Ella corría rápidamente.
Sus pies crujían contra la tierra, el aire alborotaba su cabello y mientras más corría más sentía la sensación del agua chocar contra su rostro. Sus pulmones estaban a punto de explotar, como un millón de gotas a través de ella. Por un momento, pensó ceder; sin embargo, la imagen de las personas que más amaba golpearon su mente. Se detuvo un momento.
Inhaló y exhaló.
Al girarse vio que ya estaba tras de ella, intentó correr. Pero era inútil, ya no tenía las fuerzas necesarias para seguir.
Sintió un tirón.
La tomaron por el cabello tan fuerte que le provocó caer sobre la tierra. Con una sonrisa en su rostro, él aseguraría de que terminara muerta por una de las personas que ella más amaba.
Corrían de un lado para otro, yo me encontraba sentada en la hierba de lo agotada que estaba.El viento hacia mover la copa de los árboles, y con ellos los pájaros volaban en el cielo gris.Sin embargo, mi hermanita Grisel, parecía no agotar su energía; corría tanto, que su gorro color rojo se le bajaba cubriéndole los ojos. Lea, era nuestra vecina y mejor amiga de Grisel, siempre traía un pasador de nube que hacia juego con sus ojos claros. Ambas parecían tener una energía impresionante y solo eran dos años más jóvenes.Sus respiraciones eran agitadas, podría jurar que sus corazones se escuchaban. Al poco rato, se tendieron en la hierba y comenzaron a jugar con tierra.Yo solo observe.Como un zorro.Mi abuelo me había contado que ellos tenían la habilidad de observar lo que otros pasaba por inadvertido. Si eso fuera un superpoder,
La tarde siguiente después de la escuela decidí salir a caminar al bosque, el aire era fresco y la lluvia no se veía cercana. No al menos por ahora. El andar sola me relajaba, aunque mi mamá y abuelo no estaban de acuerdo por los animales que habitaban en la zona. Algunas veces era peligroso, ya que los zorros o algunos otros rondaban cerca. Pero nunca me dio miedo encontrarme con alguno de ellos. Si estaba en lo correcto los zorros eran mi animal favorito; valientes, persistentes, pero, lo que más me gustaba era que se les consideraba como el proyector de la familia. Yo quería ser así en cualquiera de los dos momentos que la vida nos presenta, buenos y malos. Me detengo cuando
En Luviana la lluvia era de lo más normal, estábamos acostumbrados a los cielos grises; a gente fuera con sus sombrillas, niños jugando entre los charcos y el olor a tierra mojada.Pero simplemente una tarde todo cambio y el cielo gris se enfureció. ❃❁❃❁❃❁❃— ¡Brenna! — Grita mi madre desde la cocina —. Ve por Grisel ahora, comenzará a llover y no quiero que atrape un resfriado.— Ya casi termino, solo corto un par de flores e iré por ella — chil
Cuando tenía ocho años, creía que todos necesitaban de la lluvia, al parecer estaba equivocada. Ahora era temida por todos. Ha pasado una década desde que todo sucedió y puedo asegurar que aún puedo escuchar los gritos de Lea cuando era tocada por la lluvia. Mi madre desapareció tiempo después del suceso que había comenzado. Una tarde salió a su trabajo y no regreso, la buscamos por años, pero los militares aseguraron que pudo haber muerto a causa de la lluvia.No encontramos su cuerpo, ni mucho menos restos, pero aún así no nos damos por vencidos de encontrarla o al menos mi familia. Grisel, ha crecido. Es muy parecida a mamá con su cabello color oscuro, solo que es es más corto, lacio y fino; que perfectamente hace juego con
Me levanto de un salto y corro directamente hacia él, lo primero que noto es que trae puesto un pasamontañas.— ¡Ese costal no es tuyo! — grito, corro y me aferro al costal, pero se resiste a soltarlo, jalo más fuerte.Al ver que no cede, me arrojo hacia él, y el forcejear provoca que ambos caigamos.Yo encima de él.¡Olvida la vergüenza, estedelincuente tiene tu costal!— Quítate de encima — dice con voz ahogada.— No puedes llegar y tomar lo que no es tuyo.— No
Cayó la noche y nos dirigimos a nuestras habitaciones. Mañana tendría que ir al instituto y ponerme al corriente. Más que nada iba porque mi abuelo me pidió que fuera y esa razón era de cierta manera suficiente.— Brenna, duérmete. Hasta acá puedo escuchar tus pensamientos.Le lanzo una almohada y me doy vuelta dándole la espalda. Está lloviendo y con ese sonido me arrullo para dormir. ❃❁❃❁❃❁❃La alar
Caminamos por el bosque, y a mí parecer llevamos caminando alrededor de veinte minutos, no entiendo porqué no fuimos a la zona habitada, solo nos seguimos adentrando en el bosque. — ¿Por qué me llevas a lo más recóndito? — Ahí se encuentra mi casa, vamos no te quejes, ya estamos por llegar. Mi respiración es agitada, pero aun así no me doy por vencida, mis piernas resisten un poco más. Levanto la mirada de la tierra, y veo una pequeña cabaña. Pensé que estaría totalmente silencioso y solitario, pero como muchas otras veces me equivoqué. Hay jóvenes por todos lados hay al menos unos treinta, logro reconocer a unos cuantos pero la mayoría no tengo idea. Así que me quedo pasmada y solo observo en como entran y salen de la cabañ
Me encuentro sentada en piso con Grisel jugando cartas. El abuelo está acostado en el sillón cubierto con una manta. Pareciera que estuviera dormido, pero en realidad está muy atento al juego que Grisel y yo tenemos.— ¡Sí, te volví a ganar! — exclama.Se levanta de un brinco, poniendo sus manos en frente moviéndolos circularmente.— ¿Qué te pasa hija?, has estado muy distraída — Reynald pone su mano sobre mi hombro.— No es nada, creo que la suerte hoy está de parte de Grisel. — muestro lo más parecido a una sonrisa.— El abuelo tiene razón, sé q