—Hola— saludo Benedict con un tono molesto. —Hola, hoy han desaparecido todo el resto de la tarde – dijo Aurore sin mucho interés. —Si, una junta de último momento— se metió a cambiarse al baño — Al parecer ha dejado lo de la tarde en paz, pero ¡claro! Se me pasó ¿habrá ido a ver a su abuelo?, ¿y si ya le dijo? Ojalá y no se moleste, ¿y si le pregunto? — Estuvo unos minutos pensándolo mientras se mordía la uña del dedo pulgar— —tsk, nada pierdo— Dejo el libro sobre la mesa se paro y se puso frente a la puerta. (Rima n.n) —oye Benedict— —¿Qué?— —¿de casualidad hoy has hablado con tu abuelo?— dijo mientras se apoyaba de lado en la pared y jugaba con su pie viéndolo. —No, hoy no en la mañana no he tenido tiempo, y como habrás notado acabo de llegar— dijo desde el baño algo sarcástico. —Eso es obvio— murmuró Se abrió la puerta y Benedict quedo enfrente de ella, esta no hizo más que alzar la casa y verlo a los ojos. —¿Por qué?— pregunto el pelinegro — No, nada mas— dijo y se
Aurore se incorporó y quedo sentada llevándose una mano al pecho que subía y baja bruscamente por la agitación, su corazón estaba acelerado y estaba sudando mucho e inconscientemente tenia lagrimas en sus ojos vidriosos, habia vuelto a recordar algo que habia querido olvidar. —Iris…—murmuró entre suaves lagrimas. Era hora de levantarse y bien lo sabía, se sentó y se puso sus pantuflas, estuvo un momento ahí sentado tratando de despertar por completo, sintió como alguien se movía, y volteo a ver al responsable. Aurore se estaba revolviendo en la cama, tenía un semblante tranquilo mientras se aferraba a la almohada como si su vida dependiese de ello. No pudo evitar sentirse conmovido por aquella tierna escena. Benedict sonrió. – Eres una caja de sorpresas Aurore – Se levantó y fue directo al baño, tras unos minutos salió ya bañado y cambiado, se sentó muy despacio en la orilla de la cama tratando de no despertar a la castaña. Se puso sus zapatos muy tranquilamente. Un llan
—No te preocupes Benedict, tu secreto está a salvo conmigo — él la miro con la ceja alzada. — nadie sabrá que el corazón de hielo del gran Benedict Gray por fin se ha derretido— le guiño el ojo. — Será un secreto entre tú y yo — aseguro.—Hmp, solo le di de comer es todo — se acercó a la barra y la miró. — Como su mamá estaba bien dormidita, no había quien lo atendiera — sonrió mirando al pequeño.Pensó que eso le serviría para que Aurore le siguiera el juego, pero no fue así, al contrario, la chica pareció perdida, su sonrisa se borró y se quedó mirando al horizonte como ida.—El sueño…por eso me quede dormida — dijo la joven perdida en medio de los recuerdos de aquel horrible sueño.—Aurore, ¿estas bien? — cuestiono Benedict quien de inmediato dedujo que algo extraño pasaba con su esposa.—Si, ¿por qué no habría de estarlo? — sonrió Aurore tristemente.—¿Segura? ¿Te pasó algo? — cuestiono preocupado.—Solo, no pude dormir tuve una pesadilla, una muy horrible — se sinceró.—Dicen que
Benjamín alzo una ceja llevándose una uva a la boca.—¡Esta bien!, yo organicé todo, pero— apoyó su brazo derecho en la mesa y a la vez su cabeza en su mano. — no te negaré que valió la pena, si tuviera la oportunidad lo haría de nuevo— se llevó una pieza a su boca. — fue lo mejor que he hecho en mi vida ——Bueno, esa noche…Iris lucia realmente hermosa y tú, no le quitaste la mirada de encima, así como ella tampoco a ti, toda esa noche fue perfecta, aunque debo admitir que te cayeras al lago fue maravilloso jaja, ¿No lo crees Nessi? — dijo Aurore con gracia.—Ahora comprendo— decía Benjamín tomando un poco de jugo— por fin entiendo porque a las vacaciones siguientes, todos me llamaban “Benjamín del lago ness”, por qué Benedict siempre se burlaba y hasta por qué un día el tonto de Cormac me regalo un arreglo de algas——Jeje, es que al siguiente día se nos salió— dijo Aurore— le comentamos a Cormac, él se lo dijo a los chicos y todo el pueblo terminó enterándose ——Mira que me costó lav
El viento que ondeaba la castaña cabellera de la hermosa Aurore, le daba un aire místico, casi espiritual, que, aunado al rastro de lagrimas secas que se apreciaban en su rostro, le proveían de una apariencia angelical que casi logro derretir su corazón, sin embargo, mas grande era su curiosidad por saber que era aquello sobre lo que su esposa había hablado con su hermano mayor, que le hubiese provocado derramar algunas lágrimas. Se sentía desplazado, si bien, su matrimonio era una completa farsa y el acuerdo había sido únicamente para lograr convencer a su abuelo de ser el indicado para quedar al mando de las empresas familiares, comenzaba a molestarle que Aurore no lo requiriera para nada, quizás, con Benjamín si se había animado a hablar sobre aquella pesadilla que la había despertado angustiada, pesadilla que no quiso compartir con él. Se sentía profundamente molesto, y quizás, un poco celoso de la relación amistosa que compartían esos dos, desde siempre, Benjamín había sido cerca
Hace 10 años…Guardaba sus cosas una a una en su maleta rosada, lo hacía con tranquilidad como si el tiempo no le importara, al querer agarrar su demás ropa tiro una foto de su mesita, con mucho cuidado la levantó, suerte que no se había roto la miró y sonrió esa era su foto preferida, acarició el porta retrato, sin duda era su favorita.La foto con su hermana…Iris, ¿ya terminaste de empacar?— preguntó Aurore desde la puerta.Le sonrió y dejo el porta retrato donde estaba.Ya estoy lista— miró su maleta que estaba apenas con unas dos prendas— bueno, casi—Aurore le sonrió y se acerco para ayudarle, ahora contaba con 15 años tenia su pelo largo hasta antes de la media espalda y ondulado de las puntas, los signos de juventud se hacían notar en su ya desarrollado cuerpo envidia de muchas de las jóvenes de su edad y su belleza era también algo de lo más notorio.Empezó a doblar la ropa de su hermana y a meterla en su maleta.Ambas se sonreían.Iris ya tenía 18 años, bueno casi, en unos c
En estos momentos, en el estacionamiento del lugar, muchas camionetas llegaban y en otras las familias se encontraban bajando sus cosas para llevarlas a sus cabañas.—¡Hey, hola! — llamó Alexis acercándose a los hermanos Gray. — ¿Qué onda? — los saludó de beso.Los dos grupos de chicos y chicas hacía años que había dejado su “rivalidad” o esa estúpida norma de “los populares y las chicas no van” todo esto al saber que los mayores de cada grupo se habían unido en relación, es decir, luego del noviazgo de Iris e Benjamín.—¿Acabas de llegar? — preguntó Benjamín.—Si, hace como veinte minutos— respondió. — ¿Y los demás? —Como si sus preguntas fueran deseos la mayoría, de los que faltaban, se acercaron a ellos, Arthur, María y Caroline venían platicando por su lado, Conrad, y Córner amenazaban a Gerardo con acercarse a su hermana y estaban entre estos dos.Cuando se acercaron al trío olvidaron lo que venían haciendo y se saludaron.—Oye Lexi, ¿y Cormac? — pregunto Estefany. — que milagro
Miró debajo de sus pies e hizo a un lado el desastre de la charola.¡Aurore!— Llamó de nuevo su madre.Ella salió del cuarto, yendo con sus padres.En el piso del cuarto, junto a la puerta del baño quedaban los rastros de sangre, y cerca de la puerta principal quedaban los rastros de lo que había en la bandeja. Ahí lo que Aurore había pisado.Ahí estaba el jarrón roto…Y un lirio destruido y marchito…Hacía minutos que habían llegado al hospital de “Sagrado Corazón”, en la sala de espera la familia Ellis esperaba noticias, pero nadie decía nada, Karla, la directora del hospital. Era la encargada de Iris pero aun la estaba tratando.Aurore estaba sentada, inclinada hacia adelante y con la cabeza entre sus manos.—Aurore, hijo— llamó la señora Ellis— creo que sera mejor que avises a Benjamín y los demás, tu padre y yo nos encargaremos de decirle a los padres——esta bien— dijo en un susurró.Salió hacia los jardines del Hospital, sacó su celular de los bolsillos de su sudadera roja y mar