Los cielos grises, la lluvia y el olor a tierra mojada son parte de la vida de los habitantes de la república de Luviana. Sin embargo, un día, un grito atroz marca el cambio de aquella rutina. La lluvia que es parte de Luviana se convierte en algo mortal, que consume a todo ser vivo que es tocado por ella. Sin embargo, Luviana no es la única república afectada. ¿Qué lo causa? ¿Cómo vivir con ella y no para ella? Esas son algunas de las preguntas que se deben resolver. Como la ley lo dicta, el que no logre adaptarse a su nueva vida, su destino es la muerte. Pero, cuando pareciera que Luviana rehace su rutina, recuerdos de la infancia, viejos y nuevos amigos, secretos y una historia familiar llegan a Brenna, quien tendrá en su camino más de lo que imagina. ¿La lluvia será capaz de consumir todos sus problemas? ¿O algo tan pequeño puede ser mortal? ❃❁❃❁❃❁❃❃❁ ¡NO AL PLAGIO! Este es mi mundo, idea original. Mejor date una vuelta y disfrútalo aquí. Te agradecería que lo respetaras. PROHIBIDA SU COPIA, ADAPTACIÓN Y/O REPRODUCCIÓN POR CUALQUIER MEDIO.
Leer másEstoy parada en campo rodeada de espigas que se mueven de un lado a otro, casi como un baile, mientras el viento silba a través de ellas.Todo es tan sereno, y no hay nadie a excepción de mí.Estoy sola, completamente sola.— ¿Qué estás haciendo aquí Brenna? — me giro al escuchar su voz. — ¿Dónde estamos abuelo?— Un nuevo comienzo— ¿Para nosotros?— No hija, solo para mí.Mi abuelo sigue andando dejándome atrás.— ¿Y tú a dónde vas?— Yo me quedaré aquí.— ¿Y yo a dónde tengo que ir?— De regreso — me indica.— Pero... pero — dudo — ¿Por qué no puedo quedarme?— Este no es tu cielo, no todavía.— ¿Mi cielo?Levanto la cabeza y el cielo se encuentra de un color anaranjado en tonos difuminando. Es hermoso.
Corro ayudarle a River para cerrar la puerta, pero es inútil. Es imposible vencer a seis militares. Dos de ellos someten a River y uno a mí, situándonos de rodillas sobre la madera. Están por hacer lo mismo a mi abuelo, pero el sede con una tranquilidad que siempre envidie.— No se atrevan a hacerle daño, no a él.— grito hacia los militares de a un lado de mi abuelo.Uno de ellos me mira fijamente, es corpulento pero no tan alto como los otros, su cabeza está afeitada pero el pelo comienza a crecerle.— ¿Entonces a él sí? — señala hacía River.El hombre hace un movimiento con la cabeza y el que sostiene a River lo jala por el cabello haciendo que su cabeza caiga hacia atrás.River no grita, ni hace la más mínima expresión.— Con qué te estás resistiendo, ¿te crees muy valiente? — el hombre se aferra de su cabello y suelta un puñetazo contra su cara.
Mis párpados pesan, no sé por cuánto tiempo llevo conduciendo, pero estoy segura que me encuentro cerca.Tengo que estarlo.La noche cayó y el amanecer ya está por llegar. La lluvia se detuvo y debo admitir que fue de gran ayuda que lo hiciera. Tengo menos de medio tanque, tengo darme prisa si quiero lograrlo. Jamás me había sentido tan cansada.¿Es así cuando es el final?No.Borro ese pensamiento,lo lograré estoy segura. ❃❁❃❁❃❁❃Veo las montañas que rodean el pueblo, el cielo comienza a iluminarse de un gris claro. Mi corazón se acelera por lo cerca que me encuentro.Por un momento pienso en ir a la cabaña, pero no puedo perder tiempo aunque una parte de mí ruegue ir.
Todo gira a mi alrededor, intento levantar la cabeza pero esta me pesa demasiado.Mis manos y pies están sujetados a los lados de lo que creo es una camilla. Comienzo a forcejear para poder zafarme del agarre, pero mis músculos no me brindan la fuerza suficiente para liberarme.Ya no tengo la fuerza necesaria.Escucho voces y pies chocando contra las losetas.Unclicretumba en cuanto la puerta se abre.— Pero mira que tenemos aquí.Tom Bosley se pone a los pies de la camilla acariciando el tubo inferior de esta. Dos hombres con bata, están situados detras de él.¿Qué planeaban hacerme?— Señor, la caja esta lista. ¿La desatamos?— No, aún no — acaricia mi pierna —. Déjenme a solas con la chica.— Pero señor, el general Carver ordeno que la lleváramos... — lo interrumpe.— Quiero que me dejen un momento a solas,
La persona que tengo en frente de mí, la desconozco completamente.Ya no es la persona de la que tengo recuerdos.Ya no es la persona que guardo en mi corazón. Se la llevaron aunque la tenga aquí delante mío.— ¿Sabes de ellos? — pregunto.— ¿De los rain?— Lo supe cuando me llevaron, supe que yo era una de ellos.Aprieto los ojos deseando salir de aquí. Deseando poder estar en la cabaña.— Todo este tiempo rogaba al cielo que volvieras. Hablaba como si en verdad me escucharas o me estuvieras viendo. Quería que te sintieras orgullosa de mí.¿Sabes lo estúpida que me siento ahora? ¡Lo sabes! — chillo — ¡Por supuesto que no, todo este tiempo solo pensaste en ti!Ella me mira con cierta sorpresa, lastima. Pero no hay rastro de dolor. No lo hay.Solo veo unos ojos vacíos repletos de indiferencia
Las cosas siempre las encuentra uno mismo, pero las personas van y vuelven por sí solas. Sin embargo, nunca creí eso último.Me quedo quieta en lugar que estoy, como si hubieran apretado un botón que provocara que mi cuerpo dejara de funcionar. Mi mente sigue asimilando este momento.No puede ser real. Lo estás imaginando.La persona que tengo justo enfrente se acerca lentamente como si no quisiera asustarme, pero lo que no sabe es que en este momento mi cuerpo dejo de procesar el miedo.— Brenna, mi pequeña Brenna. — sujeta mi cara por ambas mejillas.Sin darme cuenta ya me encuentro abrazándola con lágrimas en los ojos, de estos caen muchas lágrimas.— ¿Dónde? ¿Cómo es que estás... viva? — titubeo.No le digo que una parte de mí ya había aceptado que no volvería.Y lo hizo.¿Pero por qué a hora?— T
Al adentrarnos en la cabaña nos sumergimos en un ambiente triste, la habitación es fría. El único sonido es el de la madera consumiéndose por el fuego y la respiración pesada de West, quien se encuentra dormido en el sillón y ni se inmuta por nuestra presencia. River deja nuestras mochilas en el piso y se aleja quitándose su chaqueta mojada.— Será mejor que vaya a ver un momento a Helena, tú querrás ver a Dagan.Asiento.— Ve, ella te necesita — en verdad lo entendía, después de todo Gaia era su amiga y necesitaba a River.River me da un beso en la mejilla y sube las escaleras con dirección a su cuarto.Quito mi chamarra mojada tendiéndola cerca de la chimenea. Voy camino a la cocina y de la repisa saco el frasco de la manzanilla, pongo un pocillo con agua y lo dejo ahí hasta que esté lista.Al final lleno una taza, y voy con dirección a la habitación de Dagan. Golpeo la puerta una vez, despu
Soy acariciada desde mi pelo hasta mis labios. Froto mis ojos y los abro lentamente. Hay obscuridad a excepción de dos estrellas celestes mirándome.— No quería despertarte.Veo por encima de mi cabeza y veo la puerta de la camioneta, comienzo a descifrar mi alrededor y puedo ver que aún estamos en la jeep.— ¿Aún no llegamos?— Llegamos hace unas horas.— Pero, ¿Y los chicos?— En la cabaña.Si habíamos llegado, ¿Qué hacíamos aquí acostados en el asiento trasero?— Pero... — repito confundida.— No parabas de llorar y cuando lo hiciste supe que era mejor dejarte dormir. Todos estuvieron de acuerdo de que me quedara aquí contigo.Suelto un suspiro de alivio.— No puedo olvidar lo que ocurrió, Gaia...— Shhh, no pienses más en eso — toma mis mejillas —. Gaia siempre fue valiente, ella nunca
Corremos a través del bosque empapados por la lluvia. Esta se detuvo poco después. Al correr olvide por completo el dolor de mi pierna. River tenía la capacidad de hacerme olvidar las cosas. Casi siempre. Salimos de los árboles, yo primero y River viene detrás. Así tal vez no nos notarían. Pero fracasamos. Gaia viene corriendo hacia mí. — ¿Dónde estabas? — Uhm... yo — Gaia mira detrás de mí y ve a River salir. La veo sorprendida. — Gaia, relájate, solo caminamos. No es como si la hubiera besado o algo así, no ves que aún puede sostenerse por sí misma. Lo miro apretando los dientes. River pasa entre nosotras guiñándome un ojo. — ¿Fue mentira? ¿Por qué en este momento estás muy roja — dice Gaia en tono divertido. — No es por él —no del todo—. Es un efecto de la lluvia. Y es la verdad, es como si mi piel aún se estuviera adaptando. — Te