Capítulo 2

Blossom.

Siento como si todos estos años no hubieran pasado, el volver a ver a Edrik Maxwell me ha revuelto miles de emociones que creí que ni existían ya. Su regreso me está consumiendo.

—Gracias por invitarme a cenar, Karina. Hoy no tengo cabeza para nada —suspiré mientras le daba un abrazo. Karina es la esposa de mi hermano Kasper, y fue su novia desde una edad muy temprana. Ella siempre lucía una brillante sonrisa en el rostro, aunque la vida jamás la haya tratado como se merece. Luego de lavarme las manos, nos sentamos en el comedor para cenar.

—¿Culpa de los asuntos de la firma? —Cuestionó, sirviendo la cena solo para las dos. Kasper tuvo que quedarse en la firma para presentar su trabajo y la hija de ambos, Hyacinth, una pequeña de cinco años, ya se encontraba durmiendo puesto que era más de las diez de la noche.

—Mi padre y sus locuras, no comprendo la razón por la que se atrevió a dejar la empresa a mí cargo. Todos dicen que soy una muy buena abogada y que confían en mis capacidades, pero...

—Blossom, por una vez en tu vida deberías dejar de desconfiar de tus capacidades —frunció el ceño—. Eres excelente en lo que haces, y ya quisieran muchos ser la persona que eres, confío en que harás este trabajo como se debe y también, creo ciegamente que vas a convertirte en la jefa de la firma más rápido de lo que canta un gallo. Solo haz lo que siempre haces en la empresa, recordando que ahora puedes aprobar o no aquellas decisiones con las que no estuviste de acuerdo en el pasado. Es un punto a tu favor.

—Siempre sabes que decir —reí, empezando a comer la deliciosa pasta carbonara que ella preparó para la familia—. ¿Cómo va el trabajo?

—Amo mi trabajo tanto que ni siquiera lo considero como un trabajo, me divierto haciéndolo y me ayuda a liberarme del estrés —me respondió—. Pertenecer a esta familia y estar envueltos en asuntos de la firma todos los días es agotador mentalmente, espero que no malentiendas lo que quiero decir.

—Te entiendo Karina, aunque adoro a mi familia...La firma tiende a agotarme por completo cada día y tú nos ayudas en muchas cosas cuando te es factible, cuidas a Hyacinth y ayudas a Nathaniel cuando él lo necesita, soportas a Kasper que ya es suficiente para cualquiera —esto último lo dije a manera de broma causando una gran sonrisa en el rostro de ella.

—Kasper es el amor de mi vida al igual que mi hija, y Nathaniel es como mi segundo hijo...Sé a la perfección que ya es un adulto que está estudiando en la universidad y que no necesita de nuestros cuidados, solo que prácticamente lo he visto crecer.

—Eres como una madre para mi hermanito, es cierto.

—Blossom, solo quiero preguntar...¿Piensas tener hijos en algún momento? Tal vez no ahora, no obstante, tenerlos en el momento adecuado para ti —cuestionó.

—Quiero tener hijos, pero, no con Harding —en cuanto confesé aquello, ella se atragantó y tuvo que tomar un vaso de agua lo más rápido posible. A todos le sorprendería que no deseara tener hijos con Harding, mi actual pareja y con quien he compartido más de dos años de mi vida. Puede que me he haya hartado de la relación, o que solo se haya convertido en una costumbre.

—Disculpa Blossom, no lo entiendo...—suspiró, consternada por lo que acababa de escuchar.

—No sé si todavía sigo enamorada de Harding o todo se debe a su m*****a indiferencia —no importa cuan enamorada siga estando de Edrik Maxwell y como eso está comenzando a afectar mi vida al solo imaginar que tendré que volver a verlo día tras día, fingiendo que es un desconocido para mí y que su simple presencia no altera todos mis sentidos—. Ya no salimos a nuestras citas de los viernes por la noche, ya no celebramos los meses que cumplimos juntos el seis de cada mes, ya no se encarga de enviarme rosas cada semana a casa y ya ni siquiera nos besamos...Debería ponerle un fin a esa relación apenas tenga la mínima oportunidad, sino lo he hecho es porque me preocupa lo que digan mis padres.

—Si esa relación con Harding no te está haciendo ningún bien en lo absoluto, deberías dejarlo de una vez por todas, qué importa lo que piensen tus padres...Harding no es el primer ni el último hombre en este mundo y no vas a morir de amor si ya no estás enamorada. Voy a apoyarte sea lo que sea que decidas —se acercó a abrazarme—. Lo que debe importarte es que seas feliz y si ese hombre no te está dando felicidad, puede irse a la m****a.

—¿Sabes que siempre has sido el mayor apoyo que he tenido en la vida? —Los ojos se me llenaron de lágrimas. Puede que tenga una relación muy buena con cada uno de mis hermanos y mis padres, en especial con Isobel, sin embargo, Karina es la persona más pura que he tenido el honor de conocer y nunca me ha hecho daño.

—Sabes que quiero lo mejor para ti, y no me importa si nadie está de acuerdo con las decisiones que tomas a veces, me encargaré que nadie te falte al respeto ni una sola vez...Y si me permites ser del todo honesta, Harding no te llega ni a los talones —ella sabe cómo hacer que me sienta mejor sin duda alguna. Estuve en casa de Karina hasta casi medianoche y entonces comencé mi camino de retorno a casa.

Aun vivía con mis padres y con Nathaniel, mi hermano menor de diecinueve años, puesto que en realidad odiaba la soledad. Jamás me ha gustado estar sola, así que a diferencia de Kasper, que se fue de casa para vivir con Karina y formar una familia e Isobel, quien deseaba tener un bonito departamento para ella sola, no fui capaz de dejar la casa de mis padres y admito que adoraba compartir con mi hermanito.

Llegué a casa, y encontré a Nathaniel estudiando en el comedor. Normalmente solía estar en su dormitorio como todos los demás, pero, ahora que no hay nadie en casa, nada puede interrumpirte en lo absoluto.

—Buenas noches, Nate —acostumbraba a usar el mismo apodo para él desde hace varios años atrás. Me acerqué a besar su mejilla con cariño. —¿Todavía te falta mucho para terminar?

—Necesito terminar de estudiar para mi examen de anatomía, aun faltan dos días, solo que quiero estar preparado para ello...No me esperes Blossom, probablemente debes estar muy cansada y será mejor que te vayas a dormir.

—Supongo que ya te habrás enterado de que papá me dejó la empresa a cargo y mencionó que, si cumplo con el trabajo de la manera idónea, me convertiré en la jefa de la firma —rodé los ojos.

—Isobel me lo contó hace unas horas, no diré que papá se ha vuelto loco porque todos confían en tu trabajo...Y sé que todos tienen un talento innato para las leyes en esta familia, no obstante, nadie lo hace como tú. No dudes de lo que puedes hacer si te lo propones, y ya, deja de darle tantas vueltas al asunto. Vete a dormir, que yo lo haré muy pronto.

—Tienes razón, qué descanses Nate —me despedí de él al mismo tiempo que suspiraba con pesadez.

Me encerré en mi habitación y me recosté en la cama luego de haberme quitado los tacones.

Creo que la vida me está sorprendiendo de una forma que jamás imaginé.

Volver a ver a Edrik Maxwell provocó un remolino de emociones en mi corazón. Pensé que mi alma ya había olvidado lo que sucedió esa noche de hace cuatro años, que eso no fue más que el resultado de un par de jóvenes que estaban bajo el efecto del alcohol y que se dejaron llevar por las emociones que atravesaban por sus cuerpos...

Esa es una completa mentira.

Lo que sucedió entre ambos no fue por los efectos del alcohol, sin embargo, sí dejamos que las emociones nos llevaran a actuar de maneras que nunca imaginamos.

Al final de todo, el amor no es más que eso.

—Bueno, pues parece que Edrik Maxwell no te ha quitado los ojos de encima en toda la noche...—Ashley me susurró al oído mientras yo bebía un poco de mi mojito.

—¿Edrik? —Interrogué. Estaba claro que sabía quién era él; el popular chico de la facultad que le gustaba a todas por su sonrisa despampanante. Era un hombre joven, que desprendía un enorme atractivo y además era exquisitamente inteligente. Y como él deseaba estudiar derecho al igual que yo, las chicas lo veían como un muy buen partido. El cuerpo entero se me estremeció en cuanto noté que él estaba viéndome como un cazador mira a su presa, y lo único que pude hacer fue reír—Parece que sí está mirando, vaya casualidad... ¿Debería hacer algo al respecto?

—Ha estado viéndote como si deseara comerte durante toda la fiesta, así que no veo que haya una razón por la que no debas acercarte a ver qué quiere. No pierdes nada...—mi amiga aconsejó, y lo que pude hacer fue seguir bebiendo un poco de la copa de tequila que tenía en la mano.

—Claro, lo que perdería sería mi dignidad...—evidentemente si me acercaba él iba a darse cuenta de que al igual que las otras chicas, me encontraba interesada en él—Y aunque me acercara, nada cambiará.

—¿No te han dicho alguna vez que no deberías tentar al destino, Blossom? —Ashley cuestionó mientras soltaba una pequeña risa y observaba algo, por pura casualidad, me atreví a dar la vuelta y cuando vi lo que estaba sucediendo solo deseé que me tragara la tierra.

Edrik Maxwell se estaba acercando hacia mí, y en cuanto iba a decírselo a Ashley, ella había desaparecido de mi vista.

Qué buena amiga.

—¿Por qué estás tan sola Blossom Vaughan? —Susurró en mi oído, y a pesar que yo no lo entendí de inmediato, mi corazón comenzó a latir con mucha más fuerza y me mordí el labio en un intento de controlar mi nerviosismo.

—Edrik...—no pude responder nada más.

—¿Te comió la lengua el gato? Porque no recuerdo una sola ocasión en la que no hayas dicho nada, digamos que nunca te callas...Sin embargo, eso es lo que más me gusta de ti —sin pudor alguno, simplemente su mano se posó en mi mejilla y comenzó a acariciarla.

—¿Qué estás intentando hacer, Edrik? —Me atreví a enfrentarlo, mirándolo a los ojos—Ni siquiera somos amigos, y eso si apenas somos compañeros de universidad, no obstante, estás aquí buscando tener un poco de cercanía conmigo...¿Qué ha cambiado de repente?

—Ha cambiado el hecho de que mi corazón ya no puede soportar ni un solo minuto más todo lo que he estado sintiendo por ti desde el primer momento en que te vi...—todo pasó tan rápido que no pude siquiera reaccionar. Sus labios atraparon los míos en un par de segundos, y yo fui tan descarada como para corresponder a su acción. Quizás si estaba enamorada de él y acababa de darme cuenta al escuchar su confesión—Y no sé si tú sientes lo mismo o si esto es fácil para ti, pero, déjame quererte como lo mereces y te prometo que nunca nada va a hacerte falta.

—Yo...También siento lo mismo...—sonreí sin más volviendo a besarlo aún con más fuerza.

Todo sucedió demasiado pronto, sin embargo, solo vivimos una vez y no pensaba negarme a querer a ese hombre. No obstante, cuando somos jóvenes creemos que nunca nada va a llegar a su fin, y nuestro amor terminó mucho más pronto de lo que creí.

Ninguno de los dos fue valiente para enfrentar sus sentimientos y continuar adelante.

Ninguno supo aceptar lo que sucedía entre los dos.

Y por actuar como unos cobardes, lo perdimos todo en el intento de salvarnos.

Dejamos de amarnos, o al menos eso nos dijimos a nosotros mismos durante años.

Y ahora que volvimos a vernos, parece que nada ha cambiado.

Solo deseo que esto no ponga mi mundo de cabeza.

Solo deseo no volverme loca con su compañía.

Y muy en el fondo de mi corazón, espero que él no se haya olvidado de mí.

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