—Ya estoy acá—gritó Ameth en cuanto llegó a la casa.—¡Voy! Me retrasé hablando con Rámses—respondí y terminé de colocarme los zapatos.—¿Cómo están ellos?—Bueno, es un viaje muy distinto a los que han hecho antes, estarán de regreso en dos días.—¿Y cómo fueron los viajes de antes?—Iban a los sitios preferidos de la mamá y finalmente al cementerio. El último lo hicimos alrevés, fuimos primero al cementerio y después a todos los sitios que a ella le gustaban. Fue mejor de esa manera. Sigo sin entender por qué no lo hicieron igual este año ni por qué no quisieron ir por más días.Yo no había querído ir porque no quería alejarme de Hayden. Rámses no estaba nada feliz con la idea, pero no logró hacerme cambiar de opinión. El pasaje comprado, quedó guardado en mi mesa de noche.—¿Qué te parece si pasas unos días con nosotros en el rancho?.Así llamaba mi papá a la casa que tenían para vacacionar en el campo, tenía todo el aspecto rústico que adoraba y estaba frente una gran laguna. Las
04:00 amLa llamada insistente de Jeremy fue lo que me despertó. Angustiada y un tanto desorbitada tomé el teléfono. Mi primer pensamiento fue para Hayden.—Mi papá me escribió—fue lo que dijo en cuanto atendí.—¿Esta bien? ¿Le pasó algo?—mi corazón martillaba con fuerza.—No Hayden. Mi papá biológico. Me mandó un mensaje.—Pensé que no lo habias conseguido.—Y no lo he hecho.—¿Y que te dice?.—Hola Jeremy, soy tu papá.—¿Solo eso?—Solo eso. ¿Verdad que es raro?. Porque si él me consiguió creo que debería escribir algo más que eso. Su nombre por lo menos. Quizás es una broma de algún imbécil, aunque nadie sabe de esto a excepción de ti.—¿Y probaste llamar a ese numero? ¿Respondiste algo?.—No y no. Digo, quería hacerlo, pero si es una broma quedaré como un estupido, pero si de verdad es él, deberá hacer algo más que mandar un mensaje anonimo. Tiene que llamarme, pedirme para vernos. Darme la cara.—En eso tienes razón. Me asustaste Jer, la próxima vez por favor comienza por decir q
—Amelia, por favor…—No Rámses, no puedo. Esto… es demasiado para mí...—Prometiste no huir de mí.—Y también prometimos no mentirnos… Prometiste nunca herirme.Él se quedó sin palabras y solo me dolió más. Quería que me diese una explicación que me permitiera correr a sus brazos, pero no la tenía.—¿Volverás?.—Iré directo a Boston.—Digo… si ¿volverás conmigo?.—No lo sé—respondí con franqueza mientras mi pecho quemaba de dolor.—Entonces… ¿me estás terminando?—su voz era apenas un murmullo y me costó escucharlo por el teléfono.—Si… No… No lo sé, Rámses, Yo… necesito un tiempo.—¿Cuánto?—No lo sé.—¿Qué si sabes?—su pregunta no era un reproche.—Sé que quiero perdonarte aunque no sepa cómo hacerlo. Sé que si no te perdono no podré volver contigo. No sé cómo perdonarme a mí misma ni siquiera. ¿Acaso tú lo sabes?.No respondió y me dejó claro que tampoco tenía la respuesta.—¿Y sabes si me amas?.—Si no te amara no me doliese, Rámses. Pero una relación no es solo amor, es también co
Cinco meses antes.—Hoy puedo irte a buscar Beleza. Saldré temprano.—No te preocupes, me vendré con Sara e Isabel en el metro.—Pueden venirse para acá. No me molesto.—No Gabriel—lo regañé—, tienes prohibido salir con alguna de ellas. Son lo más cercano a unas amigas que tengo y lo menos que quiero es una nueva Marypaz.—Anda… con Isabel, por favor—rogó.—Dije que no—seguí desayunando dando el tema por cerrado.—Bueno pero si ella cae accidentalmente en mis encantos no tengo la culpa.—Por mi puede caer en tus encantos, pero no quiero que caiga accidentalmente en tu pene.Él rio con fuerza.Terminamos de desayunar y salimos del departamento. Ya en el camino a mi universidad, la NorthEasther University, NEU, recibí la llamada de Rámses. Anoche nos acostamos muy tarde y no quise despertarlo en la mañana para darle los buenos días, como acostumbrabamos. Últimamente sus ojeras eran inmensas y bostezaba a todo momento mientras conversábamos, sea la hora que fuese.Comenzaba a preocuparme
Mi día comenzó como cualquier otro, con Gabriel despertándome bajo amenazas de besarme. Ya sabía yo que no lo haría, pero igual me daba miedo tentar mi suerte.Él era lo suficientemente suicida para temer.Arrastré mi cuerpo hasta el baño y luego de una ducha rápida y de vestirme estuve lista para sentarme a comer el desayuno que Gabriel siempre me preparaba. Bajo la misma rutina que había establecido con Gabriel, salimos a la hora acordada, con él apurándome como siempre, su sentido de la puntualidad era una molestia, pero cuando llegaba a clases a tiempo, terminaba agradeciéndolo.En el trayecto hasta la universidad, aprovechábamos de conversar con Isaack y Donovan, por lo general sobre sus prácticas o algunas viejas glorias.Nos habíamos acoplado bastante bien y con esto quiero decir que Gabriel aceptó muy bien todas las normas que puse. Cada quien era responsable de la limpieza de su cuarto y de su baño, las áreas comunes debíamos limpiarlas los dos, por turnos. Él cocinaba los d
—¿Rámses?. ¡Rámses!.Sabía que era él. Esas manos, su perfume. Intenté zafarme y escuché su risa mientras evitaba que me soltase.Soy una tonta, ¿Cómo creí que se perdería el cumpleaños de Gabriel?.Y ayer… ¡de seguro estaba en el aeropuerto!.—Rámses por favor.—¿Quién es Ramsés?—É Rámses. Y es un tipo allí…Él soltó una fuerte carcajada y me soltó.—Con que un tipo allí ¿no?.Le sonreí y salté sobre él para que sostuviera mi peso en sus brazos.—Vaya, con que este es el famoso Rámses—dijo detrás de mi Sara.—Hola Sara, hola Isabel, ¿Cómo están?—Gabriel saludaba a mis amigas y ponía especial interés en la que no le prestaba la más mínima atención.Mientras ellos conversaban, y con ellos quiero decir, mientras Gabriel intentaba hablar con Isabel y era ignorado y Sara intentaba llamar la atención del portugués y era ignorada; yo besaba a Rámses en el cuello, dándole pequeños besos por cada uno que él también me daba a mí. El único momento cuando no se ignoraron fue cuando lo felicitar
Cuando Rámses salió del baño no seguimos conversando. Isaack se disculpó una vez más con el francés y se despidió, prometiendo regresar después para la fiesta.—Sigo sin estar muy feliz de que él entre así. ¿Y si hubieses estado desnuda?—insistió Rámses mientras me miraba desvestirme, era mi turno de bañarme.—Eso ya pasó y desde entonces tengo más cuidado.—¿Qué?¡Ay!...—Fue un día que entró a la casa y no lo escuché estaba cambiándome y él entró sin tocar.Una extraña vena apareció en el cuello de Rámses. Sus ojos llamearon.—¿Cuánto vio?—siseó.—Nada. Me tapé a tiempo. Lo juro, pero desde ese día el toca antes de entrar.—Hoy no lo hizo…—Hoy venía alterado en una pequeña crisis.—¿Cuál crisis?.Dudé en contarle, la verdad es que era un secreto que no me pertenecía, pero Rámses y yo teníamos un pacto y no quería faltarlo. Él me miraba expectante.—No puedo decirte todo porque es bastante delicado y no me corresponde, pero te diré que Isaack tiene sentimientos por una persona que s
—¿Qué le dijiste para que lo soltara?—Fernando se acercó hasta nosotros y nos ofreció una bebida a cada uno.—Me ofreció un body shoot de chocolate— Rámses respondió por mí para mi indignación.—Rámses, de verdad que debemos trabajar en tus filtros—su papá rio pero intentó disimularlo por respeto a mi naciente vergüenza.—Eso fue rápido—Gabriel se acercó hasta nosotros y palmeó la espalda de su hermano.Como siempre, el problema había quedado en el pasado.—No había suficiente chocolate—respondió el francés mientras me besaba en la cabeza y se dirigía hasta donde estaban Mike y Hayden conversando ahora en otros términos a los que vi antes.Había untado mi cuello y mis pechos con el chocolate y aunque pudimos haber llegado a un orgasmo muy fácilmente, la casa estaba llena de familiares y amigos....Eran las casi cuatro de la mañana cuando comencé a sentir sueño y dejé caer mi cabeza sobre el hombro de Rámses. Muchos de los invitados ya se habían marchado, incluyendo a Hayden, Mike y