¿Ser la mujer de un mafioso? Ni hablar... Para Regina los principios y valores son lo primero, ella es una espía intachable e hija del vicepresidente de los estados unidos, no puede dar un paso en falso y nada ni nadie se interpondrá en sus planes de acabar con los casos por resolver que tiene en sus manos. Sin embargo, todo lo que creía se vendrá abajo cuando conozca a Salvatore White, un brillante y sensual psicólogo que bajo las sombras es un traficante de armas muy sagaz y escurridizo, con sus encantos y su oscuro secreto la hará replantearse toda su vida y si desea ser la mujer de un mafioso...
Leer másSu mirada no es la misma, hay algo en él que no es igual que antes. Es impactante ver los ojos de otra persona en los suyos. —¿Qué pasa? ¿No te da gusto verme? —inquiero, con la voz temblorosa. Trago en seco, siento un terrible nudo en la garganta, mis manos comienzan a temblar de repente. —No vuelva a llamarme por ese nombre, no me toque de nuevo, señorita... —Me dice aquello con un tono de voz grave y enojado, su mirada es tan fría como el hielo. Me quedo con la boca abierta y aprieto con fuerza la tela de mi pantalón al verlo dirigirse hacia la salida, esperando que el metro se detenga en la próxima estación. De un momento a otro no puedo pronunciar ni una palabra, un tremendo dolor se instala en mi pecho y estómago, como si hubiera sido herida de la peor forma. Las puertas se abren, él se aleja; mis pies corren como dos autómatas detrás de ese hombre, ese que estoy segura es Salvatore. No mira hacia atrás, parece que hiciera hasta lo imposible por caminar tan rápido y perderse
REGINAObservo desde un oscuro rincón, en silencio. El sonido de mi agitada respiración es lo único que me acompaña mientras me cuestiono a mí misma, buscando un indicio en mis recuerdos que me diga cuánto tiempo llevo aquí. No lo sé, veo los días pasar unos tras otros a través del húmedo cristal de la ventana, cuando las náuseas me asaltan cada mañana sin saber muy bien el porqué y cuando el rostro de Salvatore y el de mi hermano Daniel vuelven a mí para hacerme llorar de nuevo al saber que ya no tengo a ninguno de los dos.—¿Cómo estás, mi preciosa musa? —Me saluda con un beso en la mejilla.No lo escuché ni vi entrar.—Esto
El sitio en el que se encuentran no mantiene vigilancia del gobierno ni de entes de control. Al menos las celdas son un poco decentes y no al estilo mazmorra medieval; mas así sean "decentes", han presenciado cuantos tipos de torturas, dolorosas técnicas de interrogación y abusos por parte de agentes y directivos. Es como un hotel de paso, pero no precisamente para pasarlo bien, no, una verdadera pesadilla para terroristas y cabecillas de organizaciones que dan tantos dolores de cabeza como el tráfico de armas ilegales de todo tipo, lo que genera terrorismo directa o indirectamente.—Lleva a este idiota a su celda. —Foster demanda aquello y desaparece por la puerta principal junto a Nina.—¡Vamos! —Un agent
—Tú... ¿Por qué la gente que amo siempre está en cosas chuecas? ¡Carajo! —Se recoge el cabello en una moño enredado. —¿Sabes en la horrible situación que me encuentro ahora? Mi hermano y mi novio son traficantes. Ah, y ahora no me digas que papá también lo es, porque te juro que me tiro de un puente. —Se sienta sobre la cama de nuevo.—Papá no, pero si no parecía una buena persona, esa imagen se desfigurará para ti de ahora en adelante. —Evita contarle sobre las oscuras andanzas del vicepresidente de los Estados Unidos, unas que Daniel jamás se imaginó.—¿Cómo es eso? Espero que me cuentes sobre eso pronto... —sentencia.—Regina, tiene
Salvatore no le permite hablar, de un golpe lo envía al suelo.—¡Te dije que no te metieras con ella! ¡Por tu culpa crió un hijo sola! —Se sube encima de él, le pega con fuerza en el rostro y en las costillas también.—¡De todas formas esto no te incumbe! —Mike se abalanza sobre el rubio y vuelven a caer al suelo entre fuertes golpes, lastimándose ambos como bestias.Las personas que comían tranquilas dentro del restaurante empiezan a marcharse, el equipo de agentes encubiertos se preparan para intervenir en cualquier momento, tanto los de la CIA como los del NSA, el equipo de Regina.La pelicastaña sigue un poco aturdida, se pregunta de qué hablan, sospech
PresenteEntonces todo mi mundo se vino abajo, y se vino más abajo cuando después de juntar el dinero para su rescate, le quitaron la vida a mi niño frente a mis ojos, destrozándome toda, rasgando mis entrañas y matándome en vida. Me llevaron al vacío junto a él. Después de eso decidí entrar a la milicia y cambiar, ser más fuerte, no una chiquilla ingenua empezando a vivir. Allí endurecieron mi corazón, mi piel, agudizaron mis sentidos y me convirtieron en alguien que no se deja vencer más, me hicieron dura. Luego de cuatro años de servicio y dos siendo siendo subteniente, decidí retirarme y aceptar la oferta como espía encubierta del gobierno en la ciudad. En ese empleo me enteré que mi
Me coloca el cinturón y enciende el auto. Yo niego con la cabeza.—Nada. Solo hubo un accidente con un estudiante, la ambulancia ya se lo ha llevado —respondo sintiendo un nudo en la garganta, sospechando que quizá el pelinegro les hizo algo a esos dos.—Espero que se recupere el muchacho...Entonces permanecemos en silencio, no hablamos nada más hasta llegar a casa. Otro día más lleno de problemas en mi hogar monótono y aparentador de amor...Joel Wong, ese es el nombre de mi nuevo guardían. Se la pasa detrás de mí, es como si alguien me hubiera enviado un cuidador demasiado apuesto para mi débil corazón. Del rubio no he sabido más nada, no lo he visto de nuevo y he escu
La toma de la mano y besa su mejilla, ella asiente enérgica. Adora pasar momentos de calidad con él, sobretodo dormir a su lado y sentir su aroma varonil, sentirse protegida entre sus fuertes brazos.—Me encanta cuando sonríes así, antes parecías amargado y egocéntrico. —Se burla de la cara de gruñón que ha puesto.—Sabes que nunca me imaginé en esto, sacas lo mejor de mí. —Acaricia su pequeña cintura desnuda cuando van de camino a la camioneta.—Me alegra saber eso, al menos me siento útil para algo que no sea matar o correr por mi vida...Salvatore traga en seco al escuchar aquello; sus vidas son parecidas pero tan diferentes a la vez. Se detiene antes de abrir la puerta.
Observa esos ojos azules intensos, ahora cargados con un poco de zozobra.—Muchos pendientes, asuntos inconclusos, unas cuantas deudas… —ríe con pena. La toma de la cintura y se acerca a ella—. Pero no hablemos de eso.Regina asiente.—¿Me extrañaste? Porque yo te extrañé mucho en estas horas. —Suelta una risita traviesa, sus mejillas se tiñen de un bonito rosa.—Cuando te sonrojas así, me encanta. Eso quiere decir que llevas una niña mala escondida dentro. —Besa sus cachetes—. Claro que te extrañé, cada minuto.Ella lo mira sorprendida, en realidad se pregunta si el tipo de relación que tienen es tan intensa como parece ser.