“Es un reverendo idiota”“idiota, pero bien que te dejaste”“¡no es cierto! Yo solo…solo… ¡ah! Ya ni sé que me paso solo sé que lo odio”Bufó molesta, mientras cruzaba los brazos y se debatía internamente entre sus pensamientos, analizó minuciosamente su alrededor allí estaba la puerta del baño, la ventana cubierta por la cortina, un buró con libros, sillones, a unos metros más allá la puerta de su bebé, se detuvo, su bebé, como desearía volver a esos tiempos donde dormía con Ezra acurrucados los dos en la cama, muy buenos tiempos, siguió con el recorrido, bien, de ahí la puerta de entrada hasta ahora va todo bien hasta ahora, sigue la pared…pared…más pared y, se detuvo, él….Ahí tan relajado estaba su maridito leyendo una revista de negocios con la luz de la lámpara iluminando su lectura, parecía tan satisfecho y tan tranquilo, y, ahí, estaba ella a un costado de él, ambos tapados con una sábana, ambos callados ¡oh! Casi lo olvido…ambos en la cama. En la misma cama.Se quedó viéndolo
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