ELLA…
Estaba en un rincón de aquel café, apoyando sus piernas en la silla de enfrente, se encontraba realmente cansada no había descansado ni un solo momento en todo el día, y, para variar, todavía tenía que estudiar si es que quería sacar buenas notas en la universidad. Aparto por un momento su vista del libro para centrarla en el reloj de la pared “12:00” de la noche marcaban las agujas. “Genial” pensó ella suponiendo que ha esas horas ya no habría ni otro cliente y por fin podría irse a descansar que era lo que más había anhelado en todo el día.
En ese momento la curiosa campanilla del café sonó dando lugar a un hombre al cual estaba claro ella tendría que atender, con fastidio y pesadez se levantó de la silla con mucho cuidado y apoyando su mano en su abultado vientre oculto bajo el mandil. Tenía más de 5 meses de embarazo, estaba sola en el mundo, sus padres habían muerto hacía mucho, sin hermanos ni algún otro pariente y, para rematar, viuda desde hacía 4 meses, era muy joven y la vida ya le había puesto un gran reto, tenía tan solo 25 años y con un bebe en camino se las veía dura pero ella siempre fue una chica fuerte e inteligente, por el día trabajaba en una biblioteca, por las tardes estudiaba medicina en la universidad, y por las noches trabajaba en un café como mesera.
La campana del mostrador sonó dando a entender que aquel hombre que acababa de entrar estaba deseoso de que lo atendieran y siendo ella la única mesera tendría que ir al llamado.
—¡Aurore ve a atender! — gritó la voz de su jefe y dueño del café.
—¡ya voy! — contesto la pobre chica yendo hacia el cliente.
ÉL…
Benedict Gray había tenido un día bastante agitado, un día en el que se había enterado de ciertas verdades las cuales no le gustaron en lo más mínimo. Para empezar su querido abuelo le había puesto obstáculos para lograr apoderarse de las empresas de la familia, el viejo, como él le decía, había puesto como condición que él se casara y asentara cabeza para poder manejar el negocio familiar, que era lo que el más deseaba en el mundo, al enterarse de esto había puesto una sonrisa en la cara puesto que tenía una novia a la cual amaba y con la cual podría casarse sin ningún problema entonces… ¿Por qué el mal día?... al salir de la ópera a la cual asistió con su familia descubrió la cruel realidad…su “enamorada” novia solo estaba con él por su dinero.
Su día no pudo ser peor, quería, no, necesitaba ser el dueño de las empresas a como diera lugar, pero luego de tan cruel verdad solo quería alejarse de ahí e invadir todos sus sentimientos… eran más de las 11 de la noche, tras mucho conducir encontró un café abierto…no lujoso ni mucho menos un bar. (que era realmente lo que necesitaba) pero un café bien cargado no le caería mal. Aparco el carro y bajo de este, al abrir la puerta una singular campana sonó, encontró el lugar casi vacío con dos o tres personas cuando mucho, halló sitio en la barra del lugar y toco con rapidez la campanilla…1…2..3…4 ¿Por qué tardaban? Volvió a tocar con insistencia hasta que sintió que alguien se acercaba sin más apoyo su mano izquierda en su mejilla viendo hacia el horizonte y pensando que rayos iba a hacer ahora que todo se le había estropeado.
—¿Sí? — pregunto ella. — ¿Qué desea? — el hombre estaba como ido. — ¡Hey! — dijo llamando la atención del individuo, él alzo su cabeza mirando intensamente a la joven.
—Un café…—pidió sin más rodeos
—¿Algo más? — ella rogaba porque solo pidiera su café y se fuera realmente necesitaba descansar y ese tipo no le ayudaba mucho
—¿Qué tienes de repostería? — pregunto mirando a la chica y a su estómago.
“Como si nunca hubiera visto a una embarazada”. Pensó Aurore adivinando su mirada. — Pues tenemos pay de queso — respondió cortante.
—Si eso, como sea— dijo el hombre volviendo a su postura anterior solo que con el otro brazo.
—Enseguida se lo traigo— dando vuelta sobre sus talones se fue a la cocina. “Esos ojos…esas palabras ¿Dónde los he visto antes?” se preguntó Aurore por un momento sin mencionar nada.
—Aurore ¿el cliente va a querer algo de la plancha? Porque voy a empezar a limpiar — pregunto el dueño apenas la vio entrar
—he…no solo quiere pay y café, Garrett — contesto la castaña
Lewis Garrett era amigo y jefe de Ellis Aurore se conocieron hace mucho ya que el hombre era padrino del esposo de la chica, al enviudar Aurore, Garrett le ofreció toda su ayuda a la desamparada joven de ojos verdes, ofreciendo un puesto en su café donde él era el cocinero, el siempre veía a Aurore como una hija a la cual proteger y ayudar en lo que sea.
—¿Te pasa algo? —pregunto mientras sacaba el pay del refrigerador
—No, bueno es solo que…ese hombre siento que lo conozco de algún lado, pero no lo ubico — dijo palmeando su majilla con su dedo índice
—¿segura? — volvió a cuestionar entregándole el pay
—Si…pero no me acuerdo muy bien—
—Pues pregúntale—
—¿Estás loco? Va a creer que me falta un tornillo—
—Como quieras…voy a cerrar atrás ¿OK? —
—Sí y yo a atenderlo para poder irme a descansar que bien lo necesito —
El hombre le dio una sonrisa y se fue, ella mientras intentaba buscar al hombre entre sus recuerdos, pero el cansancio no la dejaba, desde la puerta de la cocina lo estaba observando tratando descubrir su nombre…él solo estaba mirando a la nada…quieto…hasta que de repente empezó a mordisquear el mango de una cuchara de plástico que había por ahí cerca.
—Ese tic…jugar con la cuchara… ¿Dónde lo he visto?, ¡Claro! —
—Así que me vuelvo a topar con el gran Benedict Gray…vaya…vaya — murmuro yendo hacia el con la bandeja , después de tantos años se volvía a topar con aquel chico que la volvía loca cuando era una niña y adolescente, aunque solo lo veía en los veranos ya que su casa de vacaciones estaba a lado de la de él, ahí era donde lo conoció, todos los veranos trataba de conquistarlo pero ella solo era una más de sus seguidoras, siempre estaba detrás de el a capa y espada , lo veía cuando estaba con sus amigos en el lago, cuando habían fiestas o competencias familiares…siempre, durante su infancia había sido su amor de verano, aunque hacía mucho ese sentimiento se hubiera ido.
—Aquí tienes — dijo una vez cerca de el
Benedict tomo el café y le dio un sorbo.
—Entonces… ¿Tu por estos lugares? —
—¿Eh? — no comprendía a que se refería, le hablaba como si se conocieran, ¿Qué le pasaba?
—¿Qué no te acuerdas de mí? —
—Me va a disculpar, pero la verdad es que no—
—A ver recuerdas el lago que está a las afueras de Ambleside? —
—Claro el lago “Windermere” iba ahí cuando era chico — dijo Benedict con tranquilidad
—Bien pues –dijo poniendo sus manos en sus caderas— ¿recuerdas a cierta niñita que siempre te perseguía a donde fueras? —
Benedict se puso a pensar. “¿niñita?” ¡Uff! Habían muchísimas, pero…solo una…era una…
— ¿Tú eres…? —
—Si así es — dijo con una gran sonrisa
—Así que la pequeña Aurore Ellis… — dijo cruzando sus brazos.
—Si, esa misma—
Hacía ya media hora que le había servido el café y había descubierto a su pequeña fan de infancia, se encontraba meditando mientras veía a Aurore limpiar la barra a unos metros de ella, la observo detenidamente, estaba embarazada, claro, podía deducirlo con facilidad, pero, no había notado ni un anillo en la mano de la castaña, de seguro el padre se habría dado a la fuga a penas se enteró del estado de la chica, de seguro ella estaba trabajando para poder sustentar los gastos de su bebe, esa era una situación algo complicada pero, ¿porque lo pensaba?...!Claro! podría sacar provecho de todo esto, ella necesitaba ayuda, y el necesitaba una solución…era una muy tentadora idea, descabellada pero…funcionaria, de eso estaba seguro, nada podría fallar después de todo si quería apoderarse de las empresas la necesitaba, si, todo era perfecto.
—Aurore— Benedict la llamo mientras una sonrisa se formaba en su rostro.
—¿Sí? — dijo acercándose a Benedict para ver que se le ofrecía y ya poder irse de una vez a dormir.
—Aurore…cásate conmigo —
Aurore dibujo una sonrisa en su rostro, una que se fue transformando de burlona a de nervios. Los ojos zafiro de Benedict la miraron con seriedad, y entonces, ella lo comprendió, Benedict Gray no estaba bromeando.
¿Había escuchado bien? No, de seguro andaba alucinando…pero ¿No podía ser que estuviera tan loca? ¿O sí?, es decir, a que grado puede alucinar uno para creer escuchar ESO y ¿si no era una alucinación? De seguro el tipo estaba loco.—¿Cómo? Disculpa, pero creo que tanta mala noche me hace alucinar esto… ¿Qué dijiste? — pregunto confundida la castaña Aurore.—Que te cases conmigo— respondió Benedict con la misma pose de frialdad con la que ella le había conocido en su muy temprana juventud.—Ah…eh…yo…— no sabía que decir, su mente estaba congelada y no era para menos pues… ¿Cuántas veces llega un tipo y te dice cásate conmigo? Y más si el tipo en cuestión años atrás te trataba como a un trapo sucio, por supuesto, Benedict la había menospreciado, él era, después de todo, no solo muy apuesto, tambien el hijo y heredero de su importante y millonaria familia, por esa razón es que había sido -y seguramente seguía siendo- el sueño de cualquiera.—Mira, necesito una esposa cuanto antes además
—Oh ¿Lo ves? Necesitas la ayuda — respondió deseando enfadarla para que quitara esa expresión doliente.—¡Oye! Nadie dijo que la necesito yo se me cuidar sola no requiero tu “amabilidad”, así que esa es mi respuesta — dijo Aurore con orgullo.—¿Cuidarte tu sola? ¿Trabajando como mesera? — cuestiono Benedict haciéndola enfadar.—Para tu información también trabajo en una biblioteca y voy a la universidad — se defendió la castaña.—No me importa tu demás vida yo solo quiero una respuesta ¿te vas a casar conmigo sí o no? ——…— Aurore no podía responder, al parecer, él había ignorado por completo su negativa.—Aurore…lo necesitas — dijo mirando el abultado vientre de Aurore, al tiempo que la tomaba de la mano.No sabía que hacer ¿sí o no? Su futuro… ¿se encontraba en un sí o un no? ¿Qué podía hacer? Era verdad necesitaba ayuda, después de todo, tener un bebe no es nada fácil…el parto, pañales, leche, biberones, ropa…y eso era solo el principio luego sería, doctores, guardería, más ropa… ¡
Termimando aquella charla un poco incomoda, Aurore miro a Benedict mirar con atención el reloj en su muñeca, habian hablado solo un poco de la ex novia de este y habia quedado claro sus razones para dejarla.—Mañana vendrá alguien a informarte que papeles necesitas — dijo parándose y dejando dinero en la mesa — y recuerda a los ojos de los demás tú y yo seremos un matrimonio “enamorado”— y con esto desapareció de la vista de la chica.—Bueno ya está hecho —dijo acariciándose el vientre. — ¿Qué cosas nos esperan bebe?, ¿Qué cosas? — le cuestiono a su hijo no nato y a ella misma.Aquel paso que acababa de dar, era el mas grande de su vida, y tambien, de la de su hijo por nacer. No se sentía segura, tampoco convencida, en realidad, no sabía porque razón en realidad es que había aceptado aquella descabellada idea, “Un matrimonio enamorado”, ¿Acaso nadie le preguntaría de donde salió ella si ya tenia una novia? Quizás, su futuro “esposo”, no estaba meditando demasiado bien las cosas, pero,
—¿Qué? No gracias, aquí estoy bien — respondió negándose de inmediato.—Escucha, mi abuelo está muy mal y si quiero que deje todo a mi nombre, necesita ver que en serio tengo un matrimonio feliz — dijo Benedict con seriedad.—Pero, si no lo tienes — respondió ella tambien seria.Benedict solo la miro con amenaza. — No, no lo tengo, lo sé, pero… ¿no “debería serlo”? ——Eso creo, pero ¡ni loca voy a esa casa! Solo de recordar la mirada que me enviaba tu madre en la boda, hace que se me erice la piel, no y no — respondió con disgusto la joven castaña. Realmente, el día de su pequeño boda quedo mas que claro que nunca seria bien recibida en esa familia, quienes dejaron claro que desaprobaban el matrimonio y mas aun, que ella estuviese embarazada envuelta en ese vestido blanco.—Vamos, si queremos que esto salga según el plan tienes que hacerlo — reprocho Benedict.“En primera ¿queremos? Nah que no me incluya será EL quiere, y en segunda ¿plan? ¿Desde cuándo tenemos uno?” pensaba Aurore—
—¡Vaya!, esto es sorprendente— decía la castaña mientras observaba la casa, o en estos casos la enorme mansión en frente de ella.Hacia unas cuantas horas que todo se había tornado de otro color, hacia unas cuantas horas que su “esposo” había llegado a su casa para pedirle, no, para ordenarle que se mudara a su casa, claro tuvo que insistir mucho para que su querida “esposa” aceptara, pero al final de cuentas lo hizo. No podía negarse, y como, sí ella misma se había metido en todo esto, nadie la obligo ¿cierto?Cargaba solo una bolsa al hombro, después de todo, como Benedict le había informado, alguien más tarde iría por sus cosas, ahora estaba frente a la honorable mansión Gray, era elegante, sobre todo grande, con sus jardines adornados con finas fuentes y estatuas importantes. Apenas le abrió la puerta el chofer, ella bajo aún con su cara de asombro y con sumo cuidado pues llevaba a su bebe en brazos, envuelta en una manta rosada, al entrar una sirvienta la esperaba ya, en la entra
—ja…ja…ja que graciosito——oye, Rora ¿no crees que se está quemando eso?— dijo señalando la sartén que despedía humo y una gran llama.—¡madre! ¡Mi comida! — Aurore salió corriendo por el extintor mientras Benjamín iba por agua, el pelinegro llego primero apagando la estufa.—¡ay voy, ay voy! — decía Aurore corriendo con el extinguidor—¡no Rora!, no lo…— muy tarde Aurore arrogo el contenido bañando no solo al estufa sino a Benjamín y a ella misma— …hagasUn minuto de silencio, observándose.—jajaja, jajaja – estallaron en carcajada mientras se limpiaban con unas servilletas—ja, te hubieras visto todo blanco— decía Aurore riendo—¿Y tú qué?... ¡ya voy, ya voy! — decía imitando a Aurore, mientras corría por la cocina.—OK, pero se apagó el fuego ¿no? ——claro, porque yo le eche agua — decía sentándose—jajaja, jajaja—volvieron a reír—¿interrumpo algo? — dijo un pelinegro entrando de repente, haciendo cesar las risas. Benedict no lo diría, jamás lo admitiría, pero aun cuando no había
—Tu no piensas dormir ¿cierto? — dijo divertida mientras empezaba a pararse, al hacerlo vio a Benedict recargado en la puerta lo que hizo que diera un salto.—Rayos, me espantaste— dijo Aurore—Así tendrás la conciencia— empezó a caminar hasta quedar frente a frente. — Este es…—¿Eh? — vio como miraba fijo a sus brazos. — ¡Oh! Si este es mi bebe —Benedict, estaba embelesado viendo a ese bultito que yacía sonriente en los brazos de Aurore.—¿Quieres…? — insinuó Aurore. Benedict de inmediato dio un paso atrás, uno instintivo, se sentía tentado a tomar a aquel pequeño entre sus brazos, pero lucia tan hermoso y tan frágil, que sentía que entre sus manos podía romperse.—No sé cómo — respondió de inmediato, mientras miraba la hermosura de ese bebe que tenía delante, era, ciertamente, tan hermoso como su madre, la misma piel de porcelana y esos ojos verdes vivaces.—No es tan difícil, créeme— Aurore paso al niño a los brazos de Benedict, primero con algo de dificultad, pero al fin pudo hac
NO dormiría en su cama ¡NO SEÑOR!Esa noche lo enfrentaría.Cerró con cuidado la puerta de la niña, no la Quería despertar.Esa noche…estarían cara a cara.Terminó de cerrar la puerta.Esa noche aun NO terminaba.Una gran sonrisa llena de satisfacción adorno su rostro.—oye Benedict, cariño…—Esa noche lo iba a convencer, al estilo de una mujer.—Benedict, cariño…—El mencionado paró de quitarse los zapatos, la miró atentamente y alzó una ceja.—“¿cómo me dijo?” ¿Qué pasa? ——pues verás— caminó hacia él de una manera muy sexy y con las manos en los bolsillos— necesito decirte algo——dilo——si, pero antes—dijo divertida, se inclinó hacia el y le susurró en la oreja de forma muy sensual— necesito ponerme có—mo—da—Con una sonrisa pícara se fue al baño.Benedict la siguió con la mirada y con un tic en el ojo ¿cómoda? Eso solo lo decían las mujeres para una sola cosa: ponerse el pequeño baby doll que habían comprado para la noche de bodas o bien en cualquier día para ponerse un pijama muy