No existe amor más letal que aquello con el que mezclas mafia. Y no hay mafia que se aprecie sin secretos y enredos familiares. Acompaña a los Ross en su lucha por escoger un bando. ¿Someterse al instinto o conservar el corazón?
Leer másM O R G A N—Besame la mano, niña—suelta el señor que tengo delante como si fuera de repente el dueño del lugar.Miro a mi secuestrador.—Que sepas que pronto tendrás a los Rosemonde aquí, no te gustará conocer a mis tíos—afirmo convencida.Ante ese gesto el señor parece enfurecer.—Maldita mocosa, eres una Ross. No una Rosemonde—responde él al borde de un ataque de nervios—Soy tu jodido abuelo, Hugo Ross—añade.Yo lo miro intentando no mostrar ninguno de los sentimientos que estaba sintiendo, intentando no mostrar que con tan solo escuchar ese apellido los torbellinos que arrasan en mi pecho, intentando no mostrar ni por un segundo mi debilidad.—Papá, ya vale—y habló el único que podría hacer de este día aun más miserable, Keegan Ross. Sigue siendo igual, los años no le han pasado factura, sigue teniendo ese aire de chico malo a pesar de la edad, sigue siendo ese hombre que sedujo mi pobre corazón dolido, uno que solo ansiaba ser custodiado por un padre.—Haber educado mejor a tu hi
M O R G A N El mundo es un teatro y la mayoría de nosotros somos simples actores sin guion. Después de que Keegan Ross nos diera la espalda y destrozara cada uno de los anhelos de una niña que siempre soñó con una gran familia y el final feliz, después de eso, tan solo hay una cosa que se ha convertido en mi garantía, si bien la mayoría de nosotros carecemos de guion yo me he escrito el mío. Nunca volveré a darle jamás la oportunidad a nadie de escribir por mi mi forma de actuar, soy y seré la mujer que consiga hacer que los Rosemonde se mantengan a flote. Mi familia no es precisamente la mejor, tenemos un legado de caos, corrupción y violencia pero siento que de algún modo es mi forma de vengarme de los Ross. Tal vez asi haría que ese hombre que un día decidió abandonarnos, a la mujer que dijo amar y a la hija que pidió disculpas, tuviera alguna especie de remordimientos aunque en el fondo se que los tipos como Keegan Ross no pueden permitirse sentir algo como remordimientos. Es
V I N C E Soy un puto maníaco del orden, del control, me gusta tenerlo, es así... Sencillamente no puedo vivir sabiendo que algo está fuera de mis cálculos. Mis padres murieron sin que yo pudiera hacer nada, pisoteados como basura, nadie se dignó a exigir ni el enterramiento. ¿Hay alguna afirmación más obscena para un hijo que no saber dónde están enterrados sus padres? ¿Seré algún día capaz de lidiar con que los Rosemonde sigan respirando? Por si quedaba alguna duda, ambas respuestas son rotundamente negativas.Aún recuerdo esa m*****a noche, su jodido cumpleaños. El simple hecho de ir ahí hace que todo mi cuerpo empiece a temblar ante mi imagen frente a Keegan, ensangrentado, jodidamente perdido, ni siquiera recuerdo como pude huir de esas bestias. De haberme quedado con ellos habría compartido suelo junto a los cadáveres de mis padres. Al menos estaríamos enterrados en el mismo infierno.Sacudo la cabeza intentando despejar asi la mente, la echo levemente para atrás esperando que l
M O R G A N—Morgan—la voz de mamá suena autoritaria, me empuja suavemente detrás de ella mientras su mirada sigue puesta en los cinco hombres que nos rodean.Yo los observo de mala manera deseando que en cualquier momento llegue papá. Para mi sorpresa, este llega, tiene herido el pecho, lo puedo ver a través de su traje, y por lo que puedo ver sangre en el labio. Mamá no tarda en mirarlo preocupada mientras yo trago saliva con fuerza al ver los hombres intercambiar un par de palabras entre cuchicheos con él.—¿Keegan? —pregunta mamá ladeando la cabeza confundida mientras este tan solo asiente con la cabeza en señal de que todo estaría bien.—Quemad la casa—sentencia, con aquella voz que se grabaría a fuego en mi mente en el paso de los años, finalmente sin sentimiento en la mirada y sin mirarnos si quiera a los ojos prosigue con sus actos. Yo no dudó en buscar a mamá con los ojos llorosos incrédula ante lo que estaba sucediendo, ella me abraza con fuerza mientras los hombres que nos
A L I Y A H —¿No han encontrado su cuerpo?— pregunto sin poder esconder mi desesperación, Enzo baja la mirada serio. Eso solo hizo que algo dentro de mi se rompiera un poco más de lo que ya estaba. Estos últimos días habían sido horribles. Lo más semejante a un infierno. ¿Cómo debía continuar como si nada? — Lo siento, Aliyah. Ya sabes que han pasado mes...— Yo no lo olvido. Para mi cada día ha sido un maldito infierno— le interrumpo desesperada sin esconder mis lagrimas— ¿Han buscado en el agua? ¡Tal vez este ahí!— añado. Cualquier cosa era mejor que rendirme. Cualquier cosa era mejor que hacerme a la idea de no volver a ver a Keegan. Culquier cosa...— Aliyah ambos sabemos que eso implicaría que ya estuviese muerto— afirma él llevándose una mano a las gafas, por su mirada debí de haber interpretado que nada bueno saldría de esta conversación. — Entiéndeme Enzo, Keegan es...— él no me deja terminar. — Lo entiendo, te juro que lo entiendo, pero no podemos hacer nada— susur
No tienes que lastimarte más,¿no escuchaste? la guerra terminóconversación con mi eco,toma un golpe y luego lo dejo,todo estará bien,bienvenido al paraíso...Donde tú y yo,siempre podemos escondernos,bienvenido al paraíso...— Grandson, Welcome to paradise.M O R G A N—¡Mireia!— el grito salió de mi garganta sin que pudiera hacer nada más que rezar por nosotras, las cuerdas estaban a punto de romperse, miro a la joven doctora quien no suelta el acelerador.— Esto va por ti, Fede, hijo de puta— suelta ella cuando las ruedas caen de nuevo en el suelo haciendo que mis ojos se salgan de órbita.— ¿Hemos sobrevivido?— pregunto llevándome una mano en el pecho.Ella me mira igual o más que sorprendida que yo.—De momento sí— s
El mundo estaba en llamas y nadie podía salvarme excepto tú. Es extraño lo que el deseo hace que la gente tonta hagaNunca soñé que conocería a alguien como tú. Y nunca soñé que perdería a alguien como tú...— Ursine Vulpine, Wicked Game.K E E G A N—Bingo, son oficialmente las doce, espero que hayan conseguido llegar—sonrío con gratitud mirando a uno de los hombres que me apunta en la cabeza, este frunce el ceño incrédulo como quien mira a un hombre demente. No le culpo ni yo entiendo que está pasando.Lo único que puedo decir es que intento mantenerme firme como puedo. Nunca me había sentido tan feliz y a la vez tan miserable en una situación tan caótica como esta. No podía hacer nada excepto sonreír. Sentía que el niño que un día fui, inocente y de coraz&o
Corre a través de mí como como las drogas malas.—King Kavalier, Bad Drugs—¡Aliyah!—grito cometiendo el fatal error de distraerme, Luigi se deshace de mi agarre a lo que una bala sale disparada a un lado, rebota contra el capo de uno de los tantos coches que había, para acabar para mi mala suerte disparándole a la rueda del coche de Héctor. Éste no se rinde y continua con su trayectoria a toda pastilla consiguiendo entrar en el puente.Ella me mira sin poner ninguna expresión. Pronto su mirada se posa encima del coche blindado de Héctor mirando la escena con horror. Pronto el coche derrapa y ella no duda en meterle un codazo a su atacante, para acabar corriendo desesperada hacia el coche.Tomo mi arma y no dudo en disparar sin ningún tipo de criterio, Matt, Rose, una de las desconocidas, y Dylan ven la oportunidad perfecta para propinar un par de golpes a
¿Qué vas a hacer cuando haya sangre en el agua?—Grandson, Blood&Water. A L I Y A H Caminé enloquecida de un lado a otro al ver un charco de sangre junto un trozo de vestido de Morgan. Ahogué un grito de dolor esperándome lo peor. Vi de reojo como los guardaespaldas intentaban con todas sus fuerzas poner orden entre los invitados en un intento de hacerles sobrevivir al caos que se había abierto. Las lagrimas invaden mi rostro cayendo encima del charco. —¡Aliyah!—la voz de Gina hace que mi corazón vuelva al cuerpo. Tal vez ella sabía algo de Morgan. No puedo evitar observarla con horror. Su estado era mucho peor que el mío. —Por favor, Aliyah. Haz algo. Van a matar a Héctor...—suplica ella con lágrimas en los ojos—Está herido de muerte y aun así no ha podido evitar ir a por Morgan, hija—añade desesperada. No dudo en acogerla en mis brazos en un necesitado abrazo. Su bello rostro está decorado por dos manchas que decora