Cuando Benedict Gray entró a ese café, lo último que pensó fue encontrarse a aquella pequeña de cabello castaño que lo seguía como una sombra durante su infancia y, menos aún, verla embarazada. Aurore Ellis, embarazada, viuda y con el corazón hecho pedazos, no podía creer que se reencontraría con el que en su infancia y juventud fue su amor inocente y platónico, y menos aún, que este le haría semejante propuesta. — Aurore, cásate conmigo — Lo que al principio era un acuerdo en beneficio de ambos, iba a terminar por convertirse en algo más, Benedict sería el padre de contrato para el hijo de Aurore, y quizás, aquel acuerdo, se volvería más realidad de lo que ambos jamás imaginaron. Mas aun cuando hay alguien mas que desea el amor de aquella joven madre para si mismo.
Leer másMe senté en una tumbona y se sentó sobre mí. La calidez de la fogata todavía nos alcanzaba. Escuchábamos perfecto el quebrar de las olas en unas rocas cercanas, también la charla de Aurore y los otros dos, así como lo que ocurría con el resto frente a nosotros.Me entretuve acariciando su pelo.—Aurore se durmió, no quiso jugar conmigo, ¿crees que se lo pedimos a los Dioses demasiado tarde? —me dijo, viéndolos.Casi sentí un nudo en la garganta. Yo había roto corazones muchas veces, a propósito, incluso, y sostener a mi hijo mientras el suyo se rompía por primera vez, me hizo desear que no pasara por eso.—Tal vez. Pero… estoy seguro que lo superarás.—¿Cómo lo sabes? —sus ojos estaban mojándose cuando volteó a verme y me obligué a sonreír.—Todos lo hacemos.—¿También te pasó?—Oh, sí. Tu madre trapeó el piso conmigo más de una vez –El hizo un puchero —Pero te quedaste con ella— volvió a recostarse sobre mí.—Bueno, sí, pero la pasé realmente mal, pasaron años –—Cierto— terminó por
Mansión Hall.Un año después….Por favor, repartan el champán entre los invitados —Ordenó Cormac y suspiró cuando los meseros acataron la orden. Se aflojó un poco el cuello de su esmoquin.Todo está perfecto, cariño. Relájate.El menor de los hermanos Hall giró sobre sí para ver a su esposa. Caroline se acercaba a él con una sonrisa en la cara que hizo que el hombre sintiera una alegría desbordando de su pecho y que los ojos se le iluminaran.Cormac extendió los brazos y su primogénito lo imitó.Armand Hall, de un año de edad, se veía muy guapo con su diminuto esmoquin y sus hoyuelos marcados por su chispeante sonrisa.¡Papá! —Balbuceó mientras el rubio lo alzaba por los aires y lo hacía reír.Parece ser que somos los primeros del grupo en llegar.Cormac dejó de jugar con su hijo para mirar a los recién llegados.¡Beatrice—, Cormac!Los mencionados sonrieron. Beatrice alzó la mano, en forma de saludo, mientras se aferraba al brazo de su pelirrojo novio. Tras mucho sufrir, tras tanto
Bernard Gray murió en la madrugada del sábado. Benjamín despertó a Benedict con la noticia.Y entonces todo cambió.Benedict se vistió inmediatamente y fue a ver a su abuelo. Luego fue a darle la noticia a su madre. Bernarda estaba desconsolada, aunque sabían que su muerte era algo inminente. Se encerró en su habitación y no quiso ver a nadie. Aurore la oyó llorar a través de la puerta cerrada y deseó poder hacer algo para consolarla, pero sabía que Bernarda no querría verla.Para no estorbar se llevó a Ezra al jardín, pero era consciente de la actividad que había en la casa. Llegó el médico y luego una ambulancia se llevó a Bernard a la morgue. El teléfono empezó a sonar al tiempo que la noticia voló por todo Ambleside. Por la tarde Benedict había llamado a una de sus secretarias para que contestara a las llamadas.Los amigos íntimos de la familia se acercaron por la casa, y de aquellos a los que Aurore conocía solo asistieron los hombres; Luis, Cormac, Cormac, Ernesto, y Dylan más p
No lo demuestras muy bien —contestó Aurore.Bernarda se encogió de hombros.Supongo que no soy de las que demuestra mucho sus sentimientos.No me refiero sólo a darles un abrazo de vez en cuando, aunque seguramente a ellos les haría mucho bien a pesar de ser ya unos hombres. Hablo de demostrarle amor interesándose por lo que quieren y apoyándolos.Siempre apoyo a mis hijos —dijo Bernarda en tono seco.¿Entonces por qué Benedict tuvo que buscar a una camarera con quien casarse sólo para darle en las narices a su familia? —Le preguntó Aurore—. Comprendo que Bernard se comportara como lo hizo; fíjate en lo que les hizo a tu marido y a ti. Aunque, por lo que dijo anoche, parece que se arrepiente. Pero tú deberías haber estado al lado de tu hijo —Aurore sacudió la cabeza, como si de repente lo viera claramente—. Olvídalo, una mujer que no apoya a su marido tampoco va a apoyar a su hijo.Me parece un juicio bastante duro viniendo de alguien que no sabe nada de lo que ocurrió —saltó Bernarda
Aurore se volvió, horrorizada. No le importaba tomarle el pelo a Bernard, pero desde luego no estaba dispuesta a que Benedict creyera que su abuelo podía sobornarla como había hecho con Agnes, o con su padre.Nada —dijo prontamente—. ¿No será mejor que te cambies para cenar?Bernard los miró con astucia.Hay tiempo —Benedict miró a su abuelo.Será mejor que sepas que le acabo de ofrecer dinero para que se vaya —gruñó el viejo.Benedict se volvió a mirar a Aurore, entrecerrando los ojos mientras evaluaba la situación.Y ella acaba de decirme que le haga una buena oferta.No es cierto.Aurore se volvió y miró al hombre con rabia. Quena saber hasta dónde iba a llegar, pero jamás había tenido la intención de aceptar su dinero. El no sabía que Benedict y ella ya habían planeado poner fin a aquel matrimonio de pega. Bernard había pensado que podría comprarla como hizo en su día con el padre de Benedict.Agnes sería una esposa más conveniente para ti que esta camarera —dijo Bernard mofándose
Aurore se sobresaltó un poco ante aquel sobrenombre que demandaba tanta intimidad. Nublada por la pasión e incapaz de pensar, llevó sus manos hasta el alborotado cabello azabache de su marido y gimió cuando sintió sus besos comenzando a acariciar el contorno de sus pechos. No tardó en notar como Benedict se encargaba de bajarle la parte de arriba del bikini y comenzaba una ardua y delicada exploración por uno de sus pechos.Sa—Benedict —Pronunció su nombre en un susurro al sentir su erguido pezón bailando una danza pasional con la hábil lengua del pelinegro y sus dos manos colándose dentro de su diminuto traje y comenzado a poseer su trasero. Benedict la arrinconó contra la pared y la alzó haciendo que ella instintivamente se aferrara a su cadera con ayuda de sus piernas. Le prestó atención a su otro pecho, justo como lo había hecho con el anterior y cuando Aurore comenzaba a sentir el calor de su vientre elevándose, Benedict capturo sus labios en un demandante y pasional beso.Cuando
Al día siguiente del caótico nacimiento del heredero Hall y de la extraña polémica y nada rara pelea entre Benjamín y Alexis que terminó en risas, felicitaciones y abrazos; Los chicos por fin sentían sus cuerpos descansados y relajados. Ocho horas de sueño nunca se habían sentido tan bien.Se encontraban en la sala tomando café y comiendo unos pastelillos que las chicas habían preparado juntas.Aurore observaba disimuladamente a su amiga de cabello castaño y a su esposo. Luis estaba sentado en un sofá para dos mientras que —, que había ido a cambiar a Mi niño había estado sentada en un sofá para tres junto a ella y Benedict.Sabía que tenía que hacer algo de una vez por todas.Se sobresalto un poco cuando sintió un brazo de Benedict abrazarla por la cintura y sus labios susurrarle al oído.¿Qué estas tramando?Aurore, quien inconscientemente se había acostumbrado a sus caricias, no hizo nada por apartarlo. Entrecerró los ojos y tomó un sorbo de su café.Ya te lo había dicho, usaré mi
Nublada por el deseo intentaba convencerse de que solo era una aventura.Y que, aunque hubiera querido algo más por parte de él, sabía que por ahora le basta eso. Aunque supiera que Benedict no la amaba.Soltó un gemido cuando sintió uno de sus pezones atrapado por la boca experta de Benedict mientras que su mano jugaba con su otro pecho.Lentamente el Gray la condujo hasta la cama mientras su mano comenzaba a descender hacia la intimidad de su esposa.Aurore sintió ese cosquilleo que le avisaba el camino que recorría su mano, unos pocos pasos más y el llegaría hasta su meta y ella, seguramente estallaría en placer.Solo un poco más.¡Aurore—, Idiota! —Se escuchó junto a unos golpes en la puerta que cortaron la burbuja de pasión en la cual estaban hace unos segundos. — ¡Hay café y pastelillos! Dejen de hacer suciedades y bajen. —Unos pasos hicieron saber que el rubio ya se había ido.Benedict abrazó a Aurore por la cintura y enterró su cabeza en el hueco de su cuello y hombro. Sonrien
Apenas llegaron al hospital del pueblo trasladaron a Caroline a una habitación y se llevaron al pequeño Armand Hall al area de cuidados prenatales para verificar que todo estuviera bien. Todos, mientras tanto, esperaban en la sala de espera a cualquier noticia sobre el estado de madre e hijo.Alexis permanecía lo más alejada posible de Benjamín quien, desde que hubieran llegado a la cabaña a presenciar el nacimiento del niño, no le había quitado la mirada de encima.Espero que Caro y el bebé estén bien —Decía el nuevo papá mientras se frotaba las manos nervioso.Aurore le puso una mano en el hombro.Descuida, Cormac. Ellos estarán bien —Le aseguró con una sonrisa— Tan solo son chequeos de rutina, después de todo el parto de Caroline se dio en condiciones…sorprendentes.El rubio asintió y luego sonrió al ver a una persona que se acercaba a ellos.¡Casandra—!Aurore abrió los ojos sorprendida al ver como la mujer de cabello rubio saludaba a los presentes y, al notarla a ella, se sorpren