Salvatore recibe insistentes llamadas de Zeus, su investigador de confianza ha encontrado información valiosa acerca Russell Marx. Pero no responde, debido a que se encuentra en plena entrevista televisiva. Apenas termine se contactará con él.
—...claro, todo depende de una acertada y minuciosa entrevista psicológica en donde se logra obtener datos específicos sobre el paciente... —responde, removiéndose un poco sobre el asiento, ya que su móvil vibra a cada minuto.
—Una anotación importante... Hasta aquí hemos llegado, le agradecemos doctor White por haber aceptado nuestra entrevista y respondido nuestras preguntas. Los televidentes agradecen sus respuestas en el espacio de comentarios en la red social habilitada. —El presentador habla con un tono de voz jovial, animado.
—Hmm... Qué modales, señorita Morgan —habla en un tono alto y sarcástico al bajarse de su auto y sonreír perversamente en dirección a la mujer.Ella se detiene al ver a su apuesto médico acercarse a tal punto de casi rozar sus narices, retiene el aliento y trata de permanecer serena, cuando su corazón quiere salirse de su pecho al sentir aquel aroma masculino rozarle hasta los huesos.—Doctor... De nuevo nos vemos, qué coincidencia —suspira—. Ah, felicidades por la entrevista en televisión.Se acomoda el cabello detrás de la oreja, pero el fuerte viento se lo desordena de nuevo, lo que al rubio parece encantarle en ella. Él solo la observa en silencio, añorando tocarla, rozar su nívea piel y por primera vez en muchos años, anhela besar a una mujer. A ella, su pac
Sin previo aviso, Regina toma el rostro de él entre sus manos al no poder resistirse a besar sus labios, lo que toma al hombre por sorpresa. Ella cierra los ojos, se acerca a su boca y despacio posa la suya sobre la de él. El rubio permanece inmóvil y contrariado, mientras siente aquella calidez que ya había olvidado. Se debate entre quitársela de encima, advertirle que no vuelta a tocarlo sin su permiso o dejar que lo bese solo por esta vez.Ella está deseosa y necesitada por sentir las manos de él sobre su cuerpo. En un momento se separa, dejando su boca libre y notando la expresión confusa de Salvatore, pero aquello no le impide que regrese a sus labios y esta vez los atrape en un beso apasionado, caliente como lo que siente en su interior, aquello que se derrite en deseo hasta humedecer su piel en llamas. Consigue que él se olvide de todo y le siga el beso con la misma i
De repente, la contestadora del teléfono se activa emitiendo un mensaje muy indeseado: «¡Regina, no lo vas a creer! ¡El estúpido de Kyle se va a casar con una mujer que conoció hace unos meses! Creo que te estaba engañando con ella. Debemos arruinarles la boda, ¿no? ¿Por qué no respondes las llamadas? Cuando escuches el mensaje me llamas...”.Su única amiga Teffi, es una chica con una personalidad... un tanto acelerada, por lo que muchas veces empuja a Regina a hacer cosas estúpidas. Pero con todo y eso, se adoran.Suspira cuando el mensaje termina, dejando que vuelva el silencio, uno incómodo que se instala en la habitación. Ya no le lastima que Kyle rehaga su vida con alguien más, lo que tuvieron acabó y a su paso destrozó su corazón.—Por ahora tengo
El pelirrojo ríe burlón, mientras fulmina con la mirada a los presentes y maldice con todo su ser a Russell, quien de nuevo se ha marchado. Les ha robado y ha dejado a todos a su suerte.—¿Y qué es lo que quieres? Aquí no hay nada. —Niega y se encoge de hombros.Salvatore se levanta y dirige hacia el hombre que se intimida con su actitud amenazante.—¿Dónde está Melanie, la chica menor de edad? ¿Donde está Russell? —Roza el reluciente revolver de color negro contra la sien del pelirrojo.—Bien, bien... No hay mucho que decir y quizá no me creas, pero Russell se llevó con él todo el dinero, millones... También llevó junto a él a dos menores de edad, hace poco menos de un par de minutos escaparon. —Se encoge
Van hacia la carretera, siguiendo el camino hasta el paraje policial que se encuentra no muy lejos de allí.—Él viene conmigo, todos esos también. —Regina señala a Salvatore y sus hombres, para que no los capturen. Da pasos firmes y seguros, reprimiendo el insistente dolor en el tobillo derecho y mostrándose con toda la fiereza que la caracteriza—. A Austin llévenlo a la estación. Bastardo…Fulmina con la mirada al pelirrojo y hermano del difunto Kevin.—Como ordene, capitana. —Robert responde con una pose rígida y se lleva a Austin junto con otro compañero.La pelicastaña ahora luce su peluca negra y camina erguida, porque es que cuando ella está en su trabajo simplemente se transforma en quien sea que su
Ambos hermanos se dirigen ahora a casa, luego de haber dado una larga declaración en la estación de la policía principal de Los Ángeles, donde Mel ha dicho tremenda mentira, porque teme por su vida y la de su familia. Ya está amaneciendo, el sol deja ver sus primeros rayos anaranjados adornar el cielo. Van tranquilos, en silencio se dirigen hacia un hotel para dormir un rato y asearse como es debido, antes de llegar a casa.—¿Segura que estás bien? No sé, estás muy callada —Salvatore peina el desprolijo cabello de su hermana, el cual ni se ha dignado a peinar por lo menos con sus dedos—. Algo te pasa…Melanie niega, silenciosa.—Estoy cansada, llevo días sin dormir. —Frota los dedos, sintiendo nervios sin razón.
«¿Suya?». Recuperando un poco la lucidez, Regina se pregunta aquello. Se siente algo humillada y regañada como una chiquilla que desobedece a su padre. Ella siempre ha hecho lo que le place, nunca ha tenido ataduras ni nadie que la detenga.—El que se está portando muy mal aquí, eres tú. En realidad sí te mereces un castigo por idiota —espeta con rabia, tratando de recuperar el aliento.Desea cerrar las piernas pero él no se lo permite. Las lamidas del rubio la relajan de nuevo, sentir cómo es saboreada por él, le regala una sensación diferente, muy placentera. Pero esto no dura mucho hasta que comienza a pellizcarle los pezones con fuerza.—Tienes una boca muy sucia, Regina. —Se acerca y le muerde el carnoso labio inferior.
—Regina… ¡¿Qué es lo que haces, mujer?!Aquella voz masculina la hace detenerse y esconder su rostro avergonzado en el cuello de Salvatore, quien frunce el ceño ante tan autoritaria reprimenda que escucha hacia su mujer.—¿Estás bien, preciosa? —Le retira el cabello del rostro, mas ella parece haber encontrado un buen escondite ahí—. ¿Quién es ese?Ella mueve un poco la cabeza hacia su oído.—Kyle… —Le susurra, con notorio estrés en su voz.Él se pregunta el porqué se pone así al ver a su ex, el bastardo que la dejó plantada el día de la boda hace poco tiempo porque no lograba concebir un hijo.