Estas dos semanas he estado malísima. +Mañana subiré más capitulos. Gracias por seguir la seguir la novela.
ARIACaminé sin rumbo fijo después de salir de la biblioteca. Mi corazón aún latía con fuerza, pero no era solo por la ira. Las palabras de Gema se repetían en mi cabeza una y otra vez:"Si el Comandante no te acepta completamente y no te marca… No eres nadie."Apreté los dientes. ‘¿Por qué me afectaban tanto sus palabras?’ No era la primera vez que alguien ponía en duda mi lugar en esta manada, ni sería la última. Pero… esta vez sentía que me estaba afectando más profundamente.Regresé a mi habitación con una sensación incómoda en el pecho.Me tumbé de lado, mirando la puerta como si esperara que en cualquier momento se abriera. Pero no pasó.El Comandante esa noche no apareció.‘Él dijo que iba a venir todas las noches… ‘Traté de razonar. De decirme que estaba ocupado, que no significaba nada. Pero la duda se instaló como una sombra pesada en mi pecho. Y, por más que intenté ignorarlo, una idea se abrió paso en mi mente como una herida que no deja de sangrar:"Está con otra."Me
SEIK Los últimos días habían sido agotadores. Reuniones, entrenamientos, misiones en el bosque ,asuntos administrativos… Apenas había tenido tiempo para respirar y mucho menos para dormirmás de dos horas. Pero, aun con todo ese caos, mi mente siempre encontraba la forma de desviarse hacia ella. Aria. Me gusta estar con ella. Me gusta la forma en que llena los espacios sin esfuerzo, la manera en que su mirada se enciende cuando discutimos, el sonido de su risa cuando habla con el pequeño. Me gusta verla en mi cama. Estos últimos días habían sido jodidamente largos sin ella en mi cama. Estaba sumido en mis pensamientos cuando una voz me sacó de golpe. —Hermano... Me detuve y me giré. Melia estaba ahí, con los brazos cruzados y una expresión seria en el rostro. —¿Qué pasa? —pregunté, sin paciencia para rodeos. —Es sobre Aria. Mi atención se afiló de inmediato. —¿Qué ocurre? Melia suspiró, como si no estuviera segura de cómo decirlo. —La he notado extraña estos días. Se ve
ARIAUna inquietud inesperada me alcanzó a medida que nos acercábamos a la entrada del territorio de Luna Menguante.Los centinelas, de pie en sus puestos estratégicos, nos miraron con desconfianza tan pronto como nos vieron. Sabíamos que no seríamos bien recibidos, pero aún así, sentí un escalofrío recorrerme la espalda.Uno de los centinelas levantó la mano y, con un gesto autoritario, nos indicó que nos detuviéramos. No tardó en sacar su comunicador, y pude escuchar a lo lejos cómo llamaba a su superior, informando de nuestra llegada. La tensión aumentó en el aire y, aunque Jasper y Jiro se mantenían en silencio, podía notar su incomodidad. A mí, sin embargo, me invadió una mezcla de ansiedad y preocupación.A medida que avanzábamos por lo que antes era mi territorio, Jasper y Jiro no podían evitar mirar constantemente a su alrededor, nerviosos. Yo también lo sentía, esa extraña sensación de que alguien nos estaba siguiendo. —Parece que no les gusta nuestra visita sorpresa —murmu
ARIAEl agotamiento me pesaba como una losa. El viaje había sido largo y la discusión con mi padre me había dejado hecha pedazos. Apenas había tenido tiempo de respirar cuando una sirvienta llamó a la puerta con una orden:—A las nueve, baja al salón a cenar.Genial. Justo lo que me faltaba."Cenita en la mansión del Alfa Lucciano... como si no tuviera suficiente con este día de mierda."Con fastidio, me vestí y me dispuse a ir al salón. Pero antes de llegar, una voz cargada de burla me detuvo en seco.—Vaya, vaya… pero mira a quién tenemos aquí. La putita del gran Comandante de Sombra Nocturna.—dijo con sorna.Loren.Su sonrisa era puro veneno. A simple vista, su rostro tenía una belleza afilada, pero a mí siempre me había parecido repulsivo. Quizás porque conocía la podredumbre que se escondía detrás de sus rasgos perfectos.Le lancé una mirada de desprecio y seguí caminando. No tenía energía para discutir. Pero él no iba a dejarme ir tan fácil.Un segundo después, sentí su presen
ARIA—Comandante… —mi voz salió apenas en un murmullo.Seik hizo una mueca de dolor, su mandíbula se tensó.—¿Se puede saber por qué has venido sin decirme nada?—Quería ver a mi madre… y no pensé que te molestaría.—Querías ver a tu madre —repitió lentamente, con escepticismo—. A ti te pasa algo más… Melia me dijo que estabas rara y que discutiste con la loba solitaria.—Gema… —murmuré, bajando la mirada—. No tienes de qué preocuparte.Seik apretó la mandíbula, impaciente.El corazón me latía demasiado rápido. Mis manos temblaban. Él avanzó, y yo retrocedí instintivamente.—¿Qué es lo que te preocupa? Dímelo —ordenó, su tono duro y tenso.Mi silencio lo exaspera. Antes de que pudiera reaccionar, sus manos atraparon mis brazos y me sacudió un poco.—¡Habla conmigo! ¿Por qué me estás evitando?—No me gusta…Me enjauló con su cuerpo.—Dímelo, m*** sea. —Su voz subió de golpe, y antes de darme cuenta, su puño se estrelló contra la pared.—No hablas conmigo...El sonido seco del impacto h
SEIKPreciosa.Preciosa.Preciosa.Es la hembra más hermosa que he visto nunca.Su lengua rodeó mi dedo y mi entrepierna se puso aún más dura. ‘ Tengo ganas de f*** su boca…’Ella no dijo ni una palabra. El olor de su excitación me estaba volviendo loco, nublándome los pensamientos.Me encanta cuando aprieta los muslos...para contener su excitación.La desesperación me dominó y agarré uno de sus pechos, apretándolo con fuerza antes de pellizcarle el pezón.Gritó. Y yo sonreí, satisfecho, con esa malicia que solo ella lograba sacarme. Se sonrojó al instante, y ese rubor la hizo ver aún más deseable.—¿No crees que merezco una recompensa? —murmuré, sin apartar la mirada—. He estado preocupado…muy preocupado. Tan preocupado que no he podido tomar bocado.Tragó saliva. Me sostuvo la mirada unos segundos... y luego bajó la vista hacia mi hombro.Su boca se posó sobre la cicatriz que cruzaba mi piel, la misma que yo evitaba mostrar.Sus labios la besaron primero con cuidado, recorriendo t
ARIA Hace 2 años… En la sala de reuniones de la manada Luna Menguante, se reunían las figuras más importantes o influyentes de la manada, cada una ocupando su lugar con una presencia imponente. En el centro de la gran mesa, se encontraban los guerreros de la manada, en su mayoría machos, aquellos a quienes se respetaba y, en ocasiones, se temía; su sola presencia llenaba el ambiente de autoridad y reverencia. Un poco más a la izquiera, se encontraban los lobos con linaje antiguo, cuyas características físicas y psíquicas eran superiores al resto. Estos lobos y lobas se encargaban de la política y administración de la manada, junto al Alfa y su heredero, quienes gobernaban sobre todos. Y, aunque parezca increíble, en esa sala también estaba yo… observando a esos imponentes lobos, mientras intentaba, sin mucho éxito, descifrar qué había hecho para terminar en medio de tanta solemnidad ¿Había perdido alguien una apuesta o simplemente necesitaban un relleno de último minuto?. Las mente
ARIALa voz firme del alfa me arrancó de mis pensamientos...—Hemos pensado que sería lo mejor mandar a Aria, junto con algunos guerreros, para visitar la manada Sombra Nocturna y convencerles para renovar el tratado de paz entre las dos manadas. Necesitamos tenerlos de nuestro lado para pedirles que se hagan cargo de proteger el territorio colindante a la zona irregular.La zona irregular, es un denso bosque de árboles torcidos y retorcidos que se entrelazan con espesas brumas que apenas dejaban entrever el suelo en que crecen una gran cantidad de plantas de acónito. Estas características del terreno hacían que cada paso fuera una trampa potencial para los guerreros y rastreadores. Algunos rogues se escondían en la zona irregular pudiendo así saquear y matar a los comerciantes y otros lobos que pasaban cerca. Por lo tanto, el terreno colindante a la zona irregular se había vuelto cada vez más difícil de proteger. Con el dinero escaseando, las patrullas se veían reducidas y la manada