brazos sostenían todo su peso me besaba de manera ardorosa mordiendo mis labios casi con saña. Me entrego sin vergüenza al único hombre que he amado siempre. Llegamos a nuestro clímax casi al mismo tiempo y me siento en las nubes. Como cada vez. Aún mi sudor no se había secado cuando él ya estaba levantándose de la cama y metiéndose al baño. Suspiré un poco triste, pero ya acostumbrada porque nunca fue el tipo de hombre que se acurruca y se queda horas hablando o simpl
2POV JulietaLos murmullos en la oficina empezaron a crecer en toda la oficina, sus compañeros de trabajo eran bastantes chismosos y amaban regarlo en los demás pisos de la compañía.—Pensé que salía con Julieta, juraba que era su amante —dijo un hombre al que la misma Julieta había rechazado con educación en varias ocasiones.—Liliane es más bonita, mírala —dijo alguien más— toda la clase y la belleza que tiene la chica, no como ella que se cree la gran cosa.—Liliane siempre ha hecho gran pareja con el señor Maximiliano, no sé porque no se casaron hace cinco años —dijo una mujer cerca de Julieta.La madre de Max la favorecía frente a su hijo y de mí misma siempre que podía, para que él no se olvide de ella. No sé por qué Max no admite que tenemos una relación, así su madre lo dejaría en paz, sería lo más fácil.—Lamento tener que decepcionarlas —dijo Max Hawks sin pizca de arrepentimiento en su voz o su rostro—. Tengo una videoconferencia…—En cinco minutos con la gente de S
3POV JulietaMe tuve que quedar hoy viernes hasta tarde para hacer unos pendientes que se retrasaron por nuestra escapada al hotel y la videoconferencia de Shanghái, él se había ido hace mucho rato.Eran las nueve de la noche cuando salí de la oficina y estaba totalmente solitario y oscuro, los demás se habían ido y me fui caminando sola hasta llegar a la estación del metro, que quedaba al menos unas ocho cuadras de Hawks Holdings. Sin embargo, era mi rutina diaria y mi único ejercicio, no importaba qué tan tarde saliera me gustaba tomar transporte público me hacía sentir menos sola.Cuando llegué a mi casa sintiendo mi alma apesumbrada, sola, vi a mi alrededor. Solo tenía alumbrada la cocina; todo lo demás estaba a oscuras. Nadie me esperaba, nadie me abrazaba. Tenía al menos cinco años sin ver a mi familia simplemente porque no quería regresar.—Que sola me veo en el futuro —solo el eco era mi compañía. Ni siquiera me atrevía a tener una mascota porque a Max no le gustaba el p