Los Guardianes del Éter

Los Guardianes del Éter ES

Fantasía
Ross Diple   Recién actualizado
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Resumen
Índice

En Nemeris, el peligro siempre acecha en las sombras. Desde que tengo memoria, nuestra aldea ha guardado un secreto: habilidades extraordinarias que nos hacen diferentes, únicos... y cazados. A lo largo de generaciones, hemos aprendido a esconder nuestras capacidades, a engañar a los forasteros y a desviar su atención, haciéndoles creer que lo que han visto no es más que un truco de su imaginación. Pero siempre estuvieron cerca de la verdad. Nos escondemos por una razón: una sociedad secreta existe con un solo propósito: cazarnos. Nos quieren vivos, no como personas, sino como conejillos de Indias para experimentar con nuestros poderes, deseosos de descubrir el modo de adueñarse de ellos. No sabemos exactamente para qué, pero sabemos que no puede ser para algo bueno. Todo era tranquilo, hasta hace unas semanas. Ellos llegaron, y Nemeris se sumió en el caos. Ahora, el equilibrio está roto, y el mal se acerca.

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1.Sin vuelta atrás
Introducción del libro.Profecía del Infante del Etér En el año en que las estrellas se alineen y la luna brille con un halo dorado,Nacerá un niño, o una niña, de poder sin igual,El Infante del Éter, portador de la luz y la sombra,Capaz de manipular los cuatro elementos, y el tiempo dominar. Del aire, su aliento nacerá,Del fuego, su espíritu arderá,De la tierra, su fuerza se levantará,Y del agua, su corazón fluirá. Mas, en su mirada, el flujo del tiempo danzará,Capaz de detener el amanecer, o de apresurar el ocaso,Un ser de destino incierto,Un guardián o un destructor, dependiendo de su camino elegido. Los sabios del Éter han hablado,Los cielos y la tierra lo han proclamado,El Infante del Éter será tanto esperanza como temor,Y su llegada marcará el inicio de una nueva era,Donde el equilibrio del mundo penderá de un hilo.2 meses antes.Al llegar a casa, con el cuerpo cansado pero el corazón ligero por haber finalizado un día más con vida, encontré a mi hermana mayor esper
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2. Más dudas
Después de la conversación con América, salí al jardín, necesitaba aclarar mis dudas y despejar un poco la mente. Esta sensación de que algo muy malo estaba por suceder me tenía muy intranquila. Sabia lo que tenia que hacer pero no tenia ni un poquito de ganas. Hablar con Tobías despertaba en mi los sentimientos mas terribles que uno podría tener hacia otra persona y en justa medida, yo despertaba los mismos sentimientos en él, aunque mi familia tenia la errónea idea de que estaba enamorado, nada mas fuera de la realidad, nos odiamos, fin del asunto. Todo empezó cuando los clanes de Nemeris decidieron que era buena idea unificar los institutos de la ciudad, que todos tuviéramos la oportunidad de aprender las tradiciones y las historias de los clanes vecinos. Fue una idea excelente, pero no tanto para los estudiantes competitivos, como Tobías y yo. Cada uno destacaba por algo, mientras él era y seguía siendo muy bueno con los hechizos, mi mente hiperactiva no me dejaba concentrarme l
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3. EL susurro del bosque
El sol comenzaba a descender detrás de las montañas, proyectando largas sombras sobre el denso follaje del bosque. Caminé hacia el claro donde había acordado reunirme con Tobías. El viejo roble, con su tronco retorcido y ramas desnudas, se alzaba como un centinela en medio del espacio abierto, su silueta destacando contra el cielo que comenzaba a oscurecerse. Me sentía inquieta; mi piel se erizaba con una sensación de peligro inminente, como si el mismo aire estuviera cargado de advertencias invisibles.Llegué al lugar unos minutos antes de lo previsto. La calma del claro era desconcertante. Normalmente, el sonido de los pájaros y el crujir de las ramas me habrían calmado, pero hoy solo intensificaban la ansiedad que sentía desde que hablé con América. Había algo en el viento, un murmullo bajo que parecía estar justo en el límite de mi audición. Recordé lo que las gemelas me habían dicho más temprano: habían escuchado susurros en sus mentes mientras entrenaban, susurros que parecían v
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4. Los refugiados de la medianoche
El amanecer se acercaba mientras caminaba hacia la cabaña de Malaquías, mis pasos amortiguados por la hierba húmeda de rocío. Mi mente estaba llena de preguntas, pero una certeza me guiaba: nada sería igual después de la noche anterior.A medida que me acercaba a la cabaña, noté un par de siluetas familiares esperándome junto a la entrada. Eran Kira y Luka, dos de mis amigos más cercanos en la aldea. Kira, con su cabello corto y enérgico, siempre tenía una chispa de picardía en sus ojos verdes. Luka, por otro lado, era más tranquilo, con una sonrisa constante y una presencia reconfortante que calmaba mis nervios.—¡Tara! —gritó Kira, levantando la mano en un saludo exagerado—. ¿Qué tal la cita romántica en el bosque con Tobías? ¿Fue tan emocionante como dicen los rumores?Solté una risa breve y sarcástica.—Si por emocionante te refieres a casi morir a manos de una criatura de sombra y una figura misteriosa, entonces sí, fue increíblemente emocionante.Luka dejó escapar una carcajada
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5. El clan Arquitanes
La cabaña de los Arquitanes estaba rebosante de vida. A pesar de la amenaza que se cernía sobre la aldea, el bullicio familiar traía un respiro de normalidad y calor humano. En el amplio salón, los sobrinos corrían de un lado a otro, mientras las voces de los adultos se entrelazaban en una mezcla de preocupaciones y planes.América, con su capacidad innata para mantener el orden en medio del caos, organizaba la reunión con precisión. A mi lado, Tobías parecía estar en su propio mundo, procesando la información y preparándose para la discusión que se avecinaba.—¡Tara! —exclamó Mara, mi hermana menor, mientras entraba en la sala con su habitual energía. Mara era la abogada de la familia y una experta en artes defensivas—. ¿Qué tal va todo? ¿Alguna novedad con los exiliados?—Unas victorias pequeñas, pero nada decisivo todavía —respondí, intentando mantener una actitud positiva.Mara se sentó junto a Susana, otra de mis hermanas, que llegaba acompañada de sus cuatro hijos: Ana, de 14 añ
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6. Malas noticias
En la esquina del salón, sentado con una expresión concentrada, estaba Laulel. Tara no lo había invitado, pero sabía que si estaba en casa, era porque lo habían traído sus sobrinos. Marcos y él eran como hermanos, unidos desde la guerra, y Laulel era una presencia constante en la casa de los Arquitanes.—¿Y bien, Laulel? ¿Has tenido alguna visión? —preguntó Tara, acercándose a él con una leve sonrisa. A pesar de las bromas y las insinuaciones de su familia, Laulel era un amigo y un aliado importante.—Nada claro aún —respondió Laulel, levantando la vista de un libro antiguo que estaba leyendo—. Pero he estado investigando sobre esos espectros. No es común que aparezcan así, sin más, especialmente tan lejos del Bosque Umbrío. Es como si estuvieran buscando algo… o a alguien.Tara sintió un escalofrío recorrer su espalda. No había mencionado a nadie sobre la sensación de ser observada que había sentido durante su encuentro con los espectros. Parecía que Laulel también lo había sentido,
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7. Revelaciones Oscuras
El resplandor del círculo de protección se desvaneció lentamente, dejando la casa sumida en una inquietante penumbra. El viento que antes soplaba con violencia ahora se había aquietado, pero la tensión en el aire era palpable. Todos miraban a su alrededor, sus corazones todavía acelerados, con los nervios a flor de piel. Tara, jadeante y agotada, sintió que un sudor frío le recorría la espalda. Habían logrado contener la amenaza por ahora, pero sabía que no duraría mucho. No cuando el enemigo conocía su ubicación exacta. —¿Estás bien? —preguntó Marcos, acercándose a ella con el ceño fruncido, su expresión grave. Había sido una noche larga y el cansancio se reflejaba en sus ojos. Tara asintió, aunque su mente seguía llena de dudas y temores. No se trataba solo de la amenaza externa. La amenaza más grande parecía estar acechando dentro de ellos mismos, de sus debilidades, sus miedos, sus rivalidades no resueltas. —Estoy bien, Marcos. Gracias. Solo... necesito un poco de aire —respon
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10. La senda hacia Stoneheaven
La atmósfera dentro de la fortaleza de los Astrum era aún más sobrecogedora que el exterior. El aire parecía más denso, casi vibrante, como si las paredes mismas estuvieran llenas de poder. Los pasillos eran largos y estrechos, iluminados por luces flotantes que creaban sombras danzantes en las piedras antiguas.Tara, Marcos, Saray y Sarah siguieron al líder de los Astrum en silencio, sus pisadas resonando en la fría piedra bajo ellos. La tensión entre los cuatro era palpable. Aunque habían esperado que los Astrum supieran algo sobre la corrupción del éter, la sensación de que algo mucho más grande estaba en juego los llenaba de temor. ¿Qué era lo que el consejo de los Astrum sabía que aún no les había revelado?—¿Crees que nos dirán todo? —susurró Saray a Tara, mientras caminaban tras el líder Astrum.
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8. Trampas
La travesía hacia el sur de Nemeris fue rápida y silenciosa. Montaron a caballo por los senderos ocultos entre los bosques, evitando cualquier contacto no deseado. A medida que avanzaban, la densa vegetación comenzó a abrirse, dejando paso a las vastas llanuras de los Enderlin. La brisa salada del mar cercano acariciaba sus rostros, pero no lograba calmar el creciente malestar que todos sentían.Tara iba en silencio, sus pensamientos entrelazados con la incertidumbre sobre el futuro. Los ataques recientes habían sido inesperados y, aunque el consejo de los clanes se mantenía cauteloso, ella sabía que la situación estaba fuera de control. Algo grande estaba por suceder, y no sería bueno para ninguno de ellos.—¿Por qué justo ahora? —Alina rompió el silencio, su voz baja pero cargada de preocupación—. Los ataques han sido demasiado precisos. Nos están mandando un mensaje.—No están atacando a ciegas —respondió Marcos, su mandíbula tensa mientras ajustaba las riend
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9. La ira del Éter
El monstruo que emergió de las sombras no era como nada que hubieran visto antes. Su piel era de un gris oscuro, gruesa y surcada de cicatrices, con ojos de un rojo profundo que brillaban con una malicia casi animal. Caminaba erguido, sobre dos patas enormes, y su aliento parecía vibrar con una energía oscura, una que Tara reconoció de inmediato.—Es un demonio del éter —murmuró Marcos, apretando su espada con ambas manos, sin apartar la vista de la criatura.—Uno antiguo —agregó Saray, sus palabras llenas de terror mal disimulado mientras retrocedía un paso.Tara sintió el peso de la desesperación caer sobre ellos. Si un demonio del éter estaba involucrado, las cosas se habían puesto mucho más complicadas de lo que imaginaban. La desaparición del abuelo ya era suficientemente inquietante, pero ahora se enfrentaban a fuerzas que no comprend&i
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