¿Había escuchado bien? No, de seguro andaba alucinando…pero ¿No podía ser que estuviera tan loca? ¿O sí?, es decir, a que grado puede alucinar uno para creer escuchar ESO y ¿si no era una alucinación? De seguro el tipo estaba loco.
—¿Cómo? Disculpa, pero creo que tanta mala noche me hace alucinar esto… ¿Qué dijiste? — pregunto confundida la castaña Aurore.
—Que te cases conmigo— respondió Benedict con la misma pose de frialdad con la que ella le había conocido en su muy temprana juventud.
—Ah…eh…yo…— no sabía que decir, su mente estaba congelada y no era para menos pues… ¿Cuántas veces llega un tipo y te dice cásate conmigo? Y más si el tipo en cuestión años atrás te trataba como a un trapo sucio, por supuesto, Benedict la había menospreciado, él era, después de todo, no solo muy apuesto, tambien el hijo y heredero de su importante y millonaria familia, por esa razón es que había sido -y seguramente seguía siendo- el sueño de cualquiera.
—Mira, necesito una esposa cuanto antes además se nota que necesitas ayuda — dijo mirando el abultado vientre de Aurore, a lo que esta solo le envió una mirada represiva.
—Yo…— su cerebro seguía en las mismas.
—Yo vendré mañana en la noche y espero tu respuesta —
—Espera…—pero no le dio tiempo de reclamar porque el pelinegro de ojos zafiro, ya se había marchado del lugar dejando a Aurore realmente confundida…y bueno, ¿A quién no?
Habían pasado exactamente 3 noches desde aquel extraño encuentro entre Aurore y Benedict.
Aurore, en estos momentos se encontraba con la mirada perdida mientras limpiaba el mostrador, era como si su mente estuviera en otro lugar menos en la tierra.
—¿Todavía pensando en eso Aurore? — le dijo Garrett haciéndola despertar de su trance
—No que va para nada eso ya fue—
—Si como no, vamos debes aceptar lo necesitas, quizás no sea lo más ético, pero creo que es conveniente teniendo en cuenta tu precaria situación, no debo recordarte que no tienes dinero, una vivienda digna, vaya, ni siquiera tienes cosas para él bebe, yo he podido ayudarte hasta donde mi presupuesto alcanza, y lo seguiré haciendo, lo sabes, pero ambos sabemos tambien que no es suficiente —
—¿Otra vez con lo mismo? Mira, si lo hiciera me quedaría como una loca desesperada, además el tipo lleva 3 días sin aparecerse y eso que dijo que lo haría a la noche siguiente, de seguro andaba borracho o yo que se —
—Mmm…no lo sé, algo me dice que lo volveremos a ver por aquí —
—Ya ¿sabes qué? Mejor me pongo a trabajar que hoy hay bastante gente —
Y así era, el lugar estaba a lo que daba de clientes era viernes por la noche y ahora Aurore se encontraba de un lado a otro apresurada entre pedidos y gente.
Andaba corriendo hacia las masas en busca de pedidos, cuando, por las prisas, choco con un hombre haciendo que perdiera el equilibrio, Aurore solo cerro los ojos esperando el golpe, pero este nunca llego, el hombre la sostuvo a tiempo de la cintura y con sumo cuidado, por su estado, la coloco de nuevo en pie.
—Deberías tener más cuidado en tu estado ¿no crees? —
—Sí, lo sé, gracias—
—Déjate de eso, tenemos que hablar— le dijo jalándola del brazo, cuando sintió que Aurore se zafó del agarre.
—Por si no lo has notado estoy trabajando, Benedict—
—No me importa, he venido por tu repuesta—
Aurore se quedó muda y con una cara de asombro, no pensó que el venía a eso, bueno claro que le paso por la mente si no ¿a qué más iba a ese lugar? Pero había pasado varias noches ¿era enserio? Al ver la cara del Gray supo que sí, la propuesta estaba en pie…
—¿Qué? ¿Creías que se me había olvidado? –
—De hecho, si — respondió ella con algo de molestia.
—Pues ya ves que no, ahora ven tenemos que hablar — dijo repitiendo lo mismo de hace rato y obteniendo como respuesta de nuevo el rechazo de ella.
—Yo ya te dije que estoy trabajando — dijo enfadada, pero al ver la cara de seriedad del chico decidió ceder. — Esta bien, siéntate, solo termino unas cosas y enseguida voy contigo ¿de acuerdo? —
—Ya que — el solo se fue a sentar esperando impaciente que la castaña de una buena vez se dignara a darle la respuesta.
1…2…3…4…5… minutos y el Gray ya estaba impaciente, tanto que había empezado a aporrear la mesa son sus cinco dedos y empezando de nuevo con su tic, de repente la castaña se acerca agitada y sentando se por fin en la mesa (es de esas donde los asientes don de hule y están pegadas a la pared).
—Bien solo tengo unos minutos así que di lo que tengas que decir —se quedó mirando al pelinegro. — ¿Cuándo vas a desacerté de esa manía? — le dijo quitándole la cucharita. — Si sigues así va a terminar con todos los cubiertos… en fin dime —
—¿Lo que yo tenga que decir? — pregunto alzando la ceja y haciendo caso omiso a la reprensión de la chica. — en este caso serias tú la que tendría que hablar… ¿ya pensaste en tu respuesta? —
Aurore suspiro.
—Sigues con eso Benedict ¿No creer que es algo demente? Vienes aquí, me pides matrimonio y ni siquiera sabes si estoy casada o algo —
—Oh vamos no me vengas con tus cosas, además no llevas anillo por lo que supongo no tienes a nadie — respondió Benedict perdiendo su poca paciencia.
—Para que lo sepas si lo estuve…soy viuda hace meses — respondió Aurore sintiendo un nudo en la garganta al recordad a su fallecido esposo.
Benedict la observo, su rostro parecía muy triste, y, por alguna razón, noto en ese momento aquella belleza que siempre había caracterizado a su pequeña acosadora de temprana juventud. Tenía ojeras, se veía algo demacrada, mas delgada de lo que debería considerarse para una mujer embarazada, pero su piel de porcelana, tan blanca como la nieve, así como sus encantadores ojos verdes, seguían siendo los mismos, su rostro era bonito, muy hermoso y delicado, pero no le gusto para nada mirarla tan triste…mas aun por un hombre.
—Oh ¿Lo ves? Necesitas la ayuda — respondió deseando enfadarla para que quitara esa expresión doliente.—¡Oye! Nadie dijo que la necesito yo se me cuidar sola no requiero tu “amabilidad”, así que esa es mi respuesta — dijo Aurore con orgullo.—¿Cuidarte tu sola? ¿Trabajando como mesera? — cuestiono Benedict haciéndola enfadar.—Para tu información también trabajo en una biblioteca y voy a la universidad — se defendió la castaña.—No me importa tu demás vida yo solo quiero una respuesta ¿te vas a casar conmigo sí o no? ——…— Aurore no podía responder, al parecer, él había ignorado por completo su negativa.—Aurore…lo necesitas — dijo mirando el abultado vientre de Aurore, al tiempo que la tomaba de la mano.No sabía que hacer ¿sí o no? Su futuro… ¿se encontraba en un sí o un no? ¿Qué podía hacer? Era verdad necesitaba ayuda, después de todo, tener un bebe no es nada fácil…el parto, pañales, leche, biberones, ropa…y eso era solo el principio luego sería, doctores, guardería, más ropa… ¡
Termimando aquella charla un poco incomoda, Aurore miro a Benedict mirar con atención el reloj en su muñeca, habian hablado solo un poco de la ex novia de este y habia quedado claro sus razones para dejarla.—Mañana vendrá alguien a informarte que papeles necesitas — dijo parándose y dejando dinero en la mesa — y recuerda a los ojos de los demás tú y yo seremos un matrimonio “enamorado”— y con esto desapareció de la vista de la chica.—Bueno ya está hecho —dijo acariciándose el vientre. — ¿Qué cosas nos esperan bebe?, ¿Qué cosas? — le cuestiono a su hijo no nato y a ella misma.Aquel paso que acababa de dar, era el mas grande de su vida, y tambien, de la de su hijo por nacer. No se sentía segura, tampoco convencida, en realidad, no sabía porque razón en realidad es que había aceptado aquella descabellada idea, “Un matrimonio enamorado”, ¿Acaso nadie le preguntaría de donde salió ella si ya tenia una novia? Quizás, su futuro “esposo”, no estaba meditando demasiado bien las cosas, pero,
—¿Qué? No gracias, aquí estoy bien — respondió negándose de inmediato.—Escucha, mi abuelo está muy mal y si quiero que deje todo a mi nombre, necesita ver que en serio tengo un matrimonio feliz — dijo Benedict con seriedad.—Pero, si no lo tienes — respondió ella tambien seria.Benedict solo la miro con amenaza. — No, no lo tengo, lo sé, pero… ¿no “debería serlo”? ——Eso creo, pero ¡ni loca voy a esa casa! Solo de recordar la mirada que me enviaba tu madre en la boda, hace que se me erice la piel, no y no — respondió con disgusto la joven castaña. Realmente, el día de su pequeño boda quedo mas que claro que nunca seria bien recibida en esa familia, quienes dejaron claro que desaprobaban el matrimonio y mas aun, que ella estuviese embarazada envuelta en ese vestido blanco.—Vamos, si queremos que esto salga según el plan tienes que hacerlo — reprocho Benedict.“En primera ¿queremos? Nah que no me incluya será EL quiere, y en segunda ¿plan? ¿Desde cuándo tenemos uno?” pensaba Aurore—
—¡Vaya!, esto es sorprendente— decía la castaña mientras observaba la casa, o en estos casos la enorme mansión en frente de ella.Hacia unas cuantas horas que todo se había tornado de otro color, hacia unas cuantas horas que su “esposo” había llegado a su casa para pedirle, no, para ordenarle que se mudara a su casa, claro tuvo que insistir mucho para que su querida “esposa” aceptara, pero al final de cuentas lo hizo. No podía negarse, y como, sí ella misma se había metido en todo esto, nadie la obligo ¿cierto?Cargaba solo una bolsa al hombro, después de todo, como Benedict le había informado, alguien más tarde iría por sus cosas, ahora estaba frente a la honorable mansión Gray, era elegante, sobre todo grande, con sus jardines adornados con finas fuentes y estatuas importantes. Apenas le abrió la puerta el chofer, ella bajo aún con su cara de asombro y con sumo cuidado pues llevaba a su bebe en brazos, envuelta en una manta rosada, al entrar una sirvienta la esperaba ya, en la entra
—ja…ja…ja que graciosito——oye, Rora ¿no crees que se está quemando eso?— dijo señalando la sartén que despedía humo y una gran llama.—¡madre! ¡Mi comida! — Aurore salió corriendo por el extintor mientras Benjamín iba por agua, el pelinegro llego primero apagando la estufa.—¡ay voy, ay voy! — decía Aurore corriendo con el extinguidor—¡no Rora!, no lo…— muy tarde Aurore arrogo el contenido bañando no solo al estufa sino a Benjamín y a ella misma— …hagasUn minuto de silencio, observándose.—jajaja, jajaja – estallaron en carcajada mientras se limpiaban con unas servilletas—ja, te hubieras visto todo blanco— decía Aurore riendo—¿Y tú qué?... ¡ya voy, ya voy! — decía imitando a Aurore, mientras corría por la cocina.—OK, pero se apagó el fuego ¿no? ——claro, porque yo le eche agua — decía sentándose—jajaja, jajaja—volvieron a reír—¿interrumpo algo? — dijo un pelinegro entrando de repente, haciendo cesar las risas. Benedict no lo diría, jamás lo admitiría, pero aun cuando no había
—Tu no piensas dormir ¿cierto? — dijo divertida mientras empezaba a pararse, al hacerlo vio a Benedict recargado en la puerta lo que hizo que diera un salto.—Rayos, me espantaste— dijo Aurore—Así tendrás la conciencia— empezó a caminar hasta quedar frente a frente. — Este es…—¿Eh? — vio como miraba fijo a sus brazos. — ¡Oh! Si este es mi bebe —Benedict, estaba embelesado viendo a ese bultito que yacía sonriente en los brazos de Aurore.—¿Quieres…? — insinuó Aurore. Benedict de inmediato dio un paso atrás, uno instintivo, se sentía tentado a tomar a aquel pequeño entre sus brazos, pero lucia tan hermoso y tan frágil, que sentía que entre sus manos podía romperse.—No sé cómo — respondió de inmediato, mientras miraba la hermosura de ese bebe que tenía delante, era, ciertamente, tan hermoso como su madre, la misma piel de porcelana y esos ojos verdes vivaces.—No es tan difícil, créeme— Aurore paso al niño a los brazos de Benedict, primero con algo de dificultad, pero al fin pudo hac
NO dormiría en su cama ¡NO SEÑOR!Esa noche lo enfrentaría.Cerró con cuidado la puerta de la niña, no la Quería despertar.Esa noche…estarían cara a cara.Terminó de cerrar la puerta.Esa noche aun NO terminaba.Una gran sonrisa llena de satisfacción adorno su rostro.—oye Benedict, cariño…—Esa noche lo iba a convencer, al estilo de una mujer.—Benedict, cariño…—El mencionado paró de quitarse los zapatos, la miró atentamente y alzó una ceja.—“¿cómo me dijo?” ¿Qué pasa? ——pues verás— caminó hacia él de una manera muy sexy y con las manos en los bolsillos— necesito decirte algo——dilo——si, pero antes—dijo divertida, se inclinó hacia el y le susurró en la oreja de forma muy sensual— necesito ponerme có—mo—da—Con una sonrisa pícara se fue al baño.Benedict la siguió con la mirada y con un tic en el ojo ¿cómoda? Eso solo lo decían las mujeres para una sola cosa: ponerse el pequeño baby doll que habían comprado para la noche de bodas o bien en cualquier día para ponerse un pijama muy
“Es un reverendo idiota”“idiota, pero bien que te dejaste”“¡no es cierto! Yo solo…solo… ¡ah! Ya ni sé que me paso solo sé que lo odio”Bufó molesta, mientras cruzaba los brazos y se debatía internamente entre sus pensamientos, analizó minuciosamente su alrededor allí estaba la puerta del baño, la ventana cubierta por la cortina, un buró con libros, sillones, a unos metros más allá la puerta de su bebé, se detuvo, su bebé, como desearía volver a esos tiempos donde dormía con Ezra acurrucados los dos en la cama, muy buenos tiempos, siguió con el recorrido, bien, de ahí la puerta de entrada hasta ahora va todo bien hasta ahora, sigue la pared…pared…más pared y, se detuvo, él….Ahí tan relajado estaba su maridito leyendo una revista de negocios con la luz de la lámpara iluminando su lectura, parecía tan satisfecho y tan tranquilo, y, ahí, estaba ella a un costado de él, ambos tapados con una sábana, ambos callados ¡oh! Casi lo olvido…ambos en la cama. En la misma cama.Se quedó viéndolo