Me llamo Amelia Maggio y hace casi dos años mi padrastro me violó. Pensé que lo había podido dejar en el pasado, pero entonces descubrí que mi mamá está tan loca como él. Esa experiencia pudo haber acabado con cualquiera, pero yo contaba con una formidable familia, los OPherer, quienes no solo me aceptaron como una integrante más de su familia, sino que me han cuidado y protegido desde entones. Fernando, Mike y Hayden se han convertido en mis tutores, los padres que siempre deseé y que no tuve, ellos me apoyarán a lo largo del juicio que inicié contra mi padrastro y me ayudaran a hacer frente a todas las sorpresas que la vida me depara. Mi novio, Rámses OPherer es un francés obsesivo, acosador y un tanto gruñón, aunque eso es lo que el mundo mira, yo conozco a su mejor versión, una dulce, amable, cariñosa y divertida. Se ganó su lugar en mi corazón entre cada rechazo que le di y mis intentos de friendozonearlo a como diese lugar. Mi cuñado, Gabriel OPherer, es un portugués divertido, sonriente y con más instintos suicidas que ganas de vivir. Es mi mejor amigo y también mi compañero de departamento. Mientras Gabriel estudia Derecho en Harvard, Rámses y yo batallamos en ciudades distintas en cursos universitarios que nos permitirán ingresar a la universidad;pero la verdadera lucha es la distancia entre nosotros y la presión de los estudios, en especial los de Rámses, que tienen mayor exigencia y que están llevando su cuerpo y mente al límite. Las cosas nunca son como parecen, ni siquiera la solidez de nuestra relación. No se apresuren a juzgar la portada, ni siquiera esta sinopsis, porque nadie sabe lo que oculta un corazón. Nadie sabe lo que oculta el de Rámses, ni siquiera yo.
Leer más04:00 amLa llamada insistente de Jeremy fue lo que me despertó. Angustiada y un tanto desorbitada tomé el teléfono. Mi primer pensamiento fue para Hayden.—Mi papá me escribió—fue lo que dijo en cuanto atendí.—¿Esta bien? ¿Le pasó algo?—mi corazón martillaba con fuerza.—No Hayden. Mi papá biológico. Me mandó un mensaje.—Pensé que no lo habias conseguido.—Y no lo he hecho.—¿Y que te dice?.—Hola Jeremy, soy tu papá.—¿Solo eso?—Solo eso. ¿Verdad que es raro?. Porque si él me consiguió creo que debería escribir algo más que eso. Su nombre por lo menos. Quizás es una broma de algún imbécil, aunque nadie sabe de esto a excepción de ti.—¿Y probaste llamar a ese numero? ¿Respondiste algo?.—No y no. Digo, quería hacerlo, pero si es una broma quedaré como un estupido, pero si de verdad es él, deberá hacer algo más que mandar un mensaje anonimo. Tiene que llamarme, pedirme para vernos. Darme la cara.—En eso tienes razón. Me asustaste Jer, la próxima vez por favor comienza por decir q
—Ya estoy acá—gritó Ameth en cuanto llegó a la casa.—¡Voy! Me retrasé hablando con Rámses—respondí y terminé de colocarme los zapatos.—¿Cómo están ellos?—Bueno, es un viaje muy distinto a los que han hecho antes, estarán de regreso en dos días.—¿Y cómo fueron los viajes de antes?—Iban a los sitios preferidos de la mamá y finalmente al cementerio. El último lo hicimos alrevés, fuimos primero al cementerio y después a todos los sitios que a ella le gustaban. Fue mejor de esa manera. Sigo sin entender por qué no lo hicieron igual este año ni por qué no quisieron ir por más días.Yo no había querído ir porque no quería alejarme de Hayden. Rámses no estaba nada feliz con la idea, pero no logró hacerme cambiar de opinión. El pasaje comprado, quedó guardado en mi mesa de noche.—¿Qué te parece si pasas unos días con nosotros en el rancho?.Así llamaba mi papá a la casa que tenían para vacacionar en el campo, tenía todo el aspecto rústico que adoraba y estaba frente una gran laguna. Las
Oficialmente sobrevivimos los exámenes finales, asi que celebrarlo era la consecuencia más lógica.—Vamos, Mia, quita esa cara larga. Terminamos los exámenes y aunque solo faltan las notas, está mas que claro que aprobamos.—Si lo sé—intenté recomponer mi sonrisa—. Es que…—Es que nada, hoy no pienses en Rámses, Gabriel ni en nadie de su homofóbica familia; tampoco pienses en Hayden, estará tan triste hoy como mañana, su desbalance emocional es químico, ojalá se le quitase con una noche de celebración, pero tu tristeza si podemos cambiarla. No le servirás a él también entristecida.Mika tenía toda la razón, bueno en casi todo, no consideraba que Rámses, Gabriel, Fernando y Mike fuesen homofóbicos, creo que la traición que sentían por las mentiras de Hayden, era lo que les estaba causando problemas.Pero claro, eso era solo mi suposición porque no hablábamos del tema.—Vente—dijo Mika arrastrándome a la pista de baile improvisada en el patio de su casa—, vamos a bailar.Ni siquiera pud
Y la paciencia desaparecía cada vez más. O quizás nunca la tuve.El tribunal no dictaba sentencia aun. Mike me había explicado que la defensa solicitó una prórroga, por lo que mi esperanza de que ese fuese el momento para que mis papás pudieran hablar, se esfumaba de mis manos.Por lo menos Mike aun no fijaba una fecha para la boda. Deseaba que no lo hiciera porque esperaba que primero se arreglaran las cosas entre todos.Hayden por lo menos apareció, pero sigo sin creerme el cuento de su viaje de improviso. Creo que estaba huyendo también de este problema y de su reciente soltería, algo de lo que no había querido hablarme. Estaba “despechado” como él mismo me había dicho.—¿Voy bajando con el pastel?—me preguntó Gabriel.—No, espérame. Estoy lista.Hoy era el cumpleaños de Hayden y planeamos darle una visita sorpresa. Rámses tomó de mi mano cuando salimos al pasillo, Gabriel llevaba la torta y yo el regalo.Mi primera intención fue organizarle una fiesta de cumpleaños pero Fernando
—¿Y para qué fueron? ¿Venganza? ¿Apoyo para ti?—preguntó Gabriel.—No, Hayden y Dania dijeron que era complicado y no quisieron responderme, pero Alexa si me habló con la verdad. Me dijo que cuando Dania se enteró de lo que había hecho el primo de Dominic, le contó y que ambas necesitaban saber que también pagaría.—¿Y Dominic está preso?—me preguntó Rámses.—Está muerto—y la cara de los hermanos fue la misma que puse yo cuando me contaron.Era tétrico saberlo.—¿Cómo murió?—insistió Rámses.—No lo sé, no pregunté porque algo me dijo que no me dirían.Los tres estábamos tumbados en la cama de Gabriel. Mirábamos el techo mientras charlábamos a la luz de una vela. Se había ido la luz en medio de la película y a pesar de la sugerencia de Gabriel de que todo era una señal para hacer cucharita, solo nos quedamos acostados, cada quién pensando en el mismo tema que nos agobiaba: Fernando y Mike sin hablarse; era el pensamiento que nos llevaba angustiados, pero el mismo que evitábamos hablar
—Estoy nerviosa—confesé lo obvio.—Estarás bien. Primero subirán a declarar dos personas y luego vendrás tú.—¿No entrarán verdad?—le pregunté a Mike.—No. Rámses fue él que más refunfuñó pero lo aceptó. Yo estaré allí contigo. Nadie más.—¿Y Gabriel?—Tampoco estará. Solo estaremos presentes tus abogados, ninguno de los pasantes.—Gracias.Estaba tan nerviosa que mordisqueaba la piel alrededor de las uñas, un habito espantoso que había dejado atrás hace mucho tiempo, para ser exacta, cuando comencé a vivir con los O’Pherer.—No te dejaré sola. Estaré contigo en todo momento. Si quieres parar, si ya es suficiente, dímelo.—Pensé que tendría la obligación de responder todas las preguntas.—La tendrás, pero yo me encargaré de sacarte de allí si ya no puedes seguir.Suspiré profundamente tratando de recomponer mis nervios y me tomé el tilo que me habían traído hasta la pequeña habitación donde estaba.La puerta se abrió y mi familia entró. Toda ella. Rámses, Gabriel, Fernando, Hayden y A
Dos meses después.—Llegaremos tarde—gritó Gabriel una vez más y yo corrí por el departamento saltando en un pie mientras me colocaba el otro zapato.—¡Ya estoy lista!—mentí con descaro.Rámses estaba parado en la puerta junto a Gabriel. El primero llevaba en la mano un café para mí y un emparedado que me había preparado para el camino; el segundo llevaba mi bolso con los libros.¡Los amo!Salimos de la casa con el típico apuro de todas las mañanas.—Desayuna—dijo Rámses y abrí la boca cuan grande podía y la picardía apareció en su sonrisa torcida—, así me gusta, practica para la noche.Y antes de que pudiera avergonzarme, metió el pan en mi boca y abrió la puerta de copiloto para que subiese.Gabriel se deslizó en el asiento trasero y sacó su computadora para continuar estudiando.Había comenzado la pasantía con Mike, así que su tiempo de fiestas se había acabado. Estaba esforzándose al máximo, entre las clases y la pasantía. ¡Y le iba genial!. Mike lo ayudaba muchísimo en las pasant
POV FERNANDO( Tres días antes de la inauguración)—Señor O’Pherer, el presidente le envió los últimos documentos. Su vuelo a Boston ya está organizado.—Muchas gracias Ana.—¿Necesita algo más?—preguntó antes de marcharse.—Que imprimas los documentos, obviamente—le respondió Johana.La odia y no lo disimula. La chica salió de la oficina y Johana resopló molesta.—¿En qué falló Recursos Humanos cuándo la contrato como secretaria?—me preguntó por enésima vez.—No lo sé, francamente—reconozco—. La pobre no sabe hacer nada y por más paciencia que el resto del equipo le tiene, menos tú obviamente, no logra integrarse.—Tengo una paciencia muy medida y créeme que no la gastaré con esa niñata. ¿Cuándo la despedirás?.—No me gusta despedir a la gente, ya lo sabes.—Tampoco te gusta aceptar renuncias, la mía la sigues teniendo en el escritorio.—Le compraré un marco y la pondré en la pared—me burlé y ella me volteó los ojos.—La despediré por ti, entonces.—¿Ves? Somos un excelente equipo. A
—Estás hermosísima—me dijo Rámses abrazándome desde atrás.—Tú te ves demasiado sexy para esa fiesta, creo que mejor te quedas.—Nos quedamos ambos, ya dijiste.Rámses comenzó a soltar los botones de mi vestido mientras yo me reía pero no me resistía.—No, señor, nada de eso. Vuelve a poner esos botones donde van—exclamó Fernando entrando sin aviso en la habitación—. Entiendo que estén pasando por la etapa de luna de miel, pero hoy no podemos llegar tarde.A regañadientes Rámses volvió a colocar los botones que alcanzó a soltar y salió de la habitación para que yo pudiese terminar de arreglarme. Hoy era la fiesta inaugural de la oficina de Mike y por supuesto que todos teníamos que estar presentes y puntuales, tal como él lo |exigió.—Beleza…—murmuró Gabriel entrando a la habitación, traía a Rámses a rastras y cargaba una cara como que estaba a punto de morir alguien—. Tenemos que hablar. Hoy… Merda! Eu não sei o que fazer, eu tenho esse segredo que hoje virá à luz e eu acho, eu sint