Capítulo 59

 

Me desesperé de tal forma que el corazón parecía a punto de estallar.

— ¿Qué haces por aquí? — susurró Esteban en mi oído, convirtiendo en segundos una sensación horrible de pánico a unas tremendas ganas de matarlo.

— ¡Esteban! — exclamé furiosa — ¡¿Por qué me asustas?!

— Lo siento, pero no podía perder la oportunidad de disfrutar de esa broma. — rio graciosamente durante un largo rato.

Cuando recuperó la lucidez, me contó que se encontró con Guillermina y como no funcionaba el teléfono del pasillo, le ofreció que utilizara el de la oficina de Doris. Se habían quedado hablando un rato y fue por eso que se tardó en regresar. Pensar que me preocupé de gusto.

Pront

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