—¿Qué? No gracias, aquí estoy bien — respondió negándose de inmediato.
—Escucha, mi abuelo está muy mal y si quiero que deje todo a mi nombre, necesita ver que en serio tengo un matrimonio feliz — dijo Benedict con seriedad.
—Pero, si no lo tienes — respondió ella tambien seria.
Benedict solo la miro con amenaza. — No, no lo tengo, lo sé, pero… ¿no “debería serlo”? —
—Eso creo, pero ¡ni loca voy a esa casa! Solo de recordar la mirada que me enviaba tu madre en la boda, hace que se me erice la piel, no y no — respondió con disgusto la joven castaña. Realmente, el día de su pequeño boda quedo mas que claro que nunca seria bien recibida en esa familia, quienes dejaron claro que desaprobaban el matrimonio y mas aun, que ella estuviese embarazada envuelta en ese vestido blanco.
—Vamos, si queremos que esto salga según el plan tienes que hacerlo — reprocho Benedict.
“En primera ¿queremos? Nah que no me incluya será EL quiere, y en segunda ¿plan? ¿Desde cuándo tenemos uno?” pensaba Aurore
—¿Y bien? — cuestiono Benedict con impaciencia.
—No lo sé — dijo ella no convencida.
—Veo que no te falta nada ¿cierto? — dijo mirando el lugar
—Pues…no gracias a ti — respondió con recelo la castaña.
—Correcto, en la cafetería tú aceptaste todas mis condiciones y en ellas estaba aparentar un “buen” matrimonio — le reprocho.
—Si, pero nunca escuche algo de ir a vivir a tu casa — respondió.
—Creo que un “matrimonio” abarca eso ¿o qué? ¿Pensabas que cada uno iba a vivir en su casa? — cuestiono mirando aquel espacio que él había comprado para ella.
—Pues…—
—Por favor Aurore, que ingenua —dijo con una cínica sonrisa mientras se echaba para atrás con los brazos cruzados.
—bueno, bueno yo solo pensé —
—Claro, como sea — dijo parándose. — Me voy, más tarde vendrá alguien por ti, y mañana mandare a alguien por tus cosas — ordeno.
—oye— dijo siguiendo a Benedict hacia la puerta. — aun no te digo que si—
—No me importa, lo harás —
“Pero que se ha creído” pensaba Aurore mientras lo veía con mala cara.
—Vamos, además ¿no querrás que te pida el divorcio, ¿O sí? —
Rayos, tenía tanta razón y eso lo sabía la chica, si él le pedía eso ¿Quién la ayudaría con los gastos de su hijo?, si era realista, solo por tener el apoyo económico de su “marido”, había podido seguir estudiando sin mayor problema, los gastos de su hermoso bebe no eran económicos, no podía negar que el juntarse con el Gray fue lo mejor que pudo pasarle, a pesar de no haberlo visto luego de la boda, su vida mejoro notablemente, de pasar todo el día pensando cómo iba a hacer mañana para vivir, cambio a, pensar que iba a ponerse mañana para ir de compras, sin duda todo era como un rayo de luz en medio de un día nublado, no, no podía permitir que todo eso terminara, después de todo, así era su acuerdo, y no deseaba perder el beneficio…aun cuando pensar así, la hacia sentir culpable y miserable con su conciencia, estaba decidida a continuar con aquello y mantener la farsa al menos hasta que finalmente terminara la universidad y se convirtiera en médica, de esa manera ya podría vivir por su cuenta sin ser la muñeca de nadie.
—Pues…no…está bien Gray, tú ganas — dijo Aurore sosteniendo la puerta y viéndolo salir.
—Bien, peor recuerda apenas pises mi casa, tendrás que comportarte como…—
—Una esposa enamorada si, si, se me él guion completo— suspiro. — Seré la mujer más enamorada del mundo —
Benedict estaba a punto de decir algo cuando, de repente, un llanto interrumpió a los dos “esposos”, el, miraba curioso adentro mientras Aurore, como si fuera de lo más común no hizo más que volver a suspirar.
—¿Es?...— cuestiono sintiendo un golpeteo en el pecho que no comprendió del todo, realmente, si se había preocupado por Aurore cuando dio a luz, aun cuando había pagado el mejor hospital de Londres, se sintió nervioso de algo pudiese salir mal, así que estuvo al pendiente de su teléfono toda aquella noche, por cuestiones de trabajo, no había estado presente.
—Si, y si me disculpas ahora tengo a alguien que atender — dijo la joven con la intención de ya cerrar la puerta.
— Espera, ¿Podría verlo? — cuestiono Benedict deseando ver al pequeño bebe que ahora mismo ostentaba su apellido. Solo lo había visto en la única fotografía que Aurore le envió cuando nació, pero no hubo más fotos, y quería ver que tanto había crecido el pequeño durante esos meses que estuvo fuera de la ciudad.
– No, lo siento, pero quizás mañana, tienes cosas que hacer y yo tambien — respondió Aurore con recelo, no quería que su hijo y su “esposo” se involucraran demasiado, después de todo, aquel matrimonio solo era una farsa y ella no deseaba que su hijo llamase “Padre” a un hombre que no lo era y que iría de sus vidas tan pronto como no le fueran de utilidad.
—Bien, nos vemos al rato — respondió Benedict con algo de enfado ante la negativa de su “esposa”.
—Si claro, lo que digas Gray — respondió Aurore.
—Bien— emprendió el paso, pero como si algo se le hubiera olvidado se dio la vuelta sobre si con sus manos en los bolsillos. — ¡Ah! Por cierto, si vas a ser mi esposa, no creo que se vea bien que me llames por mi apellido, ¿no crees que sería raro? —
—Claro, BENEDICT — resalto Aurore con disgusto.
El mencionado asintió, una sonrisa de victoria se formó en su rostro, definitivamente, obtener lo que quería no le iba a ser nada difícil, presiono el botón del elevador, mientras con un suspiro esperaba a que este abriera, cuando por fin lo hizo, entro en él, recargándose en la esquina de este, cerrando los ojos para ponerse a pensar e imaginar lo que ahora le esperaba, en menudo rollo se había metido…pero ya era tarde ya todo estaba hecho…bueno después de todo ¿Qué podría salir mal?
Se recargo en la puerta, descargando todo su peso en ella, cerrando los ojos, pensaba y pensaba ¿en qué rayos se había involucrado?, ni ella misma lo sabía, cuando lo vio por última vez, había pensado que todo sería fácil, pero, ¿vivir con el?, Eso no estaba en sus planes y de seguro en los de él tampoco, pero que más daba no podía ser tan difícil, ¿o sí?
—OH no en que me he metido, es decir, ¿Qué se cree? ¿Qué puede venir aquí y mandarme como a uno de sus empleados? no lo creo, ¡despierta Aurore! TU SOLA te enredaste en esto nadie te dijo que lo hicieras…Oh caramba la que me espera, pero…lo haré sé que si…yo puedo pero y si…—
El llanto interrumpió los pensamientos en voz alta de la castaña, por andar metida en su mundo se olvidó que su pequeño le llamaba, su pequeño…por el haría esto, por él y nadie más, ese hermoso bebe que dependía solo de ella, ese pedacito de vida que no sabía de nada, por ella debía hacerlo por el futuro de su hijo, que importaba lo difícil que fuera ¡al diablo! No debía de pensar en si misma sino en su bebe, si, estaba más que claro nada podría salir mal…o al menos más de lo que ya estaba.
Suspiro por última vez e impulsándose de la puerta, con sus manos, emprendió camino hacia el cuarto de su bebe, para calmar a la pequeño y quizás, pasar un tiempo a solas, tal vez el ultimo por mucho tiempo.
—Bien, ay que hacerlo…adiós Aurore Ellis…bienvenida Aurore Gray —dijo con una sonrisa fingida y entrando al cuarto de su hijo.
—¡Vaya!, esto es sorprendente— decía la castaña mientras observaba la casa, o en estos casos la enorme mansión en frente de ella.Hacia unas cuantas horas que todo se había tornado de otro color, hacia unas cuantas horas que su “esposo” había llegado a su casa para pedirle, no, para ordenarle que se mudara a su casa, claro tuvo que insistir mucho para que su querida “esposa” aceptara, pero al final de cuentas lo hizo. No podía negarse, y como, sí ella misma se había metido en todo esto, nadie la obligo ¿cierto?Cargaba solo una bolsa al hombro, después de todo, como Benedict le había informado, alguien más tarde iría por sus cosas, ahora estaba frente a la honorable mansión Gray, era elegante, sobre todo grande, con sus jardines adornados con finas fuentes y estatuas importantes. Apenas le abrió la puerta el chofer, ella bajo aún con su cara de asombro y con sumo cuidado pues llevaba a su bebe en brazos, envuelta en una manta rosada, al entrar una sirvienta la esperaba ya, en la entra
—ja…ja…ja que graciosito——oye, Rora ¿no crees que se está quemando eso?— dijo señalando la sartén que despedía humo y una gran llama.—¡madre! ¡Mi comida! — Aurore salió corriendo por el extintor mientras Benjamín iba por agua, el pelinegro llego primero apagando la estufa.—¡ay voy, ay voy! — decía Aurore corriendo con el extinguidor—¡no Rora!, no lo…— muy tarde Aurore arrogo el contenido bañando no solo al estufa sino a Benjamín y a ella misma— …hagasUn minuto de silencio, observándose.—jajaja, jajaja – estallaron en carcajada mientras se limpiaban con unas servilletas—ja, te hubieras visto todo blanco— decía Aurore riendo—¿Y tú qué?... ¡ya voy, ya voy! — decía imitando a Aurore, mientras corría por la cocina.—OK, pero se apagó el fuego ¿no? ——claro, porque yo le eche agua — decía sentándose—jajaja, jajaja—volvieron a reír—¿interrumpo algo? — dijo un pelinegro entrando de repente, haciendo cesar las risas. Benedict no lo diría, jamás lo admitiría, pero aun cuando no había
—Tu no piensas dormir ¿cierto? — dijo divertida mientras empezaba a pararse, al hacerlo vio a Benedict recargado en la puerta lo que hizo que diera un salto.—Rayos, me espantaste— dijo Aurore—Así tendrás la conciencia— empezó a caminar hasta quedar frente a frente. — Este es…—¿Eh? — vio como miraba fijo a sus brazos. — ¡Oh! Si este es mi bebe —Benedict, estaba embelesado viendo a ese bultito que yacía sonriente en los brazos de Aurore.—¿Quieres…? — insinuó Aurore. Benedict de inmediato dio un paso atrás, uno instintivo, se sentía tentado a tomar a aquel pequeño entre sus brazos, pero lucia tan hermoso y tan frágil, que sentía que entre sus manos podía romperse.—No sé cómo — respondió de inmediato, mientras miraba la hermosura de ese bebe que tenía delante, era, ciertamente, tan hermoso como su madre, la misma piel de porcelana y esos ojos verdes vivaces.—No es tan difícil, créeme— Aurore paso al niño a los brazos de Benedict, primero con algo de dificultad, pero al fin pudo hac
NO dormiría en su cama ¡NO SEÑOR!Esa noche lo enfrentaría.Cerró con cuidado la puerta de la niña, no la Quería despertar.Esa noche…estarían cara a cara.Terminó de cerrar la puerta.Esa noche aun NO terminaba.Una gran sonrisa llena de satisfacción adorno su rostro.—oye Benedict, cariño…—Esa noche lo iba a convencer, al estilo de una mujer.—Benedict, cariño…—El mencionado paró de quitarse los zapatos, la miró atentamente y alzó una ceja.—“¿cómo me dijo?” ¿Qué pasa? ——pues verás— caminó hacia él de una manera muy sexy y con las manos en los bolsillos— necesito decirte algo——dilo——si, pero antes—dijo divertida, se inclinó hacia el y le susurró en la oreja de forma muy sensual— necesito ponerme có—mo—da—Con una sonrisa pícara se fue al baño.Benedict la siguió con la mirada y con un tic en el ojo ¿cómoda? Eso solo lo decían las mujeres para una sola cosa: ponerse el pequeño baby doll que habían comprado para la noche de bodas o bien en cualquier día para ponerse un pijama muy
“Es un reverendo idiota”“idiota, pero bien que te dejaste”“¡no es cierto! Yo solo…solo… ¡ah! Ya ni sé que me paso solo sé que lo odio”Bufó molesta, mientras cruzaba los brazos y se debatía internamente entre sus pensamientos, analizó minuciosamente su alrededor allí estaba la puerta del baño, la ventana cubierta por la cortina, un buró con libros, sillones, a unos metros más allá la puerta de su bebé, se detuvo, su bebé, como desearía volver a esos tiempos donde dormía con Ezra acurrucados los dos en la cama, muy buenos tiempos, siguió con el recorrido, bien, de ahí la puerta de entrada hasta ahora va todo bien hasta ahora, sigue la pared…pared…más pared y, se detuvo, él….Ahí tan relajado estaba su maridito leyendo una revista de negocios con la luz de la lámpara iluminando su lectura, parecía tan satisfecho y tan tranquilo, y, ahí, estaba ella a un costado de él, ambos tapados con una sábana, ambos callados ¡oh! Casi lo olvido…ambos en la cama. En la misma cama.Se quedó viéndolo
Otro día, otra actuación, otro amanecer de cosas nuevas, luego de una larga noche necesitaba un día de paz, ahí estaba en la cocina de su nueva casa intercambiando un dialogo con su marido.Vaya maridito.Si lo de anoche solo fue, ESO una noche, ¡lo que le esperaba! El tiempo que durase todo.Lo bueno era que paciencia le sobraba o al menos eso quería pensar.—Bueno ya me voy, regreso para el almuerzo — dijo su flamante esposo falso.—Ajá lo que digas— decía Aurore mientras comía un plato de frutas y jugo de naranjas.—¿y Ezra? — cuestiono Benedict sobre el pequeño, realmente, aunque no lo admitiría, se preocupaba por aquel adorable encanto.—Durmiendo — respondió ella con simpleza.—Bien, y ya deja ese enojo solo, acéptalo — menciono con un deje de burla el apuesto hombre.—Tu ego es muy grande ¿cierto Gray? — Aurore hablo con sarcasmos, era más que evidente que así era.—No tienes idea de cuanto — dijo entrando Benjamín.—Cállate y vámonos — Benedict miro a su hermano, realmente, no
Aurore guardo silencio por un momento, realmente no le resultaba nada agradable que ese hombre sostuviera a su hijo. Aun sabiendo del contrato que existía de por medio entre ella y Benedict, aquello de hacer pasar a su hijo por hijo de él, no terminaba de gustarle.—El niño debe de estar hambriento, así que será mejor que no lo vea en este momento — dijo Aurore con seriedad e incomodidad.—Nada de nada, tráelo ahora mismo — ordeno el patriarca de la casa a la sirvienta.—Sí señor —A los pocos minutos Windermere entro con el pequeño en brazos, tenía puesto un mameluco color rojo con una capucha con orejas como de un oso. Estaba realmente adorable.—Aquí tiene señora Aurore — Dijo pasándole al bebe que no dejaba de llorar.—¿Sabes? Se nota muy hambriento mejor voy a la cocina por su comida — dijo Aurore empezando a irse.—No, que Windermere traiga la comida aquí y de paso la mía hoy quiero desayunar con mi bisnieto — demando el anciano.—Pero…——Es lo que quiero y es lo que se hará — d
—si eso quiero, bien además Ezra necesitara un futuro seguro, pero no quiero que tenga nada de aquí Bernard— es más terco que sus nietos, ni como persuadirlo, como quiera es su dinero y por los visto — observo la habitación— tiene y le sobra…—Quizás solo estaba alimentando falsas esperanzas, pero, si eso lo hacía tener un motivo para vivir, Aurore se lo daría, no era nada malo ¿cierto? Darle, aunque sea un rayo de luz a su vida, hacerle creer que tiene una nieta, que aún tiene una razón para vivir.Ezra y Bernard Gray desayunaron juntos, era lindo verlos juntos como si en verdad fueran abuelo y nieta, como deseaba Aurore que eso fuera verdad. Se abrazó a sí misma.—como quisiera que todo fuera real, darle un abuelo a Ezra, un papá, un tío, una abuela, que todos los días jugara con todos que cuando crezca llegue corriendo a despertarnos a Benedict y a mi y luego ir por sus abuelos y tío, comer todos juntos, verla crecer en los rincones de este hogar ver su primer día de clase en el cu