Bernard Gray murió en la madrugada del sábado. Benjamín despertó a Benedict con la noticia.Y entonces todo cambió.Benedict se vistió inmediatamente y fue a ver a su abuelo. Luego fue a darle la noticia a su madre. Bernarda estaba desconsolada, aunque sabían que su muerte era algo inminente. Se encerró en su habitación y no quiso ver a nadie. Aurore la oyó llorar a través de la puerta cerrada y deseó poder hacer algo para consolarla, pero sabía que Bernarda no querría verla.Para no estorbar se llevó a Ezra al jardín, pero era consciente de la actividad que había en la casa. Llegó el médico y luego una ambulancia se llevó a Bernard a la morgue. El teléfono empezó a sonar al tiempo que la noticia voló por todo Ambleside. Por la tarde Benedict había llamado a una de sus secretarias para que contestara a las llamadas.Los amigos íntimos de la familia se acercaron por la casa, y de aquellos a los que Aurore conocía solo asistieron los hombres; Luis, Cormac, Cormac, Ernesto, y Dylan más p
Mansión Hall.Un año después….Por favor, repartan el champán entre los invitados —Ordenó Cormac y suspiró cuando los meseros acataron la orden. Se aflojó un poco el cuello de su esmoquin.Todo está perfecto, cariño. Relájate.El menor de los hermanos Hall giró sobre sí para ver a su esposa. Caroline se acercaba a él con una sonrisa en la cara que hizo que el hombre sintiera una alegría desbordando de su pecho y que los ojos se le iluminaran.Cormac extendió los brazos y su primogénito lo imitó.Armand Hall, de un año de edad, se veía muy guapo con su diminuto esmoquin y sus hoyuelos marcados por su chispeante sonrisa.¡Papá! —Balbuceó mientras el rubio lo alzaba por los aires y lo hacía reír.Parece ser que somos los primeros del grupo en llegar.Cormac dejó de jugar con su hijo para mirar a los recién llegados.¡Beatrice—, Cormac!Los mencionados sonrieron. Beatrice alzó la mano, en forma de saludo, mientras se aferraba al brazo de su pelirrojo novio. Tras mucho sufrir, tras tanto
Me senté en una tumbona y se sentó sobre mí. La calidez de la fogata todavía nos alcanzaba. Escuchábamos perfecto el quebrar de las olas en unas rocas cercanas, también la charla de Aurore y los otros dos, así como lo que ocurría con el resto frente a nosotros.Me entretuve acariciando su pelo.—Aurore se durmió, no quiso jugar conmigo, ¿crees que se lo pedimos a los Dioses demasiado tarde? —me dijo, viéndolos.Casi sentí un nudo en la garganta. Yo había roto corazones muchas veces, a propósito, incluso, y sostener a mi hijo mientras el suyo se rompía por primera vez, me hizo desear que no pasara por eso.—Tal vez. Pero… estoy seguro que lo superarás.—¿Cómo lo sabes? —sus ojos estaban mojándose cuando volteó a verme y me obligué a sonreír.—Todos lo hacemos.—¿También te pasó?—Oh, sí. Tu madre trapeó el piso conmigo más de una vez –El hizo un puchero —Pero te quedaste con ella— volvió a recostarse sobre mí.—Bueno, sí, pero la pasé realmente mal, pasaron años –—Cierto— terminó por
ELLA…Estaba en un rincón de aquel café, apoyando sus piernas en la silla de enfrente, se encontraba realmente cansada no había descansado ni un solo momento en todo el día, y, para variar, todavía tenía que estudiar si es que quería sacar buenas notas en la universidad. Aparto por un momento su vista del libro para centrarla en el reloj de la pared “12:00” de la noche marcaban las agujas. “Genial” pensó ella suponiendo que ha esas horas ya no habría ni otro cliente y por fin podría irse a descansar que era lo que más había anhelado en todo el día.En ese momento la curiosa campanilla del café sonó dando lugar a un hombre al cual estaba claro ella tendría que atender, con fastidio y pesadez se levantó de la silla con mucho cuidado y apoyando su mano en su abultado vientre oculto bajo el mandil. Tenía más de 5 meses de embarazo, estaba sola en el mundo, sus padres habían muerto hacía mucho, sin hermanos ni algún otro pariente y, para rematar, viuda desde hacía 4 meses, era muy joven y
¿Había escuchado bien? No, de seguro andaba alucinando…pero ¿No podía ser que estuviera tan loca? ¿O sí?, es decir, a que grado puede alucinar uno para creer escuchar ESO y ¿si no era una alucinación? De seguro el tipo estaba loco.—¿Cómo? Disculpa, pero creo que tanta mala noche me hace alucinar esto… ¿Qué dijiste? — pregunto confundida la castaña Aurore.—Que te cases conmigo— respondió Benedict con la misma pose de frialdad con la que ella le había conocido en su muy temprana juventud.—Ah…eh…yo…— no sabía que decir, su mente estaba congelada y no era para menos pues… ¿Cuántas veces llega un tipo y te dice cásate conmigo? Y más si el tipo en cuestión años atrás te trataba como a un trapo sucio, por supuesto, Benedict la había menospreciado, él era, después de todo, no solo muy apuesto, tambien el hijo y heredero de su importante y millonaria familia, por esa razón es que había sido -y seguramente seguía siendo- el sueño de cualquiera.—Mira, necesito una esposa cuanto antes además
—Oh ¿Lo ves? Necesitas la ayuda — respondió deseando enfadarla para que quitara esa expresión doliente.—¡Oye! Nadie dijo que la necesito yo se me cuidar sola no requiero tu “amabilidad”, así que esa es mi respuesta — dijo Aurore con orgullo.—¿Cuidarte tu sola? ¿Trabajando como mesera? — cuestiono Benedict haciéndola enfadar.—Para tu información también trabajo en una biblioteca y voy a la universidad — se defendió la castaña.—No me importa tu demás vida yo solo quiero una respuesta ¿te vas a casar conmigo sí o no? ——…— Aurore no podía responder, al parecer, él había ignorado por completo su negativa.—Aurore…lo necesitas — dijo mirando el abultado vientre de Aurore, al tiempo que la tomaba de la mano.No sabía que hacer ¿sí o no? Su futuro… ¿se encontraba en un sí o un no? ¿Qué podía hacer? Era verdad necesitaba ayuda, después de todo, tener un bebe no es nada fácil…el parto, pañales, leche, biberones, ropa…y eso era solo el principio luego sería, doctores, guardería, más ropa… ¡
Termimando aquella charla un poco incomoda, Aurore miro a Benedict mirar con atención el reloj en su muñeca, habian hablado solo un poco de la ex novia de este y habia quedado claro sus razones para dejarla.—Mañana vendrá alguien a informarte que papeles necesitas — dijo parándose y dejando dinero en la mesa — y recuerda a los ojos de los demás tú y yo seremos un matrimonio “enamorado”— y con esto desapareció de la vista de la chica.—Bueno ya está hecho —dijo acariciándose el vientre. — ¿Qué cosas nos esperan bebe?, ¿Qué cosas? — le cuestiono a su hijo no nato y a ella misma.Aquel paso que acababa de dar, era el mas grande de su vida, y tambien, de la de su hijo por nacer. No se sentía segura, tampoco convencida, en realidad, no sabía porque razón en realidad es que había aceptado aquella descabellada idea, “Un matrimonio enamorado”, ¿Acaso nadie le preguntaría de donde salió ella si ya tenia una novia? Quizás, su futuro “esposo”, no estaba meditando demasiado bien las cosas, pero,
—¿Qué? No gracias, aquí estoy bien — respondió negándose de inmediato.—Escucha, mi abuelo está muy mal y si quiero que deje todo a mi nombre, necesita ver que en serio tengo un matrimonio feliz — dijo Benedict con seriedad.—Pero, si no lo tienes — respondió ella tambien seria.Benedict solo la miro con amenaza. — No, no lo tengo, lo sé, pero… ¿no “debería serlo”? ——Eso creo, pero ¡ni loca voy a esa casa! Solo de recordar la mirada que me enviaba tu madre en la boda, hace que se me erice la piel, no y no — respondió con disgusto la joven castaña. Realmente, el día de su pequeño boda quedo mas que claro que nunca seria bien recibida en esa familia, quienes dejaron claro que desaprobaban el matrimonio y mas aun, que ella estuviese embarazada envuelta en ese vestido blanco.—Vamos, si queremos que esto salga según el plan tienes que hacerlo — reprocho Benedict.“En primera ¿queremos? Nah que no me incluya será EL quiere, y en segunda ¿plan? ¿Desde cuándo tenemos uno?” pensaba Aurore—