"Me casé con el comandante" cuenta la historia de Aria, una joven loba de la manada Luna Menguante, cuya vida da un giro inesperado al verse forzada a llevar a cabo una misión diplomática que nadie quiere: debe convencer a la temida manada Sombra Nocturna de renovar un antiguo tratado. Sin mucha fe en sus habilidades ni respaldo de su familia, Aria se embarca en esta peligrosa tarea, pensando que la han mandado a un sacrificio disfrazado de misión. Sin embargo, en medio de intrigas y desafíos, termina casada con el imponente comandante de Sombra Nocturna, un guerrero tan serio como feroz. Su llegada a la nueva manada marca el inicio de una serie de aventuras, peligros y desafíos que la harán cuestionarse sus propias fortalezas y su lugar en el mundo.
Leer másSEIK¿Qué ha sido eso?Se supone que tenía que hacerla sentir bien para que deseara estar conmigo cada noche, para que me buscara…pero lo único que he hecho es derramarme sobre su camiseta.No he podido evitarlo, me he quedado en blanco en cuento Aria se llenó de saliva la mano mirándome fijamente.‘Estaba tan preciosa, con esa mirada provocativa’ La sigo con la mirada porque me está ignorando. Veo como se quita la camiseta y va a coger otra del armario, puedo intuir que esta sonriendo.'Me la ha jugado.'Me subo el pantalón rápidamente.—Tú…—dije en un susurro.Aria me ignora mientras limpia el suelo y se quita la camiseta, pero en su actitud percibo un atisbo de picardía. Y, en el fondo, me gusta.Un sonido en la puerta me saca de mis pensamientos, y al instante entran al dormitorio de Aria mi hermana Melia y Roberto. Mi beta me lanza una sonrisa traviesa y se rie en voz baja al verme. —Seik, aquí estás, te estaba buscando.No sé qué que ve en mi expresión, pero se rie otra vez,
ARIA —No veo que te estés oponiendo con demasiada convicción… —me dice el Comandante, con una mirada engreída. ‘¡Pues claro que no, maldita sea!’ Mi mente es un campo de batalla cada vez que estoy con él. Una lucha constante. Mi cuerpo quiere rendirse, dejarse llevar, perderse en el placer y liberar todo este deseo contenido… pero mi mente se aferra con fiereza a la realidad. Me recuerda, sin descanso, que el Comandante no es mío. Que comparte su cama con otras hembras. Puedo ser su compañera pero no llevo su marca. Desde pequeña me enseñaron que la mayoría de los machos, aun teniendo compañera, se aparean con otras. Que no se guardaban solo para una. Para mí era normal que la mayoría de los machos tuvieran varias mujeres. Pero en aquel entonces, no sabía cuánto dolía. Y lo peor… no puedo quejarme. No voy a mostrar debilidad confesándole que me duele saber que estuvo con Gema… o con quién sabe cuántas más. Y sin embargo, aquí estoy… gimiendo, incapaz de contenerme, buscando s
SEIK Después de encargarme de todos los asuntos relacionados con la invasión de los Rogues, estaba agotado, estresado y de mal humor. Mi padre, Roberto y yo pasábamos los días discutiendo, alterados, tratando de encontrar respuestas. Divagábamos sobre lo que pudo haber ocurrido… y cada vez estaba más claro: había un topo. O quizá varios. Y eso sería un desastre. No había forma de que hubieran logrado atacar sin alguien dentro que les informara sobre los planes del Alfa y los míos. Alguien tuvo que decirles por dónde entrar para sorprendernos y asesinar a los centinelas del norte. Para colmo, lograron ocultar su olor. Solo cuando estuvieron lo suficientemente cerca, Aria pudo detectarlos… Estaban organizados. Tenían un plan. Incluso el Rogue que capturamos se suicidó. Eso no es normal. Los salvajes no hacen sacrificios. No planean. Cuando entré en el dormitorio, vi a Aria ajustándose unas botas, preparándose para salir. En cuanto me descuido un poco, hace lo que quiere. Solté un
SEIKLa rabia me consume en estos últimos días… Me carcome, me devora desde adentro. Ver a la hembra en ese estado hizo que algo dentro de mí se rompiera, se astillara en pedazos imposibles de volver a unir. No duermo, no como...Culpa.Caímos en una trampa. Fuimos unos idiotas. Dejamos a las hembras y a los cachorros desprotegidos… o, al menos, sin los soldados más fuertes. Y por si fuera poco, aún no sabemos qué ocurrió realmente. La incertidumbre es un veneno que me hierve en las venas, que convierte cada latido de mi corazón en una punzada de furia contenida. A pesar del caos, atrapamos a un salvaje que huía, pero antes de que pudiéramos reaccionar, antes de que pudiera comprender lo que estaba pasando, se quitó la vida. En un abrir y cerrar de ojos, la única oportunidad de obtener respuestas se desvaneció.No puedo permitirme fallar otra vez. No después de lo que ví.Tras despedir a Kevin y al resto de Sangre Carmesí, me dirigí a mi despacho. Roberto y yo nos sentamos a repa
ARIAEl mundo a mi alrededor era un torbellino de sangre y sombras. Cada latido de mi corazón resonaba en mis oídos como un tambor de guerra, cada respiración era un suplicio.A través de la bruma del dolor, vi a Terry luchar con desesperación, su cuerpo estaba marcado por profundas heridas y su cuerpo se tambaleaba. Zael no estaba mejor. Un golpe brutal lo había enviado al suelo, y su esfuerzo por levantarse era doloroso de ver. Yo no estoy mejor.Mis piernas flaquearon y, sin fuerzas para sostenerme, caí al suelo. El Rogue, al ver que ya no podía seguir defendiendome, soltó una risa gutural y sus colmillos manchados de sangre brillaron bajo la tenue luz que quedaba del atardecer.Voy a perder el conocimiento...y si eso ocurre soy loba muerta.Mi visión comenza a nublarse y el sonido de la batalla se apaga, pero solo en mi cabeza. Un punzante dolor se clava en mis sienes…y en mi último suspiro pienso en Mamá, en Marcus y en Él...Dolor.Dolor.Y má dolor.Mis párpados se vuelven pe
ARIACuerpos sin vida yacían en el suelo, mezclados entre los nuestros y los Rogues. La lucha se había desatado con furia. y en medio del caos, distinguí a Terry y Zael combatiendo contra un Rogue cerca de mí. A pesar de la angustia y el cansancio, su presencia me hacía sentir más segura.Cuando la mansión apareció en nuestra vista, los Rogues se pusieron nerviosos... y arremetieron con más fuerza y salvajismo. Un lobo joven cayó a mi lado, y frente a mí apareció un Rogue de mirada sombría, los ojos entrecerrados, irradiando peligro. En un parpadeo, se lanzó hacia un pequeño. Sin pensarlo, me interpuse entre ellos en posición de defensa. Sus garras desgarraron mis brazos y parte del vientre. La herida ardía como fuego, pero me mantuve firme. Justo cuando iba a rematarme, Terry le propinó un placaje feroz y lo apartó de mí.Zael y Terry se enfrentaron al Rogue en una batalla encarnizada. Aquel Rogue no era como los demás. Era corpulento, fuerte y metódico, algo inusual en los salvaje
ARIAEl caos estalló en un abrir y cerrar de ojos.De entre las sombras emergieron los Rogues, al menos veinte, con sus cuerpos enormes y pelajes enmarañados. Gruñían con furia, sus ojos brillando con un hambre salvaje. El choque fue brutal.Los machos jóvenes y algunas hembras se lanzaron a la batalla, sin dudarlo. El aire se llenó de gruñidos feroces, el sonido de colmillos chocando y garras desgarrando carne.Yo… no podía moverme. El miedo me paralizó como un frío insoportable.—¡Aria! —La voz de Tera me sacudió.Su mano me jaló con fuerza, arrancándome del trance. Teníamos que correr con los pequeños mientras que algunos compañeros se quedaban a luchar.Flanqueamos a los pequeños mientras las madres corrían junto a nosotras. No dudamos, no miramos atrás. Solo seguimos avanzando.Entonces, en medio del caos, lo vi.Un lobo Rogue enorme, con la boca entreabierta en un gruñido rabioso, venía directo hacia nosotras a gran velocidad.Tera no dudó.Con un rugido, se lanzó a su encuent
ARIAHelena ordenó a Terry y Zael que fueran a la garita del norte para informar sobre la situación.¿Por qué los centinelas no respondían al teléfono? Eso nunca pasaba. Si necesitaban dormir o patrullar, se turnaban, y siempre había alguien pendiente. Era extraño.Debí reflejar mi nerviosismo en la cara porque Helena se acercó, me tocó el hombro suavemente y me miró directamente a los ojos. Luego, con la misma mano, me acarició la cabeza y dijo:—Bien hecho.Sentí que las lágrimas querían escaparse. Helena confiaba en mí.La preocupación comenzó a reflejarse en el rostro de Nala; su semblante cambió por completo. Helena no perdió tiempo y tomó el mando. Lo primordial era proteger a los cachorros.Otras hembras se unieron a nosotras, y juntas elaboramos un plan: reunir a los pequeños y llevarlos a la mansión del Alfa, lejos del alcance de los Rogues. Era el lugar más seguro, porque de todas las opciones, era más fácil de defender. Si las familias vulnerables y los cachorros estaba
ARIAUn hedor agrio me golpeó de lleno, colándose en mis fosas nasales y revolviendo mi estómago. Era un olor salvaje, inconfundible. Lo había sentido antes, aquella vez en el bosque con Seik y el cachorro. Rogues.Mi cuerpo se tensó. ¿Era posible?Mi primer instinto fue correr hacia la mansión, avisar al comandante… pero me detuve en seco. No estaba. Seik, Kevin y la mayoría de los guerreros veteranos se habían ido. El Alfa y su Beta también, negociando alianzas con otras manadas. Los guerreros restantes estaban repartidos en misiones. Solo quedábamos los novatos, algunas hembras y un puñado de guerreros.Un escalofrío me recorrió la espalda. Tal vez solo fuera el rastro de un Rogue solitario… o tal vez no.El olor se intensificó, quemándome la garganta con su fiereza. No era mi imaginación ni tampoco era un Rogue solitario.Mi cuerpo reaccionó antes que mi mente. Corrí, esquivando cambiaformas que cruzaban en mi camino. Sus rostros eran sombras borrosas en mi visión. Un murmullo f