Una pareja de jóvenes conocen el amor a temprana edad y deciden defenderlo con pasión de quien se interponga, sin embargo no será suficiente. Años después se reencuentran y deciden tomar esa segunda oportunidad que les da la vida para ser felices, pero tienen que volver a atravesar por el mismo dolor de la pérdida. ¿Cuántas oportunidades te da la vida para ser feliz? ¿La tercera es la vencida? O quizá haya que aprender a vivir con que la felicidad son solo momentos que ocurren mientras vivimos y no un estado pleno de permanencia.
Leer másEn un par de meses mi vida estaba acomodada y al mismo tiempo hecha un caos.Iba a mis clases de siete a una y saliendo de la facultad me iba a la oficina de Julián, mi hora de entrada era a las dos y salía a las seis, normalmente tenía que organizar expedientes, revisarlos por si alguna cosa me parecía fuera de lugar, que en realidad yo pensaba que no había mucho que yo pudiera aportar, era solo una estudiante y sin embargo Julián me daba demasiada importancia para sus asuntos.A toda comida o reunión de trabajo siempre me llevaba, pasaba por mi a mi casa y siempre me devolvía hasta mi puerta. Ahí conocí a otros abogados que tenían amistad con él y otros tantos que era lo contrario.—Me sorprende que un hombre como tú tenga por asistente a una jovencita —le soltó con cizaña el tipo aquel que se decía magistrado y con una actitud nefasta.—Es la asistente que todos desearían, pero que no tienen la fortuna de tener —respondió Julián con una sonrisa y dedicándome una mirada que en ese m
El día que conocí a Julián, debo admitir que me cayó muy mal. La primera impresión que me llevé fue pésima, un tipo arrogante y déspota fue lo que yo vi, muy guapo y todo, pero un creído.Él salió del salón de clases luego de darme su tarjeta para que le escribiera y me mandara las actividades del día, podía haberlas conseguido con algún compañero, pero si ya se había ablandado un poco no había motivo para comenzar una guerra el primer día.Asunto: Actividades de la clase.Buenas tardes, doctor. Esta mañana me dijo que le enviara un correo para que me diera la clase de hoy.Le agradezco la atención.Unos minutos después llegaba su respuesta.Asunto: Hay que madrugar.Buenas tardes, Sandoval.Tiene que leer y comprender los delitos especiales. Haga un listado de ellos.Pd. Procure llegar a tiempo o se quedará afuera nuevamente.Absurdo, totalmente absurdo que me hiciera esperar para decirme eso, pudo haberlo hecho cuando terminó la clase. Aunado a eso, el "Procure llegar a tiempo…" me p
Luego de salir de la oficina llamé al notario para hacer cita y dar formalidad al documento que dejó Julián, me dijo que me esperaba en dos días y agendé. También fui con el ginecólogo, había perdido una cita, ni siquiera mi bebé me había hecho entrar en razón, comenzaba a sentirle moverse dentro de mi y había hecho caso omiso a ello, no porque no le quisiera, era por saber que Julián no alcanzó a sentir todo aquello y que tenía una ilusión enorme con vivir la paternidad otra vez. La cita era para ese mismo día a las seis de la tarde, lo que me daba tiempo para llevar a Emilio.—Todo va muy bien, increíblemente estás bien y el bebé igual. Dado lo ocurrido esperaba encontrarte desmejorada, pero me alegra ver que te vas reponiendo —movía el aparato sobre mi vientre y hacía una serie de anotaciones —tiene de hecho muy buen peso, a pesar de la falta de apetito que me comentas, eso se refleja en ti, no en tu bebé.Emilio estaba emocionado de ver a su hermanito por el monitor, quería saber
—Mandy, tienes visita —me dijo Iván desde el pasillo.—No quiero ver a nadie, ya les dije —respondí molesta y escuché una voz tan familiar que me hizo levantarme a quitar el seguro y apenas la vi me abracé con fuerza a ella y volví a llorar.—Güey, tienes que salir de aquí, vivir. Y no me digas que no se lo que sientes porque en serio que contigo sufro tu pérdida, apenas Vicky me llamó y vine, yo tenía que saberlo y estar a tu lado.—Me perdí y no pude —le dije entre sollozos y ella me calmó.—Lo se, créeme que lo se. Ahora estoy aquí y no me iré, estaré a tu lado el tiempo que haga falta para volver a sonreír juntas.—¿No ha sido suficiente ya todo lo que la vida me robó? ¿Era preciso decirme de esa manera que yo jamás voy a ser feliz?—No, Mandy. Claro que serás feliz, yo se que te ha pasado de todo, pero ve lo bueno de todo esto, tuviste los meses mas felices de tu vida con él, te deja un bebé que dará testimonio de ello y quién sabe, con el tiempo podrás enamorarte de nuevo.—Eso
¿Por qué me decía eso? Julián estaba conmigo, yo estaba segura que si me escuchaba iba a reaccionar, lo sabía.—Quiero verlo, tiene que escucharme, Julián tiene que escucharme, no puede dejarme así.—Claro que sí —me respondió con una sonrisa de lástima —tienes derecho a despedirte de él.—¡Claro que no me voy a despedir! ¡Entienda que va a estar bien!Miró a Iván y se retiró.—Voy a preparar todo para que puedas pasar a verlo.—A ver, Mandy ¡Mírame! —Me exigió con firmeza y eso me sacó un poco de mi trance, fue verlo y entender que era real lo que estaba sucediendo, miré a mi alrededor y estaba en aquel hospital, apreté los ojos y luego los abrí, lo hice varias veces buscando despertar de aquella pesadilla —te necesito fuerte, entera, tú sabes bien cómo serlo. Hermosa —dio un suspiro conteniendo el llanto y prosiguió —Julián ya está muerto, se que es duro escucharlo, pero es así.—Es que no puede pasarme esto a mi —me arrojé sin mas a sus brazos a llorar, mi primo había sido testigo
Al despertar lo primero que hice fue llamarlo, estaba adormilado aún cuando atendió la llamada.—Hola mi amor, buenos días.Escucharlo fue casi como tocar el cielo, volver a la vida.—Julián, te extraño mucho, tuve pesadillas sin ti.Rió un poco y le conté lo sucedido, me tranquilizó al decirme que hoy mismo estaría en casa con nosotros y que no iría a ningún lado, que solo fue un sueño, un mal sueño.Lo dejé prepararse para su audiencia y mientras yo me puse a trabajar desde casa, tanto me hacía falta que no tenía ganas de salir, llamé a la oficina y pedí me enviaran todo por correo para no dejar atrasar nada.Estuve hasta las dos en la laptop y al teléfono, justo a las dos con veinte llegó mi amiga con comida china, nos sirvió a cada uno, ya que Emilio no fue a la guardería, no le vi el caso si yo estaba en casa.—Amo esa salsita de chile de árbol en aceite —le dije saboreando un rollito de queso bañado en salsa agridulce y la de árbol súper picante.—No abuses o te darán agruras.E
¿Qué mas le pedía a la vida? Ya lo tenía todo, Arturo parecía haber dejado de molestar, mi madre ya no se metía en mi vida y pude hablar con Alberto; le hablé con sinceridad de mis sentimientos por Julián y le conté que estaba embarazada y me deseó lo mejor.—Mi pequeño ya tiene dos meses, se llama Mateo —me mostró fotos y era idéntico a él, tenía sus ojos y su risa.—Oye, es tan bello.—Lo es, y muy tranquilo eh, nada de llorar por las noches, solo despierta a comer y ya.—Me da gusto que seas feliz, Alberto. Yo no podría estar tranquila si no fuera así.Me tomó las manos y sentí su tacto distinto, no se si era porque yo ya no lo veía con los mismos ojos o porque en verdad algo en él había cambiado.—Mandy, tengo una familia hermosa. Ya te digo que mi esposa es una mujer extraordinaria y mi hijo es nuestra razón de ser; sin embargo, debo decirte que podrá pasar toda una vida y yo seguiré amándote, y sabré esperar a si un día tú decides hacerme el hombre mas feliz del mundo —sus ojos
Me levanté al instante y me despojé de la ropa, y lo ayudé a él con su pantalón, se sentó a orilla de la cama y me subí a horcajadas en él, sus dedos se clavaban en mis caderas con fuerza, estaba evitando que tomara el control y me aventurara a algo mas agresivo, pretendía con su "cogidita suave" calmar mis ansias y eso simplemente no pasaría.—Déjame bajar mas, por favor.—No, si quieres hacerlo tú será así.Yo sentía el fuego alojarse en mi y la única manera de apagarlo era justamente con Julián dentro de mi y él se negaba.—Dime que no lo deseas —le acerqué mis senos a la boca y ansioso los besó y lamió, lo sentía temblar para evitar clavarse por completo en mi —solo dime que no y me detengo.—Cierra la boca, no me ayuda mucho el escucharte así —me pidió entre jadeos, yo aproveché para levantarme un poco mas y sentí su miembro salir de mis adentros.—Por favor, Julián.Negó con la cabeza y yo no iba a conformarme con una negativa, busqué con mis movimientos su miembro y traté de si
Me abrió la puerta y en cuanto estuve dentro cerró y fue a su sitio, los cristales eran totalmente obscuros y sabía que no nos miraban, apenas puso los seguros y su boca se lanzó a mis tetas.—¡Por Dios, Amanda! Deja de usar pantalones, me complicas todo.—Y tú deja de decir que quiero una cogidita suave porque no es así.Se detuvo en seco y me miró fijamente esperando una explicación.—¡Maldita sea, Julián! Que sí me gusta y lo disfruto, pero necesito que seas salvaje, rudo, necesito que me poseas de la forma en que a ambos nos encanta.—Eso no pasará corazón, no en tanto no seas sincera conmigo.Tenía el descaro de voltearme los papeles, hombre al fin. Me hizo enojar tanto su atrevimiento que me importó poco que esa fuera nuestra primera pelea intensa.—¡¿Qué dices?! Ahora resulta que la infiel soy yo. ¡Vete al diablo, Julián!Bajé del auto y me regresé caminando, ni los tacones ni nada me impidió andar a prisa y dejarlo en el auto solo. Fui a la oficina y me encerré a revisar unas