Caminamos por el bosque, y a mí parecer llevamos caminando alrededor de veinte minutos, no entiendo porqué no fuimos a la zona habitada, solo nos seguimos adentrando en el bosque.
— ¿Por qué me llevas a lo más recóndito?
— Ahí se encuentra mi casa, vamos no te quejes, ya estamos por llegar.
Mi respiración es agitada, pero aun así no me doy por vencida, mis piernas resisten un poco más. Levanto la mirada de la tierra, y veo una pequeña cabaña. Pensé que estaría totalmente silencioso y solitario, pero como muchas otras veces me equivoqué.
Hay jóvenes por todos lados hay al menos unos treinta, logro reconocer a unos cuantos pero la mayoría no tengo idea. Así que me quedo pasmada y solo observo en como entran y salen de la cabaña.
—Ven entra, no muerden — dice con cierta burla.
Doy unos cuantos pasos, pero todos son titubeantes. La cabaña no se ve tan grande, el tejado se ve algo viejo pero fuera de eso, la madera se ve sólida.
Se ve acogedora.
Subo las escaleras que también son de madera. Adentro hay unos cuantos chicos bebiendo y conversando, mientras que de fondo se puede escuchar sonar una radio.
Hay una pequeña chimenea en el centro de la sala de estar, alrededor se encuentran dos sillones viejos que parecen ser de un color café oscuro por el tiempo. Las cortinas son blancas y puedo ver un tapete gastado color gris en el centro.
Doy una última mirada hacia la sala y en uno de los sillones está sentado el mentiroso y a su lado se encuentra susurrándole al oído a una chica con piel parecida al sol, que a mi parecer es hermosa. Con su gran melena rizada, ojos grandes color oscuro y un cuerpo bien proporcionado.
Me quedo ahí parada sin poder apartar la mirada.
¿Qué demonios me pasa al contemplar extraños?
Cuando veo que él me atrapa mirándolo levanta una de sus cejas, la chica lo observa siguiendo su mirada hasta toparse conmigo. Y es cuando veo la señal para mirar hacia otro lado. Entonces me doy cuenta que la mayoría aquí son morenos y no hay tanta palidez como suele haber.
En este momento me avergüenzo un poco de mi color de piel. A comparación de ellos, es como si tuvieran la vida misma.Retrocedo un poco y choco contra alguien.
Dagan.
— ¿Dónde estabas? pensé que te habías ido — chilla.
Lo miro —: Dame lo que vayas a darme, ya debo irme.
Saca una bolsa detrás de él y dentro de ella hay bolsas de leguminosas, fruta seca, latas de carne y botellas de aceite.
Me quedo viéndolo sorprendida.
— ¿Por qué me das tanto? — farfulló —. Con la leguminosas es más que suficiente.
— Digamos que es la compensación por el mal momento que te hicimos pasar, además, tenemos mucho de sobra.
— No lo sé, es que... — una voz me interrumpe.
— Hola gotita, deberías aceptarlo.
Me giro rápidamente y ahí está él, antes de que yo diga algo, Dagan habla —: River, pensé que no estarías aquí, en fin te presento ah... — Chasquea los dedos frente a su cara con los ojos cerrados.
En ese instante me doy cuenta que vine con una persona que ni siquiera sabe mi nombre.
— ¿Cómo es que te llamas? — entrecierra sus ojos.
Desvío la pregunta y lo único que pienso es en salir lo más pronto posible de este lugar.
— Gracias por esto, en verdad te lo agradez... bueno no importa — le arrebato la bolsa de su mano, pero soy sujetada por otra.
— Dagan te pregunto tú nombre, ¿Cuál es?
— No tienen por qué saberlo, de todos modos solo es un dato.
— Un dato que por supuesto yo sé.
— Entonces díselo tú — suelto.
— Me interesa saber ese dato viniendo de ti — sonríe —. Solo para confirmar.
Me intriga su persistencia, no es como si tuviera que saberlo. Lo miro y cruza los brazos sobre su pecho; trae puesto un jersey color gris, vaqueros, botas negras y de nuevo su cabello revuelto. Y puedo darme cuenta que un hoyuelo baila sobre su mejilla.
Quiero abofetearlo, porque yo no tengo.
Intento pasar, pero resulta un poco más listo cruzando su brazo para cubrir toda escapatoria.
Dagan suelta una risita —: Anda dinos, solo queremos saber el nombre de nuestra amiga.
¿Amiga?
Me robaron y huyeron.
¿Eso tan siquiera es algo?
— ¿Acaso es gotita? — ¿Gotita?
River se inclina a mi altura con semblante divertido, puedo ver de nuevo lo cerca que está de mi rostro como lo hizo la primera vez que nos encontramos.
Eso me molesta un poco así que de mala gana respondo.
— Brenna, mi nombre es Brenna.
Dagan sonríe ligeramente mientras que River no hace ninguna expresión. Hasta que parece volver y ahora ambos se miran.
River sonríe hacia Dagan como si fueran cómplices de algo o más bien que una vez más lograron salirse con la suya. Empujó a un lado a River y cuando estoy a punto de cruzar la puerta, la morena de larga cabellera rizada se atraviesa en mi camino.
Y ahí está.
Parada en el umbral llevando unos jeans ajustados a juego con una chaqueta y botas negras que le llegan hasta la rodilla. Estar delante de ella es intimidante ya que es más alta que yo. Así que lo mínimo que puedo hacer es darle una pequeña sonrisa para salir lo más pronto posible.
— ¿Por qué la sonrisita tonta?
Incluso su pregunta suena en un tono grosero que forzadamente tengo que contestar —: Lo siento debo irme, un gusto conocerte.
Suelta una carcajada cínica, y pone las manos en su cadera, en ese momento aparecen Dagan y River.
— Helena relájate, sigue siendo tuyo. — afirma Dagan con tono burlón —. Ella es Brenna, una compañera del instituto.
Asiento en forma de saludo. Dagan abre la boca para hablar de nuevo pero Helena lo interrumpe.
— Soy Helena, novia de River — contesta tomándolo por el brazo —. Un gusto.
La situación se torna un poco incómoda con su comentario, no le pregunte nada acerca de su situación sentimental, pero con lo desafiante que se ve, es claro que sólo marca lo que es suyo.
Miro a River y él solo mira hacia otro lado, evitando esta situación.
— El placer es mío, ahora sí me disculpan es hora de irme — Dagan, arrebata la bolsa de mis manos —:Vamos te acompaño.
Solo asiento y no reniego, tal vez no sea tan mala su compañía.
Helena se hace a un lado sonriente, mientras River se va haciendo el tonto.
❃❁❃❁❃❁❃
Hacemos el camino por todo el bosque, hasta que pregunto —: ¿Helena siempre es así?
— No, ella es mucho peor créeme.
— Pues con su actitud solo provocará alejar gente — le menciono.
— Más bien alejar a toda mujer que mire a River, le costó trabajo atraparlo como para que una cosa tan pequeña como tú llegue a robárselo.
Me detengo en seco.
¿Una cosa pequeña?
Se que entre nosotras hay una gran diferencia. Pero tampoco soy una cosa tan insignificante. Y mucho menos planeaba robarle nada.
¿Para ellos soy tan insignificante?
Dagan se gira a verme y claro que nota mi semblante molesto.
— No quería que sonara como ofensa, discúlpame — niego con la cabeza.
— Puedes volver a casa Dagan, yo seguiré por mi cuenta.
— No planeaba... — y una vez más lo interrumpo
— No. — intento no exaltarme —. Entiendo que es muy molesto para ti acompañar algo tan pequeño e insignificante.
Me acerco a él arrebatándole la bolsa.
Al pensar que era una buena idea tener su compañía, estaba totalmente equivocada. Tal vez para ellos solo exista una Helena, pero para mi Familia solo era yo, y eso es más que suficiente.
Es así como aceleró el paso al único lugar que creen que lo pequeño no es algo malo, ni mucho menos lo que hace a alguien insignificante. Después de todo somos humanos, y no tenemos el derecho de asignar el valor a otra persona, este ya viene con ella.
Me encuentro sentada en piso con Grisel jugando cartas. El abuelo está acostado en el sillón cubierto con una manta. Pareciera que estuviera dormido, pero en realidad está muy atento al juego que Grisel y yo tenemos.— ¡Sí, te volví a ganar! — exclama.Se levanta de un brinco, poniendo sus manos en frente moviéndolos circularmente.— ¿Qué te pasa hija?, has estado muy distraída — Reynald pone su mano sobre mi hombro.— No es nada, creo que la suerte hoy está de parte de Grisel. — muestro lo más parecido a una sonrisa.— El abuelo tiene razón, sé q
Antes de llegar al gran edificio me desvío con dirección al río. Mi abuelo solía traernos cuando éramos pequeñas, nos gustaba que el agua cubriera nuestros pies y sentir las rocas resbalosas bajo ellos. No había sol, ni siquiera unos cuantos rayos, mi madre decía que era como tener tu calor propio, como si un fuego te inundará por completo. Amelie solía viajar con mi padre y abuelos; tras uno de sus viajes, fueron a Solonio y dijo que era lo más cálido y acogedor que había sentido, sin ninguna necesidad de cubrirse.El imaginarme lo que se sentiría al tocar mi piel mojada y sumándole el aire, sé que no existirían las palabras para describirlo. Me quedo sentada observando el río, no hundo mis pies, ni siquiera con la punta de mis dedos.
Dagan aun no a vuelto.La noche a transcurrido de una manera muy lenta o eso me hace sentir la presencia de River a un lado.— ¿Qué te hizo venir a la reunión? — pregunta de repente.— Mi hermana, vine por ella.— Creí que querías verme, Dagan solo me ilusiona — lo dice tomándose el pecho como si estuviera herido.Lo miro de reojo y lleva puesto unos vaqueros que parecen ser oscuros, con una sudadera negra con capucha.Tiene metidas las manos en los bolsillos de la sudadera y sin pensarlo pregunto —: ¿Cómo está Helena?— Ella está bien, gracias por preguntar &mdash
— La clase de hoy estuvo demasiado aburrida — dice Dagan mientras abre la puerta de la cabaña.— Ni que lo digas, no paraba de bostezar.Estamos por entrar cuando unamini jeepcolor café con la pintura algo botada a consecuencia de la lluvia, se detiene en la entrada.Helena baja de la camioneta con maleta en mano, Dagan rápidamente baja las escaleras para ayudarle.— ¿Y River?— Adentro, supongo. Vamos llegando.— Hola — la saludo, pero ella simplemente me mira de reojo.— ¿Por qué la maleta? — pregunta Dagan metiéndola a la cabaña.
La puerta se abre.— En serio lo siento Brenna, pero Helena no se decidía en... ¿Por qué está tan oscuro aquí?Me hago a un lado apartándome de River y enseguida entra Helena.— ¿Y la luz? — busca a River en la habitación — ¿Dónde estabas?— Tenia que hacer unas cosas — contesta levantándose del suelo.— ¿Acabas de llegar? — Helena me mira disimuladamente al igual que todo lo de al rededor.Di que sí por favor, ruego.Bajo la mirada hacia mis pies; no sé porque lo hago, nunca he sido del
Después de clases, Dagan y yo decidimos ir a despejarnos al bosque. Grisel no se enojó, solo nos miro a ambos y sonrío como si hubiera descubierto algo.— Lo mío no es tanto el salir a caminar.— ¿Qué tal correr?— Eso es mucho mejor.— Me di cuenta de eso hace mucho, créeme.Dagan acaricia su estómago.— Tengo hambre, ojalá River haya preparado la comida.— No hables de comida en este momento. — pido.Vamos aún caminando cuando mi tripa comienza a rugir, inmediatamente cub
Pasaron alrededor de tres semanas a partir de la fiesta que termino mal. Dagan y yo pasamos la mayor parte de los días juntos. Su personalidad y carisma hizo que una parte de mi confiara en él.Le conté de la desaparición de mi madre y como lidie con eso; él me habló sobre su familia y del como era vivir en Solonio. Pocos días para sentirte cómoda,pensé. Llegue a ir a unas reuniones más, acompañada de Grisel, yo iba solo por ella y ahora también por Dagan. Intentaba evitar a River, nunca entendí el porqué de mis acciones hacia él, pero de cierta forma me sentí confusa y fuera de órbita cuando estuvo cerca de mí. Al verlo ahora, y actuar normal como si no hubiera pasado nada, me hace pensar que me estaba evitando o simplemente había olvidado aquella noche. E
River sigue mi mirada y al darse cuenta de quien se trata, se levanta rápidamente. — Está lloviendo como vil demonio — farfulla sacudiendo su impermeable. River se encuentra de pie cuando Helena se gira, por lo que ella se arroja abrazarlo y después directamente a besarlo. Helena ni siquiera nota mi presencia. ¿Tan insignificante soy para ella? River carraspea apartándose, hasta dirigir su mirada hacia de nuevo mí. — Disculpa no te había visto. Sí, parece que si lo soy. — Hola, no te preocupes — le doy una falsa sonrisa.
Último capítulo