Dos aventureras se embarcan a la vida universitaria pero en el camino se toparán con una realidad que no conocían. Pronto descubrirán el secreto que se escondía más allá de los confines de su añorado hogar. Embárcate junto a ellas y descúbrelo en esta intrigante historia de aventura. *** Si te gusta, por favor, házmelo saber en los comentarios. Eso es como una cosquilla al alma, que me entusiasma al momento de compartirles alguna de mis historias. Nos leemos :')
Leer másLa primera en marcharse fue Guille, quien seis y media ya la estaban esperando en un auto muy lujoso afuera del instituto. La despedí en la entrada y me quedé mirando cómo se alejaba velozmente sin siquiera hacer un mínimo sonido.Fui a la cocina para preparar el desayuno, pero para mi suerte me encontré en la cocina con Mark, con quien me quedé conversando mientras él trabaja muy concentrado.— Me he demorado pero al fin está listo, señorita. — dijo cortésmente.— ¿Eh? — le pregunté al no entender a qué se refería.— Su desayuno está listo para ser servido. — anunció satisfecho.Mis ojos se abrieron de par en par y no pude evitar dejar escapar una expresión de alegría al ver su regalo. Pensaba que estaba preparándose algún sanguche o algo por el estilo. Sin embargo, se había tomado la molestia de prepararnos a todos un desayuno por demás completo. Jugo de naranja recién exprimido, tostadas, café, medialunas y un pastel delicadamente cortado en varias rebanadas.Mis ojos brillaban de
Me desesperé de tal forma que el corazón parecía a punto de estallar.—¿Qué haces por aquí? — susurró Esteban en mi oído, convirtiendo en segundos una sensación horrible de pánico a unas tremendas ganas de matarlo.—¡Esteban! — exclamé furiosa — ¡¿Por qué me asustas?!—Lo siento, pero no podía perder la oportunidad de disfrutar de esa broma. — rio graciosamente durante un largo rato.Cuando recuperó la lucidez, me contó que se encontró con Guillermina y como no funcionaba el teléfono del pasillo, le ofreció que utilizara el de la oficina de Doris. Se habían quedado hablando un rato y fue por eso que se tardó en regresar. Pensar que me preocupé de gusto.Pront
El silencio era corrosivo, me estaba carcomiendo el alma con tanto suspenso.Las imágenes de aquel vampiro ardiendo no me dejaban en paz y para colmo de males debía sumarle el hecho de que estaban los tres con miradas prácticamente inquisidoras, lo que no hacía más que cuestionarme qué es lo que me harían.¿Aplicarían la ley del “Ojo por ojo, diente por diente”? no dejaría que vencieran tan fácilmente. Se las haría difícil, era lo único de lo que estaba segura.Menos aún con las chicas en mi habitación, no dejaría que corrieran ningún peligro. Jamás podría perdonarme dejarlas a su suerte con esta clase de bestias, yo jamás…— No puedes tener aquí a ese perro— sentenció Fabián, interrumpiendo abruptamente el hilo de mis pensamientos —. Te diré tres razones: una, Charlotte es alérgica al pelo de esos animales. Dos: está estrictamente prohibido traer mascotas al Instituto. Por último, y aquí es donde coincidimos todos, es que los quejidos que libera ese animal nos resulta totalmente inso
— Quería disculparme por molestarte durante la cena la otra noche. Además, quería agradecerte por quedarte en la clase de deportes para ser mi compañera.— No tienes de qué preocuparte— le dije y con esa simple frase logré que finalmente me mirara a los ojos. —. La verdad es que soy yo la que se tiene que disculpar. Me comporté como una niña caprichosa durante la cena. No es propio de mí tratar así a los demás, lamento si te hice sentir mal.— Sol… yo… gracias.— Este mundo es nuevo para mí, Guille. Vas a tener que armarte de paciencia conmigo. — acoté divertida por la expresión.Guille asintió con la cabeza con los ojos brillantes, como quien acepta la misión.— Tendrás que ponerte el pijama si no quieres enojar a Ely. — le recordé indicándole las prendas que llevaba colgando en sus manos.— No sé si quedarme… — me confesó su duda.— Quédate un par de horas y luego puedes irte tranquila. Total hay tiempo hasta las siete de la mañana. Cuanto mucho te quedas en el Instituto conmigo. Vo
— ¡Sooooool! ¡¡¡Al fin llegaste!!! — celebraron al unísono dejándome helada.Ambas se me abalanzaron tirándome al suelo, ahora la que lucía en estado de shock era yo misma.— ¿Qué están haciendo acá? — les pregunté prácticamente a los gritos una vez que me recuperé del susto que me habían dado.— ¿No te acuerdas? ¡Te dijimos que haríamos una pijamada! — me reprochó Ada, ahora peinándose su cabellos muy delicadamente con la ayuda de un cepillo muy fino.— ¿Pero acá? — pregunté confundida, aunque en realidad no entendía nada de lo que me decían.— Te pregunté hoy durante el desayuno, si querías que lo organizáramos en tu pieza, porque como es más grande que las nuestras y además tiene dos camas. — me explicó Ely mientras se reía por mi expresión. —. Sabía que no me estabas escuchando— rio nuevamente—. Pero cuando te lo iba a recordar hoy en la cena, no llegaste y no tuvimos más remedio que empezar sin ti. — dijo a la vez que me hacía entrega de un brownie con dulce de leche para así com
Cuando mastiqué el último bocado, la emoción se apoderó de mi único espectador y no le importó en lo absoluto demostrar la felicidad que sentía. Por mi parte no lograba entender el motivo de tanta fiesta, pero no podía negarle lo exquisita que estaba la tarta.— Gracias por la cena, estuvo deliciosa. — le agradecí y como si se tratase de la mejor crítica que hubiera recibido en su existencia, sonrió de oreja a oreja.Por un instante vi un encanto del que nunca antes me había percatado. Eran extremadamente bellos. Tanta belleza debería ser castigada, porque era indiscutible el poder que adquirían los de su especie gracias a ése don. Podían hacer lo que quisieran que con una sonrisa podrían arreglarlo todo, fuese la atrocidad que fuese, sería olvidado al instante.Sin embargo, en ese preciso momento se detuvo esa línea de pensamiento y volví a mi mundo de oscuridad. Al parecer, no pasó desapercibido mi cambio de actitud.— ¿Qué sucede? ¿No te sientes bien? — quiso saber al ver mi rostro
— No se trata de quién gobierne a quién. Lo que se buscó fue la convivencia. Una tregua por ambas partes para lograr una utopía: vivir en armonía. — dijo con determinación.—¡Pff! — bufé molesta. ¿Esa chica de verdad estaba hablando en serio? —. ¿Armonía? ¿Qué clase de armonía es esa? ¿Dejar a los lobos sueltos en la noche? ¿Para ustedes eso es equilibrio? Seamos realistas, las personas fueron débiles y se dejaron someter por las bestias. Es simple, no quieran romantizarlo. No hay ninguna línea de pensamiento que seguir, nada de lo que dice este libro está bien. ¿Qué clase de persona dejaría libre a un animal peligroso cuando lo puede dejar atado, encerrado o hasta…?—¿Muerto? — el profesor
A medida que avanzaba en la lectura no podía creer lo que estaba leyendo. Cuando tocó el timbre aún seguía compenetrada en la lectura, a tal punto que cuando escuché que me hablaban de cerca salté del susto.—Puedes conservarlo.—Oh… no, no. Te agradezco, pero no. Es tuyo.—Es una copia y tengo el original en mi habitación. Puedes quedártelo.—Pero… — musité dubitativa. Era un libro de lomo de cuero… no parecía para nada ordinario.—Es un regalo.—… — al oírlo enmudecí en el acto mientras el rubor g
— Estás muy contenta… ¿Se puede saber por qué?— No. — le respondí a secas.— ¿Será porque estás llegando temprano a clases? — supuso en voz alta haciéndome parar abruptamente el paso para quedarme mirándolo frente a frente de forma extrañada. Sabía que diría algo que me cambiaría el humor rotundamente. — Sería una pena si te retrasaras más de la cuenta…— terminó riéndose entre dientes logrando que se me helara la sangre por un segundo.— ¿No tienes a nadie más para ir a molestar? — lo desafié para que cediera, pero no hubo caso. Cada vez que trataba de evadirlo él se interponía en mi camino y no me dejaba avanzar hacia el salón de clases.— ¿Qué es lo que quieres?— Así me gusta, absolutamente todo en este planeta se reduce siempre a negociar.— Si, como sea. ¿Qué quieres? — repetí la pregunta.— Tienes que disculparte con Guillermina.— No.— Debes hacerlo o seguiré molestándote.— Mira, Izán. Hablaré con ella pero no porque me lo hayas pedido sino porque quiero decirle que sí me ag