"El odio nos carcome hasta que llega el amor y el más cobarde se vuelve valiente ante él". Blossom Vaughan es una respetada abogada de la firma inglesa "G.H Vaughan", y a pesar que es una mujer muy inteligente, es una bestia indomable que no cree en el amor hasta que conoce a Adrik Maxwell, el nuevo abogado que ha llegado a Londres y que se ha ganado su odio desde el primer momento. Pero cuando el odio se transforma en amor, el corazón se interpone a la razón...Ellos esconden un secreto que amenaza con poner sus vidas de cabeza. El amor es como la ley, posee códigos y sentencias, y al final del día, requiere de un veredicto. Sin embargo, cuando ella se niega a admitir que un hombre como él le ha robado el corazón y se ha convertido en el dueño absoluto de sus pensamientos...¿Podrán las leyes predecir el amor?
Leer másBlossomEl día en que volví a encontrarme con mi madre biológica fue uno de esos que no se olvidan fácilmente, no por su belleza o por algún momento especial, sino por el peso de las emociones que trajo consigo. Me encontraba en la firma revisando unos documentos cuando recibí la llamada de recepción: Ciara Wright estaba allí, solicitando verme.El simple hecho de escuchar su nombre hizo que mi cuerpo se tensara. La última vez que la vi había sido tan incómodo como siempre, con sus súplicas veladas y su ambición descarada. Pero esta vez, algo en el tono de la recepcionista me hizo sentir que no podía ignorarla.Accedí a recibirla en una pequeña sala de reuniones, lejos de las miradas curiosas de mis compañeros. Cuando entró, noté que había algo diferente en ella. Su usual porte altivo estaba ausente, reemplazado por una expresión cansada y demacrada. Sus ojos, que siempre habían reflejado cierta astucia, ahora lucían apagados.-Blossom -dijo, casi en un susurro, mientras se sentaba fr
BlossomEl día en que volví a encontrarme con mi madre biológica fue uno de esos que no se olvidan fácilmente, no por su belleza o por algún momento especial, sino por el peso de las emociones que trajo consigo. Me encontraba en la firma revisando unos documentos cuando recibí la llamada de recepción: Ciara Wright estaba allí, solicitando verme.El simple hecho de escuchar su nombre hizo que mi cuerpo se tensara. La última vez que la vi había sido tan incómodo como siempre, con sus súplicas veladas y su ambición descarada. Pero esta vez, algo en el tono de la recepcionista me hizo sentir que no podía ignorarla.Accedí a recibirla en una pequeña sala de reuniones, lejos de las miradas curiosas de mis compañeros. Cuando entró, noté que había algo diferente en ella. Su usual porte altivo estaba ausente, reemplazado por una expresión cansada y demacrada. Sus ojos, que siempre habían reflejado cierta astucia, ahora lucían apagados.-Blossom -dijo, casi en un susurro, mientras se sentaba fr
BlossomEl día en que volví a encontrarme con mi madre biológica fue uno de esos que no se olvidan fácilmente, no por su belleza o por algún momento especial, sino por el peso de las emociones que trajo consigo. Me encontraba en la firma revisando unos documentos cuando recibí la llamada de recepción: Ciara Wright estaba allí, solicitando verme.El simple hecho de escuchar su nombre hizo que mi cuerpo se tensara. La última vez que la vi había sido tan incómodo como siempre, con sus súplicas veladas y su ambición descarada. Pero esta vez, algo en el tono de la recepcionista me hizo sentir que no podía ignorarla.Accedí a recibirla en una pequeña sala de reuniones, lejos de las miradas curiosas de mis compañeros. Cuando entró, noté que había algo diferente en ella. Su usual porte altivo estaba ausente, reemplazado por una expresión cansada y demacrada. Sus ojos, que siempre habían reflejado cierta astucia, ahora lucían apagados.-Blossom -dijo, casi en un susurro, mientras se sentaba fr
BlossomAceptar el cargo que mi padre me ofrecía como la nueva jefa de la firma G.H. Vaughan no había sido una decisión fácil. Había pasado días, incluso semanas, dándole vueltas al asunto. ¿Era yo la persona adecuada? ¿Sería justo para mis hermanos? Las dudas me habían atormentado, pero después de una conversación larga y reconfortante con Edrik, supe que era momento de dejar atrás mis inseguridades y confiar en mí misma.Así que aquella mañana, respirando profundamente y con un nudo en el estómago, entré al despacho de mi padre. Él estaba sentado detrás de su escritorio, su porte siempre imponente, pero con esa calidez en los ojos que solo reservaba para nosotros, sus hijos.-Papá, he tomado una decisión -dije con firmeza, aunque mi corazón latía con fuerza.Él dejó a un lado sus papeles y me miró con atención.-Te escucho, Blossom.-Acepto el cargo -anuncié. Las palabras salieron más seguras de lo que pensé-. Quiero asumir la responsabilidad y demostrarte que puedo manejarlo.Por u
EdrikEl fin de semana había llegado, y con él, una necesidad imperiosa de sacar a Blossom de la rutina que la había consumido últimamente. Entre su trabajo en la firma y sus propios miedos, apenas había tenido un respiro. Yo podía verlo en sus ojos, en cómo a veces su sonrisa parecía cansada, como si estuviera peleando una batalla interna que no quería compartir del todo. Pero yo estaba decidido a cambiar eso, aunque fuera por un par de días.El sábado por la mañana, pasé a recogerla temprano. Cuando apareció en la puerta de su apartamento, con su cabello suelto y un vestido sencillo que se movía con la brisa, supe que había tomado la decisión correcta.-¿A dónde vamos? -preguntó, arqueando una ceja mientras me dedicaba una de esas sonrisas que siempre lograban desarmarme.-Es una sorpresa -respondí, tomando su mano para guiarla hacia el coche.El viaje duró un par de horas, con el sol brillando a través de las ventanillas mientras hablábamos de todo y de nada. Blossom se relajó poco
BlossomEl día había sido largo en la firma. Entre reuniones interminables y la constante presión que conlleva mi nuevo puesto, apenas había tenido tiempo para respirar. Pero incluso en medio del caos, mi mente estaba fija en él. Desde que regresamos a Londres, Edrik y yo habíamos mantenido las cosas profesionales en la oficina, pero era imposible ignorar la conexión que nos unía. Lo veía en cómo me miraba durante las reuniones, en la forma en que su mano rozaba la mía cuando revisábamos documentos juntos.Esa noche, después de que la última luz de la oficina se apagó y el edificio quedó en completo silencio, supe que no podía seguir reprimiendo lo que sentía. Caminé hacia su despacho, mi corazón latiendo con fuerza. No estaba segura de cómo empezar esta conversación, pero sabía que ya no podía esperar más.-Edrik -dije al entrar, cerrando la puerta tras de mí.Él levantó la vista de los papeles que estaba revisando, sorprendido al verme allí a esa hora.-Blossom, ¿todo bien? -pregunt
Edrik-¿Por cuánto más vamos a fingir, Blossom? ¡Todos los demás ya se han dado cuenta de nuestros sentimientos, y solo nosotros insistimos en no admitirlo! -Le dije con firmeza, pero suavidad, mientras tomaba su brazo con delicadeza. No quería presionarla, pero tampoco podía seguir reprimiendo lo que sentía.Ella levantó la mirada, sus ojos castaños reflejaban una mezcla de agotamiento y confusión. -¿Acaso no estábamos siendo sinceros con respecto a nuestros sentimientos? -susurró.Sabía que había sido un día pesado para ella. Hace menos de veinte minutos, la había nombrado, de manera no oficial, como la nueva jefa de la firma G.H. Vaughan, pero, lejos de mostrarse feliz, Blossom parecía hundida en un mar de dudas y emociones encontradas.-¿Qué te sucede, Blossom? -le pregunté con genuina preocupación. Quería entenderla, pero no estaba seguro de si este era el momento adecuado para hablar de lo que había entre nosotros-. Puede que no sea el mejor instante, con todo esto de convertirt
BlossomEran las tres de la tarde cuando llegué a la casa de mi madre. O al menos, esa era la palabra que usaba para referirse a ella. En realidad, nunca había sido madre para mí. Mi mente me decía que no debía entrar, que lo mejor sería no involucrarme, pero no pude resistir. Había algo en mí que todavía esperaba, de alguna forma, que todo fuera diferente. Que en algún momento, Ciara Wright, la mujer que me dio la vida, se preocuparía por mí como madre. Pero esa esperanza, como siempre, era ingenua.Al llegar, vi su figura a través de la ventana. El cabello oscuro y cuidadosamente arreglado, el rostro sin arrugas, siempre impecable. Siempre distante. No era difícil imaginar que su vida estaba perfecta, mientras yo luchaba con las piezas rotas de la mía.Golpeé la puerta con suavidad, sabiendo que no me abriría con entusiasmo, pero esperaba al menos algo que se pareciera a una bienvenida. La puerta se abrió lentamente, y la mirada que me dio no era de sorpresa, sino de simple reconoci
EdrikDesde que decidí invitar a Blossom a mi apartamento, no pude evitar sentir una mezcla de anticipación y nerviosismo. No era común para mí abrirme tanto con alguien, y mucho menos mostrarme vulnerable. Pero con ella era diferente. Cada momento a su lado se sentía tan natural, tan cómodo, que me olvidaba de las barreras que normalmente mantenía bien altas. Esta noche, quería que fuera especial. Quería que ella sintiera lo que yo sentía por ella: algo profundo, algo verdadero.Cuando sonó el timbre, mi corazón dio un pequeño salto. Me acerqué a la puerta y, al abrirla, no pude evitar sonreír al ver su rostro iluminado por la luz suave del pasillo. Llevaba un vestido sencillo, pero perfecto, con un corte que le caía a la perfección y la hacía lucir aún más impresionante de lo que recordaba. Sus ojos se encontraron con los míos y, por un instante, todo en el mundo pareció detenerse.-Hola -dije, mi voz un poco más grave de lo normal.-Hola -respondió ella, sonriendo tímidamente, como