215Llegando a la torre Hawks luego de dejar a Isabel y Callum en el departamento se encontraron con un caos total en la entrada, al menos cuatro carros policiales estacionados de forma apresurada con puertas abiertas haciendo una barricada.—¿Qué pasó? —pregunté en un murmullo, sintiendo que mis piernas flaqueaban al ver las luces de los carros de policía.—No lo sé, vamos a ver —respondió Max, intentando mantener la calma, aunque pude notar la tensión en su mandíbula.Nos bajamos del auto casi corriendo, pero Marcelo, como siempre, fue más rápido y logró adelantarse.—¿Qué sucedió, oficial? —preguntó Marcelo, frunciendo el ceño con preocupación mientras se plantaba frente a uno de los policías.El oficial lo miró de arriba abajo con un aire de desconfianza antes de responder:—¿Y usted es…?—Mi jefe de seguridad —intervine automáticamente, con la voz más firme de lo que me sentía en ese momento. Me acerqué un paso más, respirando hondo para calmarme. —Soy Julieta Beaumont, la CEO d
216La guardería, que hacía unos minutos era un caos de gritos y movimiento, quedó sumida en un silencio sepulcral. Julieta estaba en estado de shock, incapaz de procesar la magnitud de lo que ocurría. Sin darse cuenta, se había aferrado a Maximiliano, sus manos temblorosas buscando refugio en él mientras su mente se hundía en un abismo de desesperación.—Todo estará bien, Julieta —susurró Max con firmeza, aunque su propia voz temblaba ligeramente. —Mi niña, Nicoll… trae a mi niña —hablaba con voz ahogada.Pero Julieta ya no podía escucharlo. Sus fuerzas la abandonaron de repente y perdió el conocimiento en sus brazos.—¡Julieta! —exclamó Maximiliano, alarmado, mientras la sostenía antes de que pudiera caer.La cargó con cuidado, su cuerpo inerte en sus brazos, mientras el silencio se hacía más denso a su alrededor. Miró a su alrededor, buscando un lugar donde pudiera descansar, alejada del caos y la tensión que llenaban la guardería.—Marcelo, encárgate de todo aquí. Encuentra a Nic
217Julieta abrió los ojos lentamente, sintiendo un peso en su cabeza y un leve mareo. La habitación estaba iluminada con una tenue luz, y cuando intentó moverse, un vaso de agua fresca apareció frente a ella. Sin pensarlo, lo tomó con avidez, dejando que el líquido aliviara su garganta seca.—¿Estás bien? —preguntó una voz suave y ronca.Alzó la mirada y encontró los ojos de Maximiliano fijos en ella, llenos de preocupación y algo más, una culpa que parecía consumirlo. Julieta parpadeó, aun tratando de ordenar sus pensamientos.—Yo... no sé —murmuró, pasando una mano por su frente. La sensación de extrañeza en su cuerpo era abrumadora.—Me siento rara —admitió finalmente, pero en cuanto las piezas empezaron a encajar en su mente, su corazón se encogió y un sollozo se formó en su garganta—. Mi niña, Max... —dijo con un hilo de voz, el dolor en su pecho amenazando con ahogarla.Maximiliano se inclinó hacia ella, tomando su mano con suavidad.—La estoy buscando, cariño —susurró, su tono
1 POV Julieta Mi respiración estaba atascada en mi garganta mientras él bombeaba sin descanso dentro de mí, una explosión se acumulaba en mi vientre bajo ya familiar para mí. Miré sus hermosos ojos de azules que me devolvían la mirada de manera cálida. Era el único momento que teníamos donde no era como el hombre de las nieves, frío y distante. Siempre era tan frío en el trabajo, que me siento privilegiada cuando la calidez entra en su mirada y solo es para mí, compaginando con su cuerpo caliente. Sus musculosos brazos sostenían todo su peso me besaba de manera ardorosa mordiendo mis labios casi con saña. Me entrego sin vergüenza al único hombre que he amado siempre. Llegamos a nuestro clímax casi al mismo tiempo y me siento en las nubes. Como cada vez. Aún mi sudor no se había secado cuando él ya estaba levantándose de la cama y metiéndose al baño. Suspiré un poco triste, pero ya acostumbrada porque nunca fue el tipo de hombre que se acurruca y se queda horas hablando o simpl
2POV JulietaLos murmullos en la oficina empezaron a crecer en toda la oficina, sus compañeros de trabajo eran bastantes chismosos y amaban regarlo en los demás pisos de la compañía.—Pensé que salía con Julieta, juraba que era su amante —dijo un hombre al que la misma Julieta había rechazado con educación en varias ocasiones.—Liliane es más bonita, mírala —dijo alguien más— toda la clase y la belleza que tiene la chica, no como ella que se cree la gran cosa.—Liliane siempre ha hecho gran pareja con el señor Maximiliano, no sé porque no se casaron hace cinco años —dijo una mujer cerca de Julieta.La madre de Max la favorecía frente a su hijo y de mí misma siempre que podía, para que él no se olvide de ella. No sé por qué Max no admite que tenemos una relación, así su madre lo dejaría en paz, sería lo más fácil.—Lamento tener que decepcionarlas —dijo Max Hawks sin pizca de arrepentimiento en su voz o su rostro—. Tengo una videoconferencia…—En cinco minutos con la gente de S
3POV JulietaMe tuve que quedar hoy viernes hasta tarde para hacer unos pendientes que se retrasaron por nuestra escapada al hotel y la videoconferencia de Shanghái, él se había ido hace mucho rato.Eran las nueve de la noche cuando salí de la oficina y estaba totalmente solitario y oscuro, los demás se habían ido y me fui caminando sola hasta llegar a la estación del metro, que quedaba al menos unas ocho cuadras de Hawks Holdings. Sin embargo, era mi rutina diaria y mi único ejercicio, no importaba qué tan tarde saliera me gustaba tomar transporte público me hacía sentir menos sola.Cuando llegué a mi casa sintiendo mi alma apesumbrada, sola, vi a mi alrededor. Solo tenía alumbrada la cocina; todo lo demás estaba a oscuras. Nadie me esperaba, nadie me abrazaba. Tenía al menos cinco años sin ver a mi familia simplemente porque no quería regresar.—Que sola me veo en el futuro —solo el eco era mi compañía. Ni siquiera me atrevía a tener una mascota porque a Max no le gustaba el p
4 POV Julieta Así que, como dijo Michelle Hawks, pues simplemente me quedé y la vi alejarse para mezclarse con los invitados que de vez en cuando me lanzaban miradas furtivas preguntándose quien era yo. Así era yo, tenía poca fuerza de voluntad cuando de la familia Hawks se trataba. —¿Qué haces aquí todavía? —pregunta la señora Brigitte en cuanto me ve con desprecio. —Su hija me dijo que podía quedarme —le respondí sinceramente, sin verla a los ojos porque no le gustaba— así que eso hice. Ni siquiera tomé una copa de champán porque sabía que eso los enfurecería, la simple asistente no podía tomarse su costoso champán. —Ay, qué raro, Michelle haciendo caridad —dijo, mirándome como si fuera la cosa más asquerosa que había salido de la alcantarilla. Me tragué el cúmulo de emociones que tenía en la garganta y seguí parada en una esquina cuando la mamá de Max se fue al ver que no me inmutaba con sus palabras crueles. Solo unos minutos más y me voy, quiero cumplir e irme de es
5 Narrador omnipresenteJulieta trata de ignorarla, pero el ruido de desaprobación de su garganta le hizo contestar.—Que tenga buenas noches, señora Brigitte —habla de manera temblorosa, las primeras lágrimas cayendo por mis mejillas, gracias a Dios le daba la espalda.—Espero que esto te haga razonar y que te largues de una vez por todas de la vida de mi hijo, a mí no me engañas, sé cómo lo vez. Conozco a las de tu clase —me recrimina con desdén—. No perteneces a este lugar. No perteneces a Hawks Holding como tú piensas que lo haces. No seas ilusa, niña. No le llegas ni siquiera al cemento por el que pisa mi hijo.No tiene ni jodida idea de quien soy en verdad, pero está aquí como siempre para pisotearme.—Se equivoca —levanté el mentón con valentía por primera vez en tres años, sin importar mi deplorable estado—. Es su hijo el que no me llega a mí ni a los tacones. Buenas noches, Brigitte Hawks —y con eso me fui.La escuché gritar obscenidades a lo lejos, pero no me importó. S